CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO
Hermosillo, Sonora
Estimados Amigos:
Ante la grave paralización del país y el extravío de nuestros líderes, más que sentir optimismo, debemos seriamente preocuparnos por este 2007 que ya nos asecha amenazante. Pienso ha llegado la hora de seriamente revisar nuestra triste historia…….para cambiarla.
Uno de los hombres que yo más he admirado, fue mi tío Gilberto Valenzuela, el número dos en la lista de 16 hermanos sahuaripeños en la cual mi padre era el 15. Siendo unos 20 años mayor que mi padre quien perdiera al suyo poco después de nacer, durante toda su vida fungió como el símbolo que forjara sus valores, su personalidad y su conducta, la función más importante de un verdadero padre. Ello me afectaría directamente pues la responsabilidad de ser su hijo, en muchas ocasiones se convirtió en una carga demasiado pesada la cual, con humildad acepto, a veces no pude sostener.
Recién graduado del Tec de Monterrey, decidí iniciar mi vida profesional en la ciudad de México lo cual me daría la oportunidad de vivir una experiencia que hasta hoy, ya en el camino hacia esa etapa vital de profunda reflexión, realmente la he llegado a entender y apreciar. En los años que estuve en la capital del país, tuve la fortuna de establecer una relación especial con mi tío que me llevó a reunirme con él cada vez que había oportunidad y siendo un hombre generoso, lo fue también con su tiempo para conmigo.
Las reuniones se iniciaron como un especie de obligación impuesta por mi padre de visitar al tío, cuando también me aconsejaba algo que el principio me parecía tedioso—el tomar nota de todos los temas tratados en esos encuentros. Sin embargo, después del primero y a medida que avanzaban, más increíble me parecía la aventura al escuchar a este hombre tan sabio. Nos reuníamos en de su casa casi cada semana, y los encuentros se extenderían por un periodo de tres años. Los temas que se exponían iban desde la propia vida del tío, que se asemejaba a una película, pasando por la historia, sociología, filosofía, politica y, un tema que mi tío dominaba como el mejor y a mi me apasionaba; economía.
Dejé la ciudad de México a mediados de los años 70 cargado con decenas de hojas manuscritas producto de nuestras reuniones. Pero luego me sumergía en un mundo diferente, el de logros materiales, los títulos, los aplausos y las hojas con el material del tío Gilberto, quedaban archivadas en algún mueble del rincón de los olvidos. Pero como dijo el poeta; avive el alma y despierte, hace un par de años, inquieto me di a la búsqueda de las preciadas minutas y al encontrarme con la frustración de no dar con ellas, llegué a pensar que las había extraviado, al igual que muchos otros tesoros perdidos durante mi azarosa vida.
Hace unos meses, creo haberme sentido igual que Colón cuando descubriera el nuevo mundo. En el almacén de una casa deshabitada y luego de absorber el polvo de tantos años, encontraba tan preciado tesoro. Después de casi 30 años, de nuevo estaban ante mí las notas emanadas del pensamiento de Gilberto Valenzuela. Luego de extraer los documentos e iniciar su lectura, me parecía imposible aceptar que fuera algo producido por mí. A medida que avanzaba mi rencuentro con Don Gilberto, su contenido producía algo semejante a bellas notas musicales que me arrullaban, pero también avivaban mi conciencia y sentía se corría un nebuloso velo de mi vista.
Me ha tomado tiempo de nuevo leer y asimilar los viejos apuntes, pero hoy puedo entender infinidad de cosas que me han obsesionado durante toda mi vida, han provocado grandes frustraciones y, sobre todo, me han impedido el hacer aportaciones cuando me inmovilizaban. Entiendo mejor la historia de México y cómo hemos llegado al destino que hoy día nos zarandea. Entiendo en qué parte del camino se desrieló la cultura libertaria que invadía nuestro país en el siglo XIX. Cultura que promovía Hidalgo fuera lector de Locke, Rousseau, Montesquieu, Jefferson y demás liberales del pasado. Por ello, la ejecución de Miguel Hidalgo no solo cegaba su vida, cegaba también la verdadera independencia de Mexico tanto que, se paría la caricatura de un imperio y se gestaba nuestro calvario de los últimos casi 200 años.
Entiendo mejor la lucha de conservadores contra liberales; entiendo cómo se modificó el liberalismo de Porfirio Diaz a su imagen y semejanza y, sobre todo, por qué. Entiendo donde quedaron tirados los principios liberales de Madero y Obregón. Entiendo que, aun cuando Zapata despreciara el ejido, se instalara como el símbolo más insultante de su fallida y deforme revolución. Pero, sobre todo, ahora con gran claridad veo la infame telaraña que tejieron los revolucionarios para mantener al país secuestrado, y más entiendo que mi tío Gilberto, habiendo sido el autor del Plan de Agua Prieta, nunca hubiera aceptado ser miembro del PRI en su colapso con Calles.
Ahora entiendo el que un hombre de la mente, de los logros y de la limpieza de Gilberto Valenzuela, se le ignore no sólo en la historia de Mexico, sino en la de su propio estado, que en fin, fue el gran “enemigo de la revolución” al rebelarse contra Calles en su Plan Hermosillo y, aun cuando fracasara en su intento de rescatar la patria de la ruta que nos llevó a ésta encrucijada, con esa visión profética que lo caracterizaba, muy claramente dibujó el futuro de Mexico….que hoy se ha convertido en nuestro devorador presente, y lo mas triste, no se mira algún mecánico que destrabe la oxidada maquinaria.
Intento compartir estos viejos apuntes con mis amigos en una serie de escritos que, debelarán el pensamiento de uno de los grandes liberales sonorenses; Gilberto Valenzuela. Hoy sólo les entrego un anticipo con la entrada del Plan Hermosillo que, en mis notas aparece como una de las frases favoritas de Don Gilberto:
“Tengo que exhibir las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista en las filas de quienes propugnamos por una era mejor. Una era sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado la industria, sin una política económica que consista únicamente en reducción de sueldos de míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas en Anzures y en el fraccionamiento Hipódromo.”
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé con voz alta a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución.”
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, libre para obrar de acuerdo con nuestras leyes conquistadas a costa de tantos sacrificios!
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Por un nuevo año de logros y, finalmente, en la libertad
Ricardo Valenzuela
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO
Ricardo Valenzuela
Cuando iniciaba mi carrera profesional, en la década de los años 70, tuve la fortuna de que a las escasas dos semanas de haber arribado a la ciudad de Mexico, mi padre hiciera un viaje de negocios a la misma y, muy a su estilo, desde nuestro encuentro en el aeropuerto me giraba instrucciones del plan que había ya confeccionado el cual obviamente me incluía, pero con la flexibilidad de permitirme algún tiempo libre pues me encontraba en esos momentos dedicado a las entrevistas de mi primer trabajo.
El motivo de la excursión de mi padre, era el llevar a cabo el pago de la extorsión anual al entonces Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, para de esa forma evitar las invasiones de nuestros ranchos ganaderos que, como la mafia siciliana, eran promovidas por batallones de líderes campesinos en su nómina si alguien no cumplía con el ritual. Ya en años anteriores, siguiendo uno de los principios revolucionarios de la reforma agraria, habíamos sido despojados de más de 20,000 hectáreas.
El plan incluía visitar su hermano, el tío Gilberto, quien siendo más de 20 años mayor había ocupado el lugar de su padre cuando mi abuelo prematuramente falleciera. Siendo un fiestero joven que iniciaba la tercera década de su vida, no me entusiasmó la idea, pero luego de recordar los impactantes encuentros con ese hombre en años anteriores, me pareció que algo realmente interesante me aguardaba. Mexico despedía la década de los años 60 y aun cuando su economía era un ejemplo de estabilidad bajo el comando del tiránico Diaz Ordaz, en el recipiente se iniciaba ya el hervido de un potaje que marcaría para siempre al país.
Después del episodio de la matanza de Tlatelolco, los mexicanos ahora miraban con esperanza hacia el candidato recién revelado por el partido de gobierno; Luis Echeverría; Un oscuro burócrata de profesión quien ocupaba la Secretaria de Gobernación, habiéndola escalado en medio de una nube de misterio y grises desempeños. Echeverría era un político joven quien, desde al momento de su “destape,” había sufrido una transformación de ser un hombre seco y desagradable, al de una persona cuyo perfil se develaba como alguien que tenia urgencia por hablar, lo cual hacia como un gran torrente desorganizado y sin dirección.
Al dia siguiente, mi padre y yo esperábamos al tío Gilberto. Nunca pensé sería el inicio de algo que marcaría mi vida. El tío llegaba al hotel con una puntualidad inglesa y, luego de que el chofer estacionara el auto, para mi fue sorpresa ver como aquel hombre, ya rayando los 80 años de edad, sale del mismo con gran agilidad para luego abrazar a mi padre con gran cariño. Voltea hacia mí sonriendo para afirmar; a este muchacho parece que lo fertilizaron, cuando también cariñosamente me abraza. Minutos después transitábamos las calles de la ciudad hacia su casa de Sierra Candela en las lomas de Chapultepec.
El hijo mayor del tío, también del mismo nombre, en esos momentos ocupaba la Secretaria de Obras Públicas en la administración de Diaz Ordaz, y él lo expresaba con orgullo. Media hora después, hacíamos la entrada a su casa donde su esposa de toda la vida, la tía Sofía, nos recibe con muestras de gran afecto, sobre todo para mi padre, a quien ella también consideraba como otro mas de sus hijos. Nos pasan a una pequeña salita y nos ofrecen un aperitivo para antes de la comida.
Luego de que mi padre y su hermano se pusieran al dia con todas las noticias de la familia, recordar algunas de sus historias en Europa y mi tío hacer añoranzas de Sahuaripa, me pregunta; y tu hijo, ¿Qué andas haciendo por estos rumbos? Me vine a buscar nuevos horizontes aquí en la ciudad de Mexico, le respondo. Ante sus genuinos interrogatorios, le explico que mi intención era ser banquero y pensaba que la mejor forma de iniciar era en esa ciudad. Le explico también, cómo ya me entrevistaba con algunos bancos en la ciudad. Al final del informe el tío me dice, “pues espero que te contraten en el Banco de Comercio, es el mejor banco del país.”
De inmediato pasa a tu tema favorito; la política y afirma. No me gusta lo que estoy escuchando de ese muchacho que destaparon para la presidencia. ¿Que es lo que no te gusta? Le inquiere mi padre. Nada, responde tajante el tío. Me da la impresión de ser un hombre superficial, pero lo que más me preocupa, es que sus mensajes revelan lo que me parece gran amargura contra algo o alguien, que no puedo entender. Me parece un hombre desbocado que no está siguiendo la disciplina que los priistas han manejado siempre como su evangelio. Y no lo hace porque sea un nuevo reformista, me parece que es torpe y su mensaje lo interpreto como una capirotada de Cárdenas y Toledano, pero con la autocracia Callista y Porfirista.
Continúa; Vivimos en un mundo peligroso hoy dia. Tenemos en puerta un grave enfrentamiento entre dos corrientes muy diferentes; el comunismo que cada dia avanza a mas velocidad, y lo que ahora representa los EU, que es algo que yo ya no entiendo. Las ideas liberales que le dieron vida a ese país, se han estado abandonando y emerge un estado cada vez más poderoso desplazando a la sociedad civil. México, después de 40 años de era post revolucionaria, no ha logrado identificación y mucho menos lo que tanto se buscaba, progreso, en primer lugar, y la famosa democracia. Y este hombre me da la impresión de que no entiende su alrededor y habla y actúa como si fuera un Mesías con soluciones que, ante sus mensajes, asoman una grave luz de alarma.
Con una visión casi profética procede ahora el tío: Creo que este hombre como presidente va a ser algo incontrolable y con un sistema que de por si, les entrega un peligroso poder, Echeverría lo va a llevar a extremos que ni nos imaginamos. Pienso que es un hombre a quien la autocracia lo seduce y atrae más que a Calles. Luego de disfrutar una exquisita comida, de nuevo nos estacionábamos en la bella salita. El tío continuaba expresando sus preocupaciones por el futuro del país.
Llega el momento de retirarnos y estos hombres al despedirse se funden en un abrazo, como presagiando que ya no se volverían a ver. El tío entonces me dirige la mirada y me dice: Quiero que vengas a visitarme seguido, no te me pierdas. Claro le digo, se lo prometo. El chofer ahora nos regresaba al hotel y es cuando mi padre me pide: Ve seguido a ver a Gilberto y otra cosa, en las conversaciones que tengas con él, toma notas, pues algún dia te van a servir. Pero ¿para qué? Le pregunto confundido. Me responde; Gilberto fue una de las mentes más brillantes de la revolución, uno de sus grandes ideólogos y una de sus grandes frustraciones, es que los postulados con los que se peleó y por los cuales tanta gente dio la vida, no se han cumplido.
Siguiendo el consejo de mi padre, durante los tres años que viví en la ciudad de México, tuve una serie de reuniones con mi tío casi con frecuencia semanal, de las cuales siempre tomaba nota. Al abandonar la ciudad en mi regreso a Hermosillo, fui a despedirme. Como siempre, me recibía con gran gusto y luego de explicarle mis planes, iniciamos la despedida cuando me pregunta; ¿Qué piensas hacer con las notas que tomabas? No lo tengo claro, le respondo, pero se que las voy a dar a conocer a los mexicanos del futuro.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO II
Ricardo Valenzuela
Inicié las visitas a casa de mi tío, aunque durante las primeras, con el nerviosismo de todavía no haber asegurado un trabajo que me interesara, me resultaba difícil el concentrarme y aprovechar de esa forma los torrentes de sabiduría de ese gran hombre. Sin embrago, como el mismo Don Gilberto lo develara, finalmente Banco de Comercio me daba la oportunidad, no solo de un trabajo, sino de pasar a formar parte de las filas de su grupo elite conocido como; Desarrollo de Ejecutivos. Con esa noticia me presenté a la siguiente reunión la cual mi tío recibía con alegría pero como el mismo lo manifestaba con su; lo sabía—sin sorpresa.
Cuéntame de tu vida en Sahuaripa tío, le pido esa tarde. Me mira con algo de sorpresa e inicia. Mira hijo, me dice, yo nací a finales del siglo pasado en un Mexico totalmente controlado por el Porfirismo después de largas guerras que azotaron al país durante todo el siglo XIX. Nuestra guerra de independencia fue muy diferente a la de de los EU y, queramos o no, somos vecinos y siempre existirán las comparaciones de ambos bandos, los que admiran y los que odian a ese país. Porfirio Diaz llegaba al poder luego de años de caos y desorden, de invasiones de parte de Francia, los mismos EU, de una bacanal politica que llevó a Santana a ocupar la presidencia durante 11 veces y, ya sabemos, a perder la mitad del territorio.
La revolución de independencia de los EU, la iniciaron hombres totalmente convencidos de las ideas liberales que se expandían en Inglaterra desde el siglo XVII, pero con gran resistencia de parte de las monarquías del mundo y, en especial, de parte de la iglesia católica. Inglaterra había permitido que sus colonias se desarrollaran con gran autonomía en un experimento que el mundo entero observaba con gran curiosidad. Inglaterra, a diferencia de España, no había transplantado la monarquía a sus colonias sentando un campo fértil para esas ideas liberales. Cuando Miguel Hidalgo iniciaba los movimientos rebeldes de independencia, era ya un gran admirador de Jefferson y con voracidad leía a Rosseau, Locke, Montesquieu e inclusive, Adam Smith.
Para entender mejor la exposición de mi tío expreso lo siguiente: Es importante definir el entorno ideológico político de México tan diferente al de los EU y, sobre todo, el por qué. Uno de los primeros antecedentes de lo que luego se convirtiera en el populismo revuelto con proteccionismo, fueron las famosas Treinta Proposiciones Jurídicas de Fray Bartolomé de las Casas en 1552. Siendo el gran protector de los indios, nos daba un atisbo de la Teología de la Liberación de la Nueva España pues de ello nace la leyenda negra de la conquista. Ello seria el inicio del luego nacionalismo revolucionario que, en opinión de muchos, le ha cerrado las puertas al progreso del país.
Es decir, en lugar de cómo rezara la Constitución de los EU; Dios creo a todos lo hombres iguales, nosotros lo negábamos pidiendo protección y tratamiento especial para algunos lo cual, tal vez en esos momentos era algo válido, pero al haberse extendido a un esquema de un tipo de desigualdad aun mas cruel cuando, un pequeño grupo se adueñaba de la riqueza y después, con gran espíritu cristiano, decidían tirar migajas a esos desprotegidos en lugar de incluirlos en las oportunidades, sentaba las bases para el “nacionalismo revolucionario.”
Continúa don Gilberto; Hidalgo, prácticamente victorioso y a punto de tomar la ciudad de México con un ejército de campesinos hirviendo en odio contra las clases privilegiadas, cometía su gran error. Temiendo el saqueo y destrucción que eso provocaría, vacilaba cambiando su estrategia. Inició así una retirada que luego le costara no solo la derrota de su movimiento, sino el juicio de la sagrada inquisición y, finalmente, el ser ejecutado por el gobierno virreinal. Con la muerte de Hidalgo, morían también esas ideas liberales que ya le daban vida a los EU y, al continuar la lucha con Iturbide al frente hasta la victoria final, se iniciaba el cuento de nunca acabar: Esa enfermiza lucha de poder. Iturbide decide coronarse Emperador renegando de los principios liberales de la independencia.
A ese punto lo interrumpo. Oye tío; me describes un liberalismo muy diferente al que yo conocí en las clases de historia. ¿Estudiaste en colegio católico? Me pregunta. Si claro, le respondo. Bueno ahí tenemos el primer problema, me revira. La iglesia le declaró la guerra el liberalismo y no el liberalismo a la iglesia. En España y todas sus colonias, la iglesia y el estado vivían en una íntima sociedad para controlar sus pueblos en los cuales, la religión católica era única y obligatoria, y uno de los principios liberales es precisamente la libertad de culto. El otro, la separación de iglesia y estado. El liberalismo no es antirreligioso, pero en Mexico lo convirtieron anticatólico. El principio que le daba vida y expresado muy claramente, eran los derechos naturales del hombre heredados de Dios y, por lo mismo, superiores y anteriores al estado. Ello creaba la oposición al mandato divino de los monarcas.
Iturbide al ser coronado Emperador, surge esa figura mítica de Antonio Lopez de Santana para de inmediato derrumbar el novel imperio. A partir de esos momentos, se inicia una etapa vergonzosa en la cual, conservadores y liberales se disputan el poder en sangrientas guerras. Los conservadores luego en un acto de desafió, deciden importar a Maximiliano y establecer un nuevo imperio. Cuando Juarez los derrota, con ayuda de Don Porfirio, era ya tanto el odio entre los dos grupos que, de forma sádica, arremete contra la iglesia violando principios liberales básicos como; el de respeto a la propiedad al expropiar sus bienes; el de libertad de culto, cuando les establece una serie de límites a sus actividades y expulsa a cantidad de sus religiosos. Ahora, es importante tener en mente que la iglesia católica, en esos momentos, prácticamente controlaba la economía del país y era propietaria de bancos, negocios, el 60% de la tierra etc.
En esos años, fue cuando el liberalismo en Mexico se confundió con ese fervor antirreligioso que no es parte de su filosofía. El siglo XIX corría con velocidad, y la revolución industrial se expandía por todos los países que abrazaban el verdadero liberalismo creando enorme riqueza, mientras en Mexico nos hundíamos en luchas intestinas por el poder. Aun con el regreso de Juarez a la presidencia, luego de la ejecución de Maximiliano, el país seguía en un estado de zozobra y guerra, hasta que finalmente llega Porfirio Diaz y lo pacifica. Díaz era liberal, no hay duda. De lo que hay duda, es cómo es que su estilo tan personal de liberalismo se desarrolló.
En los EU ya se desarrollaban los mercados, instituciones, un sistema judicial autónomo, su sociedad civil, un sistema bancario y, desde su nacimiento; la declaración de independencia, su llamado “Bill of Rights” y su Constitución. Desarrollaban una cultura de trabajo y recompensa con oportunidad para todos que Jefferson bautizara como Meritocracia. México, en esos momentos, era cincelado por ideas como: El fatalismo; la vida es moldeada por fuerzas fuera de nuestro control. La herencia; la escalera social se estructura siendo parte del grupo privilegiado por nacimiento. La dignidad; la persona tiene valor independientemente de derechos, iniciativa, esfuerzo, o igualdad de oportunidades. La superioridad del hombre sobre la mujer con sus derivados del machismo y paternalismo.
Ante ese panorama, Porfirio Díaz desde el famoso grito de Gabino Barrera y con base al positivismo de Compte, dibujaba un liberalismo especial con un estado fuerte e interventor, que luego lo harían igualitario. Es decir, Diaz pensaba que los mexicanos no estábamos listos, preparados, ni queríamos decidir nuestro propio destino. Carecíamos de los ingredientes básicos como; capital, educación, instituciones, mercados, un sistema judicial, la sociedad civil. Luego, él mismo se identificaba como el único que podía llevar al país de la mano hasta su vida adulta y, por ello, se apolillaba en el poder a pesar ya inclusive de su edad.
El mismo Díaz declaraba con sorna: “En los EU la democracia funciona porque, una vez que el presidente es electo, todos se suman y lo apoyan. En México todos se suman de inmediato, para quitarlo.”
Ese era el entorno que rodeaba mi vida en Sahuaripa, un pueblo alejado de la civilización en lo alto de la sierra. Mi padre era un hombre que, a pesar de haber admirado a Díaz, se había convertido en miembro de organizaciones antireleccionistas que pensaban muy diferente. El que México estaba listo para la democracia y para asumir al timón de su nave. Desde muy chamaco absorbí esas ideas y me fui formando, no tanto antireelecionista, sino como un demócrata muy influido por el Prof. Vieyra, un gran liberal que arribara al pueblo para hacerse cargo de la secundaria. Con ese cargamento fue que partí a continuar mis estudios en Guadalajara en 1908.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO III
Ricardo Valenzuela
Pasó la primera semana, después de mi reunión con el tío Gilberto, y se me hacia eterna para que, transcurriendo los días, llegara la fecha de la siguiente puesto que se había iniciado mi fascinación con ese hombre que se develaba ante mi. Así me presento a la siguiente y luego que la tía Sofía nos acomodara en su salita preferida, nos surtiera de café y galletas, inicia Don Gilberto:
En 1908, me encontraba ya en Guadalajara cursando la preparatoria que en esos años constaba de cinco. Para 1911, iniciaba ya la carrera de leyes cuando Madero tomaba posesión de la presidencia, después de la renuncia de Porfirio Diaz expresando no querer derramar la sangre de los mexicanos. Pero don Porfirio nunca imaginó el baño que esperaba al país. En un viaje que hice a la capital del país, me movió a inscribirme en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y así continuar allá mi carrera. Tuve la fortuna de ser alumno de Antonio Caso, a quien le debo en gran parte mi amor por el estado de derecho.
Sin embargo, aun después de la toma de posesión de Madero como Presidente, la efervescencia politica del país continuaba y los estudiantes tomábamos parte, lo cual desembocó en una huelga que preparamos en la facultad. El Director de la escuela de Jurisprudencia era don Luis Cabrera, quien luego jugara importante papel al estructurar la nueva Constitución de 1917. El haber participado en la huelga, me valió la expulsión de parte de Cabrera, por lo que tuve que regresar a Guadalajara en 1912 y poder así continuar mis estudios.
Se iniciaba la sangrienta lucha que Porfirio Diaz había tratado de evitar, cuando el traidor, Victoriano Huerta, asesinara al presidente Madero usurpando la presidencia. En ese momento lo interrumpo. Entonces tío; ¿Qué fue realmente la revolución Mexicana? Buena pregunta me revira. Fue un movimiento con un sólo propósito claro; sacar a Porfirio Diaz de la presidencia. Ahora, Madero era liberal y estaba de acuerdo con muchas de las acciones y postulados de Don Porfirio, pero el mundo en esos momentos sufría una congestión ideológica que convirtió al movimiento en un ente sin pies ni cabeza.
Madero ya en la presidencia, con su sueño de llevar todo por los causes legales pero, sobre todo, porque no había material, era incapaz de dar soluciones a los problemas que gente impaciente exigía. México, al no participar en la revolución industrial, era un país todavía en la etapa de la agricultura y por ello, la tierra era la gran demanda de la población. Los grandes latifundios que existían, como el de las 2,000,000 de hectáreas de Luis Terrazas en Chihuahua, no se habían formado precisamente bajo los dictados del mercado. Era todavía rasgos de la economía feudal herencia de la colonia. Pero tampoco existía un marco legal, instituciones, mercados, talento empresarial, infraestructura para llevar a cabo una verdadera reforma agraria de forma veloz.
Cuando el país se le empieza a desmoronar a Madero, llegó el momento que mucha gente, y te confieso que yo entre ellos, pensamos que en algo Díaz tenia razón. El liberalismo tiene dos ángulos fundamentales que son; los mercados y la democracia. Pero para que la democracia pueda operar con eficiencia, los mercados lo deben de estar haciendo ya con todo lo que los debe respaldar: estado de derecho, prensa libre, libertad de expresión, de credo, respeto a los derechos de propiedad, balance de poderes, partidos políticos que provoquen competencia en ese campo. Nada de eso teníamos en México cuando quisimos que la democracia hiciera el milagro.
Cuando el cuartelazo de Huerta, el gobernador de Sonora, Maytorena, tuvo sus dudas de hacia donde apuntar, y fue cuando la figura de Obregón, quien entonces era Coronel, arremetió contra los huertistas en el estado y empezó a brillar su estrella que no se apagaría hasta su muerte.
Cuando el General Obregón llegaba a Guadalajara en 1914, yo presentaba los exámenes correspondientes a las materias del quinto año. Fue ahí cuando tuve la oportunidad de conocer a ese extraordinario paisano y conversar con él. Después de la primera reunión, el General me invitó a incorporarme a su Estado Mayor. Con gran pena tuve que declinar la invitación, pues debía presentar mi examen profesional, previas prácticas profesionales durante seis meses. El General lo entendió y siempre voy a recordar sus palabras: “Entiendo su sentido de responsabilidad joven Valenzuela, pero le aseguro que nuestras vidas se volverán a cruzar.”
¿Cómo era Obregón? Le pregunto ahora. Se le llena la cara de júbilo y luego de un silencio de segundos responde: era un hombre impresionante. Extremadamente inteligente y exitoso en todo lo que había emprendido. Era de familias acomodadas del estado e inclusive, inventor de algunos implementos agrícolas. Era un hombre visionario y de un valor indomable. Es uno de los muy pocos hombres que yo conocí en esa difícil época, que tenia una visión muy clara de hacia donde debería dirigirse el país. Las ideas que estaban moldeando el mundo occidental, realmente eran nuevas y el laboratorio más visible era los EU y, con ellas, ya se habían convertido en el país más rico y poderoso del mundo en menos de cien años. El lo entendía pues más que revolucionario o político…era un estadista.
Continúa: Luego de cumplir con todos los trámites, se fijó fecha para mi examen profesional Diciembre de 1914; pero días antes las tropas de Villa tomaban la ciudad de Guadalajara. Hay que recordar que, en su momento Villa y Zapata se rebelaron contra Carranza y, en un acto de locura, en su convención de Aguas Calientes lo desconocían y nombraban su propio presidente en la figura de Eulalio González. Es decir, en ese momento, México supuestamente tenía dos presidentes. Fue cuando se iniciara la etapa más sangrienta del llamado movimiento revolucionario.
Ante el ataque de Villa, tanto el gobernador como el jefe militar de la plaza, tuvieron que evacuarla. Yo había establecido buena amistad con el gobernador, Aguirre Berlanga, quien había sido mi Profesor en la clase de derecho Constitucional, por lo que tuve que esconderme mientras Villa permanecía en la ciudad. Finalmente la abandonaba con rumbo a Celaya y se me fijaba nueva fecha para mi examen para Enero de 1915. Pero para mi sorpresa, Villa regresaba a Guadalajara por lo cual, el propio gobernador me propuso presentar mi examen en ciudad Guzmán, que, ante ese caos, había sido declarada capital provisional.
Pero Villa nos seguía en la retirada hacia ciudad Guzmán, por lo que el Gral. Diégues tuvo que organizar la defensa fortificándose en la Cuesta de Sayula. Finalmente, el 17 de Febrero, en el Palacio Municipal de ciudad Guzmán, presentaba mi examen profesional ante diez sinodales, quienes eran presididos por el propio gobernador figurando entre ellos el Procurador del Estado, el Secretario de Gobierno, los magistrados del supremo tribunal de justicia. El examen duraría casi tres horas, mientras se escuchaban las detonaciones de los cañones de la batalla entre Diéguez y Villa. “Yo si recibí mi titulo profesional al sonoro rugir del cañón.”
El sistema judicial, como todo el país, era un edificio en ruinas y el presidente Carranza iniciaba un plan de rehabilitación general del mismo. Luego de ocupar algunos puestos en el nuevo sistema, estando en Tampico como organizador los tribunales militares, recibí la invitación de parte del Procurador General de Justicia de la Nación, el Lic. Ignacio Noris, para ocupar una Subprocuraduria. Pero solo unos meses después, el presidente activaba un plan para reorganizar los tribunales superiores de los estados. Entonces se me comisionó para tal labor en mi estado de Sonora, a donde me trasladé acompañado de Emilio Portes Gil, quien luego sería presidente.
El presidente Carranza, haciendo un gran esfuerzo para establecer orden en ese caos post revolucionario, nombraba Gobernador interino a don Adolfo de la Huerta para que luego convocara a elecciones. Pero con un poder concentrado durante tantos años en la figura de don Porfirio, y al tomar Madero la presidencia sin recogerlo en su totalidad, surgían los caciques estatales que lo arrebataban. En esos momentos, en Sonora, ya Plutarco Elías Calles era el hombre fuerte del estado, y lanza su candidatura a la gubernatura y como contrincante tendría a José Obregón, hermano del General.
El presidente Carranza, invita entonces a don Adolfo de la Huerta a su gabinete y, levantando gran polvadera, me nombra a mi gobernador interino cuando apenas contaba con 25 años de edad.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO IV
Ricardo Valenzuela
Hacía solo unos meses había iniciado esta aventura y la historia de mi país, como yo la conocía, se retorcía en una variedad de contorciones que me causaban una multitud de emociones irreconocibles. Mi formación se había dado alrededor de un colegio católico, cantidades de curas, una prensa amordazada, una Universidad elite, como se consideraba el Tecnológico de Monterrey, pero totalmente marchando al ritmo del establecimiento, empresarios pegados a la ubre del gobierno mercantilista y ello, me formaba un paradigma que ahora, en unas cuantas reuniones con mi tío, se derrumbaba con estruendo. La historia la deberían de escribir los filósofos, escucharía muchos años después, y mi tío sin duda era un gran filósofo.
Sin embargo, antes que filósofo, era un gran abogado y como el mismo librillo de Juan Gonzalez Alpuche que tan bien lo definiera; era un hombre que había dedicado su vida a la defensa del principio de la legalidad. Por ello, siendo abogado sufría atestiguando cómo el sistema judicial, la ley en nuestro país producto de esa revolución en busca de justicia, se utilizaba para agredir lo que supuestamente debía de proteger. Pero don Gilberto era un abogado quien, no solamente defendía la ley, luchaba por que la confección de esa ley fuera traducida en justicia, y sobre todo, en algo que los revolucionarios del mundo nunca entenderían, promoviera la tan tarareada y confusa igualdad, pero igualdad ante la ley.
Mi tío había escapado la contaminación cultural e ideológica del resto de los mexicanos, por ese gran amor a la ley y siendo la Constitución liberal de 1857 la que todavía regia los destinos de Mexico, él no sólo la respetaba, la admiraba intensamente y procuraba apasionadamente su cumplimiento, totalmente convencido de su hermoso contenido. Era el primer hombre, que yo conociera, sobreviviente de esa época de caos revolucionario, que así lo reconocía, como un verdadero caos y afirmaba con fuerza cómo era que los principios que le dieran vida el movimiento, aun cuando no bien expresados, si con claridad exhibía su estruendoso fracaso.
¿Cómo te fue en la gubernatura tan joven? Le pregunto en esta reunión. Reinicia Don Gilberto; Al minuto que don Adolfo de la Huerta partiera a Mexico, me propuse establecer un marco jurídico para que las elecciones se desarrollaran y, a través de un escrito, definía con claridad las garantías a los candidatos de orden en las elecciones, y sobre todo, imparcialidad absoluta de parte de las autoridades. Era pues mi gran oportunidad de ver en acción ese proceso democrático que le daba vida al nuevo país, después de la feroz revolución que tanta sangre derramara. Pero al General Calles no le pareció lo que yo, como gobernador, preparaba y siendo como te lo comentaba, el cacique del estado, inició una serie de hostigamientos como forma de presión para intimidarme, lo cual, como el mismo se daba cuenta con ya gran molestia, no lo lograba. La situación llegaba a ser tan tensa que el presidente Carranza, tratando de evitar problemas, restituyó a don Adolfo a la gubernatura.
Sin embargo, se había dado mi primer enfrentamiento con el Gral. Calles y así como Obregón, con visión profética, me afirmara el que nuestros caminos se volverían a encontrar, me podía haber dicho lo mismo de Calles, puesto que nuestros caminos no sólo se encontrarían de nuevo, pero nuestras conciencias, principios, valores y humanidades chocarían en momentos históricos y de una gran trascendencia para el país. Fue entonces que decidí abrir un despacho de abogado en Hermosillo, pero de inmediato y para mi sorpresa, el mismo Calles proponía se me permitiera ser candidato para la Procuraduría General de Justicia del estado, para la cual fui electo. Pero como yo no había sido ni siquiera notificado, cuando me informaban de mi triunfo, de inmediato lo decliné, pidiendo se anulara la elección, puesto que no reunía los requisitos de ley; tenía solo 25 años y la ley fijaba edad mínima de 30. El General Calles se molestó mucho y sus gentes me calificaron de reaccionario.
Continuaba yo ejerciendo la profesión en mi despacho, cuando me llegó un asunto el cual involucraba una acusación de asesinato en contra de un Capitán Contreras, quien era jefe de la escolta personal del Gral. Calles. Se le hacia responsable de la muerte de un Sr. Castillo, originario de Ures, hombre muy estimado en la comunidad. Con la ley en la mano, logré se aprehendiera a este sujeto, pero al enterarse el Gral. Calles, montando en cólera ordenó de inmediato se le liberara y me envió un mensaje en el cual, me advertía que si no abandonaba el estado, sufriría graves consecuencias. En esos momentos, con más claridad veía el que el estado de derecho, más que nunca, se ausentaba en la convivencia de la sociedad y en lugar de un tirano, ahora teníamos muchos regados por todos los diferentes estados.
El Gral. Eduardo García, hombre limpio y decente y jefe del estado mayor del Gral. Calles, personalmente me visitaba para aconsejarme el que hablara con Calles para aclarar la situación. Era una elegante forma de pedir el que me presentara ante el nuevo monarca del estado, pidiendo clemencia por el pecado de tratar hacer cumplir la ley. Le comuniqué al Gral. Garcia que no tenía ningún asunto que tratar con Calles puesto que, en el estado había tres poderes y el solo representaba uno y, con esa acción, era el propio Calles quien actuaba fuera de la ley. Le repetí al Gral. Garcia, con toda claridad, era ya era tiempo de implementar un estado de derecho independiente del ejecutivo, yo no tenía asunto que tratar con Calles y por ningún motivo abandonaría la entidad. La situación llegó a tal grado que mi madre, quien se encontraba en Ures, tuvo que hacer viaje especial para convencerme de salir del estado.
Ante los ruegos de mi madre, tuve que iniciar mi retirada pero ya con una gran preocupación: En Mexico se gestaba un nuevo caciquismo, aun más peligroso que el que hubiera ejercido Porfirio Diaz con mano de hierro durante más de 30 años. Me daba cuenta que el presidente Carranza, no podía tampoco controlar el famoso tigre que don Porfirio le había advertido a Madero lo devoraría. Supuestamente, con la salida de don Porfirio, la etapa violenta de la revolución estaba terminada y era la hora de la reconstrucción, pero ahora veía con claridad la multitud de fuerzas que se preparaban para un enfrentamiento por el ahora huérfano poder, por todo mundo demandado con ferocidad. Me trasladé entonces a la ciudad de Mexico con la idea de denunciar los actos de Calles en Sonora, pero me encontré con la sorpresa de que nadie me recibía, incluyendo el mismo presidente Carranza a quien conocía bien.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO V
Ricardo Valenzuela
Luego que interviniera don Adolfo de la Huerta, el presidente Carranza me envió a entrevistarme con el sub secretario de Relaciones Exteriores quien ya tenía la encomienda de ofrecerme la posición de cónsul en Valparaíso. Ello me pareció un insulto puesto que, para mí, era simplemente un destierro simulado por lo cual rechacé la oferta ante la gran preocupación de don Adolfo. En esos momentos, como algo similar a una conspiración, se me cerraban todas las puertas del servicio público. Sin embargo, a través de un viejo amigo de mi era en la justicia militar, conseguí entrevistarme con el Procurador General Lic. Pablo de la Garza. Me recibió con gran cordialidad y luego me informaba el que, el Gral. Calles había notificado a todas las autoridades federales, que se había visto precisado a expulsarme del estado puesto que me había convertido en defensor de reaccionarios.
El procurador me pedía ahora conocer mi versión de los hechos. Inicié mi explicación al Lic. De la Garza afirmando en primer lugar el que, aun cuando mis defendidos fueran reaccionarios—que no era el caso—, en un estado de derecho, todo mundo debe tener eso, derecho a representación legal por mas horrendo que pudiera ser su crimen. Procedí luego a darle una reseña de lo sucedido y el porqué mi actuación había sido en acorde con todos los principios de la legalidad, pues era el principio con el que siempre había actuado en la vida. El procurador entonces, en un acto de valor cívico, me ofreció el nombramiento de agente del ministerio público en la ciudad de Saltillo, y lo mas dramático, ordenó se me adelantara un mes de sueldo pues ya no tenía ni para la siguiente comida.
Estando yo en Saltillo, la gente de Sahuaripa lanzó mi candidatura para la diputación local por el distrito, pero como no podía regresar el estado, pedí mi cambio a Mazatlán y estar un poco más cerca de mi tierra. Tuve que contender contra el coronel Gabriel Jimenez, quien era el candidato de Calles, pero gané la elección con amplio margen por lo cual, se aprobaban mis credenciales y se enviaba el decreto correspondiente al gobernador Calles, el cual lo regresó con una serie de observaciones. Pero ante la decisión del Congreso local, Calles tuvo que aceptar y de esa forma pude regresar al estado después de dos años desterrado. Obviamente que mi regreso causaba gran tensión, sobre todo, cuando con mayoría en el congreso, pugnaba por el desarrollo de un régimen estrictamente legal.
Ante el fenecimiento de la administración de Carranza y el país aun sin instituciones, Alvaro Obregón decide lanzar su candidatura a la presidencia mediante un novedoso sistema de clubes locales, cuya red politica proveería la base para el “Gran Partido Liberal.” Obregón, al lanzar su candidatura, lo hacía expresando ideas puramente liberales, dando facilidades al capital y asumiendo una actitud de arbitro entre capital, trabajadores y el erario. Pero Carranza, quien no dejaba de expresar su temor a lo que llamaba la hegemonía sonorense, pretendía imponer a su candidato Ignacio Bonillas quien, curiosamente era también paisano, y ante los pronunciamientos de Obregón enviaba al General Dieguez amenazando al gobernador afirmando el que, si no secundaban la politica del centro, enviaría 20,000 hombres armados para alinearnos por la derecha.
En ese momento lo interrumpo. ¿Me estás diciendo que Obregón era liberal? Por supuesto, me responde, pero su liberalismo era original y puro, sin la contaminación del odio enfermizo hacia la iglesia que se profesaba desde los tiempos de Juarez. Obregón era un hombre que con lupa observaba lo que sucedía en los EU y Europa. Eso le permitía darse cuenta cómo, en un ambiente de libertad, la sociedad florece con sus instituciones y prospera. Pero también era muy conciente de que, precisamente por esa persecución enfermiza a la iglesia, en Mexico la palabra liberal, ante un concepto totalmente deformado, era ya de un contenido casi repugnante. Entonces, se cuidaba mucho al utilizarla, pero su mensaje liberal era muy claro.
En abril Dieguez avanzaba a Sonora y don Adolfo de la Huerta, siendo gobernador, convalecía de una seria enfermedad por lo que yo, como presidente de la cámara, tuve que redactar un mensaje para el presidente Carranza en el cual le hacía ver que no había justificación para enviar el ejército a una entidad que se encontraba en paz, y dentro del régimen legalmente constituido. Luego de prepararlo, se le presentó al gobernador a quien le pareció agresivo y ordenó se detuviera hasta discutirlo con sus jefes militares, entre los que se encontraba el Gral. Calles. Se discutió, y habiéndome permitido participar en tal evento, logré convencerlos de no cambiar una sola palabra. Parte del texto del mensaje era:
“Tenemos confirmación que el ejecutivo a su cargo ordenó la movilización de tropas a esta Entidad Federativa. Usted afirma que obedece a necesidades de la campaña o a circunstancias que así lo ameritan.”
“De su comunicado al gobernador se desprende de manera incontrovertible, que las circunstancias que menciona no pueden ser otras que el propósito deliberado imperante en las esferas oficiales de la Federación, de realizar impunemente una burla sangrienta al voto popular con motivo de las próximas elecciones para presidente de la Republica.”
“En virtud y dadas las circunstancias especiales del caso, el Congreso del estado, en sesión de hoy ha tenido a bien acordar por unanimidad de votos, se manifieste a usted, de una manera atenta, pero categórica, que el pueblo de Sonora encuentra en la referida movilización un ataque inmediato y directo a su soberanía, y que, si el Ejecutivo a su cargo insiste en dicha movilización, será usted el único responsable de todas las consecuencias, puesto que los sonorenses nos concretamos a cumplir nuestro deber con dignidad.”
En lugar de Carranza, respondió don Luís Cabrera, quien era uno de sus colaboradores más cercanos, manifestando que la Constitución autorizaba al presidente para mover el ejército sin restricciones de ningún género. Me tocó entonces responder lo anticonstitucional de sus posiciones. Luego de enviar la respuesta, ahora si muy enérgica, preparé lo que yo bautizaba como el Plan Hermosillo del cual uno de los diputados le informó al Gral. Calles y, para mi sorpresa, recibí una invitación para visitarlo en su casa. Luego de leerlo, Calles hizo una convocatoria para un traslado masivo a la ciudad de Agua Prieta, y establecidos ya en esa localidad, se me pidió afinar el plan para luego publicarlo como “El Plan de Agua Prieta.”
El documento marcaba la rebelión de los generales sonorenses en contra del régimen de Venustiano Carranza. El plan fue secundado por la gran mayoría del pueblo, el ejército y quedó reconocido por el propio Congreso de la Unión. Ello determinaba la caída del régimen de Carranza y don Adolfo de la Huerta, quien había sido nombrado jefe supremo del “Ejército Liberal Constitucionalista,” era designado presidente provisional de la República para convocar a elecciones.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VI
Ricardo Valenzuela
Desde Agua Prieta parte el ejército del norte hacia la toma de la capital del país y Carranza, al ver que su gobierno se desintegraba, abandona la capital el 7 de Mayo para que en su huida, fuera asesinado en la sierra de Puebla. Don Adolfo, ya como Presidente interino, me distinguió invitándome a ocupar la Secretaria de Gobernación, pero por contar con solo 29 años de edad siendo 35 la requerida, pasaba a ocupar la cartera con nombramiento de Sub secretario. Después de 10 años del inicio de la lucha armada, la situación de Mexico era dramática; la economía estaba en ruinas, se habían perdido un millón de vidas y la reputación del país, a nivel internacional, era el de una zona de barbarie.
Como responsable de la politica interna del país, me tocaba enfrentar una situación también caótica en la cual, todos los revolucionarios querían parte del poder tantos años concentrado en la figura de don Porfirio, pero ahora desparramado y sin instituciones para darle cauce. El país estaba ahora bajo el control de hombres del norte y nuestra cultura, estructura de valores políticos y objetivos revolucionarios, eran muy diferentes a los del resto de los mexicanos. Yo como abogado y amante del estado de derecho, basaba mi actuación en ello, la aplicación de la ley. Pero en un país en el cual el estado de derecho era producto desconocido, mi estilo desde luego causaba descontento.
En 1917 se había elaborado la nueva Constitución que, de forma radical, anulaba el sentido liberal individualista de la de 1857 creando un entorno para el desarrollo del corporativismo. Lo interrumpo en ese momento. No entiendo, si todos los líderes de la revolución eran liberales; ¿Por qué es que se elaboró una Constitución que nada tenía de liberal? Buena pregunta, me revira. Como ya te había explicado, a principios del siglo se inició algo que vino a generar una capirotada de ideologías, es decir, una revoltura en la cual ya nada era claro. Los hermanos Flores Magón, que fueran los más fieros opositores del régimen de Diaz, supuestamente eran liberales e inclusive, formaron organizaciones liberales por todo el país. Sin embargo, cuando estaban en el destierro en los EU, su tónica y mensaje cambió de forma radical con ciertos matices comunistas, pero se seguían identificando como liberales cuando ya no lo eran.
Jefferson tenía una frase genial que mas o menos decía: “El camino de la historia siempre transitado, es aquel donde la libertad del hombre se encoge mientras el poder del estado crece.” Desde el inicio del siglo XX, el liberalismo era ya atacado por todos los frentes y en todo el mundo. El origen de la primera guerra mundial fue eso, y cuando los cañones callaban, las sociedades eran menos libres que al inicio del conflicto. El comunismo avanzaba apoderándose de Rusia, gran parte de Europa y como tal, era música para la infinidad de gente miserable que habitaba todos los países del mundo. Marx había elaborado una nueva teoría del valor que confundía a todos los economistas tradicionales, y la basaba en el trabajo del explotado obrero, como él lo describía, no en la oferta y demanda del mercado. Por otra parte, el capitalismo era un concepto nuevo que había aparecido, ya en forma, a principios del siglo XIX por lo que no estaba consolidado.
En México, y debo insistir, el empaquetado que se le daba al liberalismo era muy desagradable aunque no fuera el verdadero. Para iniciar, desde la era de Juarez lo habían identificado como anticatólico, luego pro negociante que, en mi opinión, era la etiqueta más dañina. El verdadero liberalismo era pro consumidor, es decir, el consumidor, en un mercado libre, debería tener las diferentes opciones para adquirir los mejores productos, a los precios mas bajos—eso es competencia. En México, el liberalismo de don Porfirio aun que toleraba a la iglesia católica, no había logrado una reconciliación y los esfuerzos de su gobierno eran mas para proteger a los inversionistas, a los empresarios, al capital, y si para ello debía ir en contra de algunos principios liberales como la libre competencia, lo hacía protegiéndolos a costillas del consumidor.
En la reunión del Constituyente de 1917, cuando menos de parte de Carranza, no había la intención de darle vida a una carta magna de esa naturaleza. Sin embargo, en esa confusión general reinante, sin que nadie lo anticipara, surgió un grupo legislativo con el pincel y la brocha para darle esa avenida estatista. Ahora el estado era el rector de la economía; surgía el ejido a través del cual, el estado se reservaba la propiedad de la tierra y no los campesinos de Zapata. Prácticamente, de forma velada, se abolía el concepto de propiedad al establecer que solamente se respetaba si no era sujeta del bien común, pues entonces podía ser expropiada por el estado. Era tal esa nueva influencia que en el texto se incluía el que la educación pública debería de ser socialista, lo que luego se modificaría.
Una de las semillas que fecundara en la rebelión de quienes luego seriamos conocidos como los “hegemonía sonorense,” era precisamente el que, en especial el Gral. Obregón, no estaba de acuerdo en el contenido de la nueva Constitución puesto que él permanecía como liberal puro. Pero ese era el entorno en el que ahora yo me desarrollaba como encargado del despacho en la Secretaria de Gobernación. Lo interrumpo de nuevo. Pero tío, ¿como alguien de sólo 29 años de edad, se le daba esa grave responsabilidad en una época tan difícil? Pues mira hijo, me revira, en aquellos años difíciles, los hombres debíamos madurar a gran velocidad pues los tiempos lo exigían. El propio Obregón, al ocupar la presidencia, solo tenía 40 años de edad y ya cargaba un expediente que pesaba toneladas.
Unos meses después, el Presidente de los EU, Wilson, convoca a la primera asamblea para constituir la Liga de las Naciones, lo que luego se convertiría en las Naciones Unidas. Aun cuando no se invitó a Mexico argumentando lo caótico de su situación, yo fui comisionado para asistir como observador en la ciudad de Ginebra en Suiza. Para tal cometido se me dio el titulo de Enviado Extraordinario y Plenipotenciario en misión especial. Fue para mi una gran experiencia y el inicio de mi gran romance con la diplomacia y las relaciones internacionales.
El Presidente de la Huerta, me permitió después trasladarme a la ciudad de Paris en la cual permanecí casi un año. Ahí me inscribí en el Instituto de Derecho Internacional y en la Escuela de Ciencias Económicas y Políticas, lo cual fue para mí un gran despertar. Europa no había sido contaminada con las ideas de Keynes quien, en esos momentos, era sólo un economista totalmente desconocido y el viejo continente, a pesar de los estragos de la primera guerra mundial, mantenía una vigorosa corriente liberal. La Escuela de Ciencias Económicas y Políticas en Paris, era el gran centro intelectual de Europa junto con el London School of Economics and Political Science. Ello cambiaría mi vida de forma radical puesto que, me daba la oportunidad de explorar un campo que en Mexico no se le daba importancia; economía.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VII
Ricardo Valenzuela
Es importante entender que México, vivía toda esta vorágine ya como vecino del país más rico y poderoso del mundo; los EU. Pero más importante es entender el que, los EU eran ahora liderados por un hombre muy especial como lo fue Woodrow Wilson. Su administración fue uno de los grandes parte aguas de la historia mundial. Los EU, hasta entonces, se había concentrado en desarrollar sus inmensos recursos naturales utilizando una interesante estrategia, la de crear o importar la elite de la meritocracia. Disfrutaban todavía una economía basada en el original laissez—faire y las únicas limitaciones a su economía libre, eran aquellas impuestas por la creencia de su operación basada en un orden moral y natural creación de Dios, en lugar de uno estructurado y manipulado por los gobiernos creados por el hombre.
Pero por otro lado, las semillas del populismo, el surgimiento de las ciudades habitadas por una clase media progresista, y sobre todo, el romántico reformismo y altruismo nacionalista de Theodore Roosevelt, eran todos signos premonitorios de un cambio radical que ya se perfilaba en el horizonte. Bajo la administración de Wilson, esos cambios se iniciarían para luego acelerarse con su participación en la catastrófica guerra mundial que destruyó la vieja Europa para siempre. Thomas Jefferson, sabiamente había advertido de esa posibilidad y, con visión de profeta, pedía a las futuras generaciones permanecer ajenos a los conflictos europeos del futuro puesto que, según él, las guerras siempre terminan coartando la libertad.
Durante todo el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, las fuerzas democráticas de la sociedad americana limitaban el papel del gobierno siguiendo los designios de Jefferson y Jackson cuando afirmaban que, los gobiernos obesos siempre estaban asociados a las fuerzas reaccionarias de los reyes, emperadores, los federalistas y finalmente Wall Street. Los sistemas impositivos opresores, era sólo una conspiración para robar dinero de la clase trabajadora y luego distribuirlo entre la elite de la clase política. Cualquiera que hubiera escuchado las advertencias de estos sabios hombres, los hubiera también etiquetado de reaccionarios. La lucha por ese poder, a principios del siglo XX, estaba en su apogeo y, como dormido y humeante volcán, gestaba ya las guerras mundiales.
EU, el laboratorio de ese nuevo fenómeno que Adam Smith describía en su libro, La Riqueza de las Naciones, paria un desconocido fenómeno; la emergencia de las grandes corporaciones con su poder para la acumulación de los torrentes de capital, que se creaba en ese novedoso ambiente de libertad. Ante ese desconocido campo, la perpleja “inteligencia” se daba a buscar soluciones para neutralizar esa fuerza arrolladora de creación de riqueza, formación de poderoso capital y, volteaban hacia la posibilidad de crear un gobierno federal lo igualmente poderoso, con todas las vías de intervención abiertas como el defensor del hombre ordinario frente a los excesos del poder corporativo. De esa forma, se iniciaba la lucha que definiera el siglo XX y sus dos guerras mundiales.
La idea de un sector público (el bien se requiere expandirlo) en oposición al sector privado (males potenciales; deben ser vigilados y regulados) daba vida a las posiciones de los actores. Los primeros, pensaban era necesario la expansión del estado y sus ingresos. Ante ese romántico panorama, al inicio del siglo XX, el estado era comparado con los galantes caballeros de la edad media, en sus cargas para defender al pobre y débil, ejecutando acciones con gran benevolencia que, de otra forma, era dejar un campo libre para el egoísta sector privado. Si Nostradamus hubiera vivido en esa era, podría haber parido una interesante predicción, de la clase de aparato opresor en lo que se convertiría ese generoso estado de principios del siglo.
En este entorno don Gilberto, a sus 29 años asumía la Secretaria más importante de la administración de don Adolfo de la Huerta, tal vez por ello aprovechaba para extender su estancia en Europa, o tal vez fuera un reflejo inconciente al ver las agresiones al estado de derecho que tanto amaba. A su regreso a México, con una nueva visión global, era tal el entusiasmo que mostraba por la diplomacia y los asuntos internacionales, que se le extendía un nombramiento en el servicio exterior como Cónsul en Japón.
Continua el tío: Corría el año de 1922, y retracé mi viaje a Japón para contraer matrimonio y tuve el honor de que el Gral. Obregón aceptara ser padrino de mi boda. Obregón, que desde 1920 ocupaba la presidencia, cancelaba mi nombramiento en el servicio exterior para ofrecerme de nuevo la Secretaria de Gobernación con una frase muy especial: ¿Se acuerda Licenciado cuando en Jalisco le afirmé que nuestras vidas de nuevo se cruzarían? Pues ha llegado el momento. De esa forma me sumaba ahora a su histórica administración.
Mi participación en la política al lado del Gral. Obregón, fue la experiencia mas interesante y enriquecedora de mi vida profesional. El presidente, con gran decisión y, sobre todo, con su visión de estadista, se daba a la solución de esa grave problemática acumulada y multiplicada ante un pueblo desesperado e impaciente. El Gral. Obregón es el hombre que más he admirado: hombre de gran inteligencia, ecuanimidad, decisión, y sobre todo, de un valor indomable. Pero el panorama mundial ya apuntaba hacia una dirección diferente de sus visiones. Mi relación con él, aun admirándolo y respetándolo, era difícil puesto que yo también soy un hombre de férreas ideas y de un apego irrestricto a la ley. Ello, tal vez en ocasiones me hacía inflexible y, ante los ojos de otros, poco práctico. Pero la ley no debe buscar el pragmatismo, sino la justicia y en ello, si fui inflexible.
La situación política continuaba siendo un caos y operaban cientos de partidos en todo el territorio nacional. Los caciques regionales y estatales continuaban ejerciendo presiones y acumulando poder, haciendo la función del gobierno federal muy difícil. Era la época de los militares y yo era de los pocos civiles en el gabinete y, por ello, en repetidas ocasiones no me parecían las soluciones que se daban a ciertos problemas políticos. Eso me enfrentaba al presidente, pero siempre nuestra relación fue respetuosa y de mucha altura. Sin embargo, en ocasión de unas elecciones en San Luis Potosí, a mi juicio, se cometieron infinidad de irregularidades de parte de los dos candidatos a la gubernatura. Con toda la información me presenté con el presidente, recomendando se anularan.
El presidente, luego de escucharme, le pasó el asunto a uno de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia para que dictaminara el caso. En el Inter y a mi juicio, por no haber actuado en ese caso con la firmeza y claridad que la ley requería, los actos de violencia política se proliferaban en todo el país, por lo que decidí que, en esos momentos, no tenía cabida en el gabinete y renuncié. Tuve largas discusiones con el Gral. Obregón de lo mas fructíferas, amigables y positivas, pero al ver mi decisión era firme, finalmente me la aceptó. El Gral. Inclusive, después de eso, conociendo mi gran interés por los asuntos económicos, me ofreció la Secretaria de Industria y Comercio para sustituir a Miguel Alesio.
Volvimos a platicar largamente y entre los dos decidimos que, en esos momentos, mi camino debería ser la diplomacia por lo que me extendía el nombramiento de Ministro en Bélgica. En las siguientes semanas, partiría a Europa llevándome mi familia y a tu padre que ya tenía un par de años viviendo con nosotros asistiendo a la escuela en la ciudad de Mexico.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VIII
Ricardo Valenzuela
Semanas después, estábamos instalados en la bella ciudad de Bruselas y tu padre asistía ya al Real Ateneo de Bruselas, un exclusivo colegio fundado por Napoleón a principios del siglo XIX, en donde batallaba en su admirable esfuerzo para aprender el francés. Mi estancia en el viejo Continente, me abriría los ojos como nunca. Europa todavía no se reponía de la primera guerra mundial y el ambiente que se respiraba, era de mucha tensión ante resentimiento de alemanes descontentos con las condiciones impuestas en los tratados de paz que le daban fin a la guerra.
Rusia había ya abrazado el comunismo y surgía como una potencia militar con clara intención de expandir sus tentáculos. El liberalismo que navegara por todo el continente durante todo el siglo XIX y la primera década del presente, poco a poco se extinguía para darle paso a una variedad de nuevos arreglos económico, políticos y sociales entre los cuales, ya en Italia, Benito Mussolini enseñaba sus primeras cartas, en España una rara efervescencia emergía de todos los rincones, en Inglaterra el partido laboral cada tomaba mas fuerza. Pero lo más preocupante, una Alemania en vías de una recuperación mezclada con una sed de venganza, nacionalismo y un pueblo que perdía la confianza en su Kaiser.
No había duda de que Europa, durante el siglo XIX, había creado enorme riqueza y países como Inglaterra establecían colonias por todo el mundo desde África, el medio Oriente, hasta China. Los conflictos religiosos que la habían azotado en siglos anteriores, quedaban en el pasado pero ahora emergían otros de naturaleza más grave. El mundo se encontraba, en esos momentos, todavía en la etapa de expansion territorial que había sido la característica mundial de toda la historia. En la edad media, existía la grave creencia de que la riqueza era algo estático y para adquirirla, si no se heredaba, había que arrebatarla invadiendo otros países como ya lo habíamos atestiguado en México.
Si en alguna época de la historia había una confusión ideológica mundial, era en los momentos en que yo arribaba a Europa. La etapa de la agricultura y de la economía feudal, había tenido una vida de más de mil años. Pero durante el siglo XIX, la revolución industrial, en menos de cien, provocaba cambios y contorciones globales difíciles de asimilar y para muchos entender. El mapa geopolítico del mundo, se modificaba de forma radical creando la región occidental de gran riqueza, mientras que el resto del planeta permanecía prácticamente en un estado de inmovilidad en medio de su pobreza ancestral. En los últimos cien años, la humanidad atestiguaba cambios que modificaban el entorno mundial de los mil anteriores y ello, provocaba angustia.
EU, desde su nacimiento, establecía una nueva pauta como el primer país del mundo moderno que abrazaba la democracia y los mercados libres. El único país naciendo sin antecedentes monárquicos, mercantilistas ni aristócratas, desconectando el poder político de la religión tanto que, Jefferson lo identificara como una república comercial. La vieja “inteligenza” que había dominado el escenario mundial durante siglos, miraban el experimento con gran preocupación esperando fracasara. Pero las profecías de Tocqueville se hacían realidad cuando surgiera el nuevo país como el ejemplo global. Europa continuaba siendo el continente de la realeza y los EU, era ahora el de los negocios y la meritocracia. La gran sabiduría exhibida por los padres de esa patria con su creativa fórmula para desconcentrar el poder, creaba un país de oportunidades en el cual, cualquier hombre podía aspirar a llegar a la cúspide de la pirámide social, antes reservada para la realeza.
Pero por la misma novedad del proceso, como los nacientes ríos con su primera avenida causan destrozos hasta encontrar su cauce permanente, el nuevo arreglo economico servido por el liberalismo requería de un marco general que le permitiera desarrollarse de forma ágil, efectiva y sobre todo, justa. El liberalismo, en su primera etapa, me parecía como las piñatas de mi niñez en Sahuaripa cuando eran quebradas y, como magia, caían aquella infinidad de dulces y golosinas para todos los asistentes. Pero luego surgían los chamacos más grandes y fuertes para apoderarse de todo, dejando para los demás las puras cáscaras de los cacahuates. Yo no tenía duda alguna de que el liberalismo era la formula mágica para producir riqueza, pero ante lo novedoso, me daba cuenta también de que había los chamacos grandotes que se apoderaban de todos los dulces de la piñata.
Esta problemática, era aprovechada por una serie de fuerzas con agendas muy prolíficas pero que coincidían en un objetivo: Desprestigiar esa nueva forma de arreglo económico para recuperar poder en unos casos, y en otros, una autentica preocupación de proteger a los desvalidos, ante lo que ahora operaba y no se había conocido durante los siglos mercantilistas; la libre competencia. Esto también abría un nuevo campo de batalla en el cual, se enfrentarían una serie de instituciones que desfilaban, desde la iglesia católica, las viejas monarquías, los tradicionales negociantes mercantilistas, estados constituidos con antecedentes de muchos siglos y, ya en esos momentos, infinidad de los llamados intelectuales con diferentes posiciones.
Este novedoso panorama ante mi vista, me daba las armas y me permitía llevar a cabo comparaciones con el proceso mexicano. La gran diferencia y mi gran preocupación, era en el sentido que Europa, durante el siglo XIX, a pesar de lo desorganizado del proceso, había creado torrentes de riqueza y ello le daba margen para llevar a cabo experimentos con el riesgo que, en un momento dado podían fallar. En México, después de un siglo XIX perdido en guerras por ese afrodisíaco poder, luego una revolución que destrozaba lo poco logrado, no teníamos margen de maniobra para fallar puesto que, en mas de cien años de independencia, lo único que habíamos creado era una gran pobreza y graves resentimientos sociales.
Yo había sido testigo de cómo el Gral. Obregón, con esa gran sabiduría, trataba de apuntar el timón del averiado buque hacia puerto tranquilo, pero navegando todavía en un mar de rugientes tempestades. Un solo hombre no podría estabilizar el buque, especialmente cuando cargaba una tripulación cuyos compases apuntaban a puntos y destinos diferentes. El proceso de rehabilitación de México, debería de tomar muchos años pues así era su estado comatoso y sin las debidas instituciones, que no existían ni se creaban, yo no podía apostar a la conformación del proceso requerido.
Pero también identificaba una gran oportunidad. En los EU, luego de la administración de Wilson, quien se convirtiera en el pionero del nuevo gobierno hercúleo que se avizoraba en el horizonte, tomaba el timón el nuevo presidente, Harding, y el país vecino iniciaba una era de prosperidad sin precedente, que luego se conocería como los rugientes años 20. México tenía la oportunidad de colgarse a ese tren. Los cuatro años del gobierno del Gral. Obregón terminaban, y no habían sido suficientes para asentar y consolidar el país. Harding, luego de heredar una seria recesión, con un hombre como Andrew Mellon en la Tesorería, de inmediato la vencía con una simple receta; el recorte de los gastos del gobierno en un 40%..Se iniciaba el boom y era lo que yo veía como la gran oportunidad para México.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO IX
Ricardo Valenzuela
Plutarco Elías Calles, era elegido para ocupar la presidencia en el periodo de 1924-1928 sustituyendo a Obregón. El Presidente Obregón, entonces me envía un comunicado informándome que Calles, como presidente electo, llevaría a cabo una gira por Europa y me pedía que lo acompañara. Días después recibo otro de Calles, pidiéndome lo esperara en Hamburgo para iniciar la jornada. Me llevé a tu padre quien contaba con solo 13 años de edad, y nunca se le olvidaría su encuentro con Calles. Al presentárselo, explicándole era mi hermanito y estudiaba en Bruselas, Calles en un gesto inusual, le toca la cabeza y le dice con voz fuerte casi ordenando; estudia mucho muchachito, Mexico necesita talento.
Al siguiente día que la gira arribaba a Paris, le fue ofrecida una cena de gala al General por el Burgomaestre de Paris y el Prefecto del Sena. El discurso del Burgomaestre fue vacío, superficial, general y protocolario; pero la pieza oratoria preparada por el Prefecto del Sena, cuya copia había recibido el General solo una hora antes del evento, tocaba problemas delicados como los sociales, económicos, filosóficos, históricos, de politica internacional, y un tema tan audaz y sensitivo en esos momentos, como la intervención francesa en Mexico en 1862.
Con el antecedente que Porfirio Díaz, años antes había enfrentado una situación similar, al momento de recibir el documento, el General muy molesto me llama para que lo auxilie en la respuesta ante tan delicada situación y, preparamos esto. Me da en esos momentos un viejo documento que hoy debe ser histórico:
El discurso del Prefecto que, en cierto momento, de forma velada daba una justificación del acto de Francia, e inclusive, también de forma velada hacía alusión al caos mexicano de los últimos años, se podía resumir con la frase positiva del largo mensaje cuando afirma: “Si la historia ha querido que en alguna ocasión se enfrentaran en los campos de batalla los ejércitos de Francia y Mexico, esto solo ha sido una oportunidad que el destino quiso dar al gobierno y al pueblo de Francia, para que se formara conciencia plena de la hidalguía, de la nobleza y el valor del pueblo mexicano.”
El General Calles se pone de pie e inicia:
“Con frase galana habéis hecho alusión a nuestras luchas pasadas. La nobleza de vuestro gesto obliga el reconocimiento de mi patria. Mexico, por su parte, se halla plenamente convencido de que no fue el pueblo de Francia, sino la plutocracia imperialista de la época, quien le hizo la guerra. En ese concepto como recuerdo de la lucha se levanta en Puebla, sobre las cenizas de ambos combatientes, un sencillo monumento donde se ve un soldado de Francia y un guerrero de la republica dándose la mano, en gesto solemne y magnifico bajo la protección del Angel de la Paz.
“Ojalá que en todos los campos de batalla, y en la conciencia de todos los pueblos que han luchado entre si, se levante, solemne, majestuoso y eterno, un momento igual.”
Pienso que con este encuentro, finalmente la herida que había sangrado por tantos años, quedaba cicatrizada. En eso lo interrumpo para preguntarle: ¿Cómo era Calles? Se queda pensativo buen rato e inicia. Era un hombre de su época, rudo, muy inteligente, líder natural, era un hombre que con facilidad podía ser brutal. Calles era el gran maestro de la nueva politica mexicana del maquiavelismo, del control absoluto y total. La historia lo define como el gran estadista, pero acuérdate que la historia la escriben los ganadores. Era un hombre totalmente diferente a Obregón que, inclusive, practicaba el espiritismo.
Calles era la negación total de la democracia y la representación más pura de la autocracia. Su extracción no era como la de Obregón, el era producto de una clase media baja y forjado en el sistema educativo de aquella época, pues durante años había sido maestro de primaria. La ideología de Calles era el poder en toda su representación y a cualquier precio. Creo que Calles, al igual que muchos de nosotros y el mismo Porfirio Díaz, se daba cuenta de que la democracia le había hecho mas daño que bien al país, y por ello, como la honorable dictadura de don Porfirio, preparaba la suya propia que tejería con gran habilidad y pocos escrúpulos, para luego controlarla con mano de hierro.
El General regresaba a Mexico y en Enero de 1924, me manda llamar para ofrecerme de nuevo la Secretaria de Gobernación. En ese momento lo interrumpo; no entiendo tío, si tantos problemas habías tenido con Calles ¿como es que te invita a ocupar la Secretaria más importante?, pero sobre todo, ¿como es que tú la aceptas? Sonríe cuando se prepara a responder. Mi relación con el General Calles fue siempre dramática. Creo que él, de alguna forma, me admiraba no tanto por mis dotes políticas, mi mente jurídica o mi ya basta experiencia diplomática e internacional, sino porque era uno de los pocos hombres que me le había enfrentado y al darse cuenta de que yo, a diferencia del resto de Mexico, no le temía, eso en cierta forma le atraía.
Yo por mi parte, conociéndolo, como ya te lo he descrito, había ángulos de su personalidad y de su conducta que admiraba. En primer lugar admiraba su desempeño como uno de los líderes de la revolución, y sobre todo, pieza clave en el triunfo del Plan de Agua Prieta. Pensaba, también, que en esos momentos México necesitaba un hombre de ese perfil, rudo, terco, a veces intransigente, mas que nada para, de forma agresiva y de una vez por todas, implantar finalmente el estado de derecho tan urgente para la convivencia de la sociedad, y ese era el papel que yo me visualizaba desempeñando.
La hegemonía sonorense no era un mito, era una realidad pero luego yo me daría cuenta de que, mi lectura y la del General Obregón, eran muy diferentes a la de Calles. Obregón pensaba que el país requería de cierta “rienda,” como él lo definía, pues don Porfirio no había logrado llevarlo a su edad madura. El país requería de un periodo de por lo menos diez años, para construir los puentes y cruzar el pantano que nos aprisionaba. En ese periodo se debían construir las instituciones, los mercados, avenidas para que la política dejara de ser enfrentamientos armados, y algo que no alcanzamos a comentar con claridad pero yo lo adivinaba en la mente del General Obregón; el afinado de la nueva Constitución y un sistema judicial que la hiciera realidad.
Obregón había iniciado el proceso y ahora Calles debía darle continuidad y, por ello, no solo aceptaba de nuevo la Secretaria de Gobernación, lo hacia con un sentido de misión y de propósito para darle vida al proceso que permitiera la emergencia del México moderno. El de las instituciones, no los caudillos, el plural, el democrático, el México con una sociedad civil ya lista para esa responsabilidad. Un México que ya hubiera abandonado la época del feudalismo y el vasallaje, para crear una economía que ofreciera a todos las mismas posibilidades de progreso, sin más diferencias que las surgidas de forma natural de la virtud, el trabajo y el talento.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO X
Ricardo Valenzuela
Habla don Gilberto: Al inicio de su administración el Presidente Harding de los EU pronunció estas sabias palabras: “En estos momentos las necesidades de los EU no son de acciones heroicas, sino de conciliación; no requiere panaceas, sino normalidad; ni revolución, sino restauración; no requiere agitación, sino ajuste; no necesita cirugía, sino serenidad. El mundo necesita se le recuerde que no todos los problemas y enfermedades humanas pueden ser curadas con legislación y, que la cantidad de burocracia y exceso de gobierno, nunca será substituto para la calidad ciudadana.”
Sin embargo, esta afirmación definía totalmente lo contrario que el nuevo presidente Calles se proponía llevar a cabo en Mexico. Desde el inicio de su administración flotaba en el ambiente su ya clara intención de implementar su propia agenda, pero fuera del scrip que la hegemonía desde los orígenes que el Plan de Agua Prieta había dibujado. Se hablaba ya del Pacto de Calles y la figura de Obregón se desvanecía cuando el nuevo presidente presionaba para formar una sociedad de corporativismo. El ambiente se enrarecía aun mas cuando en los EU ante la súbita muerte del presidente Harding, asumiera el poder su Vicepresidente Calvin Coolige, quien se distinguiría en su lucha por dar reversa a la agenda progresista de sus antecesores.
El General Obregón se había refugiado en su rancho de Sonora pero como siempre lo hacia, con microscopio miraba no solo lo que acontecía en nuestro país, sin en los EU especialmente, y obviamente en Europa y el mundo entero. La hegemonía sonorense mostraba sus grietas aun mas graves que la rebelión de don Adolfo, y mi responsabilidad al frente de la Secretaria de Gobernación, cada dia se hacia una tarea mas difícil y complicada. El presidente Calles como yo lo había anticipado, establecía un control draconiano del país, pero no con los objetivos que yo con idealismo pensaba: el respeto del estado de derecho y el desarrollo de la ansiada democracia.
Esto hacia mi relación con el Presidente muy tensa puesto que el conocía perfectamente mis intenciones al ocupar la Secretaria. Sin embargo, la gota que derramara el vaso fueron las elecciones para gobernador en el Estado de Mexico en las cuales, el presidente apoyaba a un Sr. Carlos Riva Palacio. Después de celebrada una fraudulenta elección, con toda la documentación comprobando que a pesar de sus anormalidades el Sr. Riva Palacio había sido el perdedor, me entrevisté con el presidente para informarle el resultado. Calles entonces me manifestó que su información era diferente y pensaba el ganador había sido su candidato. Ante esa actitud ahí mismo le presenté mi renuncia. El presidente entonces me respondió diciéndome que no la aceptaba, puesto que no me había perdido la confianza. “Pero yo se la he perdido a usted Sr. Presidente,” le respondo.
A pesar de mi respuesta y al ver mi determinación, Calles me ofrecía de inmediato la Embajada en Inglaterra por lo que en unas semanas viajaba a Londres. Regresaba a Europa para encontrar el ambiente aun mas tenso. El nuevo presidente Coolige en los EU trataba agresivamente de revivir las ideas liberales que le dieran vida al país y, ya estábamos enterados que no veía con simpatía lo que acontecía en Mexico. Luego de presentar mis credenciales en Londres, se me ofreció un banquete de bienvenida al cual asistían industriales, empresarios, financieros, politicos quienes mostraban un genuino interés ante la reputación de nuestro país, en realmente saber si en Mexico todavía privaba la fuerza sobre el imperio de la ley. El regresar a Inglaterra me daba también la oportunidad de ver de nuevo a tu padre quien todavía continuaba sus estudios en Bélgica.
Me llegaban las noticias de Mexico en el sentido de que Calles de forma ya muy agresiva, iniciaba la construcción de lo que después seria conocido como el maximato mediante el cual, se convertiría en el poder absoluto durante los siguientes diez años. Calles estrenando la politica que luego prevalecería en Mexico, la del maquiavelismo, poco a poco le agregaba ladrillos al edificio corporativo que construía para la consolidación de su poder. El diseño de este Mexico post revolucionario, se construía de forma totalmente opuesta al modelo americano; se iniciaba de la punta de la pirámide hacia abajo mediante lo que después se conocería como la ingeniería social. Las nuevas organizaciones campesinas, obreras, y de forma especial los negociantes estatistas, girarían alrededor del gobierno para controlarlas.
“El negocio del gobierno son los negocios,” exclamaba Coolige en los EU mientras que en Mexico Calles parecía exclamar; “el negocio del gobierno es mas gobierno.” Los años 20 serian un periodo de grandes definiciones a nivel mundial y como te lo he comentado, nuestra vecindad con los EU era un ingrediente muy importante en ese Mexico que ahora emergía. No podía ser más contrastante las figuras de Calles y Coolige. Mientras que Calles ciego de poder aprisionaba cada dia más el país, Coolige definía su estilo expresando cómo él creía ciegamente en honestidad, trabajo fecundo, ahorro, sacrificio y espíritu de servicio. Defendía el sistema economico que siempre se había basado en las ganancias privadas en mercados libres, de forma viceral repudiaba el socialismo y pensaba el que, el gobierno no debía intervenir en la economía ni en la vida de los ciudadanos.
Mis actividades como embajador en Inglaterra, quedarían sembradas en mi memoria como una de las etapas más autorealizante de mi vida. Siempre con mi inquietud intelectual me daría a establecer contactos con pensadores quienes en las siguientes décadas a través de sus ideas, sentarían las bases para importantes transformaciones mundiales. No había duda de que a pesar de que los EU portaban un presidente como Coolige, el mundo ya de forma clara abandonaba el liberalismo ante la avanzada de esa capirotada de ideas que, en diferentes grados, todas convergían en el crecimiento del estado con más poder para intervenir en las vidas de los ciudadanos.
Tu padre en esa época durante los veranos en los que gozaba de vacaciones ahora ya en la Universidad de Bruselas, los pasaba con nosotros en Londres. El también siendo intelectualmente muy inquieto, se daba a tomar clases en el London School of Economics y fue ahí en donde primer él, y luego yo, conoceríamos a ese hombre extraordinario que fue Hayek. El todavía no se mudaba a Inglaterra que lo haría poco antes de que estallara la guerra, pero ya era Profesor visitante precisamente durante los veranos. El encuentro con ese hombre marcaría mi vida y también la de tu padre para siempre.
Sin tener la menor idea de quien era Hayek después de infinidad de clases de economía en el Tec. de Monterrey, nervioso miraba mi reloj puesto que era viernes y había quedado de reunirme con mis amigos en el bar del Hotel Presidente. Mi tío se da cuenta y me dice; ya vete, es viernes de pachanga para la juventud. Luego seguimos con Hayek.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XI
Ricardo Valenzuela
La semana siguiente me presentaba a la cita semanal pero habiendo hecho mi tarea y, de esa forma enterado ya de quien realmente era ese hombre que con tanta vehemencia mencionara mi tío: Hayek. Frederic Von Hayek era uno de los más conocidos representantes de una corriente económica de la cual aun con mis títulos del Tec jamás me había enterado; La Economia Austriaca. Era también alguien que en unos cuantos años se le distinguiría con el premio Nobel de economía, pero me enteraba también el que, entre las obras mas controversiales de ese hombre, durante la década de los años 40 publicaba su libro: El Camino Hacia la Servidumbre, en el cual de forma profética anunciara el fracaso del comunismo.
Preparado con mí material inicio la reunión con mi tío preguntando: ¿Por qué te impactó tanto el haber conocido a Hayek? Como siempre que le hacia una pregunta que le agradaba, sonríe para iniciar: Cuando tu padre y yo conocimos a este hombre, era tal vez el único defensor del liberalismo puro que lo hacia con una gran pasión y sobre todo, con una dinamita intelectual que dejaba a sus audiencias petrificadas. Siendo ya alguien que como es natural al estar en contacto permanente con ideas diferentes, mi liberalismo se empolvaba, al conocer a Hayek tuve la oportunidad de traerlo de nuevo al foro de mis debates. Hayek no solo era economista, era un gran filósofo y sobre todo, un gran sociólogo.
Continua: Estando todavía en Londres recibo una comunicación del General Obregón en la cual me notificaba su intención de lanzar de nuevo su candidatura a la presidencia y requería mi colaboración. Ya inclusive se había logrado una reforma constitucional para permitir la reelección. Ello me situaba ante una encrucijada pues el Gral. era mi padrino y alguien que yo realmente admiraba y estimaba, pero el aceptar representaba para mi sumarme a una agresión a una de las conquistas de la revolución que tantas vidas había costado. Pero por otro lado, sabía perfectamente que Obregón lo hacía porque se daba cuenta de lo que Calles tejía para perpetuarse en el poder. En esos momentos se iniciaba una lucha en mi interior realmente dolorosa cuando por un lado me daba cuenta del avance del plan de Calles, y por el otro, sufría pensando el que la forma de neutralizarlo era rompiendo el orden constitucional.
Lo detengo para comentar. Bueno, si el país con el Pacto de Calles ya se dirigía hacia las cadenas revolucionarias; ¿no valía la pena olvidar un poco ese legalismo para ponerle un freno? En esos momentos me mira con lo que yo identificaba como un gran disgusto algo inusual en él. Escucha bien lo que te voy a decir hijo, me afirma casi gritando. Un país civilizado no puede andar olvidándose de esos legalismos porque es cuando cae en la ley de la selva. Un país que cambia y retuerce su orden constitucional cada vez que a determinado grupo le conviene, es un país sin ley. Para que una sociedad pueda funcionar de forma civilizada, debe siempre imperar el estado de derecho, esto se traduce en que debemos ser gobernados por leyes y no caprichos de nuestros líderes.
Procede entonces a darme una cátedra de derecho: El sistema de leyes de una sociedad libre debe ser general y abstracto. No orientado a promover acciones específicas de los ciudadanos; mucho menos a favorecer a un sector determinado sobre los demás, debe ser un sistema conocido por todos para que así los ciudadanos estén enterados de que sus acciones se conjugan con la ley. Las leyes deben ser aplicables a todos incluyendo nuestros líderes, porque nadie, nadie, debe de estar por encima de la ley. Por eso las leyes deben de ser elaboradas por uno de los poderes y administradas por otro. Esa ha sido mi lucha desde que me gradué de abogado; el cumplimiento y el respeto de la ley.
El haber modificado la constitución para permitir que el General Obregón de nuevo pudiera contender por la presidencia, por mas urgente que me pareciera para de esa forma frenar el avance de Calles, para mi no dejaba de ser un rompimiento del orden constitucional y sobre todo, veía el peligro de que en el futuro, la nueva constitución se convirtiera en un instrumento de una flexibilidad acorde al cacique en turno, o simplemente se ignorara. Pero por otro lado, también pensaba que tal vez no debería ser tan inflexible en mi posición, puesto que las constituciones en otros países siempre habían tenido las famosas enmiendas. En medio de mi angustiado análisis me venia a la mente las palabras de Emerson: “Los hombres buenos no deberían de obedecer la ley de forma tan inflexible.”
Habíamos luchado tanto por lograr la ansiada democracia en Mexico sin entender el que, para que esta pueda operar con justicia y eficiencia como ya lo demostraban los EU, debe siempre basarse en un estado de derecho y en algo que el mundo no entendía: La igualdad tan peleada en la revolución francesa era eso, igualdad ante la ley. El General Obregón me insistía con esa delicada forma de seducir a la gente para que regresara y sumarme a su campaña. Para mi las señales eran claras en el sentido que me ofrecería de nuevo la Secretaria de Gobernación lo cual, ante ya un claro distanciamiento con Calles, me parecía una aventura peligrosa.
Conforme pasaban los días yo agonizaba en medio de mis pensamientos para tomar una decisión acorde con mis valores, mi conciencia y sobre todo, en beneficio del país. Sin embargo, no tuve oportunidad de llegar a ese pasillo en el cual se apartaban los diferentes caminos y de los cuales debía yo decidir el mío. Lo recuerdo como si fuera hoy, creo era un domingo y había pasado el día en una playa cerca de Londres con mi familia. Tu padre nos acompañaba. Regresábamos a la embajada cuando en el camino me invade algo que nunca he podido explicar y al narrarlo se que suena fantasioso, pero es lo que me sucedió; un sobresalto, un presagio de algo que inclusive me hace físicamente sentirme muy mal. Mi esposa Sofía al verme preocupada me pregunta: ¿Qué te pasa Gilberto? Me repongo un poco y le afirmo: “Tengo el presentimiento de que algo grave pasa con Obregón.”
Unos veinte minutos mas tarde arribábamos a la embajada y ya me esperaba un cable en el que me informaban del asesinato del General. Al leerlo no lo podía creer y no me da vergüenza confesarlo, irrumpí en llanto pues había perdido a mi padrino, mi mentor, mi gran amigo, pero lo mas grave; Mexico había perdido a uno de sus grandes hombres. En esos momentos me invadió también el presagio de que la revolución se desrielaba para perder totalmente su dirección. El asesinato del General se convierte en un escándalo mundial promoviendo aun más, esa imagen de que Mexico era un país de salvajes pistoleros.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XII
Ricardo Valenzuela
En medio de la tragedia que abrazaba a Mexico recibo un comunicado del Lic. Francisco Escudero en el cual, el Presidente Calles me pedía regresar a mi país para serias conversaciones. Era ya finales del año de 1928, cuando decido regresar aceptando la invitación del Presidente para esa intrigante conversación a la cual me invitaba.
Me reuní con Calles y él de inmediato me notificaba de sus planes para la formación del Partido Nacional Revolucionario, dejándome ver muy a su estilo, que yo era el candidato más idóneo para la presidencia. En esos momentos lo interrumpí pidiéndole recordara el Plan de Agua Prieta y, los principios que lo habían originado. Le pedía también recordar nuestras reuniones en esa ciudad con Obregón y de la Huerta antes de iniciar la marcha a la ciudad de Mexico, nuestros postulados y por lo mismo; le notificaba que de ninguna forma yo aceptaría la candidatura. Ese era el rompimiento final con Calles que me llevara a enfrentarlo.
Nota periodística de la época:
“El ministro plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al expresidente de México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como el licenciado Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un grupo de políticos para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial, licenciado Valenzuela, inicia su jira política por el Noroeste del país, pronunciando fogosos discursos, como el siguiente, que dijo en el Estado de Sonora:
"Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más artera y más insidiosa el poder de la República, tengo que exhibir los procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las filas de quienes propugnamos por una era mejor.
Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria, sin una política económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos tramposos . Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados patriotas y conscientes y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando que dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución, engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la nada políticamente hablando y justificar su odiosa, su impopular campaña de persecución religiosa.
"Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón, para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
"Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su dignidad y de sus virtudes y otra azarosa de luchador del bien contra el mal, no ha vacilado, Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y por él marchará digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida sin dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías Calles.
"Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares , contra quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración y pretende aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
"Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, que nada teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela, el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no tardará en llegar.
"Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando: "El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas de la Castañeda..."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo.”
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIII
Ricardo Valenzuela
Ese fin de semana armado con el material que mi tío me entregara, el cual incluía una copia del Plan Hermosillo, me di a su profunda lectura pero confieso que no entendía la famosa rebelión. A mis escasos años y sin haberme nunca interesado en la politica pero ya portando una aversión al sistema mexicano, era obvio que no tenía las armas para entenderlo. Es mas, en un momento dado llegué a casi estar de acuerdo con aquellos que en la época afirmaban don Gilberto terminaría sus días en la Castañeda, es decir, me parecía una temeridad sin posibilidad alguna. Sin embargo, fue algo que se clavó en el fondo de mí ser y, provocara una llama que permanecería encendida para siempre.
Yo nunca había asistido a escuelas oficiales y por lo mismo, no me habían definido a Calles como el gran padre de la patria moderna, imagen cincelada cortesía de los revolucionarios que se pegaron a la ubre. Pero aun en colegios católicos privados, tampoco me lo habían definido como el gran villano, tal vez por miedo a la represión que se ejercía en esa época.
En la siguiente reunión a boca de jarro le digo: tío, no entiendo el por qué de la rebelión del Plan Hermosillo. ¿Cuál fue la causa que motivara ese movimiento? Don Gilberto sonríe y me revira; la causa es el México que has vivido en tus escasos años. Me confundo. Si continúa; En sus cuatro años de gobierno, Calles había tejido las cadenas con las cuales se aprisionaba al país. La formación del partido era el corolario de su tenaza y así perpetuarse en el poder.
El nuevo Partido Nacional Revolucionario, estaba diseñado con el mismo esquema del partido comunista de la Unión Soviética, es decir, como un partido único incluyendo a todos los revolucionarios sedientos de poder, y sobre todo, de riqueza. El maximato de Calles fue consecuencia de lo que nosotros combatíamos; darle a Calles las llaves para el control perpetuo del país. Combatimos la tiranía y la dictadura de Porfirio Diaz, pero ahora el país se entregaba a la de Calles. Así como hace semanas te decía que el objetivo mas claro de la revolución era sacar a Diaz del poder, este era para evitar la perpetuación de Calles y darle vías a la democracia.
La matanza de Tlatelolco que ejecutaron estos herederos de Calles hace solo unos años, son manifestaciones de lo que nosotros pretendimos evitar con la rebelión mediante el Plan Hermosillo: la ausencia de la democracia, la opresión del gobierno, la concentración de poder, de riqueza, el país en manos de unos cuantos que lo manejan como si fuera de su propiedad, el estado en control de todas las actividades, y lo mas increíble, el sistema que tenemos en la sucesión presidencial. Si el Sr. Madero pudiera ver en lo que se convirtió su sueño, lloraría lagrimas de arrepentimiento y decepción. Pero la fiereza con la que se apagó ese movimiento estudiantil, te dibuja las bases sobre las cuales se sustenta nuestro sistema político.
Bueno le digo ahora, explícame como fue que nació el Plan Hermosillo y que fue lo que le sucedió. Bien dice don Gilberto acomodándose en su silla como presagiando una larga jornada. Cuando me entrevisté con Calles a mi regreso de Londres y me informara del nuevo partido, con su estilo de hombre maquiavelesco me trataría de reclutar sugiriendo que yo podía ser el candidato. Al rechazar su oferta las cartas estaban sobre la mesa y él, desde esos momentos me consideraba su enemigo. Después de esa entrevista me mandó llamar el presidente Portes Gil a quien conocía desde la época que anduvimos juntos en Sonora, y me ofreció el puesto de Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, ya se me habían acercado grupos de gentes que veían las intenciones de Calles con claridad, y pensaban formar un grupo de oposición en contra de quien Calles tratara de imponer.
Con la muerte de Obregón el país estaba en efervescencia pero aun así, Calles entonces inventando el dedazo y el destape, decide que el candidato a la presidencia fuera Ortiz Rubio, en contra de todos los deseos del grupo de Obregonistas que ya estaban en pie de lucha. Ante esa situación le agradecí a Portes Gil la invitación, pero no la acepté, pues ya el grupo anti Calles me ofrecían ser el candidato a la presidencia. Luego de dialogar intensamente con los líderes del nuevo grupo de oposición a Calles, decidí aceptar la candidatura y en secreto abandonaba la ciudad de Mexico, pues ya Calles estaba enterado de lo que cocinábamos. De inmediato se sumaron grupos numerosos en los estados de Coahuila, Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Sonora, y el movimiento tomaba fuerza.
Inicié una gira por todo el norte del país, cuando me llega la noticia de que Calles consideraba nuestro movimiento completamente fuera de la ley, y se disponía a detenerlo. Mi relación con Calles que siempre había sido muy difícil, se tornaba en algo ya listo para explotar. No voy hablar del tema pero te pudo sólo indicar que yo siempre lo consideré responsable de la muerte de Obregón y ello, lo convertía automáticamente en mi enemigo. Ante los acosos cada dia más agresivos de Calles, fue que arribé a Hermosillo en Julio de 1929, ya en medio de una campaña por la presidencia muy agresiva en contra de Calles.
Calles el igual que Venustiano Carranza al ver que nuestro grupo no acataba sus deseos de imponer a Ortiz Rubio, inicia una agresiva campaña en contra nuestra con la estrategia y objetivo de no permitir un candidato de oposición al suyo. Habíamos envuelto al país en una sangrienta revolución que costó más de un millón de vidas para eso; sufragio efectivo y no reelección, pero los cabecillas de los diferentes movimientos a su triunfo, renegaban de ese objetivo revolucionario y, ahora era el turno de Calles. Ante esa actitud del presidente, amargamente me daba cuenta de que el país seguía siendo el mismo, es decir, desde la famosa “Oración Cívica” de Gabino Barrera en 1867, en la cual anunciaba la inserción del positivismo en las ideas liberales mexicanas preparando las dictaduras, el país era el mismo.
Había llegado en campaña a mi tierra de Sonora en donde la oposición a Calles era feroz, encabezada por el en esos momentos gobernador Fausto Topete, quien era un hombre de grandes principios y valores. Estando en Sonora empezamos a sentir como la guadaña de Calles se afilaba para de un golpe eliminarnos de la contienda política. Después de largas reflexiones y sobre todo, ya viendo muy claramente el que Calles estaba listo para perpetuarse en el poder a costa de lo que fuera, decidimos iniciar un movimiento armado para evitarlo. El General Topete me pidió elaborar el documento similar al Plan de Agua Prieta y así, nacía el Plan Hermosillo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIV
Ricardo Valenzuela
Don Gilberto: Yo no había participado en la revolución y me refiero a los combates, puesto que no era un hombre de armas, era un abogado e ideólogo que siempre luché por que se estableciera en el país un estado de derecho. Pero ante la muy clara actitud de Calles de no solamente perpetuarse en el poder, pero hacerlo violentando ese frágil estado de derecho, fue que decidí que al igual que Madero quien era un hombre de paz y de leyes, no teníamos otra alternativa que las armas y, fue así que naciera al Plan Hermosillo.
Acto seguido el tío me entrega una copia de Plan Hermosillo y me dice; léelo con calma y sobre todo, transpórtate a esa época en que lo vivimos.
P L A N D E H E R M O S I L L O:
Artículo Primero.- Se desconoce al C. Emilio Portes Gil la investidura de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.
Artículo Segundo.- Cesarán en el desempeño del cargo de diputados y senadores los miembros del Congreso de la Unión que en forma directa e indirecta combatan u hostilicen el presente movimiento.
Artículo Tercero.- Cesarán de sus puestos actuales de la Nación, los miembros del Gobierno que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el presente movimiento.
Artículo Cuarto.- Los gobernadores, diputados y magistrados de las distintas Entidades Federativas que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el movimiento, cesarán en el desempeño de sus investiduras respectivas.
Artículo Quinto.- Si al triunfo de este Plan hubiere en las Cámaras mayoría de sus miembros que hayan reconocido este movimiento, se procederá oportunamente a la designación de nuevo Presidente Provisional, en la forma y términos prescritos en la Constitución de la República.
Artículo Sexto.- En el caso de que al triunfo de este movimiento no fuera posible integrar legalmente el Congreso General, el jefe del Movimiento convocará a elecciones extraordinarias de diputados y senadores a la mayor brevedad posible y dictará todas las medidas pertinentes al completo y pronto restablecimiento del régimen constitucional del país.
Artículo Séptimo.- En el caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quedare desintegrada, el Presidente Provisional que designe el Congreso proveerá oportuna y legalmente a la reintegración de dicho Tribunal.
Artículo Octavo.- Si al triunfo de este movimiento llegaren a desaparecer los Poderes de algunas entidades por haber combatido u hostilizado el presente Plan, los Congresos Locales, o en su caso el Senado de la República, dictarán oportunamente los acuerdos pertinentes a la reintegración de os mismos.
Artículo Noveno.- En el caso de que el Congreso Federal no llegara a reinstalarse legalmente al triunfo de este Plan, se hará cargo del Ejecutivo de la Unión el Jefe Nato de este movimiento.
Artículo Décimo.- Durante el período de lucha y en tanto no quede restablecido en el país el Régimen Constitucional, quedará a cargo del C. Jefe de este movimiento integrar por designación propia un Gobierno provisional, para el despacho y administración de los asuntos públicos del país.
Artículo Once.- El propio jefe del Movimiento queda autorizado para hacer las designaciones de gobernadores provisionales y jefes de Operaciones que considere conveniente para el control de la administración de las distintas Entidades y Territorios Federales, en tanto que no se restablezca en el país el régimen constitucional.
Artículo Doce.- El jefe de este Movimiento quedará autorizado, asimismo, para dictar todas las medidas que considere necesarias para salvaguardar los intereses nacionales.
Artículo Trece.- Las fuerzas organizadas que reconozcan y sostengan el presente movimiento, y las que durante el período de lucha se adhieran expresamente a este Plan y se subordinen al jefe del mismo, integrarán el Ejército Renovador de la Revolución.
Artículo Catorce.- Se reconoce como jefe Supremo de este Movimiento del Ejército Renovador al C. General de División José Gonzalo Escobar.
Artículo Quince.- El jefe del Movimiento, general en jefe del Ejército Renovador de la Revolución, tendrá todas las facultades necesarias para dirigir la campaña militar en el país y para dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclame el triunfo del movimiento y de los intereses de la Nación.
Al invitar al pueblo mexicano para que secunde esta protesta armada, como única forma de amputar los fatídicos males que agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conocimiento de que se ha agotado toda esperanza de mejoría nacional, mientras Plutarco Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la nación, con esos fines aviesos que siempre han constituido su norma de conducta, prefiriendo derramar nuestra sangre antes que permitir que este hombre claudicante ultraje en forma tan ostensible las libertades cívicas que la gran Revolución ha conquistado para mengua de retardatarios y traidores , después del infame asesinato del general Alvaro Obregón, en el negro oleaje de un porvenir incierto, acto en el que se ha considerado a Plutarco Elías Calles como responsable verdadero y directo, después de las declaraciones premeditadas y antes del crimen nefasto, en las que aseguraba que se dejaría al país en libertad para entrar de lleno al "Régimen Constitucional" libre de todo caudillaje, declaraciones burladas con el más ejemplar de los cinismos después de la descarada actuación de este hombre funesto, dirigiendo a mansalva el tinglado de la política imposicionista, después de la matanza de hermanos en los Estados de Jalisco, Colima y Michoacán, tan solo porque reclaman el sagrado derecho en que se basa la libertad de conciencia, después de la insuficiencia del licenciado Emilio Portes Gil para sacudir el lastre oprobioso del hombre que sigue siendo el responsable de que el suelo de la patria se manche de nuevo, con la ruptura de todas las libertades después de que el Estado de Sonora se ha hostilizado pisoteando brutalmente su autonomía, después de traer la convicción plena de que el índice de Plutarco Elías Calles ha señalado el camino a los puñales que hirieron a su protector vilmente traicionado, Alvaro Obregón, a Flores Gil, Villa, Gómez, Serrano y últimamente al general Samaniego, no queda otro camino dignificante más que decir a nuestro pueblo "A las armas", la defensa de las libertades nacionales exige de nosotros un nuevo esfuerzo.
Ya exterminamos del poder a los retrógradas, hay que exterminar ahora a los traidores de la Revolución y de la libertad.
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, para obrar de acuerdo con nuestras leyes a costa de tantos sacrificios conquistadas.
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Al darle la primera pasada y sintiendo el fuerte contenido del documento le reviro; tío, dame hasta la semana que entra para poder digerir el contenido y de esa forma, poderlo discutir contigo con bases mas sólidas. De acuerdo me revira. Todo esto era algo que yo jamás había escuchado en las clases de historia y por lo mismo, me sorprendía profundamente y, así se lo comunico a mi tío. El sonríe cuando me responde: Acuérdate que la historia siempre la escriben los ganadores y esta batalla, desafortunadamente nosotros la perderíamos.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XV
Ricardo Valenzuela
Durante toda esa semana leía y releía el Plan Hermosillo e inclusive, lo comentaba con mis compañeros del departamento en el que vivíamos en la zona rosa de la ciudad, todos ellos sonorenses y mi primera sorpresa era en el sentido que ninguno de nosotros estábamos enterados de ese pasaje de nuestra historia. Como don Gilberto me había pedido, me transportaba en mis pensamientos a la época en la cual ellos habían vivido esa experiencia, y realmente no entendía cómo era que se atrevían a retar a Calles. No podía visualizar a don Gilberto Valenzuela, ese hombre que mi padre idolatraba y describía como la representación de la serenidad, de la legalidad iniciando un movimiento armado.
Esa semana me presentaba a mi reunión con el tío sediento de aclarar mis dudas. Ya instalados en la bella salita y sin perder tiempo le solicito; tío, no te había pedido esto, pero quiero que me describas a Madero. Sonríe y con cierta malicia me pregunta: ¿Por qué ahora el tema de Madero? Porque veo en el Plan Hermosillo mucha similitud con las circunstancias que le dieron vida al Plan de San Luis de Madero. Sonríe de nuevo y me dice; veo que hiciste tu tarea no solamente analizando el Plan Hermosillo. Claro le reviro, porque pienso que en todo esto hay grandes conexiones.
Veo entonces a don Gilberto el dirigirse a un viejo escritorio y buscar entre la gran cantidad de documentos, hasta que finalmente emerge con uno en la mano y me dice: Esto es algo que expresé hace muchos años de Madero, pero tiene todavía alguna vigencia y repito, alguna. Inicia el documento con fecha de Febrero de 1936:
“El amor a la patria y el culto a los héroes; el amor a la verdad, a la justicia y a la libertad tienen, en las almas puras, las características de religión.
Devotos fieles de esta religión, venimos hoy humildes y reverentes, ante el altar de la Republica, a rendir un tributo de gratitud y de cariño al mártir más excelso de la Republica Mexicana, al hombre—faro de esa gran tragedia nacional.
Porque precisa decirlo claro y alto: de todos los precursores de la revolución, de todos los hombres que han tenido en ella función orientadora, mando o ejecución alguno tan grande, ninguno tan noble, ninguno tan justo y ninguno tan puro como Francisco I. Madero.
Madero es grande, ante todo y fundamentalmente, porque, no obstante haber nacido en hogar privilegiado, no obstante haber sido educado en los mejores colegios nacionales y extranjeros, no obstante haber gozado siempre de tranquilidad y bienestar, de riquezas y de honores, comprendió como pocos y sintió como ninguno las ansias de redención y mejoramiento que palpitan en la conciencia del pueblo.
Madero es noble, porque concibió los problemas de Mexico y planteó las resoluciones de los mismos con un espíritu de amor, de fraternidad y de concordia, fortaleciendo siempre la unión y la armonía de la familia mexicana y condenando, sin reserva, a todos los sembradores de odios y a todos los sacerdotes de Huitzilopochtli.
Madero es justo, porque sintió de corazón el vergonzoso estado de la miseria y vasallaje en que Vivian las clases humildes y luchó, con entereza, para despertar en ellas conciencia plena de su condición humana, con todos sus atributos, naturaleza e inalienables, de desarrollo y perfeccionamiento, tanto físico, como intelectual y moral; sin desconocer por ello el derecho, también fundamental e imprescindible, de todas las clases sociales, a una vida mejor, de paz y progreso.
Madero es puro, porque, como el simbólico plumaje del poeta, cruzó, sin mancharse, por todos los pantanos y entró majestuoso, al templo de la historia, limpio de claudicaciones, de concupiscencias y crímenes. Madero es grande, noble, justo y puro porque, en una época de materialismo, sacrificó la tranquilidad, riqueza, hogar y vida por un ideal de justicia, de patriotismo y de libertad.
Críticos miopes, siguiendo la inspiración de politicos interesados, afirman inconscientes o calculadores, que Madero no se dio cuenta del problema social de Mexico, concretando, por esa razón, todos sus esfuerzos y todos sus sacrificios, en la redención politica del pueblo.
Pero ellos olvidan, a sabiendas que los problemas sociales de un pueblo constituyen un proceso complejo, en continua evolución, cuyas características van cambiando con las circunstancias y hasta con los caprichos o fanatismos de los hombres; de tal manera, que los problemas sociales de Mexico en 1910 no fueron ni un esbozo de los que la lucha armada planteó al país en 1917, y la situación politico—social abordada y resuelta con acierto, no puede compararse siquiera con las incógnitas de ardua y trascendental resolución que la situación actual presenta a la patria.
En esa virtud, la posición mas sabia y mas prudente para afrontar los problemas politico—sociales es, precisamente la que tomó Madero, la que tomó Juarez, la que han tomado en los tiempos que corren todos los grandes estadistas del mundo: hacer en la democracia una realidad viviente, no solo en el terreno politico, sino también y fundamentalmente, en el orden economico—social.
Si todos los intereses, todas las aspiraciones, si todas las creencias y todos los anhelos de un pueblo pudiesen hacerse oír en las cámaras representativas, las leyes de ahí emanadas tendrían que cristalizar el justo y debido equilibrio en el pensar, en el sentir y en el querer de todas las clases sociales, y de esta suerte, los problemas públicos de la nación serian planteados y resueltos con oportunidad y con acierto, sin imposiciones, sin violencias, sin odios, sin fanatismos, sin motines y sin rebeliones.
Este fue señores el ideal político social de Madero y es esta la norma que trató de imprimir al gobierno de la Republica; que tomen nota de ello los críticos interesados que pretenden deturpar o empequeñecer la majestad augusta de su nombre. Dicen también los enemigos de la democracia y de la libertad, que Madero no se dio cuenta de la realidad mexicana, y por ello fracasó en sus anhelos, fracasó en sus ideales y cayó victima de esa realidad.
Para los “libertadores” que así discurren, la realidad mexicana ha sido el atropello, la ley fuga, el asesinato politico, la traición, la burla sistemática de la voluntad popular, el monopolio, el coyotaje y el robo; todo elevado a la categoría de institución pública y practicado, con patente de impunidad, por los llamados mandatarios del pueblo.
Madero encontró, por su parte, que la “realidad mexicana” era un pueblo sencillo y noble, sano de cuerpo y alma, amante de la libertad y del orden, respetuoso de la justicia y de la ley, y enamorado, sobre todo, de su tierra y de su patria; un pueblo que, en el fondo de su conciencia, ha condenado siempre a todos los embaucadores, a todos los judas y a todos los delincuentes; un pueblo justo, siempre dispuesto a seguir el camino del bien, el camino de la equidad y de la ley; un pueblo heroico, resuelto a todos los sacrificios para hacer de Mexico una patria mejor, grande, fuerte y respetada.
Madero conoció estos dos aspectos de la “realidad mexicana”: la realidad de los caudillos, de los embaucadores, de los mercaderes de la democracia, de la libertad, y de la verdadera “realidad” de un pueblo sano, noble, capaz de todos los heroísmos; y precisamente porque comprendió la magnitud del peligro que entrañaba para la patria el que se perpetuase en el poder una dictadura de bandoleros; porque tuvo fe en el pueblo, en sus anhelos y en sus esperanzas, porque quiso hacer de Mexico un país digno, culto y grande, que figurase con orgullo en el concierto de los pueblos libres, no vaciló en arrojar el guante, al mismo tiempo a los tiranos, a los explotadores, a los mixtificadores de profesión y a los corruptos de oficio.
Y entró, así, Madero, a esta cruzada de redención y purificación nacional teniendo conciencia plena de la magnitud de la lucha y de los peligros que entrañaba; sabia bien quienes eran sus enemigos y cuales eran sus armas; presentía como Jesucristo el fin que le esperaba y, conciente de todo, consciente de su misión y su destino, enarboló, sereno y tranquilo, el lábaro de la redención nacional, cumplió heroicamente su deber, y santificó con su sangre la causa libertadora, fijando senderos de luz, de honor y de progreso a todos los mexicanos.
Nos ha dejado, la pureza de sus anhelos, el fulgor de sus ideales y la grandeza de sus heroísmos. Su inspiración fue de amor, de fraternidad y de concordia. Pugnó por basar nuestras instituciones y la solución de los problemas públicos, en la soberanía del pueblo, en una democracia efectiva y sana, que funcionase, no solo en el terreno politico sino también y fundamentalmente, en los ordenes economico y social.
Su criterio filosófico fue de un socialismo puro, patriota y democrático, que no reconocía ni toleraba mas dictaduras que la dictadura del orden, de la ley, y la dictadura de la justicia.” Termina y me mira descubriendo en mi rostro una gran confusión ante el uso del término socialista.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVI
Ricardo Valenzuela
Al terminar la lectura del documento me siento profundamente conmovido, pero al mismo tiempo totalmente confundido. Don Gilberto con esa gran sensibilidad que portaba se da cuenta y me pregunta: ¿Qué causa esa confusión que veo en tu cara? Pues no entiendo, le respondo, hemos estado hablando de la gran conciencia liberal de todos los líderes de la revolución y su lucha por la libertad, pero en este documento, al final describes a Madero como socialista y luego, afirmas que su socialismo era tal que no aceptaba mas dictaduras que la de la ley, siendo que en los países socialistas como los de la Unión Soviética, la ley es el instrumento que utilizan para proteger sus dictaduras….no entiendo.
Buena observación me revira. Primero, tienes que darte cuenta de que, nos saltamos la historia de 1929 cuando el Plan Hermosillo, hasta 1946 que es cuando produje este documento. Si le respondo, pero, ¿eso que tiene que ver? Todo, me revira don Gilberto. Han transcurrido más de 40 años desde el Plan Hermosillo y el mundo ha cambiado de forma drástica. En el mismo año de 1929, es cuando se inicia la gran depresión de los EU que luego se convirtiera en un fenómeno mundial. Los enemigos del liberalismo, de inmediato le colgaron la culpa de esa devastación y en algo tenían razón puesto que, Hoover ya como presidente de los EU, si no la provocaba, sí la fomentaba con una serie de medidas anti liberales.
El concepto de socialismo manejado en los años 40, no es igual al que se maneja hoy dia. Aquel era un liberalismo social a través del cual se buscaba armonizar los derechos individuales con los derechos sociales, es decir, un liberalismo pero con reglas para que los grandotes no se llevaran todos los dulces de la piñata. Era un concepto tratando de divorciarse del liberalismo que se había desprestigiado con la gran depresión. Pero mira, me dice ahora, te lo dejo de tarea para la semana entrante y lo discutimos. Investiga que fue lo que ocurrió en la Gran Depresión de 1929 y sus consecuencias, luego lo ligamos con nuestra rebelión en Sonora y mis conceptos expresados acerca del pensamiento y la filosofía de Francisco I. Madero.
Mis conversaciones con don Gilberto entraban en una etapa sumamente interesante y, ahora me preparaba para investigar que era realmente lo que había provocado la famosa Gran Depresión de 1929. Como en el TEC me habían quedado pendientes dos clases para recibir también mi título de Licenciado en Economia, me había inscrito en la facultad de la UNAM para que se me acreditaran y luego el TEC revalidándomelas, me permitiera ya recibirme de economista. Sin embargo, eran los años 70 y la facultad de economía de la UNAM era un capullo de marxismo y desde el primer dia de mi asistencia, me daba cuenta de que nada bueno extraería de ello, por lo cual, preferí inscribirme en la maestría de administración, en donde el Profesor encargado de las clases de economía—un despistado argentino liberal—me sería de gran ayuda en mi búsqueda e inclusive sería él quien me convenciera de regresar el TEC para recibir mi título de economista.
El desplome de Wall Street de Octubre de 1929, y la gran depresión que le siguiera, permanecen como uno de los grandes misterios de la historia económica del mundo. Los EU durante los años 20 permanecía siendo una economía laissez—faire en la cual, los hombres de negocios tenían total libertad para llevar a cabo sus propios arreglos y los trabajadores eran libres para negociar sus salarios de acuerdo con los dictados del mercado. Pero esta economía autorregulada cargaba ya una peligrosa amenaza. Las industrias americanas estaban protegidas de la competencia extranjera a base de altas tarifas. El presidente Wilson había iniciado un encomiable esfuerzo para eliminarlas pero los republicanos que le siguieron: Harding, Coolige y Hoover no le dieron seguimiento a sus gestiones.
Los actos legislativos Fordney—McCumber de 1922, y el mas grave, Smoot—Hawley de 1930, el cual Hoover se negó a vetar, fueron golpes devastadores al comercio mundial y por lo mismo, golpes igual de graves y devastadores para la economía de los EU. Es un hecho el que los presidentes de la época—todos republicanos—y el liderazgo del congreso, fallaron miserablemente al no atreverse para enfrentar a la Federación Nacional de Manufactureros, a la Federación Americana del Trabajo, a las presiones de poderosos grupos con intereses muy particulares, y sobre todo, las presiones de los estados industriales y ante ese panorama, la filosofía de libertad de mercados que supuestamente ellos promovían, fue estacionada e inmovilizada.
Los EU acompañados por Inglaterra la otra gran potencia financiera e industrial, durante los años 20 se dedicaban a tratar de mantener un mundo “próspero” inflando el inventario internacional de dinero ya contaminados por las ideas de quien luego fijaría la estrategia económica del planeta entero durante la segunda parte del siglo; Keynes. Esto era posible debido a la creación en los EU de algo que nacía en secreto, sin un acuerdo legislativo y sin control. Inclusive, sin el conocimiento del público o de la comunidad de negocios: El Fondo de la Reserva Federal. De esta forma el crédito que en Junio de 1921 era de 45 billones de dólares, para Julio de 1929 era ya de 75 billones de dólares, un 70% de expansión en 8 años.
Este manejo deliberado para inflar el crédito se aplicaba no solo de forma domestica en los EU sino a nivel internacional. Los EU demandaban ahora de sus aliados el repago de los prestamos de guerra, pero al mismo tiempo promovían a gobiernos y negocios internacionales a “levantar” capital en Nueva York con el gancho de su politica de dinero barato y su interferencia en el mercado mundial de bonos. Los líderes americanos en esos momentos, abandonaban formalmente su filosofía Laissez—faire de libre comercio y monedas fuertes para tomar la ruta suave de altas tarifas e inflación. Las industrias protegidas por esas altas tarifas, los exportadores subsidiados, y los banqueros flotando los bonos fueron los grandes beneficiados. Pero los grandes perdedores sería el pueblo americano como un todo cuando les negaban los competitivos precios de productos importados, luego sufrirían de una incontrolable inflación, y finalmente se convertían en las victimas de la devastación total.
La inspiración que provocaba esta masacre era el libro de Keynes; Trac on Monetary Reform publicado en 1923. El gran mito emergente en los años entre las dos guerras, era el que Laissez—faire había provocado la tragedia y el salvador era precisamente Keynes quien se convertía en el mas entusiasta promotor de la interferencia gubernamental, para salvar el mundo ante la anarquía del capitalismo. Los implementadotes de esta nueva politica serían Benjamín Strong, gobernador del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, y Montague Norman, gobernador del Banco de Inglaterra, ambos adoradores de Keynes. Como era clásico las políticas de Keynes en el corto plazo daban la apariencia de funcionar, tal vez por ello cuando alguien lo cuestionaba, el afirmaba; en el largo plazo todos estaremos muertos.
Cuando Hoover asume la presidencia en 1929, el mecanismo de la debacle de Wall Street estaba ya listo. Cuando la magnitud de la crisis hirviendo se identificaba con claridad, Mellon Secretario del Tesoro recomendó abandonar las políticas intrusivas y regresar al laissez—faire para que el mercado se depurara estilo Shumpeter. Pero Hoover no seguiría el consejo y ordenaba continuar con la inflación del crédito. El FED agregaba más de 300 millones en Octubre de 1929. La Gran Depresión se iniciaba.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVII
Ricardo Valenzuela
Era la primera vez que exploraba ese fenómeno que arropara al mundo entero, y sobre todo, le diera un rumbo diferente a la historia y me encontraba en un estado de casi histeria al darme cuenta de su importancia y la poca información disponible para realmente entenderlo. En las escasas referencias que yo había tenido en mis años en el TEC de Monterrey, nos la describían como una plaga provocada por la anarquía surgida en los mercados por la falta de control de los mismos. Luego pensaba en la parábola de la piñata de mi tío Gilberto en la cual, al romperla, los chamacos grandotes se adueñaban de todas las golosinas. Pero ahora me daba cuenta de que ese no era el caso.
En estos momentos y 30 años después de las reuniones con don Gilberto, aun con más claridad puedo entender las frustraciones que en algunas ocasiones expresaba. Durante sus primeros mil años el mundo posterior a la avenida de Cristo, había vivido una verdadera anarquía en lo que se conoce como The Dark ages, en donde privaba la ley del mas fuerte. A partir del siglo XI aproximadamente, la iglesia tuvo que intervenir para terminar con esa ley de la selva y, se iniciaba así la edad media en la cual el ser humano se organizaba ahora en los reinos que establecían una economía feudal, la cual prevalecería durante casi otros mil años.
Arribaría luego el Renacimiento para iniciar el gran cambio. El hombre pasaba del misticismo a un mundo más práctico y de orientación a la satisfacción de sus necesidades materiales, a creer más en la ciencia, a darle importancia al mundo terrenal. Para el siglo XVII la economía feudal dominaba lo que hoy conocemos como el mundo occidental en la cual, el estado—los monarcas—tenían control absoluto de su operación a través de otorgar concesiones para el suministro de los productos necesarios para la sociedad, lo cual formaba monopolios con la bendición real, y por supuesto, se formaban las clases sociales que básicamente se constituían de los monarcas, los nobles y los plebeyos.
Sin embargo, a partir de ese siglo XVII en Inglaterra el reinado de James I elevaría el mercantilismo a su máxima expresión cuando tratando de concentrar toda la actividad económica en su reino, cancelaba permisos de los fabricantes de telas quienes enviaban sus productos a Holanda para su coloración y acabado. Holanda de inmediato cerraba sus mercados a las importaciones inglesas y se producía una grave recesión, cuyo desenlace se traduciría en la ejecución de su sucesor Charles I y, en la primera rebelión en contra de esa economía feudal. Sin embargo, España permanecería sólida en el manejo de sus economías mercantilistas, en especial en las colonias.
Fue precisamente durante el siglo XVII en Inglaterra cuando los primeros brotes de ideas liberales emergieran a la superficie de la conciencia social que, luego madurarían para darle vida a ese poderoso movimiento intelectual con la suficiente audacia para retar algo que durante siglos había permanecido como dogma: el mandato divino de los monarcas. John Locke publicaba su: “Dos tratados de Gobierno” argumentando que antes del estado, existían los derechos naturales del hombre como la verdadera herencia divina, el derecho a la vida, la libertad y la propiedad.
Esta corriente intelectual lograría su epicentro y base en la magna obra de Adam Smith; “La Riqueza de las Naciones,” que vendría a provocar la ya en capullo Revolución Industrial. El ingreso de los ciudadanos de Inglaterra había permanecido estático durante el último milenio situándose en menos de 1000 dólares anuales a valores presentes, a partir de la publicación de la obra de Smith y durante los siguientes cien años, se dispararía a casi 9,000 dólares, creando esa nueva burguesía. Hombres que antes no tenían ninguna posibilidad de escalar la pirámide social en el esquema feudal, ahora lo hacían a base de esfuerzo, competencia y trabajo, se abría un nuevo capitulo de la historia mundial.
A diferencia de la Nueva España, en las colonias inglesas del nuevo mundo, los escritos de los nuevos ideólogos liberales se convertían en la lectura popular y en especial, la Biblia de un grupo de hombres quines luego se les conocería como “los padres fundadores” de lo que ya se asomaba como una nueva nación. Al inicio del siglo XVIII emerge un proceso que para su final había madurado considerablemente; el traspaso de poder de las clases reinantes a la sociedad civil. La revolución de independencia de los EU, inicia un enfrentamiento que perdura hasta el presente: el viejo establishment contra la sociedad civil disputándose ese poderoso afrodisíaco; el poder.
Los EU luego de lograr su independencia, le darían una lección al mundo la que expresara apasionadamente en sus escritos Alexis de Tocquevile cuando visitara la nueva nación para producir su obra: “Democracia en América.” Tocqueville describía con asombro cómo la sociedad civil era la propietaria del poder portando un pequeño gobierno totalmente controlado y limitado, y con una visión profética, aseguraba que en unos cuantos años, esta nación dominaría el mundo. España y Portugal con gran nerviosismo atestiguaban el fenómeno de los EU y, la Santa Inquisición incluía en su lista de libros herejes todas las obras liberales.
Lo que no podrían ocultar era la forma en la cual las colonias inglesas lograban su libertad lo cual, de inmediato provocaría movimientos similares en las suyas. Mexico sería prácticamente el primero de ellos al iniciar el vuelo hacia esa ansiada libertad, pero sin mapa, compás ni ruta de vuelo, el resultado era muy diferente. Nos deshacíamos de la tutela de España, mas no de su sistema político de autocracia lo cual nos envolvería en un siglo de competencia entre cantidad de aspirantes para escalar el altar de la tiranía, que perduraría durante los siguientes cien años.
El siglo XIX sería el de la expansión del liberalismo y la revolución industrial pero en una parte muy concentrada del mundo; el norte de Europa y los EU, lo cual provocaría una asombrosa creación y concentración de riqueza. Mexico a diferencia de los EU, se envolvía en sangrientas luchas intestinas que provocarían la formación de dos Imperios, la invasión de Francia, la de EU, la pérdida de la mitad de nuestro territorio y lo mas grave, la pérdida de todo el siglo XIX en el cual se definían las naciones del futuro.
Pero desde el nacimiento del liberalismo, nacía también la contra ofensiva de parte del establecimiento que siempre había controlado al mundo y, a la cabeza de tal movimiento, marchaba la iglesia católica. Ello se combinaba con el florecimiento del comunismo que a principios del siglo cobrara su primera víctima en Rusia. A finales del siglo XIX, la encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum, marcaba una nueva ruta. La primera guerra mundial era el inicio de manifestaciones de las viejas fuerzas para contrarrestar esa nueva libertad adquirida por la sociedad lo cual, en México se conjugaba con una revolución iniciada como liberal, pero su desenlace pariría la dictadura estatista que lo dominaría durante casi todo el siglo XX.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVIII
Ricardo Valenzuela
En mi siguiente reunión con Don Gilberto, llevaba yo ya una clara idea de los sucesos que agredían al liberalismo al inicio del Siglo XX. Un parte aguas en esta contra ofensiva, sería la creación del Fondo de la Reserva Federal en los EU, luego que el cartel de banqueros encabezados por J. P. Morgan, se reunieran en una isla en la costa de Georgia en 1913 para establecer la estrategia y convencer al Congreso de la necesidad de un banco central, cuando la realidad era crear un arma para eliminar la competencia. En esa reunión nacería el FED se conocería por muy pocos como; La Criatura de Jekyll Island.
Ahora entendía con más claridad la famosa parábola de la piñata del tío Gilberto en la cual, al romperse, los niños mas grandotes eran los que se hacían de la mayoría de las golosinas. El liberalismo era, como inclusive Marx lo había definido, una gran maquina de creación de riqueza, pero siendo algo novedoso, no existían los marcos para que el juego fuera justo y parejo, por lo cual, manipulando sus esquemas, esa riqueza se concentraba en muy pocas manos creando los grandes capitales de la era: Morgan, Rockefeller, Rothschild, Warburg, Kuhn—Loeb en al área de la banca mundial, y en otras como la del petróleo, el mismo Rockefeller llegó prácticamente a tener el monopolio mundial, puesto que, las reservas de Arabia todavía no eran descubiertas.
Entre el compulsivo deseo del viejo establishment de recuperar control que perdían con el liberalismo, y esa concentración de riqueza provocada por la ausencia de reglas, creaban un campo muy fértil para las agresiones que se preparaban en contra de esas nuevas libertades civiles. Se creaban, como consecuencia, dos bandos; los redentores de los abandonados por ese liberalismo que ahora calificaban de cruel y, los que identificaban la oportunidad de una vez más apropiarse del poder. Los segundos utilizarían diferentes estrategias, pero una de ellas, era el identificarse como los del bando contrario, redentores de los desvalidos y de esa forma, su mensaje cobraría una fuerza descomunal. Los nuevos capitalistas, ya fueran parte del cartel amafiado o realmente auténticos empresarios, se convertían en los culpables de todos los males de la humanidad.
Así me presento a la siguiente reunión con el tío quien sonriendo me recibe preguntando; ¿Descubriste algo? Creo que si, le respondo, aunque también se me presentan infinidad de dudas. A ver, me dice don Gilberto, exponlas. En primer lugar, no entiendo por qué al arribar el liberalismo, se formó esa concentración de riqueza en muy pocas manos. Piensa por unos segundos e inicia: “Ya hemos hablado de que el liberalismo era algo novedoso y por lo mismo, aun en pañales. La base de esta filosofía, el mercado, realmente no existía como tal después de siglos de feudalismo, mercantilismo y economías totalmente controladas y manipuladas por los diferentes estilos de gobierno. Pero es importante aclarar el que, a pesar de esa concentración, la población en general prosperaba, pues algo le salpicaba de esa nueva riqueza.
En una economía moderna, siempre ese tipo de hombres emprendedores son necesarios, y siempre, óyelo bien, siempre, habrá cierta concentración de riqueza, puesto que, son ellos los que la están creando. Ahora, la función de un buen gobierno debe ser el crear las avenidas para esa formación, y nunca, óyelo bien igual, vestirse de redentor invadiendo ese campo que tanto ha perjudicado a la humanidad; la redistribución de la riqueza, porque es cuando los gobiernos se convierten en esos entes de la demagogia, con el poder para destruir decidiendo quien es merecedor de esa riqueza, y sobre todo, quienes deben ser los ganadores o los perdedores. Pero además, en ese proceso de transferencia, se forman las inmensas burocracias dedicadas a ello, y en el tránsito, lo que les llega a los necesitados es tal vez el 10% de lo expropiado.
Ante la nueva avenida del liberalismo, se reunieron dos de las pasiones mas poderosas del hombre, por un lado la ambición que en si, es el motor que impulsa las economías libres, pero llevada a ciertos extremos y sin las avenidas legales para darle curso, es cuando se pierde la proporción de las realidades. En la otra cara de la moneda y ante esos nuevos millonarios, nacía la envidia de los que no tenían lo mas elemental, e inclusive, de los que si lo tenían pero compulsivamente deseaban mucho más. El poder de esos nuevos capitalistas, llegaba a tales niveles que rivalizaba con el de los gobiernos, y ello, se convertía en el gran dolor de cabeza para la clase política que no quería compartirlo.
Los representantes clásicos de esa nueva fuerza, eran primero, John D. Rockefeller, quien prácticamente llegaba a tener el monopolio del petróleo a nivel mundial, y segundo, J.P. Morgan, quien llegaba a controlar los mercados financieros de tal forma que, se convertía en el perpetuo salvador del gobierno de los EU en sus crisis financieras, cuando él mismo orquestaba sus rescates. Se convertían también en los hombres más odiados, no solo de los EU, sino del mundo. Sin embargo, a 60 años de distancia de esos acontecimientos, yo ahora los observo como un proceso natural de algo que iniciaba y debía construir sus avenidas. Pero al inicio del siglo, el potaje estaba listo para la gran ofensiva en su contra.
En México, la situación era muy diferente, puesto que, al no haber participado en la Revolución Industrial, no se creaba la riqueza de la forma que lo hacían los EU, y por ello, el problema era más grave. La economía feudal, que existía desde la época de la colonia, creaba la concentración de la poca riqueza existente, y sobre todo, la concentración de la tierra. Sin embargo, de ello se culpaba al “liberalismo” de la dictadura Porfirista que nada tenía de liberal.
Ahora, si nos trasladamos a 1929, cuando Calles iniciaba la estructura política para el control total del país, nos daríamos cuenta de que coincidía con el estallido de la Gran Depresión iniciada en EU que tomara proporciones mundiales. La idea de Calles era aglutinar a todos los segmentos de la población en el partido, para de esa forma, evitar la emergencia de una verdadera sociedad civil, y así, identificar el Estado como el padre amoroso a cargo de todas las necesidades de sus hijos. Ya el estado controlaba la tierra a través del ejido, ahora con esta nueva tenaza, se proponía controlar el resto de la actividad económica, y por supuesto, concentrar todo el poder político en su persona.
Por ello fue que nos rebelamos contra lo que Calles cocinaba; la dictadura de un partido, pero controlado por él, y eso era la dictadura de Calles que le diera vida al sistema político de la autocracia que actualmente tenemos. Pero nuestro movimiento fue ferozmente aniquilado por las fuerzas del ejército regular muy superiores, cuando el mismo Calles asumiera la Secretaría de Guerra. De esa forma nacía el Maximato y la dictadura de Calles, para luego convertirse en la dictadura del PRI. Ante el fracaso de nuestra campaña, yo tuve que abandonar el país puesto que Calles ya fusilaba a los Generales y líderes militares que habían logrado apresar.
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIX
Ricardo Valenzuela
Continuaba don Gilberto: Ante las agresiones al liberalismo de parte de todos los segmentos de la sociedad y, en especial la iglesia, los otrora liberales nos empezamos a etiquetar como socialistas, pero con un sentido diferente. Ya a finales del siglo XIX el papa León XIII publicaba su encíclica Rerum Novarum, en la cual, lo criticaba con gran fuerza y sembraba la semilla para lo que luego se conocería como economía mixta nacida del positivismo de Comte. Por ello, el liberalismo individualista era definitivamente enterrado para darle avenida a uno con esa conciencia social, un liberalismo expropiado de la frialdad que le habían construido esos hombres que en Sahuaripa conocíamos como “pela vivos.”
Al abandonar el país, luego de que Calles aplastara nuestro movimiento, me tuve que refugiar en los EU, primero en El Paso, Texas, y después en Arizona, y el exilio, me daría la oportunidad de algo muy valioso. El ser espectador en primera fila de primero, la forma en que explotaba la Gran Depresión, y segundo, de cómo la administración de Rossevelt iniciaba el verdadero derrumbe de la estructura liberal de los EU mediante su New Deal. El año de 1929 coincidían el inicio de esa Gran Depresión, cuando en octubre el mercado de Wall Street explotara y, la formación del Partido Nacional Revolucionario de parte de Calles. En cierta forma, el PNR era el New Deal a la mexicana, con el cual Calles aprisionaba el futuro de los mexicanos.
FDR era un hombre emanado de la realeza de los EU y educado en Harvard. En su corta carrera política, ya se identificaba como un gran despilfarrador del dinero público. En su paso por el Departamento de la Armada, emergía también como el primero de los politicos de esa era, de entregarse a los novedosos “lobby men” y congresistas aspirando grandes contratos. Fue en esa época en la cual estableciera una muy fuerte relación con el patriarca de los Kennedy, Joe. Rossevelt se creaba reputación de un habilidoso hombre para la mentira. Pero era también un hombre de una gran tenacidad y capacidad para enfrentar la desgracia y, lo demostraba exhibiendo un gran espíritu de lucha cuando era atacado por la fatal polio. En su toma de posesión en 1933 acuñaría su famosa frase: “A lo único que hay que temer, es al mismo temor.”
Durante los últimos seis meses de la administración de Hoover, una pálida recuperación asomaba la cual, de inmediato se identificaba como; “El mercado de Rossevelt. FDR inicia su famoso plan de los 100 días el cual, daba la apariencia de un furioso movimiento pero que, el hombre clave que lo ayudaba a seleccionar su gabinete; Raymond Moley, describía de esta forma: “Tal vez los historiadores del futuro puedan encontrar algunos principios en todos estos movimientos, puesto que yo no he podido.” Con la formación de la Corporación Financiara para la Reconstrucción, FDR iniciaba la toma por asalto de la economía del país, e iniciaba una larga intromisión del gobierno en las actividades bancarias, antes campo exclusivo de la iniciativa privada.
A la formación de dicha corporación le seguirían una serie de piezas legislativas como: The Loans to Industry Act, the Home Owners Act, the Sales of Securities Act, the National Labor Relations Act, the Wagner Act dándole gran poder a los sindicatos. Luego atacaba a la agricultura con su Soil Conservation Services, the Soil Conservation Act y otros cuya estrategia era el conservar los votos de los agricultores, inflando artificialmente el precio de sus productos con el nacimiento de los subsidios, pero lo mas grave, inflaba también el precio de los productos el consumidor. Pero tal vez la pieza más brillante de este nuevo estatismo, lo sería The National Industrial Recovery Act, para establecer una nueva economía planeada por el gobierno y de esa forma, archivar los mercados libres del siglo XIX.
Entre tanto en México, Calles, pienso yo en mucho inspirado por este asalto, iniciaba también el tejido de su red para aprisionar el pueblo en un nuevo estatismo. Se formaba el Banco de Mexico que hasta la fecha, permanece siendo un instrumento de control para el Presidente en turno. Con la formación del PNR, Calles aglutinaba a “todas las agrupaciones revolucionarias,” es decir, todas aquellas que apoyaran la doctrina de la revolución, doctrina que nunca fue explicada. El nuevo partido luego afirmaba reconocer en los obreros y campesinos, el factor más importante de la colectividad mexicana, y de esa forma sentaba las bases de un populismo doctrinario que fraguaría mas tarde. Afirmaba también, el que se respetaría la autonomía de los partidos locales, pero los centenares de partidos existentes, desaparecían para afiliarse el PNR naciendo ese monopolio político que permanece hasta la fecha.
Calles se convertía así en el poder absoluto ya sin la sombra de hombres como Obregón. La situación económica de Mexico era realmente grave, pero Calles, tal vez en una de sus actos de astucia y sentido común, daba el visto bueno para que Luis Montes de Oca ocupara la Secretaria de Hacienda y convertirse en el cirujano financiero del país. Luis Montes de Oca era uno de los grandes liberales puros que todavía existían en el país y, jugaría un papel muy importante en un acontecimiento histórico que muy poca gente en Mexico conoce. Pero nos ocuparemos de ello mas adelante. En 1930 Luis Montes de Oca logra una inteligente reestructuración de la deuda mexicana, en algo que luego se convertiría en un perpetuo ritual.
La Gran Depresión, los efectos destructivos de la revolución, y ahora los problemas politicos, provocaban una muy grave crisis económica en el país que alcanzara su punto mas álgido en 1932, cuando el PIB disminuyera en un 16% respecto a 1929. La producción minera había disminuido en un 50% y para contribuir aun mas al problema, casi medio millón de mexicanos que trabajaban en los EU, se repatriaban. Todo esto era aprovechado y el nuevo partido de Calles establecía como plataforma el que, había una gran necesidad de seguir una politica de diversificación mas nacionalista en la cual, “el Estado jugara un papel más activo.” Se sentaban así las bases para esa economía mixta, sin pies ni cabeza, que hasta al dia de hoy nos arropa y ha mantenido al país en la pobreza.
Para el grupo gobernante el meollo del problema, era el que el centro real del poder no estaba en la presidencia, sino en una persona que no ocupaba cargo formal; Plutarco Elías Calles. Asistía a las reuniones de gabinete y en muchas ocasiones tenía la última palabra. El gobierno compartido, toma su antecedente en la influencia que el mismo Obregón había ejercido en la administración de Calles, pero ahora era mucho mas abierta y provocaba serios problemas cuando las órdenes emanadas de la presidencia, solo eran obedecidas por el gabinete, gobernadores, lideres de partidos, los militares, si estos consideraban que estaban avaladas por el jefe máximo.
Pascual Ortiz Rubio, tuvo que renunciar a la presidencia en septiembre de 1932, cuando ya no contaba con la confianza del Gral. Calles, y por lo tanto, no ser obedecido por sus supuestos colaboradores. Ortiz Rubio era sustituido por un incondicional de Calles y paisano sonorense, el Gral. Abelardo Rodríguez, quien se dedicaba a administrar, hacer negocios amasando su gran fortuna, y dejaba el manejo político en manos de Calles.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XX
Ricardo Valenzuela
Con una frase de gran profundidad y significado, don Gilberto ahora me había obsequiado una copia de un interesante discurso que pronunciaba en la conmemoración del V aniversario de la fundación del Instituto de Estudios Económicos y Sociales, y al mismo tiempo, el VI de vida de su órgano oficial “El Economista.” El tema del discurso era “La Reconstrucción del mundo en el periodo de la postguerra.”
Léelo con profundidad, estúdialo y analízalo para luego comentarlo pues en ese documento, va mucho de mi pensamiento economico que veo te interesa. Claro le respondo, te prometo hacerlo. Esa semana me dedicaba en cuerpo y alma a la tarea y al hacerlo, cada página que abría me develaba un ángulo diferente de este hombre, pero todos con el mismo sello de patriotismo, humanismo, honestidad y una gran integridad intelectual.
“Quiso el destino que esta conmemoración se realizara cuando la humanidad toda se conmueve a los embates de una guerra titánica que cambiará radicalmente las normas de vida de los pueblos.”
“Porque independientemente de la destrucción catastrófica de vidas y riquezas que esa lucha gigantesca ha ocasionado a beligerantes y neutrales; independientemente de las transformaciones básicas que ha determinado en la organización social, económica y politica de las naciones; independientemente de la miseria y hambre que va sembrando por doquiera, precisa reconocer que la guerra misma constituye en si, una etapa dolorosa de la revolución social, económica, politica y moral que se registra en todos los continentes.”
“Ningún pueblo civilizado justifica ya la explotación del hombre por el hombre; el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; el mantenimiento de desigualdades y privilegios basados en la posesión de la tierra y las riquezas; el acaparamiento de artículos de primera necesidad en perjuicio del consumidor; los monopolios; la explotación inicua de pueblos débiles y la supervivencia de la esclavitud y el vasallaje, tanto entre los individuos como entre las naciones.”
“La guerra acabará seguramente con los abusos del liberalismo individualista del siglo XIX y se iniciará el nuevo ciclo: el ciclo que yo llamaría del liberalismo social con una nueva responsabilidad.”
“Habrá que reconstruirlo todo: casas, fabricas, ciudades, carreteras, ferrocarriles, puertos, barcos mercantes etc., habrá que revisar las bases mismas de la vida social y será preciso establecer también nuevas normas y nuevos derroteros en la vida internacional.”
“Esta es, en síntesis, la tarea gigantesca que el destino ha deparado a todos los pueblos de la tierra. Toca a los gobiernos, a los parlamentos, a las instituciones científicas y a los hombres de buena voluntad, enfrentar estos problemas con espíritu sereno, con pleno conocimiento de causa y con el propósito decidido de servir al mismo tiempo a la patria y a la humanidad.”
“El Instituto de Estudios Económicos y Sociales y sus miembros en lo particular, tenemos conciencia plena de la misión que nos corresponde en esta hora trágica de la humanidad, y estamos dispuestos a cumplir nuestro deber sin presunciones ni jactancias, prestando nuestra humilde colaboración al Gobierno de la Republica, a los países de América y a todos los pueblos que nos quieran oír, planteando y encausando la resolución de los problemas indicados, sin odios ni fanatismos, a base de justicia y buena fe.”
“Será preciso reformar sustancialmente las leyes fundamentales de los pueblos:”
“No para aniquilar al individuo y a la sociedad, dejándolos a merced y el capricho de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar prácticamente y en perfecta armonía, los atributos esenciales del hombre y los derechos básicos de la sociedad:”
“No para sancionar desigualdades, ni reconocer privilegios a los poseedores de la tierra y la riqueza, sino para ofrecer a todos los hombres las mismas posibilidades de mejoramiento y progreso, sin más diferencias que las que surjan naturalmente de la virtud, el trabajo y el talento.”
“No para reconocer la explotación del hombre por el hombre, ni el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; sino para sancionar las garantías esenciales del trabajador como ser humano y garantizar también una competencia justa, equitativa y moral en la lucha por la vida:”
“No para fomentar el odio y la lucha de clases, sino para realizar la concordia y la unión entre todos los asociados, en un medio jurídico en donde cada quien ejercite sus derechos y cumpla sus obligaciones según las reglas de la equidad y la buena fe;”
“Y no para consagrar por último, la dictadura de un hombre o una clase social; no para crear un poder público autoritario y despótico, que lleve su osadía hasta profanar la misma santidad del hogar, pretendiendo controlar el espíritu y la conciencia de los hombres; sino un gobierno honesto, con facultades expresas, cuya misión fundamental sea equilibrar debidamente el ejercicio de la libertad individual con los derechos básicos de la sociedad, siempre dentro del orden y la sujeción de la ley.”
“Y se impondrá también la necesidad de que, en tratados internacionales:”
“Se reconozca la igualdad de todos los pueblos, grandes y pequeños, ricos y pobres, como sujetos de derecho internacional. Se consagren y garanticen, también expresamente, los derechos esenciales de las naciones para su organización, su desarrollo y progreso. Se condene en forma categórica, la explotación, la esclavitud y el vasallaje de los pueblos débiles por estados poderosos. Se restrinja cuidadosa y justificadamente, la independencia y soberanía de las naciones, en beneficio de la paz y tranquilidad internacionales.”
“Y se cree, por último, un organismo mundial, debidamente jerarquerizado, con jurisdicción plena para resolver en definitiva las controversias políticas y jurídicas que se susciten entre dos o mas estados y que no haya sido posible resolver por la vía diplomática, en el concepto de que dicho organismo deberá tener potestad pública universal para hacer cumplir sus resoluciones.”
“Estableciendo de esa suerte, un medio social interno que garantice a todo ser humano las mismas “oportunidades de bienestar y progreso,” y creando por otra parte, un medio jurídico internacional, con derechos y obligaciones precisos para los estados y con la facultad de ejercitar esos derechos ante organismos competentes, que tengan potestad pública para hacer cumplir sus resoluciones, quedarán así pacíficamente eliminadas casi todas las posibilidades de guerra…y nacerá entonces el verdadero Derecho Internacional.”
“Las fuerzas conservadoras, las que con la tradición, defienden sus intereses y privilegios, atacarán seguramente las reformas esbozadas, tildándooslas de anárquicas, de irrealizables y de líricas. Los sectores radicales, los abanderados de la violencia, los que pregonan a clarinadas, la revolución universal, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, dirán, por el contrario, que estas proposiciones son reaccionarias, capitalistas y retrogradas.”
“Precisa estar en guardia contra ambos fanatismos; precisa distinguir con claridad la voz cascada de los intereses creados y el alarido cavernario de la anarquía. Nada noble, nada trascendental puede edificarse sobre las bases del odio; sólo el amor, la concordia y el bien son imperecederos y fecundos.”
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXI
Ricardo Valenzuela
Hace unos meses, cuando leí de nuevo el documento proporcionado por mi tío, recordé la gran confusión que me provocó hace más de 30 años, cuando lo hice por primera vez. A mis escasos 23 años, no entendía el que Don Gilberto de forma agresiva criticara las dos corrientes de pensamiento de esa era; el capitalismo y al comunismo y luego me preguntaba; entonces ¿en que es en lo que mi tío cree? Pero ahora ya con el kilometraje de la vida lo puedo interpretar de otra forma, sin embargo, quise iniciar comunicación con un hombre que conoció profundamente a mi tío, y lo más increíble, aun vive, pero además, siendo otro de los admiradores y expertos en la vida del tío, porta intactas sus facultades mentales, las que a mi padre a sus 93 años lo han abandonado.
Mi padre me había hablado mucho de él y lo pude localizar. Se trata de un hombre de otra época, un viejo por demás sabio y sobre todo, un sonorense clásico de aquella sepa que aparentemente hace años se extinguió. Antonio Miranda, es un hombre nacido a principios del Siglo pasado en un pequeño pueblo de la sierra de Sonora, pero que a base de esfuerzo, tesón y trabajo, pudo trasladarse a la ciudad de México para iniciar una etapa de desarrollo intelectual que lo convirtieron en un gran pensador, filósofo, economista y gran sociólogo. Toño, como le dicen los amigos que le quedan, fue testigo de los principales acontecimientos históricos que moldearon nuestro país y nuestro Estado durante el siglo que recientemente ha terminado.
Pero además, Antonio no solo es un gran admirador de mi tío Gilberto, es un hombre que siempre ha predicado y reconocido el que, gran parte de las oportunidades que la vida le presentó, aun cuando emergiera de cuna humilde, se las debe a Don Gilberto Valenzuela quien fue el que primero lo motivó y luego, según sus palabras, con gran generosidad lo ayudó a trasladarse a la ciudad de Mexico y entregarle ese gran regalo al abrirle las puertas de la máxima casa de estudios de la era para educarse. Luego inclusive, tuvo la oportunidad de trabajar para él en las diferentes etapas de su vida profesional.
Después de hacer contacto con él, logramos acordar para recibirnos en su pequeño rancho de la sierra cercana a la frontera con Chihuahua a donde nos trasladamos mi buen amigo gringo, Tim Jackson y yo, para iniciar una de las aventuras más interesantes de nuestras vidas. Esta sería la primera visita de una serie que me ha permitido algo realmente excitante; prácticamente trasladarme al pasado para a través de esta mente tan brillante, hacer aclaraciones, recabar aun más información, y sobre todo, casi de nuevo volver a escuchar la voz de la sabiduría de don Gilberto Valenzuela.
Después de manejar durante mas de 5 horas, al arribar a su cabaña nos recibe un hombre alto, delgado, erguido y fuerte que definitivamente no representa los más de 90 años de edad y, con una gran sonrisa me tiende la mano cuando me dice; tu no te acuerdas, pero nos conocimos en uno de los últimos viajes de don Gilberto en casa de tu tía Aurelia—una de las hermanas de mi padre. Pero eso no es importante, tú eras prácticamente un niño, que gusto verte muchacho.
Después de nuestra primera ronda de conversaciones con el viejo Toño el día de nuestro arribo, veo mi reloj y sin darnos cuenta nos ha llegado la noche. Bien dice don Antonio, hoy hablamos de asuntos muy particulares, mañana me gustaría que tocáramos temas conceptuales e históricos. El frío empieza a arreciar y al asomarme veo algunas plumas de escarcha flotando en el viento. Me despido de ambos argumentando mi cansancio por el viaje y me retiro a mi pequeño cuarto para después de tirarme a lo largo de una tarima, quedarme dormido con gran profundidad. Durante la fría noche solo escucho el lejano aullido de un coyote y los chillidos del yorihuín.
Me despierta un fuerte aroma de café, pero ese de talega como el que hacían en el rancho de mi abuelo. Me levanto de inmediato y salgo a la rústica estancia para darme cuenta de que Tim ya se encuentra a un lado de la hornilla saboreando su primera taza. Me llama la atención una serie de libros de historia de México y de Sonora desplazados sobre la mesa del comedor de Toño, entre ellos una pequeña biografía titulada; “Gilberto Valenzuela; una vida consagrada al principio de la legalidad.” Me asomo por la única ventana de la cocina, y lo veo cargando un tercio de leña de mezquite para alimentar la hornilla, combatir nuestro frío e iniciar la preparación del desayuno.
Después de haber devorado unos huevos con machaca acompañados de la clásica tortilla de harina, frijoles maniados y una reconfortante taza de café, le pido a Toño; háblame de Sonora. Se queda pensando para luego afirmar; Sonora, un tema apasionante. Miren, nos responde, tengo muchos años, he visto tantas cosas, pero jamás había visto al Estado tan oprimido, tan vejado y la gente tan sumisa. En las noches me vienen a la mente hombres del calibre de Yucupicio, Benjamin Hill, Maytorena, Obregón, Calles etc, y la forma en que escribieron la historia del estado. Pienso también en los que les antecedieron, los que tuvieron que pelear primero contra los apaches a finales del Siglo XIX, y después contra los yaquis a principios del Siglo XX. Luego me traslado a mediados del siglo pasado para visualizar a los que realmente impulsaron el desarrollo de Sonora; Carlos Maldonado, Federico Valenzuela, Manuel P. Torres, Jesús Elías, Ignacio Soto, Constantino Laborín etc.
Veo luego un estado agachado, un estado que desde la época de Don Nacho Soto no había tenido un gobernador popular y querido por todos los sonorenses. Pero la grandeza de Don Nacho era su valentía. Recuerdo cuando en los años 50, tuvo el enfrentamiento con el congreso del estado manipulado desde el DF por los jerarcas del Partido. Don Nacho desapareció los poderes y los trasladó a Las Calaveras, el rancho de tu abuelo materno, ahí estuvo despachando por algún tiempo. A Yucupicio cuando era gobernador, también le quisieron establecer una gubernatura paralela a través de un comandante de la zona militar que le mandaron del DF. Yucupicio llamó a Cárdenas, que era presidente, y le advirtió; tengo 20,000 yaquis listos para defender la soberanía del estado, se lleva a este comandancito, o lo saco yo. Al día siguiente salió de regreso al DF.
Esos eran los sonorenses de entonces. Ahora veo una generación de agachados y sumisos. Otros pegados a la ubre del gobierno amasando dinero mal habido a cambio de su dignidad, de su integridad. Veo un estado que durante más de 20 años estuvo subyugado y los sonorenses callados. Los últimos 15 en particular han sido una vejación, una vergüenza y un insulto para todos. Pero miren, en Sonora hemos vivido el síndrome del elefante en la sala, todo mundo lo ve, todo mundo sabe que ahí está, todos le sacan la vuelta, pero nadie dice nada, y ahí sigue. Claro, hay también los muchos lambiscones que van y soban al elefante. La generación de ustedes está perdida, solamente las generaciones de jóvenes pueden rescatar al estado de esta situación vergonzosa.
Yo pienso que es muy importante el analizar cómo es que se fue tejiendo ese fenómeno en nuestro Estado. Insisto en que a mi me tocó conocer grandes sonorenses, y sobre todo, muy valientes. Yo era un niño cuando me tocó atestiguar la convención de generales en Agua Prieta, de donde surgió eso; el Plan de Agua Prieta, que fue solamente la rebelión de los Generales sonorenses en contra de Venuestiano Carranza. Pero es interesante el analizar cómo es que nació este famoso plan.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXII
Ricardo Valenzuela
En una de sus pausas le pregunto: Toño; ¿que piensas de los partidos? Yo pienso que la política la hacen las personas y no los partidos. En Sonora y en general en Mexico ha habido una enfermedad de partiditis y se ha olvidado que los partidos son configurados por los ciudadanos. Yo no creo en los partidos y nunca he creído. Sobre todo ante la situación que vivimos en estos momentos. Después de 70 años de monopolio del PRI, en el que yo sólo me acuerdo de los Pepinos en los 50s disputando la gubernatura a Don Nacho, durante todo este tiempo el PRI había sido el Dios de los mexicanos. Ahora ha ganado el PAN y quieren hacerlo el nuevo Dios de la política del estado. Yo creo en los hombres no en los partidos.
Hay una anécdota que vivió Don Gilberto Valenzuela tío de Ricardo. En los años 50s siendo él ya un hombre grande y ministro de la Suprema Corte de Justicia; lo mandó llamar el presidente Ruiz Cortinez para notificarle que “el partido había decidido hacerlo senador.” Cuando el presidente le pregunta; ¿que le parece Licenciado? Don Gilberto le responde; “lo siento mucho pero no puedo aceptar. Y no puedo aceptar porque no soy miembro del partido, nunca lo he sido y nunca lo seré, yo no creo en los partidos, creo en los hombres. Además el único que tiene el poder para hacerme Senador, es el pueblo con su voto. Déjenme jugar como independiente y que el pueblo decida. Para eso peleamos la revolución.”
Lo inquiero. Toño; tu conociste a mi tío, platícame de él. Buena sugerencia revira. Don Gilberto Valenzuela es uno de los sonorenses más grandes que ha producido el estado y tristemente casi nadie lo sabe. El debería de ser una historia inspiradora para todos. Fue gobernador del estado a sus 25 años de edad, fue Secretario de Gobernación 3 veces—con de la Huerta, Obregón, y Calles—pero, sobre todo, fue un hombre incorruptible, visionario, idealista e ideólogo, íntegro hasta no poder y un apóstol del estado de derecho. Cuando Don Gilberto regresó a México después de la muerte de Obregón, Calles lo llamó para notificarle de la formación del Partido Nacional Revolucionario, y le ofreció la candidatura a la presidencia. Don Gilberto no la aceptó y le pidió a Calles recordar el origen del Plan de Agua Prieta. Hasta ahí llegó su relación con el General.
Esa fue la manifestación más poderosa en contra de la formación del partido que tendría el monopolio del poder durante los siguientes 71 años. Don Gilberto nunca estuvo de acuerdo, tan no lo estuvo, que aceptó ser el candidato independiente de la oposición—sin partido—a las elecciones presidenciales de ese año de 1929. Inició su campaña y Calles al darse cuenta de las grandes simpatías que levantaba, tejió lo que sería la firma de presentación priista de los siguientes años; le inventan todos los delitos listados en nuestros códigos, envía el ejército a perseguirlo. Don Gilberto entonces tuvo que abandonar el país. ¿Suena familiar? Estuvo exiliado en El Paso y en Phoenix, y no regresó al país hasta que Lázaro Cárdenas echó a Calles fuera de México, y terminar con eso su dictadura personal para que siguiera la del partido.
En esos momentos le digo; mira Toño, tu sabes que mi tío Gilberto era además mi padrino, claro asiente. Pues después de 30 años, he dado con una serie de documentos producto de infinidad de entrevistas que tuve con él cuando viví en la ciudad de México, y he decidido escribir un libro de su vida para de alguna forma darle el lugar que yo pienso, merece en la historia no solo de Sonora, sino de México. Veo como el rostro de Toño se transforma en un rictus de alegría y entusiasmo. Muchacho, me dice casi gritando, es una de las mejores noticias que he recibido en mi larga vida. ¿Qué necesitas? Me inquiere ahora realmente excitado. Necesito de gran parte de tu tiempo para establecer lo que yo considero la conexión de don Gilberto con el presente. Yo pienso que de las personas vivientes incluyendo a mi padre y a los hijos de mi tío, tú eres quien más me pude ayudar.
Todavía sin poder ocultar su entusiasmo me revira; mira Ricardo, tratándose de don Gilberto, cuenta conmigo para lo que sea. Nada mas que hay que apresurarnos en lo que debamos hacer, pues yo ya estoy en el desfiladero del final de mi vida. De inmediato se pone de pie con una agilidad impresionante y se dirige a un viejo mueble, del cual extrae una cantidad impresionante de documentos. Luego sonriendo me dice; aquí tengo un compendio de esa gran vida que fue la de Gilberto Valenzuela. Bien le digo; primera pregunta. ¿Cómo conociste a mi tío? Cierra los ojos y luego de exhalar el aire que acababa de ingerir, inicia. Yo soy también de la zona de Tacupeto, pero de familia muy humilde y mi padre fue contemporáneo y muy amigo de tus tíos mayores; Federico, Gilberto y Arturo, pero tenía una gran admiración por don Gilberto.
Continua; tal vez tu padre no lo recuerde pero estuvimos juntos en la primaria en Sahuaripa, y yo si recuerdo muy bien cuando tu tío Gilberto iba a visitar a tu abuela, doña Eustaquia. En uno de esos viajes, fue cuando se llevó a tu padre a seguir sus estudios en la ciudad de México, y cuando menos yo, no lo volví a tratar hasta que regresó de Europa casi 20 años después. Desde entonces conozco a don Gilberto, pero tengo algo en mi memoria que lo he llevado durante toda mi vida. Hubo una época en la que mi padre nos llevó a vivir a Douglas, Arizona, pues había conseguido un trabajo en la mina de esa ciudad. Cuando el contingente del ejército del Noroeste llegó a la ciudad de Agua Prieta, en abril de 1920, en donde se firmaría el famoso Plan, mi padre me llevó a saludar a don Gilberto. No tienes idea de lo impresionante que fue para mí el ver aquella cantidad infinita de hombres armados, los cuales en grandes números eran yaquis del Gral. Obregón.
Recuerdo la gran seguridad que había para proteger a los líderes del movimiento: Obregón, Calles, de la Huerta y tantos otros. No se ni como, pero mi padre se las agenció para notificar a don Gilberto de su presencia con la intención de saludarlo. Minutos después nos conducían a un gran salón, y cuando entramos, ahí estaban ellos; esos gloriosos sonorenses que ahora se rebelaban en contra de Carranza: Obregón, Calles, de la Huerta, don Gilberto quien de inmediato viene a encontrar a mi padre y le da un abrazo, cuando le pregunta ¿Qué haces por estos rumbos Antonio? Pues buscando el pan para mis hijos Gilberto, le responde mi padre. Luego me mira a mi y tocándome la cabeza le pregunta ¿Me imagino que este muchacho es Toño, no? Así es le responde mi padre. Lo toma luego del brazo para conducirlo hacia una gran mesa en la que se sentaban los Generales y les dice: “Señores, quiero que conozcan un paisano de la zona de Tacupeto” Nunca voy a olvidar como los míticos Generales se levantan para estrechar la mano de mi padre.
Ese sería el inicio de mi romance con la vida de Gilberto Valenzuela puesto que, al despedirnos le dice a mi padre; Antonio, cuando tu hijo termine sus estudios aquí, mándamelo a México para que continúe y se prepare para el país que estaremos formando puesto que, sin duda va a requerir del talento y patriotismo de su juventud. De acuerdo Gilberto le revira mi padre, y no sabes como te agradezco tu oferta. Luego me mira y me dice; a seguir estudiando Toño y te voy a esperar por allá.
Nunca imaginé que presenciaba historia, pues en ese recinto estaba por firmarse el Plan de Agua Prieta y unos días después, marchaba el contingente del ejército liberal del Noroeste hacia la ciudad de México en contra de Carranza, e iniciar la hegemonía sonorense. Pero en medio de mi confusión de niño, algo me quedaba muy claro, el verdadero líder de aquel enorme contingente, era Álvaro Obregón quien además, no ocultaba su confianza y afecto para don Gilberto.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIII
Ricardo Valenzuela
Prosigue Toño y me dice. Ya en tus escritos has narrado infinidad de acontecimientos de la vida de don Gilberto, y no voy a repetirlos. Al terminar mis estudios precisamente en Douglas, lo cual ya me daba la ventaja de hablar inglés, animado por la oferta de Don Gilberto me trasladé a la ciudad de Mexico en el verano de 1928, con la idea de inscribirme en la Universidad Nacional Autónoma para estudiar derecho. Mi padre le había enviado una carta a tu tío quien se encontraba en Londres como embajador, en la cual le notificaba mi traslado a la capital y le pedía instrucciones para mi aterrizaje en ese mundo nuevo y desconocido para mí. Don Gilberto, de inmediato le respondió y ya para septiembre estaba yo inscrito no en la UNAM, tu tío me había conseguido una beca para asistir a la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
En Diciembre de ese año, don Gilberto regresaba de Europa luego de que el Lic. Francisco Escudero le llamara de parte de Calles. Como mi precaria situación no me permitía ir a visitar a mi familia en vacaciones de Navidad, aproveché para pedir una entrevista con don Gilberto y pasar a saludarlo en su casa. Recuerdo perfectamente, era ya finales de diciembre y se acercaba el año nuevo, cuando me encontraba en la pequeña sala de su casa lleno de excitación esperando verlo después de casi 10 años. Hace su entrada tu tío con ese físico impactante que tenía y me saludo con gran afecto; que tal Toño, que gusto verte ¿Cómo están por tu casa? Me impresionaba la gran sencillez de un hombre tan grande. Muy bien don Gilberto le respondo, mi padre le envía muchos saludos.
Platicamos algunos minutos sobre mi nueva vida en la capital y mis experiencias en la escuela de derecho, me narraba algo de su estancia en Londres, cuando me atrevo a preguntarle; Don Gilberto, ¿como ve la situación del país ahora que han asesinado al Gral. Obregón? Guarda silencio unos segundos pero sin poder ocultar una gran tristeza, se compone e inicia: Veo un horizonte muy negro para Mexico me responde, Calles está completamente adueñado del país y el único contrapeso que tenía era la figura del Gral. Obregón, y ahora sin él, siento que se cierra una pinza que ya Calles porta en sus manos para llevar a Mexico hacia una dictadura de grupo que, según me informan, pretende disfrazarla de partido pero con un concepto de cierto monopolio político, y eso me parece fatal.
Ahora Antonio me mira con profundidad. Piensa en una cosa Ricardo, te estoy hablando de acontecimientos sucedidos hace más de 70 años, y don Gilberto, con una visión impresionante ya tenía la imagen de lo que aparecería en la fotografía que todavía no se tomaba. Lo interrumpo. ¿Cuál era la verdadera ideología de mi tío Gilberto? Te pregunto porque en mis apuntes a veces pienso hay algunas contradicciones. Me dirige una mirada de asombro y responde: No muchacho, si algo no tenía don Gilberto Valenzuela, eran contradicciones, era un hombre muy claro y nítido en sus ideas, pero también tienes que entender que era un hombre de su época, y ella, era una de graves luchas intestinas del país entre hombres punto menos que salvajes, de conflictos internacionales precisamente provocados como un movimiento telúrico en busca de ello; una ideología que fuera el mapa para la construcción de sociedades mas justas.
Don Gilberto Valenzuela era antes que nada, un enamorado de la ley y del estado de derecho. Pero sin lugar a dudas, era un gran liberal lo cual en esa época, representaba conceptos diferentes a la que vivimos en estos momentos, como tal vez dentro de cien años los actuales ya no se apliquen. El mundo constantemente se transforma Ricardo, y así debemos también irnos acoplando a esas transformaciones, sin perder nuestra identidad ni nuestras ideas cuando ya estamos convencidos y tanto hemos luchado por ellas. Don Gilberto era lector de las obras de Locke, Rosseau, Montesquieu, Jefferson, Paine, en aspectos filosóficos consumía todas las lecturas de los pensadores griegos, pero en especial de Aristóteles, pero uno de sus libros favoritos, era esa fabulosa obra de Bastiat; La Ley.
El también pensaba el que, los conceptos del liberalismo de los colonos que formaron los EU, no eran aplicables en Mexico puesto que nuestros antecedentes eran completamente diferentes. Ellos habían vivido en un ambiente de verdadera libertad durante siglos y la conocían, la exigían y luego pelearían por ella, mientras que nosotros en Mexico éramos producto de una colonia autócrata, opresora, de ausencia de libertad y en la cual, la gran inquisición había dejado profunda huella. Recuerda que en España desde el siglo XVII se había formado un índice de libros prohibidos en el cual se listaban todas las obras de los grandes liberales. Es decir, en España como en Mexico, no se conocería a Locke, Adam Smith, Jefferson probablemente hasta mediados del siglo XVIII y aun así, con infinidad de restricciones.
Continuaba don Antonio; yo me convertí al liberalismo en esa difícil época en la cual en todo el mundo era atacado, por un solo motivo, y ese motivo se llamaba Gilberto Valenzuela. Cuando yo arribé a la ciudad de Mexico para iniciar mis estudios profesionales, el país ya era gobernado por la constitución de 1917 la cual abolía la verdaderamente liberal de 1857 y, un gran manto de estatismo se extendía sobre el país entero. Calles, cuya ideología era la de mantener el poder, lo hacia de una forma muy astuta, aniquilando la sociedad civil que es el elemento fundamental sobre la cual se construye el liberalismo. Es decir, la sociedad civil es la que debe de mantener el poder, no el gobierno, ni el partido, ni la iglesia, es la sociedad civil de la cual todos formamos parte.
Cuando yo tuve esa entrevista con don Gilberto en diciembre de 1928, unos días después el se reunía con Calles en Cuernavaca, y fue ahí cuando el mismo Calles lo enteraba de la formación del PNR que luego se convertiría en el PRI. Pero esa historia tú ya la conoces, tu tío se rehusó y ello provocó su ruptura total con Calles. Sin embargo, hay muy poca gente que realmente sabe como se manejó esa entrevista, y yo soy uno de ellos. Sí, cuando Calles le hizo el planteamiento, don Gilberto lo rechazó de inmediato y palabras textuales, le dice: General, acuérdese del Plan de Agua Prieta, pero hasta ahí llegan las versiones de los desinformados. Lo que muy pocos saben, es la clase de politica, economía, sociología y relaciones internacionales que acompañó a la negativa de don Gilberto.
A mi don Gilberto Valenzuela me distinguió con eso. Unos días antes de abandonar la ciudad de Mexico para iniciar el proceso de lanzar su candidatura a la presidencia, me platicó con lujo de detalles la forma en la cual se desarrolló esa histórica entrevista que pocos conocen a fondo, y los que la conocen, simplemente la han callado.
REFLEXIONES LIBERRTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIV (y)
Ricardo Valenzuela
Don Gilberto se entrevistó con el Gral. Calles en Cuernavaca, en donde lo recibió en su casa. Luego de los saludos protocolarios, puesto que la tensión entre esos dos hombres llegaba a niveles prácticamente difíciles de ocultar. El Gral. notifica entonces a don Gilberto, que el motivo de su interés para promover tal reunión, era informarle el nacimiento de un partido político que aglutinara todas las fuerzas que en esos momentos configuraban la “sociedad revolucionaria.” “Es hora de abandonar las armas Licenciado, y pasar a la politica para construir el país que todos queremos,” le afirmaba Calles.
El Gral. procede entonces dando los detalles de la estrategia que se proponía seguir a través de la cual, las columnas del partido serían los sectores obrero, campesino, popular, y algo muy importante, el sector militar que, hasta esos momentos, era en donde residía el poder que había imperado en aquel Mexico bronco y salvaje. Don Gilberto, con curiosidad, cierta cortesía y prudencia, de vez en cuando lo interrumpía para hacerle algunas preguntas y de esa forma, tener claro el panorama que se le dibujaba. Al final de la explicación, el Gral. le dice a don Gilberto: “Los sectores ya en las filas del partido en formación, han pensado que usted sería un buen candidato a la presidencia y ya surge una gran corriente de simpatía para ello, ¿Qué le parece?”
Don Gilberto guarda silencio un par de segundos, y ante un sorprendido jefe de la Revolución afirma: “General, acuérdese del Plan de Agua Prieta.” En esos momentos el rostro de Calles se descompone, pero don Gilberto no lo deja que se reponga de la sorpresa y continúa. “Lo que usted me está dibujando, es una dictadura similar a la de Porfirio Diaz pero en lugar de que el propietario sea un hombre, ahora lo será un grupo cobijados en algo que se le quiere dar la fisonomía de partido. Los dos postulados básicos de la revolución; sufragio efectivo y no reelección, con la formación de este partido, los está usted enterrando. Este país carece de algo muy importante General, una vibrante sociedad civil, y de esta forma, yo veo que nunca se va a desarrollar, y sin ella, el futuro es muy nebuloso.”
Yo ahora escuchaba a Toño con incredibilidad y le pregunto. ¿Pero como se atrevió mi tío a retar a un hombre como Calles? “Pues mira Ricardo, esa era parte de la grandeza de don Gilberto. Además de todas las cualidades que le hemos identificado, era un hombre de un valor indomable pero, su valor no era respaldado con armas como lo hacían toda la manada de barbajanes que se disputaban el poder. El valor de don Gilberto era respaldado con sus ideas y sus ideales pero, sobre todo, con esa gran mente de jurista siempre con la ley en la mano en la procuración de justicia para todos, que casi era su lema y forma de vida. Si alguien conocí en mi larga vida, con el más claro concepto de justicia armado con la ley, fue Gilberto Valenzuela.”
“Me platicaba don Gilberto que después de pronunciar sus primeras frases, estaba listo para que el General lo echara de su casa, pero, para su gran sorpresa, Calles, con lo que parecía cierta flexibilidad de mente, le abría la puerta para desarrollar un diálogo y debate.” Calles le responde, “mire Licenciado, ya se ha derramado demasiada sangre y repito, es hora de darle oportunidad a la política formando las instituciones que le abran una brecha civilizada a este país tan agraviado.” Le responde don Gilberto, “si General, pero la forma que pretende utilizar para cimentar esas instituciones, es estilo militar, de la punta de la pirámide hacia abajo, y eso no funciona pues los cimientos son arenosos. El gran problema de Mexico es ese, siempre se han manejado todas las cuestiones nacionales de forma autócrata, sin dar oportunidad que sea la sociedad civil quien las construya de la base hacia arriba.”
Calles, bastante controlado, le responde. “Mire Licenciado, yo siempre he admirado su integridad, su gran apego a la ley, a la verdad y a la justicia, pero me parece que no entiende el que todas esas ideas tan bellas que usted expone, son ropajes para otro tipo de país, no para el Mexico en el que vivimos en estos momentos, un Mexico de barbarie y desorden en el que si no metemos orden, fácilmente caerá en la anarquía. Ya conocemos como terminaron los sueños de Madero cuando, con ese gran idealismo, enfrentó a las fieras con lluvia de flores.”
“Precisamente ese es mi punto General,” le revira don Gilberto. “Lo primero que el país requiere es un sistema judicial independiente y muy limpio. Lo que al país le urge es se implante el estado de derecho—pero primero dando libertad a la sociedad y luego respetando esas libertades para que florezca y cada quien, dentro de ese marco legal, desarrolle sus aspiraciones, intereses y habilidades para construir las instituciones, pero debo de insistir, de la base hacia arriba. En un país sin esa libertad, la sociedad civil se marchita y nunca florece. Una sociedad reprimida, tal vez pueda operar por algún tiempo, pero es solamente retardar lo inevitable porque, tarde o temprano, esa sociedad despertará exigiendo su libertad.”
Continuaba don Gilberto; “mire General, en cualquier sociedad que perpetúa la fortaleza del estado dándole control de su economía, como usted lo plantea, se consuma ese fatal matrimonio de economía y política provocando una regresión. En este escenario, no hay futuro alguno para una sociedad sana ni para los valores por los que tanto peleamos, y es cuando esa regresión toma el rostro del viejo feudalismo que el país ha padecido, primero en la colonia y luego, desde nuestra independencia hasta estos momentos. Democracia, General, no es solamente el sufragio o la decisión de las mayorías, es un concepto mucho más amplio: Es estado de derecho, instituciones, balance de poderes, federalismo, mercados sin maniatar, sociedad libre bajo la ley, límites al poder. El gobierno que siempre hemos tenido, ha sido un arnés para la sociedad civil que no le ha permitido “sacar su energía” y desarrollar su potencial, y perdóneme Señor, pero lo que usted me plantea es el mismo arnés, tal vez confeccionado con baqueta nueva, pero el mismo.”
“En ese momento, me decía don Gilberto, sintió que Calles ya no quería escuchar más y le interrumpe.” “Mire Licenciado, esto es asunto ya decidido y mi deseo de reunirme con usted, era invitarlo a caminar juntos esta nueva etapa tan importante para el país. Entiendo que usted observe con ojos críticos este plan, pero repito, es algo decidido.” Fue entonces cuando don Gilberto interrumpe a Calles y le dice: “Pues lo siento mucho General, pero no veo esto sólo con ojos críticos, lo veo con ojos de uno de los millones de mexicanos que queremos algo diferente y por lo cual, como usted mismo lo dice, peleamos y se derramó tanta sangre ¿para qué? ¿Para llegar al mismo sitio de donde partimos? No debemos seguir tratando a los mexicanos como si fueran buquis (niños) indefensos e irresponsables. Es hora de entregarles la responsabilidad de sus vidas, y sobre todo, del país. Que cometan errores, pero que aprendan algo importante para el futuro; responsabilidad.”
Cierra don Gilberto. “Lo siento mucho General, pero yo no puedo formar parte de algo en lo que no creo. Yo he hecho de mi vida una lucha tenaz y sostenida por la creación de un Mexico con un estado de derecho que promueva autoridades que cumplan sus atribuciones de acuerdo a las facultades que les otorga la ley, un medio jurídico en el cual se pueda armonizar el orden con la libertad individual. Lo que usted me ha planteado, con todo respeto General, no va de acuerdo con mi visión del Mexico post revolucionario, ni con los acuerdos que tomamos juntos hace años en la ciudad de Agua Prieta. Pero de todas formas, le agradezco la invitación.”
En ese momento, esos dos hombres que tantas batallas habían librado juntos, se despiden sabiendo que nunca se volverían a ver pero sabiendo también, era muy probable que sus visiones tan diferentes, muy pronto los enfrentaran.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXV
Ricardo Valenzuela
“El plan de Calles ya despertaba un descontento nacional de forma que, infinidad de distinguidos mexicanos y muchos participantes en el conflicto armado, sobre todo, impulsados por el asesinato de Obregón, se preparaban para de alguna forma enfrentar ese movimiento que consideraban peligroso y amenazante. Don Gilberto, regresó de su larga reunión con el General Calles totalmente convencido de que lo que asechaba al país no era nada halagüeño y luego de permanecer unos días en la capital, decidía no podía ni debía permanecer al margen, aceptando así la invitación para convertirse en el candidato de la oposición. Pero todo esto tú ya lo conoces puesto que, en la lectura de los apuntes que me prestaste hace algunas semanas, tuve oportunidad de leerlo y me parece que lo captaste muy bien.”
Si Toño, le respondo, pero me interesa ahora conocer tu versión cómo uno de los actores de hechos históricos, y tal vez el único vivo. “Pues si, revira Toño, todavía vivo, aunque a veces me pregunto por cuanto tiempo, pero en fin. Mira Ricardo, yo tuve la oportunidad de ver a don Gilberto después de su reunión con Calles, y fue para mi algo triste y dramático. Me encontré con un hombre que, en esos momentos, ya sufría lo que con esa visión profética que él tenía, miraba en el horizonte del país. Siendo un hombre de estricto apego al estado de derecho, y sobre todo, un hombre de paz, se daba cuenta de que ninguna de esas dos cosas había logrado Mexico luego de tantos años de guerra y muerte. La democracia había sido de nuevo, como decían en Sahuaripa, alzada en alguna galera para que se empolvara con el tiempo, naciendo la nueva tiranía.”
“Don Gilberto, con todos los años que había estado en Europa, tenía una visión global que, me atrevo a decir, en esa época en Mexico, tal vez fuera uno de un pequeño puñado de hombres visionarios que la portaban, y ello, al mezclarlo con los acontecimientos nacionales, mas lo preocupaba. Se daba cuenta de que en la esfera internacional se cocinaba un extraño potaje que, lo primero que produciría ese mismo año, sería el inicio de la Gran Depresión, evento que cambiaría al mundo para siempre. El identificaba la actitud de Calles, como parte de una tendencia mundial hacía una grave expansión de los tentáculos de los gobiernos, cada vez con más intervención en la vida cotidiana de los ciudadanos y la gran consolidación de un poder central casi omnipotente. Mussolini ya en 1922 lo había expresado de forma muy clara: “Todo dentro del estado, nada fuera del estado y nada en contra del estado.”
“Un aspecto de la vida y personalidad de don Gilberto que muy poca gente conoció, es que siendo abogado, por un interés muy particular, llegó a manejar la ciencia económica como el mejor de los expertos de ese era. Ya en Francia había tenido la oportunidad de asistir al prestigiado Ecole en donde la mayoría de las asignaturas que tomó, eran en el área económica y, después, en su estancia en Londres y eso lo vivió también tu padre, asistía al London School of Economics en donde, al igual que tu padre, tuvo la oportunidad de conocer a quien luego sería un economista de fama mundial y abanderado del viejo liberalismo; Von Hayek. Esa relación con Hayek, fue lo que cimentaría las convicciones liberales de tu tío, pues el maestro, como ellos se referían a Hayek, ya entonces navegando en contra de la corriente mundial del estatismo, el nazismo y el fascismo, los criticaba ferozmente y los condenaba a una muerte violenta.”
“Por ello, es todavía más admirable la decisión que tomaba de no aceptar la invitación de Calles, para muy seguramente convertirse en el candidato a la presidencia de esa oposición. El ya se daba cuenta de cómo el entorno economico mundial se descomponía y, de alguna forma, se daba cuenta también de que algo inusual y grave sucedería. Don Gilberto no era un iluso, él sabía que ya Calles mantenía todas las cuerdas del poder y de ninguna forma las soltaría. Sabía perfectamente también que, el enfrentarse al jefe máximo era una sentencia de muerte tanto politica como física, y aun así, como lo expresara en uno de sus famosos discursos, prefirió ese sacrificio que la vida de opulencia que se le ofrecía en bandeja de plata. ¿Qué más te puedo decir para dibujar a ese hombre idealista?”
“La historia del nacimiento del Plan Hermosillo, ya la conoces y no tiene caso que la repita. Sólo te digo que luego de su última reunión con Calles en Cuernavaca, era rumor general y nacional el que esos dos hombres habían chocado, y por ello, un sin número de simpatizantes se acercaron a don Gilberto pidiéndole aceptara una candidatura de oposición. Salió pues de la capital del país, para iniciar reuniones con esos grupos simpatizantes en los diferentes estados.”
“Yo llegué a conocer tan bien a tu tío que, antes de que abandonara la ciudad de Mexico para iniciar su campaña, me fui a despedir de él y a ofrecerle mis servicios a su causa. Don Gilberto me lo agradeció de forma muy sincera, y luego me dice algo que siempre voy a recordar:” “Mira Toño, el país supuestamente ha terminado una lucha armada que se propició para liberarlo del estado feudal y de vasallaje en que se encontraba. Sin embargo, veo que el General Calles no sólo tiene intenciones de revivirlo, sino adecuarlo a sus intereses muy particulares y los de su grupo de amigos, y eso, no se debe permitir permaneciendo como espectadores. Y todo esto, Calles lo sabe perfectamente bien y está preparado. Yo por mi parte, estoy muy conciente de que cualquier movimiento que iniciemos, tal vez no tenga éxito, pero el hombre no está obligado a triunfar siempre, pero si a seguir los dictados de su conciencia. Yo no puedo permanecer inmóvil”
“Con ello, don Gilberto me decía que había decidido sacrificarse por la causa en la cual él creía. Me decía que no era un iluso y que, ante el poder de Calles, estaba conciente no tenia posibilidad alguna de triunfo militar o politico, pero su triunfo era el respetar los dictados de esa conciencia tan pura que portó durante toda su vida. Cómo no admirar a un hombre que rechazaba el ofrecimiento de Calles para convertirse en Presidente de México en esta nueva trama en la cual, era imposible que la perdiera, y en cambio, acepta la candidatura de los grupos independientes sabiendo que sus posibilidades de ser oprimidos, e inclusive, de perder la vida, eran si no muy seguras, muy altas y probables.”
No entiendo Toño, le reviro; si mi tío sabía que el movimiento que se preparaba no tenía posibilidad alguna de triunfo ¿Para que entonces lo hacía? Se queda pensativo unos segundos y me responde: “Yo pienso que, más que nada, por lo que tanto repetiría durante toda su vida; seguir los dictados de su conciencia. Y esa conciencia le decía que Calles iniciaba el secuestro del país y él, don Gilberto, no podía ni debía ser simplemente un espectador puesto que, su conciencia no se lo permitía.”
“Ahora, yo estoy seguro que algo más transcendente sucedió entre don Gilberto y Calles que provocó, no sólo una ruptura, sino una actitud no usual en un hombre tan ecuánime como lo era tu tío. Fue entonces que su discurso pasó a ser realmente agresivo en contra del General, a quien, entre otras cosas, acusó de la muerte de Obregón. Creo que nadie sabe lo que realmente sucedió, pero yo tengo mis teorías. Una, es que tal vez don Gilberto tuvo acceso a pruebas que señalaban a Calles como el cerebro atrás del asesinato. La otra, es que pienso que Calles, al ver a tu tío tan decidido, tal vez lo amenazó haciéndole recordar el episodio que Sonora viviera cuando Carranza, tratando de impedir la candidatura de Obregón, primero amenazara para luego agredir militarmente al estado y así, naciera El Plan De Agua Prieta. Pero la realidad es que nadie sabe pero, don Gilberto, de un momento a otro se transformó. Mira, me dice luego, y en esos momentos me entrega un viejo recorte de un diario de esa época:
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVI
Ricardo Valenzuela
Con la prisa de un chamaco queriendo hacer uso de un nuevo juguete, casi le arrebato a Toño el documento que desenfundaba el que, con el paso de los años, lucia como aquellos que mantuviera mi abuelo materno, Manuel P. Torres, en su viejo baúl allá en Las Calaveras en donde, con mi curiosidad de niño, tanto me gustaba hurgar. El pedazo de papel casi se desbarata cuando lo tomo entre mis manos, e inicio su lectura:
EL LICENCIADO GILBERTO VALENZUELA, CANDIDATO A LA PRESIDENCA DE LA REPUBLICA. (Nota periodística de la época).
El ministro plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al expresidente de México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como al licenciado Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un numeroso grupo de políticos para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus amigos y partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial, licenciado Gilberto Valenzuela, inicia su jira política por el Noroeste del país, pronunciando fogosos discursos, como el siguiente que dijo en el Estado de Sonora:
"Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más artera y más insidiosa el poder de la República, tengo y debo que exhibir los procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las filas de quienes propugnamos por una era mejor.
“Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria y el aparato productivo del país, sin una política económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros empleados, que permita amasar fortunas que luego se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos tramposos. Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados patriotas y conscientes, y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.”
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución, engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la nada políticamente hablando y justificar su odiosa e impopular campaña de persecución religiosa.”
"Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón, para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
"Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una vergonzosa vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su dignidad y de sus virtudes, y otra azarosa de luchador del bien contra el mal, no ha vacilado, y Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y por él marchará limpio, digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida manchada y sin dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías Calles.
"Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares contra quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración, y pretende aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
"Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, puesto que nada teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela, el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no tardará en llegar. "Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando: "El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas de la Castañeda."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo".
Termino su lectura y dirijo la mirada hacia Toño quien, como esperando mi reacción, aplastado en su silla dibujaba una sonrisa de oreja a oreja, cuando me pregunta ¿Que te ha parecido? Esas son palabras y cojones no chingaderas, le respondo de forma casi automática.
Sin darme tiempo para responder, continúa don Antonio; “te quiero decir que para cuando don Gilberto pronunciara ese famoso discurso, el rompimiento con Calles era total y a muerte. No es como el de Colosio que durante todos estos años unos lo interpretan como un rompimiento con Salinas, otros no, que Salinas lo había aprobado etc. No, en este, como lo puedes ver, no dejaba ninguna duda y al estilo de don Gilberto Valenzuela, no lo telegrafiaba, lo enviaba con toda la claridad de que podía haber echado mano y, además con, entrega inmediata a las puertas de la residencia de Calles y del pueblo de México.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVII
Ricardo Valenzuela
Cambio entonces de canal, para iniciar la lectura de lo que fuera el Plan Hermosillo mismo que, al igual que el Plan de Agua Prieta, marcaba la rebelión en contra del nuevo dictador.
P L A N D E H E R M O S I L L O:
La rebelión de Valenzuela.
Artículo Primero.- Se desconoce al C. Emilio Portes Gil la investidura de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.
Artículo Segundo.- Cesarán en el desempeño del cargo de diputados y senadores los miembros del Congreso de la Unión que en forma directa e indirecta combatan u hostilicen el presente movimiento.
Artículo Tercero.- Cesarán de sus puestos actuales de la Nación, los miembros del Gobierno que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el presente movimiento.
Artículo Cuarto.- Los gobernadores, diputados y magistrados de las distintas Entidades Federativas que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el movimiento, cesarán en el desempeño de sus investiduras respectivas.
Artículo Quinto.- Si al triunfo de este Plan hubiere en las Cámaras mayoría de sus miembros que hayan reconocido este movimiento, se procederá oportunamente a la designación de nuevo Presidente Provisional, en la forma y términos prescritos en la Constitución de la República.
Artículo Sexto.- En el caso de que al triunfo de este movimiento no fuera posible integrar legalmente el Congreso General, el jefe del Movimiento convocará a elecciones extraordinarias de diputados y senadores a la mayor brevedad posible y dictará todas las medidas pertinentes al completo y pronto restablecimiento del régimen constitucional del país.
Artículo Séptimo.- En el caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quedare desintegrada, el Presidente Provisional que designe el Congreso proveerá oportuna y legalmente a la reintegración de dicho Tribunal.
Artículo Octavo.- Si al triunfo de este movimiento llegaren a desaparecer los Poderes de algunas entidades por haber combatido u hostilizado el presente Plan, los Congresos Locales, o en su caso el Senado de la República, dictarán oportunamente los acuerdos pertinentes a la reintegración de os mismos.
Artículo Noveno.- En el caso de que el Congreso Federal no llegara a reinstalarse legalmente al triunfo de este Plan, se hará cargo del Ejecutivo de la Unión el Jefe Nato de este movimiento.
Artículo Décimo.- Durante el período de lucha y en tanto no quede restablecido en el país el Régimen Constitucional, quedará a cargo del C. Jefe de este movimiento integrar por designación propia un Gobierno provisional, para el despacho y administración de los asuntos públicos del país.
Artículo Once.- El propio jefe del Movimiento queda autorizado para hacer las designaciones de gobernadores provisionales y jefes de Operaciones que considere conveniente para el control de la administración de las distintas Entidades y Territorios Federales, en tanto que no se restablezca en el país el régimen constitucional.
Artículo Doce.- El jefe de este Movimiento quedará autorizado, asimismo, para dictar todas las medidas que considere necesarias para salvaguardar los intereses nacionales.
Artículo Trece.- Las fuerzas organizadas que reconozcan y sostengan el presente movimiento, y las que durante el período de lucha se adhieran expresamente a este Plan y se subordinen al jefe del mismo, integrarán el Ejército Renovador de la Revolución.
Artículo Catorce.- Se reconoce como jefe Supremo de este Movimiento del Ejército Renovador al C. General de División José Gonzalo Escobar.
Artículo Quince.- El jefe del Movimiento, general en jefe del Ejército Renovador de la Revolución, tendrá todas las facultades necesarias para dirigir la campaña militar en el país y para dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclame el triunfo del movimiento y de los intereses de la Nación.
Al invitar al pueblo mexicano para que secunde esta protesta armada, como única forma de amputar los fatídicos males que agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conocimiento de que se ha agotado toda esperanza de mejoría nacional, mientras Plutarco Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la nación, con esos fines aviesos que siempre han constituido su norma de conducta, prefiriendo derramar nuestra sangre antes que permitir que este hombre claudicante ultraje en forma tan ostensible las libertades cívicas que la gran Revolución ha conquistado para mengua de retardatarios y traidores , después del infame asesinato del general Alvaro Obregón, en el negro oleaje de un porvenir incierto, acto en el que se ha considerado a Plutarco Elías Calles como responsable verdadero y directo, después de las declaraciones premeditadas y antes del crimen nefasto, en las que aseguraba que se dejaría al país en libertad para entrar de lleno al "Régimen Constitucional" libre de todo caudillaje, declaraciones burladas con el más ejemplar de los cinismos después de la descarada actuación de este hombre funesto, dirigiendo a mansalva el tinglado de la política imposicionista, después de la matanza de hermanos en los Estados de Jalisco, Colima y Michoacán, tan solo porque reclaman el sagrado derecho en que se basa la libertad de conciencia, después de la insuficiencia del licenciado Emilio Portes Gil para sacudir el lastre oprobioso del hombre que sigue siendo el responsable de que el suelo de la patria se manche de nuevo, con la ruptura de todas las libertades después de que el Estado de Sonora se ha hostilizado pisoteando brutalmente su autonomía, después de traer la convicción plena de que el índice de Plutarco Elías Calles ha señalado el camino a los puñales que hirieron a su protector vilmente traicionado, Alvaro Obregón, a Flores Gil, Villa, Gómez, Serrano y últimamente al general Samaniego, no queda otro camino dignificante más que decir a nuestro pueblo "A las armas", la defensa de las libertades nacionales exige de nosotros un nuevo esfuerzo.
Ya exterminamos del poder a los retrógradas, hay que exterminar ahora a los traidores de la Revolución y de la libertad.
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, libre para soñar, libre para obrar haciendo uso de esa libertad, de acuerdo con nuestras leyes conquistadas a costa de tantos sacrificios.
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Termino de leerlo, me quedo un rato pensativo y dirijo una mirada a mi anfitrión, y Toño entonces me pregunta de nuevo; ¿Qué piensas? Te noto descontrolado. Mira Toño, le respondo, yo había ya leído este documento puesto que mi tío me dio una copia hace muchos años, pero nuca me había impactado como en estos momentos. No puedo imaginar el nivel de integridad, de moralidad, de valor y coraje de un hombre como don Gilberto para, primero rechazar la oferta de convertirse en el candidato del partido de Calles. Y segundo, lanzarse contra él de esta forma tan valiente casi suicida y, sobre todo, sabiendo que las posibilidades de triunfo eran muy pocas o prácticamente nulas. No me parece lógico ni pragmático.
Me revira Toño, ese era don Gilberto Valenzuela, y si lo quieres ver con mas claridad, recurre a su famoso discurso pronunciado a su retiro como Ministro de la Suprema Corte de Justicia en su frase: “El hombre no está siempre obligado a triunfar, pero si a ser fiel y leal con sus valores y su conciencia.” Esa era la filosofía de vida de ese hombre. Don Gilberto sabía perfectamente que Calles, habiendo sido parte de la primera rebelión de sonorenses que paría el Plan de Agua Prieta, guardaba el antídoto contra un movimiento similar que, con su gran astucia sabía ocurriría, y estaba bien preparado para usarlo.
Continua el sabio Toño; hubo en esa era mucha gente que tuvo una visión muy especial de estos acontecimientos. Así como muchos pensaron que don Gilberto era un iluso que había perdido la vertical, hubo otros, entre los que me cuento, que comparaban el sacrificio de este hombre limpio y puro, a la misma crucifixión de Jesucristo quien, daba su vida para la salvación de los hombres. Gilberto Valenzuela aceptaba su sacrificio con un propósito claro; activar la conciencia de los mexicanos en contra de las cadenas que les tendían.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVIII
Ricardo Valenzuela
Toño, le inquiero ahora; ¿que sucedió con mi tío luego de la publicación del Plan Hermosillo? Bien, me revira el viejo abogado. Te quiero decir que don Gilberto se había opuesto a cualquier revolución violenta pero, al ver que el mismo Calles operaba las palancas de la represión para destruir cualquier tipo de oposición a su proyecto, fue convencido, en especial por un hombre que el estimaba mucho; el General Topete, de que no había mas forma de responder ante la actitud del que ahora ellos llamaban El Turco. Es decir, responder de la misma forma que cuando años antes, frente a la misma actitud de Carranza, se rebelaran con El Plan de Agua Prieta.
Es importante señalar el que la historia la escriben los victoriosos y por ello, la historia siempre ha dictado que el grupo de Sonora de nuevo se rebelaba violentamente. La realidad oculta en las páginas de esos libros, es que era la repetición de los acontecimientos que enfrentaran a Carranza y Obregón cuando el primero, teniendo ya su candidato a la presidencia en Ignacio Bonillas, le ordenara a Obregón retirar su candidatura ya muy encarrilada. Pero fue cuando el Manco de Celaya responde a la agresión. Era lo mismo, con la diferencia que Calles no advierte ni amenaza, solo manda el ejercito a desactivar las candidaturas de don Gilberto y la de Vasconcelos
Este grupo, totalmente opuesto a Calles al mando del General Gonzalo Escobar, responden e inician una revuelta la cual de inmediato fue derrotada por el ejercito federal y en el caso de Sonora, tendría una participación muy activa un joven General quien luego seria bien recompensado por el mismo Calles: Lázaro Cardenas. El gobernador de Sonora era el Gral. Topete quien, junto con los Generales Francisco Manso y Román Yucupicio, eran los militares más obregonistas del estado y habían combatido al lado de Obregón durante todas sus exitosas campañas. Todos ellos se rebelaban ante lo que muy claramente era el plan Callista para seguir controlando el país y, para Calles, era imperativo abortar esas dos candidaturas.
Grupos importantes de la politica nacional expresaban ya su descontento con las maniobras de Calles, e inclusive, hombres como Vasconcelos, lanzaban ataques agresivos contra a quienes llamaba los pretorianos y continuistas del poder. Calles, por su parte, había ya echado a funcionar su maquinaria la cual, sería el sello de la politica mexicana durante los siguientes 50 años. En Sonora, los diarios, controlados por el estado, ejecutaban una campaña en contra de don Gilberto en la cual, entre otras cosas, lo calificaban de obregonista, iluso y, sobre todo, alguien que no estaba realmente enterado de los problemas del país por haber permanecido tantos años en el extranjero. Una de las grandes críticas de don Gilberto al gobierno de Calles, era la injusta persecución religiosa.
El Gral. Topete abandonaba la gubernatura de Sonora para ocupar la subjefatura del movimiento, y era sustituido por el Secretario de Gobierno don Jesus Lizárraga. Paralelamente en Veracruz, Coahuila, Durango y Chihuahua los jefes de las fuerzas armadas se adherían al Plan de Hermosillo que desconocía a Portes Gil como presidente provisional, y acusaba a Calles de no respetar la voluntad del pueblo. El plan reconocía el Gral. Escobar como jefe del movimiento a quien se facultaba para dirigir la campaña militar, y dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclamara el triunfo del movimiento y los intereses de la nación.
Pero la rebelión sería sofocada de forma rápida cuando el mismo Calles, al mando de las tropas, cercaba su propio estado con la ayuda de Cardenas desde Sinaloa, y la de otro joven Gral. desde Baja California; Abelardo Rodriguez. Curiosamente, tu padre, luego ya que Rodriguez había sido presidente y ocupaba la gubernatura de Sonora, establecería una buena amistad con él, porque en el fondo Rodriguez siempre admiró a don Gilberto y esa fue la avenida que la facilitaría. Al fracasar la rebelión en contra de Calles, don Gilberto tuvo que abandonar el país y fijaba su residencia en El Paso, Texas. El obregonismo quedaba, así, definitivamente extirpado de la politica nacional y con ello, las esperanzas del México libre que ese gran hombre había soñado.
Así, durante los meses de mayo a junio de 1929, tuvo lugar la última asonada militar con fines de evitar el que Calles consolidara la toma total del país. Fue por ello que se inició el Plan de Hermosillo lanzado por algunos generales que apoyaban la candidatura de don Gilberto, cuando se dieran cuenta de las verdaderas intenciones de Calles; el Maximato. El comandante en jefe del movimiento fue el jefe militar del Estado de Coahuila, Gonzalo Escobar, y abarcó las entidades de Veracruz, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila y Durango.Escribe uno de los paleros del gobierno de la época. “Esta asonada constituyó el esfuerzo final de la oposición oligárquica por impedir la puesta en práctica de la nueva política basada, no en caudillos militares, sino en instituciones.” Esa frase es una de las burlas más crueles en contra del pueblo, me afirma Antonio ahora casi gritando. Era una rebelión en contra de las cadenas que le cernían al país para mantenerlo prisionero durante casi un siglo, precisamente por los nuevos caudillos post revolucionarios suprimiendo el nacimiento de las instituciones.Escribe otro, me dice ahora mostrándome el recorte. “En esta insurrección tomaron parte 17,000 soldados y oficiales que representaban el 28% del ejército nacional. En la derrota del alzamiento, jugaron un papel destacado las fuerzas irregulares de campesinos. J. Guadalupe Rodríguez , dirigente de la Liga Nacional Campesina y del Partido Comunista Mexicano, organizó un contingente de campesinos armados que debilitó a los grupos escobaristas en Durango, Zacatecas y La Laguna.” Es decir, partido comunista era la columna vertebral del movimiento en contra de esa rebelión pro libertad y que para desgracia de México, fueron los victoriosos. Contra esta asonada se organizaron tres divisiones al mando de los generales Cedillo, Almazán y Cárdenas. A mediados de abril, el general Escobar, junto con otros dirigentes, se refugió en Estados Unidos y se extinguió completamente la lucha.En mayo de 1929, Calles –Secretario sustituto de Guerra y Marina, desde donde continuaba su control nacional—comunicó que la rebelión había sido dominada. La derrota de la revuelta escobarista, facilitó el camino para que las futuras pugnas en el seno de la clase dominante se resolvieran sin recurrir a la lucha bélica, sino a través del reparto de los dulces de la piñata. Nacía así y se consolidaba la dictadura perfecta propiedad de Calles, luego el presidencialismo celestial cuyo grito de batalla sería; “todos con el presidente,” enterrando a la sociedad civil.
Sin embargo, hubo otro movimiento interesante de oposición a la tenaza que Calles le aplicaba a Mexico y el cual, nunca se le ha dado la importancia histórica que tuvo. José Vasconcelos, levantaba también su bandera democrática en contra de la formación del PNR, buscando la candidatura a la presidencia apoyado por intelectuales, universitarios, politicos en desacuerdo con los planes de Calles y, lo mas interesante, grupos de profesionistas liberales que veían cómo se diseminaba el germen de la nueva dictadura revolucionaria. Es curioso observar cómo Vasconcelos, quien se encontraba en Los Angeles, iniciara su campaña en Nogales ratificando la gran importancia política que Sonora había adquirido luego del triunfo del Plan de Agua Prieta.
Vasconcelos, con lo que algunos calificaban de inocencia, pensó que podía realmente contender en una lucha democrática limpia y no acudía a las armas. Pero su participación sería el primer ejemplo de las nuevas estrategias de fraude electoral, de represión, e inclusive, llegando hasta el asesinato, que se identificaban ahora como la nueva firma revolucionaria para mantener el poder. Vasconcelos permanecería en Sonora hasta el día de la elección, y para el 17 de noviembre el tinglado de la imposición estaba ya bien montado. En la víspera, fueron encarcelados todos los dirigentes vasconcelistas. En estas elecciones, el partido inauguraba las prácticas de fraude, acarreo y a los partidarios de este hombre, no les quedó mas que permanecer vigilantes pero cegados por la impotencia.
Con esos preparativos a nadie sorprendería el resultado de la elección la cual, daba el 94% de los votos para el candidato del PNR, poco más de un 5% para Vasconcelos, y tan solo el 1% para el candidato comunista. Si meses antes había sido necesario el ejército para acabar con el Valenzuelismo, ahora con todo el aparato y la fuerza del estado, el PNR aniquilaba a los antirreelecionistas y su candidato. Consumado el fraude electoral, el gobierno no descansaría hasta sacar a Vasconcelos del país. Sus seguidores fueron perseguidos, encarcelados e inclusive asesinados. Un día después de la elección, hubo un conato de rebelión que de inmediato fue, igual, sofocado y Vasconcelos encadenado fue llevado hasta Nogales por una escolta militar para deportarlo.
De esa forma, Calles remachaba el último clavo al ataúd del México libre, se consolidaba totalmente como el hombre fuerte del país, y el Maximato se fortalecía como nunca. El movimiento en contra de Calles y, luego su fracaso, había servido para purgar al país de los pocos liberales puros con los que contaba. Don Gilberto, así como Vasconcelos, eran, sin lugar a dudas, liberales de cepa pero con una gran conciencia social que, en esos momentos, era algo fundamental para una patria destrozada por los años de lucha. Por designios del destino o por lo que tú quieras, Obregón estaba muerto, don Gilberto exiliado al igual que Vasconcelos y ello, le dejaba vía libre a Calles para construir, sin estorbos, el sistema político que dominaría a México durante los siguientes 50 años.
A principios de 1929, pocos hubieran creído que la bonanza de los países industriales pronto habría de transformarse en una profunda crisis de proporciones inimaginables. Sin embargo, sorpresivamente, esa crisis hizo erupción la última semana del mes de Octubre. El desplome del mercado de valores de Nueva York, aquel martes negro, daba una avenida a la historia que marcaría profundamente el futuro de la humanidad, especialmente durante los siguientes cincuenta años. Ello, era el tiro de gracia para el liberalismo clásico puesto que, de forma maquiavelica, se le culparía de esa tremenda depresión y así, el mundo entero, en diferentes grados y niveles, abrazaría el nuevo socialismo que en México, como todo, tuviera una fisonomía especial la cual años después, Von Mises bautizaría como el intervensionismo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIX
Ricardo Valenzuela
Tenía ya varios días en el pequeño rancho de Toño y me resistía a dejarlo. El hombre, era una fuente de historia, información y sabiduría de la que yo nunca hubiera bebido. Esa mañana al levantarme poco después de las 5.00 AM, al salir de mi habitación veo que Toño ya sorbía su arenoso café al frente de una gran pila de viejos documentos. Buenos días muchacho, me saluda. Muchacho, pienso yo, bueno, para él sin duda lo era. Buenos días Toño le reviro. Yo ya le había anunciado mi partida para ese dia y me doy cuenta de que algo había preparado.
Ya armado con mi pastoso café de talega, me siento en la mesa con Toño cuando me dice; “me imagino que sigues con tus planes de partir hoy hacia la civilización.” Así es le respondo. “Mira Ricardo,” me dice ahora, “no hay un hombre que yo más haya admirado que don Gilberto Valenzuela y la cruzada que tú has iniciado, me parece algo muy justo y, sobre todo, muy loable y merecida. Yo ya estoy en la antesala de esta vida a la cual, como el poema de Amado Nervo, bendigo por todo lo que me dio. No se si volveremos a vernos y por eso, quiero regalarte todos estos documentos que para mi han sido un tesoro y en ellos, encontrarás todos los rincones de la personalidad de Gilberto Valenzuela los cuales, todos, a diferencia de muchos de los considerados grandes hombres, están llenos de luz. La luz de la verdad, de la integridad, de la sabiduría y sobre todo, de amor a México.”
En esos momentos empuja la pila de documentos hacia mí y me dice; “son tuyos.” No me deja responder cuando me dice ahora: “Si por algún motivo tú y yo no volvemos a vernos, quiero que contactes a mi hijo Rosendo quien es otro de los grandes admiradores de don Gilberto. El debe de ser mas o menos de tu edad y vive en San Francisco. Rosendo estudió leyes en la Escuela Libre de Derecho, creo que también como yo, inspirado por tu tío y su gran amor al principio de la legalidad. Pero él luego estudió una maestría en derecho internacional en Georgetown, le gustó la vida intelectual y ha ya acumulado no se cuantos títulos mas. Finalmente aterrizó en San Francisco y tiene un exitoso despacho en sociedad con uno de sus compañeros americanos, en donde manejan cantidad de asuntos internacionales. Rosendo es un experto en la vida de don Gilberto pues te repito, es uno de sus héroes.”
“Le voy a escribir una carta hablándole de ti y tu cruzada y así, quede ya el terreno abonado para que en su momento, establezcan comunicación. Te quiero aclarar que eres siempre bienvenido a este lugar y de ninguna manera te estoy endosando a mi hijo, pero te repito, yo al igual que tu padre, a quien no solo estimo, lo quiero como hermano, estamos con una pata en el estribo, como dirían en Sahuaripa, y sería una pena que existiendo información como la que tenemos nosotros, no sea utilizada en una causa tan noble como esta.” A que Toño le reviro, se nota que eres gran amigo de mi padre pues al igual que él, todos los días amenaza con el famoso petateo y creo que nos van a enterrar a todos.
Al filo de la media mañana, me fundía en un fuerte abrazo de despedida con este hombre que ahora sentía conocer de toda la vida. Gracias por todo Toño le digo, y un encargo, no te me vayas a petatear antes de que yo termine este homenaje a mi tío Gilberto. Sonríe de una forma muy especial y revira: “te prometo hacer todo lo posible, pues ahora tengo otro incentivo para pelear con la pelona. Cuídate mucho Ricardo, que Dios te bendiga y te ilumine en este tan importante evento de tu vida,” me dice a forma de la despedida final. Minutos después manejaba mi camioneta tahoo en medio de la increíble belleza de la sierra, por un estrecho camino que me hacia recordar mis aventuras de niño con mi abuelo recorriendo sus ranchos.
Había resuelto una de las grandes incógnitas que me frustraban en mi trabajo; la conexión con el pensamiento de mi tío Gilberto ante el México actual. Es decir, a través de Toño, ahora podía prácticamente invocar a mi tío para que expresara sus puntos de vista ante la grave descomposición del país desde su fallecimiento, hacia ya 25 años. Pero no nada mas eso, ahora podía acudir a Rosendo, el hijo de Toño que tan interesante se perfilaba. Antes de partir, me había dado una semblanza mas completa de su hijo y era impresionante. Rosendo, siendo estudiante de leyes, había inclusive trabajado para mi tío cuando este era Ministro de la Suprema Corte de Justicia y junto con otro de los miembros del clan Valenzuela, Roberto Encinas Valenzuela, se habían convertido en los asistentes de mi tío en tal responsabilidad.
Roberto Encinas Valenzuela (el Chipi), al igual que Rosendo era abogado pero egresado de la Universidad Iberoamericana, y alguien quien durante todos sus años de estudiante en la ciudad de Mexico, había frecuentado a mi tío con gran intensidad por lo cual, se convertía en otra de las fecundas fuentes de información para mi. Ambos, colaboraban con mi tío en la época dorada de la Suprema Corte de Justicia de México, cuando grandes juristas del calibre de Mario de la Cueva…..eran los representantes de ese sistema judicial por el cual don Gilberto, había sacrificado grandes cosas en su vida.
Sumido en mis pensamientos, continuaba el descenso desde el punto más alto de la hermosa sierra donde moraba ese hombre tan especial. Toño me había narrado una anécdota que me había dejado frió. En una de la ultimas conversaciones que mi tío había tenido con el Gral. Obregón, de alguna forma detectó, desde entonces, algo que lo hacia sospechar de las intenciones de Obregón de regresar al poder. Cuando mi tío, aun con todo el cariño, respeto y admiración que le profesaba, le expresa su desacuerdo, el General le revira: “Joven Valenzuela, usted trae todavía en la boca la leche materna.” Mi tío con toda la ceremonia y respeto que le tenía le responde: “General, el tiempo dirá si usted o yo sorbemos todavía esa leche.”
Me comentaba que eso era algo que había atormentado a mi tío durante el resto de su vida puesto que, prácticamente había sido una premonición de lo que luego sucediera. Sin embargo, don Gilberto nunca comentaba tal incidente y Toño lo conocía porque el día que sucedió, minutos después tuvo una entrevista con mi tío, quien se mostraba de alguna forma difícil de describir, preocupado tal vez, pero fue cuando le narró el episodio a Toño, tal vez en forma de desahogo.
Manejaba sin descanso por inclusive veredas entre el bello paisaje de la sierra sonorense, y de vez en cuando echaba una mirada al cerro de documentos entregados por Toño con esa prisa por iniciar su lectura. Sin darme cuenta, eran ya casi las 3 de la tarde y había llegado al cruce donde debería de tomar ya la carretera que corre paralela a la frontera de Agua Prieta a Chihuahua, y doblaba a mi izquierda para apuntar mi brújula hacia el este con destino, lo que ahora pensaba, que ironía; Agua Prieta, la ciudad que había sido la incubadora de la rebelión sonorense y en la cual, don Gilberto había producido su obra maestra: El Plan de Agua Prieta.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXX
Ricardo Valenzuela
Mayo del 2004-05-01
Estaba ya de regreso en casa, y todavía no me reponía de la excitación que me causaba el haber tenido la oportunidad de pasar esos días inolvidables en el rancho de don Antonio. Los documentos que ese hombre me había obsequiado eran un gran tesoro. Desfilaban ante mi vista, desde cartas escritas por el propio don Gilberto, artículos de periódicos de diferentes épocas de su vida y del país, e inclusive, algo que fue lo que más sorpresa me causaba, algunas cartas de correspondencia que don Antonio había mantenido con mi padre, develando no sólo rasgos de su personalidad que ni yo le conocía, develando tal vez a un hombre que no conocía.
Pero ahora debía regresar a los apuntes de mis reuniones con don Gilberto para cubrir una etapa de su vida que, me imagino, debe haber sido sumamente dolorosa: la de su destierro y los años fuera de su patria por la cual tanto había sacrificado, y ahora desde lejos atestiguaba lo que tanto había temido: La formación de una nueva dictadura aun peor que aquella contra la cual los mexicanos habían hecho la guerra, y tantas vidas se habían sacrificado. Sin embargo, mis notas me revelaban ahora el que de ese periodo de su vida, en nuestras conversaciones habíamos cubierto prácticamente nada, y eran cinco años históricos de este asombroso ser humano que no se debían ignorar.
En eso se me ocurre una idea que, tal vez pudiera clasificar como una de las mejores de mi vida. Debía acudir a mi padre. El fue quien me sembrara la semilla de admiración por el tío Gilberto, puesto que, para él, era más que su hermano, era su padre, su mentor, su amigo, era Gilberto Valenzuela y no existía en su mente nadie que se pudiera aproximar a la estatura intelectual, politica, moral, ética y claro, jurídica, a la de su admirado hermano. Sin embargo, mi padre estaba por cumplir los 94 años y, aunque su salud era excelente, su mente ya no trabajaba con la intensidad con la que me inculcara el amor a la sabiduría. Pero sabía también que cuando algún tema le interesaba, escapaba de ese mundo de tinieblas en el cual se refugiaba desde la muerte de mi madre, y regresaba al presente en donde permanecía poco tiempo pues, tal vez al asomarse a la tétrica realidad, lo hacía de nuevo refugiarse en ese su muy especial mundo.
Habla don Gilberto. “Calles con el camino despejado se da a su tarea, la edificación de una forma muy especial de gobierno y de país en el cual, como el Rey sol de Francia, todo debería de girar en su orbita. El maximato se consolida de forma descarada y es cuando nace la famosa frase de: “el Presidente vive aquí, pero el que manda vive enfrente.” Pero Calles con toda su maquiavélica sabiduría, se equivocaba en los tiempos para establecer el abrazo al país. La economía mexicana, después de casi 20 años de lucha y caos, se encontraba totalmente destrozada y se hacía a una mar embravecida, que muy pronto se convertiría en espantoso huracán. El capital extranjero había huido en avalancha ante la caótica situación, y en México, a diferencia de los EU y los países europeos, nunca se había dado esa creación de riqueza y capital para resistir una embestida como la que en esos momentos ya se percibía.”
“Al abandonar el país, decidí establecer mi residencia en El Paso Texas por dos motivos. El Paso era la ciudad fronteriza más grande e importante entre los dos países, y estaba muy cerca de mi estado, Sonora, en donde habían permanecido gran parte de mis amigos quienes me apoyaran en mi campaña. Pensé también que en esa ciudad podría yo, con mi experiencia no sólo de abogado, sino en la diplomacia mundial, desarrollar actividades que me permitieran sostener a mi familia que ya era numerosa.” En eso busca algo entre la multitud de documentos que guardaba, y extrae uno que me lo muestra. Era una carta expedida por el Presidente municipal de El Paso y transcribo:
El Paso, Texas
Mayo de 1932
A quien corresponda:
“Por medio de este documento me permito presentar al juez don Gilberto Valenzuela. El juez Valenzuela ha ocupado el Ministerio de Gobernación de Mexico en tres ocasiones con los presidentes de la Huerta, Obregón y Calles, fue Gobernador y Presidente del Supremo Tribunal de Justicia de su estado de Sonora, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en las embajadas de Mexico en Bélgica, Holanda e Inglaterra. Ha sido también miembro de la Suprema Corte de Justicia Internacional de la Haya, Holanda.
El Sr. Valenzuela es un abogado de gran reputación no solo en su país, sino en los EU, Europa y en otras partes del mundo. Se encuentra ahora en nuestra ciudad practicando su profesión de abogado y jurista internacional y sus credenciales son intachables.”
Firma del Presidente Municipal
Al terminar su lectura, le dirijo la mirada y lo veo con el rostro iluminado exhibiendo esa sonrisa tan peculiar que tanto se asemejaba a la de mi padre como diciendo; he cumplido viviendo una vida de trabajo, aportación, extrema honestidad, integridad y sobre todo, de gran propósito, y sí, hay gente que lo reconoce e inclusive lo reconocían en otros países. Era una corta misiva pero que, sin duda, describía de forma muy completa a ese hombre que ahora era perseguido por el gobierno del país que lo vio nacer, y al cual prácticamente había entregado su vida entera.
Le pregunto entonces: ¿Tio, como te sentías prácticamente expulsado y perseguido por el México que tanto le habías dado? Me dirige una mirada de una gran profundidad cuando me dice: “En primer lugar, no era algo que me sorprendiera de forma alguna. Así como el Gral. Obregón y yo, desde el primer momento en que nos conocimos en Guadalajara, de forma casi mágica se inició una relación extraordinaria y una gran amistad, con Calles me sucedió lo contrario. Desde que nuestros caminos se cruzaron por vez primera a mi regreso a Sonora, nuestras personalidades, nuestras ideas, ideales y sobre todo, nuestra visión por Mexico, se colapsaban de forma explosiva.
Cuando me entrevisté con él por última vez en Cuernavaca, y de forma sutil me deslizaba la idea de que yo podría ser el candidato a la presidencia del partido que formaba, el sabia perfectamente que yo no aceptaría y como buen jugador de póquer que era, ya tenia pensado y planeados todos los siguientes movimientos. Calles era un hombre de una inteligencia que, a diferencia de la de Obregón, era fuera de serie pero al mismo tiempo casi la podría calificar, definitivamente como diabólica. Yo por mi parte, cuando me enteraba de la muerte de Obregón estando en Londres, la película de todo lo que sucedería en México en los siguientes años, ya pasaba por mi mente con una nítida claridad.”
Calles me conocía perfectamente y tenía muy claro el que yo era un hombre enamorado del estado de derecho y, sobre todo, alguien quien siempre expresaba la necesidad de que la sociedad civil, no solo se fortaleciera, se le diera vida, puesto que los regimenes que habían oprimido al país desde su independencia, no habían permitido se desarrollara. Conocía de sobra mi conciencia demócrata y, todo ello, sabía en realidad yo era un gran estorbo para él. Yo por mi parte, estaba muy conciente de que al no aceptar sus coqueteos, firmaba mi sentencia puesto que, también estaba conciente de que una lucha contra él, era imposible ganar. Pero ya lo he dicho muchas veces y lo seguiré afirmando; el hombre no está obligado a triunfar siempre, pero si a ser fiel con sus valores, sus ideales y su conciencia.”
Te aclaro que nunca pensé jugar el papel del héroe que sacrifica su vida puesto que, como afirmara un gran pensador; un país necesitado de héroes, es país maldito. Yo debería aceptar la derrota, retroceder en una retirada digna, pero preservar la vida para eso, seguir luchando por mis ideales. Entonces, sí el castigo por ser fiel a mi conciencia era el destierro, lo aceptaba con dignidad, entereza y, sobre todo, recordando las palabras de Obregón: Experiencia, es solo la capitalización de fracasos. Aprendía.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXI
Ricardo Valenzuela
Luego de hacer algunas notas de mis largas reuniones con don Antonio, ahora me dirigía Hermosillo con el exclusivo propósito de explorar esa conciencia de mi padre ya extraviada. Jamás cruzó por mi mente lo que este encuentro me develaría. Aquel cerebro de explosiva potencia y de una gran intelectualidad, permanecía ahora, en cierta forma, apagado como huyendo de la realidad y ese, era ahora mi reto: Rescatarlo y exprimir las últimas gotas de historia y sabiduría que, sin lugar a dudas, todavía guardaba en su profundidad.
Si algo había siempre disfrutado mi padre, era el tomarse su café muy de madrugada y, por no sé que motivos, mis hermanas habían decidido que era algo que le hacia daño y se lo negaban. Pero llegaba yo armado con kilos del café combate que toda su vida había disfrutado, en ese su muy especial ritual madrugador. Al día siguiente de mi arribo, me levanto a las 5 AM y, de inmediato, me doy a la tarea de preparar el café estilo rancho, de aquellos arenosos que tanto gozaba cuando la Colacha se lo servía en Las Calaveras. Estaba por servirme la primera taza, cuando aparece en el comedor y sonriendo me dice; “que bonito huele a café.” Siéntate le digo, te voy a servir uno. Se le ilumina el rostro como a un niño que le han dado permiso para hacer algo que realmente le gusta.
Le pongo enfrente rebosante la enorme taza que le regalaran los hijos de Carlos Armando Biebrich años atrás, con la leyenda; TATA #1. Le da el primer sorbo y no oculta su gran placer al exclamar; ¡que buen café! ¿De donde lo trajiste?” pregunta ahora. Te lo manda la Colacha del rancho, sonríe y exclama; “que buen detalle de esa mujer.” Iba ya por su segunda taza cuando lo fusilo con mi solicitud; oye papá, háblame de mi tío Gilberto. Me dirige una mirada como de gran sorpresa, y calla unos segundos. Inicia; “ah, Gilberto mi hermano, ese fue un gran hombre en toda la extensión de la palabra, y sobre todo, el ser humano mas honesto, íntegro y valiente que yo haya conocido.”
“Fíjate continúa, yo era un niño huérfano de padre viviendo en un pueblo de la sierra como lo era Sahuaripa a principios del siglo. Mi madre era una generala que a pialerasos lidiaba con todos nosotros que habíamos sido 16 y, eso porque mi padre falleció a los 52 años de edad cuando yo tenia un año, si no, tal vez hubiéramos llegado a ser mas de veinte. El no haber conocido a mi padre, dejaba un gran vació y mis recuerdos de niñez, son realmente tristes. Sin embargo, de repente todo eso cambiaba cuando mi hermano Gilberto, me llevaba a vivir con él a la ciudad de México siendo ya Secretario de Gobernación en la presidencia de Obregón.”
A medida que avanzaba en su relato, más alerta lo veía y me sorprendía. Continúa; “de estar viviendo en el pueblo entre la multitud que éramos. Bajo el mando de una madre genérala e histérica, pues al enviudar debía tomar la carga de sostener ese ejercito, de repente me encuentro viviendo en una casa contigua al Castillo de Chapultepec, asistiendo las mejores escuelas de la ciudad y, lo mas importante, Gilberto y Sofía me trataban como si fuera un verdadero hijo. El Presidente Obregón vivía en el castillo, y recuerdo muy bien que todas las mañanas la guardia de yaquis que mantenía, nos llevaran a mí y a Alvaro Jr. a montar ponys por todo el bosque. Yo me reía mucho de Alvaro cuando le recordaba que siempre lo vestían de charro, y sonriendo me respondía: no se lo cuentes a nadie ¿bueno? Fueron años hermosos”
Como pude lo fui llevando al tema que en esos momentos me interesaba conocer y del cual, no tenía casi nada de información: El destierro. Cuando finalmente lo centro en esa etapa de su vida, me doy cuenta de que lo invade una gran tristeza y por primera vez, descubro esa gran cruz que había cargado durante toda su existencia. Me dirige esa mirada tan parecida a la del tío Gilberto que casi fusilaba, e inicia. “Gilberto debería de haber sido presidente cuando asesinaron a Obregón, era el mejor hombre que el país tenía pero, su problema fue el que nunca se dejaría mangonear por Calles. Mi vida, desde mi salida de Sahuaripa, se había convertido en un cuento de hadas. Las mejores escuelas en Mexico, luego a mis 13 años de edad, me voy a Europa con Gilberto y me inscribe en el Real Ateneo de Bruselas, un instituto fundado por Napoleón y de los mejores de Europa.”
Gilberto fue mi inspiración para estudiar leyes puesto que, me había inculcado ese gran amor al estado de derecho y así, se convertía en mi guía para combinar mis estudios con otras ciencias que el amaba; filosofía y letras. Yo había ya ingresado a la Universidad de Bruselas y el mundo me sonreía. Visualizaba mi futuro y me proyectaba en unos años, con mis títulos y diplomas de las mejores Universidades del mundo. Mi hermano era uno de los politicos mas prestigiados de México, y estaba seguro que la presidencia le aguardaba para construir un verdadero país. Luego soñaba con entrar al servicio diplomático. Lo que nunca consideré, es que el servicio público en México, luego de las tenebras revolucionarias, quedaría vedado para los hombres íntegros y honestos.”
“Cuando Calles debería de haber dado por terminado el control de los militares, para abrir paso a la civilidad con hombres como Gilberto, le daba la espalda al pueblo al iniciar esa dictadura de partido que tanto daño le ha hecho a México. Cuando el Gral. Obregón lanza de nuevo su candidatura, yo fui testigo de las luchas interiores de mi hermano ante las alternativas: romper el orden constitucional, o, permitir que Calles tejiera esa red para aprisionar a los mexicanos. El proceso que vivió Gilberto en esa época, fue muy doloroso puesto que, consideraba que Obregón, su padrino y su gran mentor, rompía el orden constitucional. Pero yo, siendo un inexperto estudiante de leyes, en el fondo me daba gusto pues sabía muy bien de la relación tan especial que Gilberto mantenía con Obregón. Pero conociendo a mi hermano, jamás se lo mencioné, pues conocía muy bien su posible reacción ante alguien simpatizando con la ruptura de la ley.”
“Yo estaba con Gilberto cuando se enteró de la muerte de Obregón y ese detalle, que él poco platicaba, de haber tenido cierta premonición, a mi me tocó vivirlo. Regresábamos a Londres luego de un dia en la playa cuando, de repente, Gilberto le dice a Sofía no sentirse bien y sudaba profusamente cuando, por increíble que parezca es cierto, le sale una frase: Tengo el presentimiento que algo le ha sucedido al Gral. Obregón. Al llegar a la embajada, ya lo esperaba el cable donde le notificaban del asesinato. Nunca había visto a mi hermano tan devastado. Obregón era, tal vez, el hombre que más hubiera admirado Gilberto, su padrino, su mentor, su gran amigo, y la noticia de su muerte, interiormente lo destrozaba.”
“Gilberto, luego de recibir la devastadora noticia, se dejaba caer en un sillón de su oficina en la embajada y ahí permanecería en silencio durante algo que a mi me pareció una eternidad. Yo sabía bien lo que en esos momentos cruzaba por su mente, pues con esa sabiduría premonitoria, ya dibujaba la visión de un México encadenado por otra dictadura. Después de varias horas de haber permanecido en su encierro, Sofía me pide; ve y habla con Gilberto pues sé que en estos momentos sufre.”
Sin anunciarme, entro a la oficina en oscuras y le pregunto; ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Levanta la mirada y me dice; tantas vidas perdidas, tanto destrozo para regresar a lo mismo. El Gral. Obregón no merecía esa muerte tan miserable. La revolución se ha perdido y ahora se inicia el gran extravió del México por el que tantas vidas se sacrificaron.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXII
Ricardo Valenzuela
En esos momentos veía a mi padre transformado de forma tal, que le podía mirar el coraje en los ojos que brillaban como cuando era aquel hombre de impresionante presencia, que tanto temíamos cuando se enojaba. Tratando de centrarlo en lo que a mí me interesaba en esos momentos, le digo: Bueno, pero eso ya me lo habías platicado. Pero ¿Qué fue lo que sucedió luego de que el famoso Plan Hermosillo fuera derrotado por Calles? Me dirige entonces una mirada que nunca le había visto. Una mirada de gran melancolía, de una gran tristeza y casi podría afirmar de mucho dolor.
¿Qué te puedo decir? Me revira con otra pregunta. A Gilberto se le vino el mundo encima y por lo mismo, a mí también. Al fallar el movimiento armado era tal la furia de Calles contra Gilberto que, con saña, haciendo uso de toda la maquinaria del estado, se dedicó no solo a perseguirlo sino a tratar de desprestigiarlo y destruirlo utilizando los trucos y las trampas que ya todos le conocemos a los gobiernos mexicanos. Gilberto, siendo el hombre honrado y de esa integridad y dignidad intachables, no tenía dinero pues no se había dedicado al robo como muchos otros revolucionarios, y por ello, se le venían situaciones no solo difíciles, sino dramáticas puesto que tenia una familia numerosa que sostener y además, él era el que también me sostenía a mi en Bruselas.
Yo ya cursaba el tercer año de la carrera de leyes en la Universidad libre de Bruselas, cuando recibo una carta de mi hermano explicándome la grave situación en la que se encontraba, por lo que ya no le seria posible el seguir enviándome dinero. Gilberto se encontraba tratando de ganarse la vida en El Paso, Texas pero, el acoso de Calles continuaba y por ello, decidió el cambiar su residencia a Mesa, Arizona. Gilberto fue un hombre de mucho carácter y nunca hablaba de esa época pero yo se, que fueron tiempos muy difíciles para el y su familia. Pero Sofía, que para mi era una santa, le daba ese soporte tan necesario en esas situaciones penosas y aquel hombre de un intelecto fuera de serie, tuvo inclusive que establecer una pequeña neveria para sobrevivir.
Pero mi hermano no sufría por esas privaciones materiales, tenia demasiado carácter para que algo así lo doblara. Sufría al ver la forma en que Calles seguía tejiendo su madeja y controlando el país a su antojo, a través de las marionetas que seleccionaba para ocupar la presidencia. La vida a veces le sirve al hombre situaciones que, inclusive al abandonar este mundo, aun no se han llegado a entender ni asimilar, y algo así le sucedía a Gilberto en esos momentos. A fínales de ese año de 1929, explota lo que se llegaría a conocer como la gran depresión mundial y cimbrara al mundo entero. Pero la consecuencia más grave de ese evento, es que fuera el pretexto, a nivel mundial, para expandir los tentáculos de los gobiernos y en ese sentido, a Calles le facilitaba el consolidar su nuevo estado controlador y opresivo.
Me sorprendía la claridad de las narraciones de mi padre puesto que, desde la muerte de mi madre, dos años antes, como que se desconectaba del mundo en algo que pensábamos era solamente un cerebro que, con tantos años, simplemente poco a poco se apagaba. Continúa mi padre: Esos años de tantas privaciones, serían para Gilberto de gran desarrollo intelectual puesto que, siendo un hombre de grandes inquietudes intelectuales, sociales y políticas, a pesar de no tener los recursos para hacerlo su principal actividad, con esa gran dedicación, profundidad de pensamiento y análisis que él tenía, se dio a estudiar todos los acontecimientos que provocaran la gran recesión y sobre todo, a criticar de forma agresiva la tenaza que Calles aplicaba a México.
Mi situación en Europa cada dia se hacia mas critica puesto que, ya no contaba con la ayuda de mi hermano. Yo era un chamaco de solo 19 años en un país extraño sin más medios a mi alcance. Mi mundo se había transformado de forma radical de ser el hermano de uno de los politicos mas prestigiados de Mexico y con grandes posibilidades de llegar a ser presidente, por lo cual, el futuro me sonreía. A ser el hermano de un hombre perseguido por el gobierno de mi país, sin el dinero para poder continuar mis estudios e inclusive, llegaba el momento que no podía satisfacer mis necesidades esenciales. Fue entonces que empecé a caer en una grave depresión y, cuando Gilberto se enterara, me arropaba con sus cartas que eran en esos momentos mi salvavidas.
Las cartas de Gilberto, eran una combinación de humanismo, amor fraternal del hermano mayor, tal vez de padre, de sabios consejos ante la adversidad, y sobre todo, eran profundos análisis de los acontecimientos económicos, politicos, sociales no solo de México, por supuesto de los EU en donde en ahora vivía, pero del mundo entero. En esos momentos, llegaba el recuerdo a mi mente de mis excursiones siendo niño que tanto molestaban a mi madre, cuando me dedicaba a esculcar todo lo que había a mi alcance en todos los rincones de la casa. Recuerdo entonces la vieja maleta de piel color marrón guardado en un closet, y que me encantaba revisar porque la encontraba fascinante llena de tantos viejos papeles y documentos, e inclusive, cartas de novias de mi padre de esa época. Especialmente me venía a la memoria las de su novia hija del embajador cubano en Bélgica.
Y en esos momentos, recuerdo también el contenido en la maleta de la infinidad de cartas del tío Gilberto dirigidas a mi padre, y me pregunto ¿Dónde quedarían? Siendo yo un niño de tal vez 8 a 10 años cuando mis excursiones, era natural que me interesaran más las cartas de amor de la cubana que los tratados de filosofía y política del tío Gilberto. Mi padre había regresado de Europa en 1934 y ahí estaba la clave, eran cinco años de la vida de este hombre ejemplar que, quedaban plasmados en esas cartas que yo tenía la seguridad no se habían destruido.
Le sirvo a mi padre otra aromeante taza de café, y le doy tiempo para que sorba el primer trago. ¡Que buen café afirma de nuevo! Aprovecho y lo cuestiono: Oye papá ¿en donde quedaron esas cartas de mi tío Gilberto? Me quedo esperando la respuesta del no se, cuando, luego de su segundo sorbo, me dice; “creo que están en una caja grande en el almacén de allá al fondo de la casa.” Se me ilumina el rostro ante la posibilidad y le digo al Alejandro—el muchacho encargado de cuidarlo de noche—Ahí te lo encargo, pues con gran prisa me voy en busca de esa caja y salgo corriendo hacia el pequeño almacén.
Minutos después, y luego de batallar para dar con la llave del almacén en aquel gran mazo, finalmente abro la puerta para encontrarme lo que podría describir como un museo. Muebles viejos, fotos de no se que época, maletas deshaciéndose y si, cantidad de cajas conteniendo toneladas de papeles. Luego de dar un largo respiro, inicio la búsqueda en medio de lo que ya me provocaba un ataque de asma en el empolvado recinto. Luego de revisar varias de las cajas, abro una que me recibe con un viejo pasaporte de mi padre y voalá; las cartas del tío Gilberto empiezan a emerger. No se cuantas serían, pero iniciaban a mediados de 1929 y la ultima se remontaba al año de graduación de mi padre, dándole instrucciones para su regreso.
Tenia ante mi, la narración, de parte de una de las mentes liberales mas brillantes que México hubiera producido, de la forma en que la revolución mexicana de sufragio efectivo no reelección, tierra y libertad, se había manipulado en algo que relegara al país a simplemente otro estado feudal, si bien no igual al porfiriano, con ciertos matices diferentes era la misma gata nada mas que revolcada. Pero el iniciar el rescate de los documentos, descubro algo que me deja paralizado: todas las cartas que mi padre le respondía a su hermano, y me pregunto ¿Cómo es que terminaran aquí?
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIII
Ricardo Valenzuela
Me regreso a continuar las conversaciones con mi padre, pero el café se había terminado y él de nuevo se encerraba en ese misterioso mutismo en el cual, parecía desconectarse a la realidad del presente para viajar a otras épocas o a otros mundos. Sin embargo, había descubierto algo muy interesante, y sobre todo, muy valioso para mi esfuerzo. Con el estímulo debido, la mente de mi papá, con el café y la debida estimulación, era rescatable cuando menos por algunas horas y así, podía acudir a esa fuente para beber la gran cantidad de información que guardaba en ese precioso archivo casi inexplorado.
Esa tarde leía casi con incredibilidad la correspondencia entre mi padre y su hermano que, abarcaba un periodo de casi cinco años. Eran, por una parte, las palabras prácticamente de un padre a un hijo no solo dándole consejos ante la adversidad que vivían, era también la narración e interpretación de una época de graves acontecimientos, no solo en Mexico, a nivel mundial que cambiara la faz del planeta de forma radical y para siempre. Era la primera vez, en casi toda una vida, que podía entender muchas actitudes, conductas, estados de ánimo de mi padre. Me remitía luego a los apuntes de mis reuniones con el tío Gilberto, pero nunca pude encontrar referencia a esa comunicación tan especial que ellos habían mantenido estos dos hombres que mantuvieran esa impresionante unión de mente y espíritu.
Luego me preguntaba ¿Cómo es que las cartas de ambos terminaron en poder de mi padre? Pero no esperaría mucho por la respuesta. La siguiente mañana, muy temprano preparaba el café que tanto disfrutaba mi papá y como magia, de inmediato aparecía con su clásico; que bonito huele a café. Siéntate, le digo, al tiempo que le pongo enfrente su gran taza con el letrero de TATA y de inmediato le da el primer sorbo y su tez tan blanca, le empiezan a dibujar los chapetes cuando exclama; que buen café. Era, sin duda, uno de sus placeres predilectos y que yo le había regresado aun en contra de las instrucciones de los médicos.
Ya que lo veo reconfortado le digo: ayer encontré las cartas de mi tío Gilberto y las tuyas en el almacén de atrás. Me mira algo extrañado pero continuo y le pregunto ¿por qué tienes en tu poder también las tuyas, es decir, las que le respondías desde Bruselas a mi tío? Sorbe otro largo trago de café, e inicia. “Hace muchos años, Gilberto me las regresó pensando que, tal vez, yo algún día escribiera sobre ese intercambio que tuvimos durante tantos años. Pero la realidad es que estaba tan decepcionado de todo lo que había acontecido en este país, que no tuve el ánimo de hacerlo ni le vi el beneficio, y ahí quedaron olvidadas durante años. Ya ni me acordaba que las tenía.
Vuelve a empinar la taza y ya con energía continúa. “Esos años del exilio, para Gilberto fueron de mucho sacrificio, de sufrimiento, pero también de gran aprendizaje y madurez. El haber tenido la oportunidad de observar, como un simple espectador, y mas importante, desde otro país y lejos de la contaminación del Pacto de Calles, le daba una independencia mental, moral e intelectual para interpretar y calificar la forma en que se aprisionaba a toda la sociedad mexicana. Las descripciones de Gilberto de cómo se iba tejiendo esa madeja de un adefesio combinando lo peor de todas las ideologías, trampas, técnicas, sistemas, métodos, económicos, políticos y sociales, eran una premonición del Mexico de los siguientes 70 años. Esa mancha vergonzosa en nuestra historia que él había tratado de evitar.
Gilberto fue uno de los muy pocos, si no tal vez el único, de los hombres de esa época que tenía las herramientas para, de forma diferente, interpretar lo que sucedía en el país. En primer lugar, era un hombre bueno e integro por naturaleza, un hombre moral y de valores intachables. Luego, sus largas estancias en Europa, como diplomático y también como estudiante, le daban una visión muy completa y diferente de la panorámica internacional pero, sobre todo, como el gran abogado que era, todo lo miraba y analizaba con el microscopio de la ley y su justicia. Finalmente, el destierro lo fortalecería aun más y repito, como espectador, de forma mas clara y nítida se daba cuenta de la forma en que construía la prisión de los revolucionarios.
En esas cartas vas a encontrar la forma en que, con una premonición increíble, Gilberto veía cómo en medio de la Gran Depresión mundial, Calles le apretaba las cadenas cada vez con mas fuerza. Es mas, se aprovechaba del pánico de una población totalmente dependiente que, ante el espectro de ese fenómeno nunca visto, se entregaba al sacrificio ante ese nuevo estado que, a diferencia del porfiriato, ya no sería el benevolente dictador, como lo cincelara el mismo don Porfirio. Ahora sería una larga dictadura opresiva y sangrienta que, después de todo lo que se había destruido en la revolución, hundiría al país en la demagogia, el estatismo, la injusticia y la miseria. Y todo ello manejado por el pequeño grupo del club revolucionario.
En una de las cartas de Gilberto, vas a leer cómo, de forma profética, me comentaba el que Calles apretaba tanto los grilletes de la sociedad, que no tardaría en aparecer un redentor, de los que ya emergían especialmente en toda América Latina, para poner en marcha ese estúpido igualitarismo que por tantos años se practicó, destruyendo lo poco que había. Y hablaba así, con boca de profeta, pues luego aparecía Cardenas con su ola destructiva. Pero haría un gran servicio a Mexico: quitarle el grillete de Calles, aunque el grillete del partido ya estaba fundido al futuro de los mexicanos y con un metal más fuerte que el acero.
Continúa mi padre como alguien poseído por otra persona. ¿Tú crees que yo iba a escribir todo esto a mi regreso allá por los años 40? No estaba loco, me hubieran desaparecido al día siguiente. Cuando regresé de Europa en los años 30 y Gilberto estaba todavía en el destierro, se me cerraron las puertas en todos lados y por todo México. Con mis Doctorados en Derecho y Filosofía y Letras, mis cursos de ciencias políticas en el London School of Economics, hablando cuatro idiomas, en la ciudad de Mexico no pude conseguir trabajo ni de maestro de primaria, solo porque era hermano de Gilberto Valenzuela. Cada día me levantaba con una rabia y un coraje mayor; ¿Cómo era posible que le pagaran a mi hermano sus servicios a la patria de esa manera?
Pero era el México que se había construido por esa revolución de la que tanto hablan, esa revolución que el único logro fue hundir más al país y, a través de ese nuevo colador, eliminar a los hombres verdaderamente valiosos como mi hermano. Ahí está todo en esas cartas que yo no he vuelto a leer en muchos años, porque me da rabia y vergüenza. Ahí está dibujado el país que estos bandoleros construyeron, este país que no ha sido mas que una ridícula tragicomedia y todavía no hay quien exponga esa verdad que durante tanto tiempo se ha ocultado. Pero lo más triste, todo mundo lo sabe pero, como siempre, simplemente barren la basura debajo de la alfombra fingiendo no existe.
Yo no podía creer que el que hablaba era mi padre. Jamás lo había visto así, sí lo escuchaba siempre criticar al sistema, a los políticos y, sobre todo, la conducta de los mexicanos, pero nunca de esta forma. Me daba cuenta ahora, de la amargura con la que mi padre había vivido prácticamente durante toda su vida y, por primera vez, entendía la eterna melancolía que había cargado como consecuencia de apellidarse Valenzuela. El se había formado en una Europa que todavía era liberal, lejana al estatismo que hoy la condena. El liberalismo había nacido allá y por lo mismo, mi padre se había ilusionado pensando, a su regreso, encontrar un México igual, libre, democrático viajando hacia la prosperidad. Pero al descender el buque que lo retornara a su patria, se topaba con la dictadura perfecta.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIV
Ricardo Valenzuela
Las primeras cartas del tío eran tristes y melancólicas, especialmente cuando le notificaba el que, cuando menos por un tiempo, no podría seguir enviándole dinero puesto que el mismo no sabía como habría de sobrevivir y mantener a su familia en el destierro. Pero el tono era aun más triste, cuando le dibujaba el negro futuro del país ante lo que se gestaba. Portes Gil ocupaba ya la presidencia y, de esa forma, se iniciaba el maximato en el cual Calles se convertía en el Cesar mexicano puesto que con el PNR operando, todos los hilos del poder emergían de sus manos. El poder de Calles se consolidaba de tal forma que, para 1932 su hijo Rodolfo ocuparía la gubernatura del estado, la cual recibiría de manos de otro miembro de la familia; Francisco Elías.
Luego, en una de sus cartas el tío, como siempre de forma premonitoria, le advertía a mi padre del conflicto mundial que, en su opinión, se cocinaba y explotaría en cualquier momento. En Octubre de ese año de 1929, en aquel martes negro, se presenta ante el mundo lo que se conocería como La Gran Depresión. Este fenómeno probaría lo que mi tío en alguna de nuestras conversaciones me comentaba; el capitalismo era algo nuevo y no tenía las avenidas para que fluyera con la tranquilidad de los mansos ríos y así, se desbordaba en una destructiva corriente de especulaciones y abusos. Ello le serviría a los mercados libres un desprestigio, injusto tal vez, del cual hasta la fecha no se han podido recuperar.
En los años que precedían esa gran depresión, en los EU se presentaba algo que luego se conocería como las “expectativas racionales,” pero las que, en este caso, no serian tan racionales. En Nueva York, alguien en esa época comentaba: “La gente cuando está feliz es mucho mas crédula.” Y en medio de esa felicidad compraban y vendían acciones en medio de una total ignorancia. En 1927, esa euforia establecería un record de proporciones que se antojaban increíbles. De 500,000 acciones que cambiaban de manos cada año, el número se elevaría a más de 900,000 en medio de una burbuja que se preparaba para explotar.
En un tipo de análisis economico que cualquier experto envidiaría hoy dia, continuaba mi tío. “Dos fenómenos están acudiendo para que el mercado de valores de este país en cualquier momento explote: un incremento ya ridículo de los márgenes del intercambio, y una marcha acelerada hacia la formación de Fideicomisos de Inversión que nacen ya remendados. Las acciones tradicionalmente se cotizaban diez veces sus utilidades. Pero esa nueva forma de inversión, abusando de los préstamos bancarios, emergían como las primeras pirámides de inversión de la era moderna. Para mediados de ese año de 1929, algunas acciones se vendían hasta cincuenta veces sus utilidades, cuando el mercado ya presagiaba el futuro.
La Gran Depresión de 1929, en mucho se podría comparar con la situación que en Mexico emergiera después del error de Diciembre de 1994 en la cual, los banqueros participaran como los grandes especuladores en esa gran burbuja que se había confeccionado. Ello, como siempre sucede, requería de una corrección del mercado que, hasta cierto punto era normal y así lo indicaba la historia económica del país y del mundo. Entonces, algo que debería de haber sido solo una depuración del mercado si se le hubiera permitido automáticamente el ajustarse en su colado, las intervenciones ya desesperadas del gobierno la convirtieron en eso, la gran depresión. El presidente Hoover, era uno de los primeros ingenieros sociales que emergían en el mundo. Portando la idea de que acciones iniciadas de la punta de la pirámide hacia abajo, podían moldear la sociedad y los seres humanos podían ser manipulados como si fueran ladrillos y concreto, había arribado para ya quedarse.
De forma dramática, mi tío le explicaba a mi padre cómo este fenómeno de la Gran Depresión, sería la gran mentira y el pretexto usado por los gobiernos para agigantarse y Calles, hacia buen uso del argumento para iniciar la construcción de un estado hercúleo y una sociedad corporativista. Desde el final de la primera guerra mundial, se había iniciado una lucha entre los que todavía creían en la sociedad civil, y esos ingenieros sociales cuyo más visible líder era un famoso sociólogo de nombre Thorsten Veblen. Por increíble que parezca, lo que le daba mas fuerza a este movimiento fue la construcción de la presa Boulder la cual, impresionaba al mundo como un ejemplo de ingeniería mecánica capaz de organizar esa clase de poder sobre la naturaleza y, de esa forma, domando su otrora incontrolable fuerza.
Los dos hombres que mas habían sido impresionados por esta maravilla de poder hidroeléctrico, eran Lenin y Stalin, quienes ya hacían el intento de dominar la naturaleza en proyectos que luego fracasaran de forma estrepitosa. Pero Veblen presentaba al ingeniero como el nuevo súper hombre. Lo veía como una figura desinteresada y benevolente que emergía para remplazar al descorazonado hombre de negocios, eliminando ambos conceptos de economía libre y la motivación de las ganancias, para ser remplazado por una economía compasiva que frenara esa ambición que, según ellos, arruinaba a los países.
El presidente Hoover, no solo abrazaba los nuevos conceptos de ingeniería social, él mismo era un ingeniero civil de profesión. Años antes, se había incorporado a la fuerza del equipo de Wilson de la post guerra, en donde absorbía la filosofía de gobierno rector y planificador y, luego, como responsable de la “Comisión de Ayuda” después de la primera guerra, adquiría la reputación por su eficiente y benevolente intervencionismo lo cual, desde entonces le creaba las simpatías de hombres como el mismo Keynes y, más sorprendente, F.D. Rossevelt quien afirmaba: “Este hombre es una verdadera maravilla y espero que podamos hacerlo presidente. No podría haber uno mejor.”
Me impresionaba la forma en que el tío Gilberto le dedicaba tiempo el análisis de este hombre; Hoover. Después entendería que de alguna forma lo identificaba con Calles. Hoover había sido ya Secretario de Comercio en donde se había distinguido como corporativista, activista, intervencionista remando en contra de la corriente de las administraciones de Harding y Coolige. A su paso por la Secretaría, sería la única que incrementaba la burocracia de 13,000 a 18,000 empleados y su costo se dispararía de $24, 000,000 a $38, 000,000 millones de dólares. Hoover, al igual que Calles, aun antes de llegar a la presidencia, ya iniciaban esa franca marcha hacia el corporativismo actuando como caballo de Troya en las administraciones de Obregón en el caso de Mexico y, de Coolige en los EU.
Leía y releía las primeras cartas de don Gilberto, y realmente no entendía cómo era posible que este material no hubiera sido incluido en los libros de historia de nuestro país. Pero lo que menos entendía, es que en el presente que vive este México tan agraviado y confuso, nadie se hubiera preocupado de explorar otras avenidas de nuestro pasado para entender el presente. Los años del exilio de don Gilberto, serían los que cambiaran el rumbo de la historia de forma dramática, no solo en Mexico, sino en el mundo entero y en particular en los EU, con la avenida de Roosevelt y su New Deal con el cual se cerraba un importante capitulo para abrir otro que luego, como los pecados del pasado, regresaría para hostigar al pueblo americano cuando, el gobierno viajara de consumir el 20% de su PIB, a la increíble suma de casi el 50%.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXV
Ricardo Valenzuela
Cuando un gobierno trata de aliviar una depresión en lugar de agravarla, la mejor estrategia es no intervenir para dejar que los mercados fluyan de forma natural. Solamente de esa forma, sin intromisiones directas o amagadas, con precios, salarios y negocios liquidándose se deban dar los ajustes requeridos al ritmo necesario. El elevar los sueldos, lo único que provocará es más desempleo, el intervenir en los precios promueve acumulación de inventarios sin vender y luego la escasez. La mejor forma que un gobierno debe asumir en una depresión, es reduciendo y ajustando su presupuesto para dejar que la economía haga sus propios colados. Sin embargo, lo que se cocinaba era todo lo contrario.
Laissez Faire era algo totalmente archivado en los albores de la Gran Depresión de 1929. Sin embargo, su precedente se había establecido durante la primera gran depresión en 1819, cuando la única intervención del gobierno sería para facilitar el término de pagos de los deudores en la venta de su propia tierra. El presidente Van Buren, ya en el pánico de 1837 había activado una estrategia de no intervención con grandes resultados. Pero en el siguiente reparo de la economía en 1920—1921, anunciando lo que unos años después arribaría ferozmente, el gobierno intervenía de forma agresiva pero se permitía una caída libre de los salarios, los gastos del gobierno, y los impuestos eran reducidos agresivamente lo cual, permitía esa depresión se redujera a sólo un año de duración.
Sin embargo, en esta segunda, la más grave de la historia, el activismo del gobierno sería un elemento que aportara más elementos para agravarla. México recién había terminado una revolución que no solo le costara casi el 10% de su población, había destruido la poca riqueza creada en un sistema feudal. Al estallar la Gran Depresión, México era ya un país totalmente en ruinas y, sobre todo, desprestigiado a nivel mundial. Ante los ojos del mundo, se rebelaba algo que muy poca gente entendería entre ellos, sin duda, don Gilberto. La estrategia Hobbeliana de crear una grave situación para luego la emergencia de algún gran salvador. El Status Quo la utilizaba de forma genial para recuperar el poder perdido en aquel ya lejano periodo de libertad que fuera el XIX y ello, le daría vida a tiranos, demagogos, modernos dictadores de todos gustos y sabores.
En México la Gran Depresión, al igual que en los EU proporción guardada, se utilizaba para cerrar mas la pinza del control estatal de todas las actividades de la sociedad. El gobierno totalmente controlado por Calles, de forma cruel aniquilaba la sociedad civil creando una serie de organizaciones para que de esa forma fueran totalmente dependientes del estado. Para demostrar la manera en que Calles controlaba el país, en las elecciones para gobernador de Sonora en 1930, imponía a su hijo Rodolfo quien inclusive no contaba ni con la edad constitucionalmente requerida, puesto que solo tenía 30 años y el requisito era de 35. Hubo un intento de oposición democrática de un grupo que pretendía lanzar a Juan de Dios Bojorquez, pero de inmediato fue neutralizado por la nueva maquinaria autocrática.
El retoño del “jefe máximo de la revolución,” le daría el país una muestra de ese nuevo nacionalismo que de forma caricaturesca, definiría una de las políticas de los gobiernos revolucionarios en las siguientes décadas. Los chinos al igual que en los EU, habían arribado a Sonora para trabajar en la instalación de las redes ferroviarias y habían permanecido en el estado en donde, a base de trabajo, dominaban actividades como el comercio y algunas formas especiales de cultivos agrícolas. El cachorro de Calles, iniciaba de inmediato una campaña que culminara con la expulsión de todos los chinos residentes del estado los que, después de meses de hostigamiento, extorsión y vejaciones, lo abandonaban al igual que sus negocios en uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra historia.
Se puede afirmar que, Rodolfo Elías Calles, representaba una segunda generación de revolucionarios que no habían participado en la lucha armada, pero iniciaban la toma del país portando una capirotada ideológica e intereses muy personales que los llevarían a fundamentar el estatismo, el mercanitismo, el nacionalismo en un cuadro en el que surgían ahora esos nuevos empresarios estatistas. Estos herederos revolucionarios, de forma astuta aprovechaban “los cambios” estructurados para edificar grandes fortunas mediante la eliminación de competencia, el monopolio de todas las concesiones que ahora el gobierno federal concentraba prácticamente en todas las actividades económicas del país.
Calles, utilizando su marioneta en la presidencia, pasaría a implementar una segunda ronda de candados para lograr el control total del país, y tal vez la más importante. Iniciaba así lo que él mismo bautizó como el periodo “post revolucionario psicológico” mediante el cual, de forma agresiva se enfrentaba a la iglesia en esa lucha por la conciencia de los mexicanos y, en especial, las de jóvenes y niños puesto que según él, deberían de pertenecer a la revolución. Mediante una reforma del artículo tercero de la constitución, se hacía de las armas para iniciar un movimiento ideológico sin precedentes para consolidar la presencia del estado entre las clases y grupos de la sociedad mexicana.
De esa forma, Calles definía ya claramente el tono de la clase de país que él ambicionaba para los mexicanos. Violando uno de los principios liberales mas importantes; la libertad de culto, con furia inusitada arremetía contra la iglesia católica en una lucha que dividiría de forma sangrienta a los ya cansados ciudadanos. Su hijo Rodolfo, como gobernador de Sonora, era sin duda el ejemplo más claro de lo que sucedía a nivel nacional. Hacia finales de 1932, la mayoría de los templos habían sido clausurados y los sacerdotes operaban en la clandestinidad. Los estandartes religiosos y Guadalupanos fueron sustituidos por matas de sindicatos y de los “bloques juveniles revolucionarios,” en manifestaciones en las que entonaban La Marsellesa y el himno del trabajo.
El 20 de Noviembre, día de la revolución, fue recordado como el nacimiento de una nueva patria laica y atea. Con los templos clausurados y los sacerdotes huyendo, el gobierno estaba convencido de que el toque de las campanas no se escucharía más que para que niños y adultos, acudieran a escuchar las pláticas netamente socialistas de la nueva enseñanza. En esos momentos se dibujaba el futuro del país cuando, de acuerdo con los promotores de esa nueva enseñanza socialista, el estado debía proyectarse hasta la escuela para que los enemigos de la revolución no recuperaran los privilegios perdidos. De esa forma, el estado establecía el monopolio de la educación modificando al artículo 30 de la constitución, para que toda la educación fuera impartida “directamente por el estado o bajo su control y dirección,” rescatando la doctrina socialista.
Las cartas de mi tío a mi padre identificaban esta estrategia del gobierno, como la peor agresión en contra de la libertad y el futuro del pueblo de Mexico. Calles, afirmaba don Gilberto, inicia ahora la revolución silenciosa para controlar las mentes de los mexicanos del futuro. El capital más valioso de un país, el capital humano, se aprisionaba y se estacionaba para permanecer completamente improductivo durante las siguientes décadas. Pero mas grave, se iniciaba el moldeo de un mexicano sumiso, dependiente, sin una sana ambición creando la cultura de la mediocridad
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVI
Ricardo Valenzuela
Era sumamente interesante leer la respuesta de mi padre a las cartas de don Gilberto puesto que, al encontrarse en el centro del pensamiento liberal de una Europa que todavía no sucumbía a las diabólicas seducciones del nuevo socialismo ya transformado, se le hacia realmente imposible entender lo que sucedía en su país. La Universidad Libre de Bruselas y el London School of Economics, que eran sus refugios intelectuales, permanecían hasta entonces como los mas claros estandartes del liberalismo europeo. El liberalismo de Bastiat, de Burke, de Spencer, Tourgot, Hayek
Educación y economía, se tomaban de la mano en una nueva promoción del estado para declarar “la bancarrota del sistema individualista.” De esa forma, en su nueva declaratoria el estado se convertía en el coordinador de las actividades económicas y en ese nuevo sentido, según ellos, la politica y la economía se confunden. La nueva misión de la escuela socialista, era construir y difundir una nueva visión del mundo que, transformara en cooperación lo que ellos identificaban había sido solo un conflicto, introduciendo a los educandos al espíritu de solidaridad y responsabilidad social. En esos momentos, nacía ese México moderno de la borregada en el cual, el individuo se llegaba a perder en la confusión de la manada, para depender de ese ser nebuloso que ahora se identificaba como el gran padre de los mexicanos; el estado.
En esos momentos, en México emergía una organización política muy sui géneris que, de alguna forma tomaba material y ladrillos de todo tipo de edificaciones para construir la torre nacional. El Pacto de Calles, en sus estrategias, mucho se asemejaba a la autocracia de los partidos comunistas ya enraizados con profundidad en la emergente Unión Soviética, pero cada día mostraba más una semejanza a los movimientos fascistas de Italia, e inclusive, al nazismo naciente de Alemania. La famosa frase de Hitler años después: “Yo no quiero controlar los activos de la gente, sólo quiero controlar sus mentes,” dibujaba con nítida claridad la estrategia de Calles para mantener el poder.
En otras de las misivas, mi tío le explicaba a mi padre el que tal vez hubiera alguna esperanza para el país puesto que, los maderistas originales tajantemente rechazaban las nuevas políticas de Calles, y abiertamente se pronunciaban en contra de su radicalismo. Ellos todavía enarbolando la bandera del mártir de la revolución, hablaban de un humanismo liberal, pero luego se perdían en un extraño solidarismo cristiano que no rimaba con el sueño de Madero. Sin embargo, la represión ya descarada del Callismo, los neutralizaba con el estilo que adoptara la dictadura perfecta en el futuro. Ese movimiento de valientes opositores que aun conservaban algunos de los perfiles liberales, pero con un gran tinte humanista, encabezados luego por Manuel Gomez Morín, fundarían el partido que finalmente expulsara al Callismo del poder: el PAN.
Continuaba don Gilberto afirmándole a mi padre que, aun en medio de las penurias que ambos vivían en esos momentos, puesto que, el tío Gilberto desterrado y sin ingresos, estaba imposibilitado para enviarle dinero, por lo cual, los siguientes años debería de hacer malabarismos para poder permanecer en Bruselas y terminar sus estudios, el sabía era una muy buena decisión para apartarlo de la contaminación cerebral que produciría el sistema educativo mexicano que ya se establecía. Sin embargo, mi padre luego muchas veces se quejaba “¿para que me enviaron a Europa? Lo único que sucedió, es que me dieran las herramientas para hacer el putrefacto diagnostico del país, pero sin poder hacer nada.”
Leyendo específicamente esa carta, ahora me daba cuenta con gran claridad de las raíces tan profundas de nuestros problemas, y sobre todo, entendía las sabias palabras de Mark Twain: “Yo nunca permití que la escuela interfiera con mi educación.” Me daba cuenta de lo que, años después, llegara a identificar como el gran activo de los países, su capital intelectual, en México se le aplicaba como un freno que lo mantendría depreciado y aun a estas fechas, permanece igual. El nuevo Pacto de Calles, de forma maquiavélica construía los muros de la gran prisión de los mexicanos, mediante una fina red que ya tejía para emerger con un producto terminado que luego fuera conocido como “el asesino silencioso.” El sistema educativo del país se confeccionaba como monopolio del estado, para petrificando las mentes de la niñez y la juventud, confeccionar un vergonzoso potaje de gente dependiente, resentida con las clases “burguesas,” y sobre todo, el tipo de mexicano que luego pasara a culpar a la burguesía y al imperialismo de la pobreza y atraso producto de nuestra gloriosa revolución.
En una de sus misivas, el tío Gilberto le comentaba a mi padre cómo la Gran Depresión se agravaba entre los años 1930-32, cuando 25 de las acciones industriales representativas sufrieran una caída de 370 a poco mas de 90, y el mejor ejemplo del fenómeno eran las acciones de la United States Steel que, de cotizarse a 370, sufrió un derrumbe hasta llegar a 21. El comercio internacional se reducía drásticamente y la contracción del crédito, como consecuencia de la explosión en Wall Street, enviaba mortales olas a todos los países de Europa y ello provocaba que para 1931, las instituciones financieras europeas se encontraran en graves dificultades. En Inglaterra una nueva coalición laborista y socialista encabezada por Ramsay Mac Donald, tomaba control del gobierno para provocar el abandono del patrón oro por lo que, otros países de inmediato lo seguirían para hacer las conciliaciones en comercio internacional prácticamente imposibles. Durante el año de 1932, las exportaciones de los EU caían de 5 billones de dólares a 1.5 billones.
Ese año de 1932 los Demócratas seleccionaban a Franklin Delano Roosevelt como su candidato a la presidencia. Sin embargo, la plataforma del partido no revelaba en lo absoluto las drásticas medidas que se activarían en la primera etapa del New Deal, y por el contrario, hablaban de reducción de gastos y un presupuesto balanceado, la remoción de los tentáculos del gobierno en la empresa privada, el lograr un dólar estabilizado y fuerte, la aplicación del estado de derecho especialmente en lo referente a las leyes anti monopolio, respeto a la Constitución y una fuerte defensa nacional. Sin embargo, había en ello algunas pistas de lo que realmente se proponían cuando hablaban también de regulación para cierto tipo de empresas, de los mercados de valores, de los precios de servicios como electricidad, el divorcio de la banca comercial y la de inversión, una ley para establecer seguro de desempleo y de retiro, y sobre todo, algo que realmente alarmaba a los economistas liberales, el uso de todos los poderes constitucionales para que los agricultores recibieran precios de sus productos que superaran sus costos (subsidios).
Nadie imaginaba que el término acuñado por FDR, había sido inspirado en un libro recién publicado por Stuar Chase, gran critico de la empresa americana, precisamente titulado “New Deal.” Chase había visitado la Unión Soviética en 1920, y de su visita nacería una gran admiración de lo que observaba. Regresaba convencido que en los EU debería de llevarse a cabo una redistribución de la riqueza la cual, incrementaría el poder de compra de la gente. Pensaba que el problema de la producción estaba resuelto, y lo que ahora se requería, era la intervención del gobierno para resolver el de la distribución. Sus principales recomendaciones, eran mayores impuestos para altos ingresos, salarios más altos fijados por el gobierno no el mercado, viviendas públicas, y reducción de las horas de trabajo. Una ingeniería económica como la visualizada por Hoover en la cual, el estado sería el gran planificador.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVII
Ricardo Valenzuela
Las cartas de mi padre respondiendo a su hermano, revelaban una preocupación especial por lo que él, a pesar de su juventud e inexperiencia, ya detectaba en el ambiente de la vieja Europa. La Gran Depresión se había convertido en un fenómeno mundial el cual, era aprovechado por algunos carismáticos y demagogos líderes con gran habilidad para cimbrar a las masas. La primera guerra mundial había iniciado un movimiento interesante y peligroso. El presidente Wilson, a pesar de su promesa de no involucrar a los EU en el conflicto, finalmente lo hacía y con un objetivo: el destruir las monarquías en todo el continente y abrirle las puertas a la democracia.
El derrumbe de las monarquías en Austria, Alemania, Italia, Rusia le abría las puertas a los bolcheviques ya adueñados del viejo reino de los Zares, y emergían dos hombres que harían temblar a la humanidad entera: Adolfo Hitler en Alemania con su Nacionalismo Socialista y, Benito Mussolini en Italia con su fascismo. Ambos movimientos situaban al estado como el ente todopoderoso frente a un individuo, ahora parte de ese rompecabezas que lo amalgamaba en un nuevo aparato nacional al frente del cual emergía un tirano con ropajes diferentes, pero más letales que lo que se abandonaba.
Lo más impactante de estos diabólicos movimientos era que, inclusive hasta la fecha, mucha gente al referirse a ellos, de forma ignorante los etiquetan como explosiones de la derecha y así, agregan ingredientes adicionales a ese oscuro potaje de las deformaciones ideológicas que tanto confunden. Esa geometría política, había nacido durante la revolución francesa cuando los diputados que pretendían mantener el régimen existente, se ubicaban en el lado derecho del parlamento, y los nuevos revolucionarios que peleaban por los cambios en contra de las monarquías, se ubicaban en la izquierda. Sin embargo, cuando la “izquierda” confundiera el postulado revolucionario de igualdad que debería ser igualdad ante la ley no igualitarismo, su fuerza legitimadora perdiera uno de sus tres pilares que la sostenían.
Lo expresado por mi padre cobraba certidumbre cuando en 1933, Hitler se adueñara del liderazgo de una Alemania totalmente resentida por el resultado de la guerra, y sobre todo, por los arreglos establecidos en la firma de la paz al ser vencida y humillada. Años después, la debutante Liga de las Naciones—antecedente de la ONU—mostraría su debilidad cuando en 1935 permaneciera inmóvil ante la invasión de Abisinia por parte de Italia. Mi tío, en otra de sus cartas a mi padre, le expresaba su rechazo total a cualquier tipo de dictadura, inclusive, a la de Franco en España, como una fórmula de combatir el comunismo. El pensaba, y se lo expresaba a mi padre, que una sociedad libre con una saludable sociedad civil, era la mejor alternativa frente al comunismo, el fascismo o socialismo.
La era de Coolidge en la cual constantemente desenfundaba su filosofía Laissez—Faire cuando afirmaba: “Gobierno y empresa deben permanecer separados, uno dirigido desde Washington y el otro desde Nueva York. Los hombres sabios y prudentes deben siempre prevenir el mutuo usurpamiento que los estúpidos buscan en ambos bandos. Los negocios deben de buscar una ganancia, pero tienen también un propósito moral: el esfuerzo general y organizado de la sociedad de contribuir para lograr los requerimientos económicos de la civilización…y debe descansar en la ley de servir. Debe de apoyarse en pilares como la verdad, la fe y la justicia. Es su enorme significado y su gran contribución al progreso moral, espiritual y material de la humanidad. Es por ello que el gobierno debe garantizar y promover su éxito, estableciendo las condiciones de competencia en un marco de seguridad. La tarea del gobierno y la ley, es suprimir privilegios en donde quiera que los haya y proteger la propiedad aplicando remedios legales: El elemento mas importante del valor de cualquier propiedad, es la seguridad de que su pacifica utilización será públicamente defendida. Sin esa protección, el valor de sus activos caería en un abismo sin fondo. Mientras más capacidad tengan los negocios para autorregularse, habrá menos necesidad de intervención del gobierno para asegurar una competencia limpia. De esa forma, puede concentrar su tarea en mejorar la estructura nacional en la cual, los negocios incrementen sus ganancias, sus inversiones, los salarios, proveyendo al mercado de mejores productos y servicios a los mejores precios posibles.” ESTABA FALLECIENDO.
Era ya el capitulo de la historia perteneciente a Roosevelt y su New Deal. En una de sus cartas, don Gilberto le comentaba a mi padre como el proceso iniciado en los EU, en muchas aristas era similar a la toma del poder en México de parte de Porfirio Díaz en la cual, el positivismo de Comnte le abría las puertas al estado hercúleo. Las ideas de Comnte apuntaban hacia un proceso deliberado y racional, mediante el cual las autoridades centrales, haciendo una lectura de las leyes históricas, inexorables que gobiernan a las sociedades, aceleran el desarrollo a través de lo que hoy llamaríamos ingeniería social. El estado es la entidad moralmente responsable de provocar progreso, pero para ese propósito se recuesta firmemente en la empresa privada pero, una empresa privada que debería girar alrededor del astro rey, el estado, el cual además mantiene los números fiscales en orden. El positivismo se extendería como plaga en toda América Latina pero en los EU tendría solo un impacto menor, especialmente en los estados del sur.
Con la avenida de Roosevelt como presidente de los EU, emergería al plano internacional uno de los economistas más polémicos del siglo XX; John Mayner Keynes. Creo que con gran autoridad se puede afirmar el que, este hombre tomaría las ideas del positivismo de Comnte, para darle vida a las teorías económicas que conocidas como Keynesianismo, arroparan el quehacer de todos los países de Europa y a los EU. El manejo Laissez—Faire de manos del gobierno fuera de la economía, era ahora atacado de forma agresiva blandiendo las ideas de este hombre. Con un campo fértil y regado, las ideas de Keynes florecían como el hestafiate en los veranos lluviosos. A este punto del intercambio entre mi padre y su hermano, don Gilberto en mi opinión, establecía una postura muy especial. Por un lado y de forma no muy contundente, aceptaba que la gran avenida liberal se había desrielado. Al mismo tiempo, expresaba su preocupación por ese nuevo y renovado activismo del estado que según él, desplazaba al individuo.
En México, la situación política se complicaba cuando se aproximara el final del término del presidente en 1933. Los grupos opositores a Calles y su PNR, se agrupaban de nuevo en frentes antireeleccionistas que los unía un fuerte lazo, su descontento con los métodos del callismo. Sin embargo, la forma en que eran reprimidos mostraba claramente lo que sería el sello del gobierno durante las siguientes décadas, una intolerancia total a cualquier forma de expresión en desacuerdo o inconformidad. Esos grupos anti reeleccionistas, se pronunciaban en contra de lo que consideraban una nueva reelección del partido en el poder, al que acusaban de antidemocrático y dictatorial. Pero el gobierno controlado por Calles, ya de forma descarada declaraba seguiría una política de continuismo ideológico, redoblando esfuerzos para someter al “sector enemigo” de la obra renovadora.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVIII
Ricardo Valenzuela
El tío Gilberto, se quejaba con cierta amargura de cómo el ideal democrático de Madero había fallecido a su nacimiento y, claramente veía la emergencia de otra dictadura, ya no de un hombre, la de un partido. Le comentaba luego a mi padre, cómo el destierro le daba ahora la oportunidad de estudiar profundamente la historia de los EU, la cual, en toda América Latina había permanecido ignorada cuando siempre buscando modelos, se dirigía la mirada hacia Europa, siendo que, en el viejo continente en esos momentos no existía una sola democracia y en países como Francia, su revolución había naufragado para darle campo a la dictadura de Napoleón. En sus primeras cartas señalaba el camino que había iniciado y que luego lo harían entender la forma inusual y única, lo que le daba vida a la estructura política de los EU.
Mi padre respondía esgrimiendo argumentos entendibles cuando en esos momentos Europa, aun antidemocrática, no caía todavía en las redes de Keynes y el liberalismo económico permaneciera con algunas señales de vida. Francia en especial y con ella Bélgica, habiendo ayudado en la causa revolucionaria e independencia de los EU ante su eterno enemigo; Inglaterra, atestiguaba el nacimiento de la nueva nación, y sobre todo, con las grandes controversias que el libro de Tocqueville: Democracia en América, había provocado a finales del siglo XIX, promovía que los chispazos de liberalismo económico aun se daban, pero cada vez mas débiles y tenues.
Pero don Gilberto en esos momentos, presenciaba en primera fila la forma en que Roosevelt poco a poco derribaba el edificio que habían construido hombres como Jefferson, Madison, Adams, Jackson para remplazarlo con el estado hercúleo que caracterizara a la mayoría de los países del mundo durante las siguientes décadas. Ello, de alguna forma, facilitaba el desarrollo del plan de Calles puesto que, en cierta forma, los EU con un giro del timón de 180 grados, apuntaban hacia la misma dirección, si no con la velocidad de México, si la suficiente para vibrar la estructura fundamental del país y cambiar la historia de forma dramática.
Los primeros años de la década de los 30, fueron utilizados por Calles para consolidar su plan a través de una serie de marionetas que instalaba en la presidencia de la Republica, pero todos seguían sus directrices y reportaban con él. Fue en esos años en los que surgiera la famosa frase: “El presidente vive aquí, pero el que manda vive enfrente.” Calles utilizando a sus marionetas, de forma sutil inicia lo que sería uno de los muchos cánceres de la economía mexicana en los años por venir, las expropiaciones agrarias de los supuestos latifundios, para de forma anárquica, iniciar la destrucción de la agricultura.
Comentaba luego don Gilberto, cómo muchos de los rasgos de la nueva constitución de 1917, con los cuales Obregón y los obregonistas no estaban de acuerdo, Calles los empieza a implementar agresivamente. La constitución había llegado a los extremos de proteger indebidamente al obrero a costa del patrono obligando a este, en ciertos casos, a trabajar operando con perdida concediendo a los trabajadores lo que deberían ser ganancias, y, en general, trastornando el equilibrio que debería de existir entre capital y trabajo. Como consecuencia de ello, ya el partido Laborista Mexicano había aprobado una resolución rezando: “El partido siempre ha estado de parte del proletariado, para conquistar su total emancipación, pues estima que debe, en su oportunidad, tomar posesión de las tierras, de las maquinas y de todos los medios de producción y transporte, así como el administrar esa producción y su consumo, con un sistema de organización social, que garantice la igualdad económica en todos los ramos.”
Obregón, si no había intentado construir un México diferente a la imagen y semejanza de los EU, si había hecho un gran esfuerzo para establecer las mejores relaciones, cuando el país del norte era el ejemplo mundial del verdadero liberalismo. En la administración de Obregón, habían existido inclusive ciertas presiones de parte de algunos segmentos de los EU para acelerar ese paso y, al igual que a Fox en estos momentos, se le acusaba de no ser lo suficientemente agresivo con las reformas que el país urgentemente requería. Pero Obregón, sabiamente entendía y sabía que este era un proceso a largo plazo y es lo que lo distinguía como estadista, su visión al largo plazo, no la cura de una cruda presente con más de lo mismo y así, calmar a las masas.
Pero muerto Obregón y los obregonistas en huida, el campo estaba libre para dibujar el mapa que describiera el país de los siguientes 60 años. Además las presiones reformadoras de parte de los EU, desaparecían cuando ellos mismos llenos de pánico se embarcaban en un proceso, si no igual, si con los mismos perfiles. Ese campo tan fértil y propicio, era descrito en esos años por un autor americano: “La clase baja del pueblo mexicano, no es sólo cándida y políticamente indiferente, sino que es, además, pobre, mal alimentada, impróvida, y en grandes extensiones del país, especialmente en el sur, físicamente degenerada. Sus chozas y su pobreza ofenden a la vista. Es por ello que acudieron en miles alrededor de condotieros como Villa y Zapata, que podían ponerles la tentación del botín y premiarlos con rápida promoción. Pero como los rusos del Zar, tienen una idea completamente torcida de lo que es la libertad que debe acompañarse de responsabilidad.”
El dominio de la política en esos años de rápida decadencia, estaba monopolizado por los semi—intelectuales, peligrosa clase en cualquier sociedad de no muy sólida base, hombres de estrecho criterio, de escasa cultura, insaciables ambiciones y de instintos egoístas. No Vivian en el futuro ni en el pasado, sino solamente en un presente casi animal. Ninguno de ellos, ni siquiera Carranza, tenia el don de la visión a largo plazo, ni el sentido de proporción, ni serenidad del espíritu necesarios para dirigir la mirada a lejanos horizontes. Muchos de los partidarios habían sido o iban a ser rebeldes, y hasta que Obregón, quien si era visionario, le dio un nuevo significado al vocablo revolución, casi todo rebelde era solo un bandido.
La necesidad de gobernar con el pueblo, si existía, nunca la comprendieron. Para casi todos, la masa del pueblo era solamente un medio, no un fin. Y en cuanto surgían individuos de talento que podían haber contribuido eficazmente a la causa del progreso, los situaban como la espuma sobre la ola de la revolución. Durante todo el periodo de guerra y luego de una paz frágil e indeleble, la mayoría de la gente anhelaba eso, la paz. Varios jefes estaban dispuestos a morir por ella; pero muy pocos querían vivir trabajando por ella. Ese era el México que asomaba a mediados de los años 30, cuando mi padre se disponía a regresar, después de casi 15 años en Europa.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIX
Ricardo Valenzuela
Entre tanto, en México durante la presidencia de Emilio Portes Gil tuvo efecto uno de los acontecimientos políticos con mayor trascendencia para el futuro del país: la fundación de un partido oficial, el Partido Nacional Revolucionario (P.N.R.) El 1 de septiembre de 1928, Calles leyó su último informe presidencial ante el congreso de la Unión en el que proclamaba, casi como burla, el fin del caudillismo para dar paso a la era de las instituciones. En el mismo mensaje declaró que no buscará la prolongación del mandato, pero que al mismo tiempo, según daba a entender, no quedaría como un simple espectador de los acontecimientos políticos de país (esbozando su maximato). El mensaje de Calles aceleró la formación del nuevo partido. Correspondió a Portes Gil, como uno de los primeros actos de su gobierno, constituir el Partido Nacional Revolucionario en calidad de partido oficial. La idea de fundar este partido obedecería a varias razones. Entre todas la de fusionar en un solo partido a la mayoría de los elementos revolucionarios y además, disciplinar las tendencias de los pequeños organismos regionales, ya que cada uno de ellos creía enarbolar la bandera de la revolución.
Pero la principal función del Partido, supuestamente consistiría en organizar y llevar a cabo las elecciones, tarea que antes estaba encomendada a la secretaría de Gobernación. Con anterioridad a la formación del partido oficial, los desórdenes motivados a consecuencia de las campañas electorales eran muchos. Portes Gil, señaló que la idea de formar un partido le parecía excelente, ya que "salvaría a México de la serie de trastornos" que ocurría ante cada elección presidencial. El P.N.R, instaló sus oficinas el 4 de diciembre de 1928. Su primer Comité Directivo estuvo integrado por Plutarco Elías Calles como presidente, Luis L. León como secretario, y Manuel Pérez Treviño en función de tesorero. El comité Directivo del Partido Nacional Revolucionario, convocó el 5 de enero de 1929 a la gran convención que se efectuaría en la ciudad de Querétaro, a fin de discutir el programa y estatutos de dicha organización y designar al candidato presidencial. La convención se inauguró el 1 de marzo. Por decreto presidencial se dispuso que se descontara a todos los empleados públicos siete días de sueldo al año, para mantenimiento del Partido y que estos empleados fueran considerados como miembros activos del mismo.
De todo ello le informaba don Gilberto a mi padre y con cierta rabia le comentaba ¿Cómo es posible le liberación del país si ahora se forma el partido político único y como monopolio? y mas grave, no nace como fruto de la sociedad civil, sino como hijo bastardo del gobierno. En una de sus misivas, don Gilberto afirma todo ello haber sido parte de su ultima conversación con Calles en la cual, le advirtió un partido que no emana de la sociedad civil, era lo mas parecido a otra dictadura lo cual, echaba por tierra los enunciados del Plan de Agua Prieta.
En una de sus cartas, mi padre exponía su preocupación por lo que definía como una extraña tendencia política en Europa, cuando en Italia, un hombre llamado Benito Musolinni tomaba las riendas de esa ancestral nación para de inmediato exponer lo que le parecía una dictadura, pero diferente y con un semblante que la teñían del color rojo de la sangre. Luego en Alemania, emergería otro hombre con el mismo perfil para cambiar el rumbo de la historia, Adolfo Hitler. Mi padre continuaba en contacto con el grupo de sus compañeros cuando tomaban sus clases con el gran Hayek en el London School of Economics y, todos ellos coincidían en que se preparaba un gran asalto a la libertad y a la humanidad.
Don Gilberto, con cierta tristeza respondía aceptando el que el mundo entero se dirigía hacia una nueva y moderna tiranía ante la desaparición de las monarquías, y pueblos que se entregaban a una democracia sin controles ni contrapesos, lo cual, había sido la gran preocupación de los fundadores de los EU y en especial, de John Adams. Una democracia mal entendida, afirmaba don Gilberto, puede ser el arma más eficaz para la emergencia de nuevos tiranos, y sobre todo, manipulando a las masas, mantenerse en el poder. Con una claridad impresionante, le explicaba a mi padre cómo el concepto democrático era algo nuevo y realmente estrenado en los EU al lograr su independencia, por lo cual, no estaba totalmente asimilado en la conciencia de los pueblos después de siglos de opresión, y sobre todo, de indoctrinación.
Las cartas de mi padre se tornaban cada vez más tristes y nostálgicas ante el nuevo panorama que lo asechaba. Solo un año antes, su visión era regresar a un México libre, democrático y en ruta hacia la modernidad y prosperidad, y claro, tal vez con su hermano en la presidencia de la Republica. Ahora, miraba un horizonte gris cuando México era atrapado por una nueva tiranía, y lo que nunca imaginó, una tiranía que lo oprimiera durante los siguientes 70 años. Me confesaba que su visión había sido la de primero, una presidencia más de Obregón para reafirmar y sentar las bases desactivando el callismo. Luego la presidencia de su hermano que se debía dar al inicio de la década de los años 30, precisamente cuando él regresaba ya con su cargamento de títulos, para sumarse a la construcción del México moderno, del México libre.
Mi padre definía la posible presidencia de su hermano como, en primer lugar, el final del control del país de parte de los militares, pero, sobre todo, el inicio de la construcción de un verdadero estado de derecho mediante la escultura de un sistema judicial limpio, honesto e independiente. La definía también, como una gran apertura a la participación política de todos los mexicanos a través de de múltiples partidos que representaran todas las corrientes de pensamiento. Pero la visión de su hermano iba aun más allá. Un México nuevo que permitiera emerger a un individuo verdaderamente liberado asumiendo sus responsabilidades, al mismo tiempo que se le afirmaran sus derechos. La visión de don Gilberto, aun cuando pudiera parecer audaz, no era novedosa, era lo que le había dado vida al vecino del norte para, en menos de 100 años, desplazar a Inglaterra y convertirse en el país más rico y poderoso de esta nueva era.
Pero todo eso era ya simplemente un sueño puesto que, Calles, con todos los hilos del poder en sus manos, cada día se afianzaba mas a su maximato eliminado a quien se interpusiera en su camino. Le comentaba don Gilberto a mi padre, cómo ahora la ira de Calles se concentraba contra la iglesia católica iniciando una feroz persecución, ante la cual, Juárez luciría como un angelito de bondad. “Libertad de religión,” escribía don Gilberto en una de sus misivas, no persecución es lo que el país necesita. La mejor forma de promover el que la iglesia católica se reforme, al igual que en los mercados libres, hay que ponerla a competir y no eliminarla como pretende Calles. En México necesitamos que otras religiones acudan a competir por ese gran mercado, el mercado de las almas.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO
Ricardo Valenzuela
Aun cuando don Gilberto mantenía una visión panorámica del país, como era obvio, estando en Arizona se le facilitaba mucho más el recibir información de lo que sucedía en Sonora. Sin ocultar su rabia, le comentaba a mi padre cómo Rodolfo, hijo de don Plutarco, con la investidura de gobernador del estado, agredía a la iglesia con una especial saña a la cual definía como: el enemigo invertebrado del progreso y de la revolución. Ello provocaba el nacimiento de una era, que mucha gente quisiera borrar de los libros de historia, conocida como la persecución religiosa la cual dejara profundas cicatrices no solo en Sonora, sino en todo ese México católico.
A pesar de que yo nunca toqué con don Gilberto el tema religioso, me sorprendía que con mi padre, lo hiciera extensamente y de forma profunda, develando un hombre de una gran vida interior que, mas que religiosidad, calificaría de espiritualidad en algo que sin tan siquiera mencionar la palabra Dios, lo dibujaba como un hombre muy por encima de las cosas terrenales lo cual, luego ligaba con ese gran idealismo e integridad que siempre moldearan su vida. En una de sus misivas, comentaba que siendo el pueblo de Sonora y de México en general, sumamente religioso y en un 95% católico, no podía entender el que ahora la revolución lo privara de esa libertad, la libertad de culto.
Como era natural el pueblo, ante tales agresiones, reaccionaba de forma vicerál como normalmente sucede en problemas religiosos. Ello, sumado a la obligación de todos los maestros del país de sumergir a sus alumnos en la nueva enseñanza socialista dictada por el estado, a base de pinceladas dibujaba la mente de los mexicanos del futuro que, con la sabiduría que portaba don Gilberto, le advertía a mi padre de las pesadas cadenas que le colgaban al cuello del pueblo, para no permitir caminara libremente hacía el encuentro de su ansiado futuro. A los maestros, a su vez, para tener aun más control, se les obligaba, so pena de perder sus empleos, a que se afiliaran a la Liga de Maestros Socialistas y claro, al nuevo PNR.
En Sonora, de nuevo se presentaban las manifestaciones de descontento más abiertas y surgían con gran fuerza, ante las campañas políticas para elegir presidente de la Republica en 1933. Los grupos de oposición al candidato del PNR, se agrupaban en frentes antirreeleccionistas que comulgaba en su rechazo total a los métodos utilizados por el callismo, y ante lo cual, don Gilberto comentaba: “tanto caminar para llegar al mismo punto. Derrumbamos una dictadura, hasta cierto punto en algunas áreas benevolente, para arribar a otra que cada día se asemeja, sobre todo en sus estrategias, a los regimenes comunistas que ya controlan de forma total todo el norte de Europa.”
Sin embargo, si alguien estaba conciente del espíritu rebelde y de lucha de los sonorenses, era Plutarco Elías Calles, por lo cual, con intolerancia y con furia inusitada, reprimía todo tipo de manifestaciones de disconformidad. El delegado propagandista de esa oposición aspirante, Carlos V. Mendoza, fue de inmediato aprehendido y secuestrado por las fuerzas del gobierno. Pero los antireeleccionistas se mantenían en sus pronunciamientos en contra de lo que denunciaban como una nueva reelección del partido en el poder, al cual acusaban de antidemocrático y dictatorial.
En Sonora también se presentaba otro fenómeno especial. Habían surgido de tiempo atrás, algunos grupos que se identificaban como enemigos de los gobiernos, tanto de Obregón como de Calles, y ahora con gran aversión al partido en el poder. Eran grupos que en las elecciones de 1929, habían simpatizado más con Vasconcelos que con el mismo don Gilberto, con el que compartían su famoso humanismo liberal, aunque muchos de sus miembros se acercaban más al solidarismo cristiano que a los principios democráticos del maderismo. En una de sus cartas, don Gilberto de forma brillante analizaba esta situación expresando su preocupación de que, una vez mas, se mezclaran religión y política con todas sus consecuencias.
Uno de los principios fundamentales del liberalismo, es la libertad religiosa, sin embargo, en México, como en toda América Latina, durante siglos la iglesia católica había mantenido el monopolio de las almas, y ello, era finalmente la mecha que incendiara el gran fuego de la represión en su contra, culminando primero con las leyes de Reforma de Benito Juárez, a través de las cuales, no solo le arrebataba ese monopolio, también la despojaba de la mayoría de sus bienes, violando otro de los principios fundamentales del liberalismo, el respeto a la propiedad Pero además, la perseguiría de una forma que pareciera ser su intención el aniquilarla totalmente. Esa era una herida que nunca había cicatrizado y por lo cual, todos los católicos, que eran la mayoría del pueblo, sentían tener cuentas pendientes con el estado.
Ello provocaba el que, una línea del sector anticallista que se identificaban como liberales, impregnaran su ideología con una serie de conceptos emanados de la iglesia católica, la cual, en general, en todo el mundo y especialmente en México, siempre había sido feroz enemiga del liberalismo. De esta tormenta emanaba un potaje raro e inusual: una corriente social, política e ideológica que podríamos decir, mezclaban el liberalismo, ya contaminado por el positivismo de Comnte, con la doctrina social de la iglesia muy claramente expresada en la encíclica del Papa León XIII, lo cual producía un híbrido que aportara más a la confusión de un país como México que, durante tanto tiempo, permaneciera protegido de las ideas que habían modificado al mundo durante el siglo XIX, y ahora, con un novedoso sistema educativo gubernamental, socialista y monopólico, el potaje hervía furiosamente.
La fuerza de Calles era tal que, en 1932, cuando Ortiz Rubio ya no le simpatizara, simplemente lo hacía renunciar a la presidencia para instalar a otro sonorense: Abelardo L. Rodríguez. Bajo la presidencia de este hombre, se aceleró el proceso de socialización del país que, inclusive, en su autobiografía presume con gran orgullo. Se estableció el Consejo Nacional de Economía; se creo la Comisión Federal de Electricidad que, hasta la fecha, es uno de los grandes candados al desarrollo del país. Se decretó un draconiano impuesto sobre terrenos “posiblemente petroleros.” Se creo la Compañía Petróleos de México, para “regular el mercado interno del petróleo y derivados, asegurar el abastecimiento interno, especialmente las necesidades del gobierno y de los ferrocarriles ya nacionalizados. A esta empresa se le adjudicaron todas las reservas petroleras, dando el primer paso para su nacionalización, otro de los clavos en la cruz de México.
En sus cartas, don Gilberto aun cuando critica fuertemente al Gral. Rodríguez por su entrega incondicional a Calles, le hace un reconocimiento: Impugnó el proyecto de reformas al articulo tercero de la constitución, que propuso la educación socialista obligatoria en todo el país, cuando afirmara: “Sostuve se pretendía sustituir el fanatismo religioso con otro; el socialismo.” Sin embargo, nunca se imaginó que aun así, la educación socialista se fortalecería con los años envenenando las mentes del futuro las que, luego no solo bloquearían el desarrollo de México, sino que, lo siguen bloqueando.
Estimados Amigos:
Ante la grave paralización del país y el extravío de nuestros líderes, más que sentir optimismo, debemos seriamente preocuparnos por este 2007 que ya nos asecha amenazante. Pienso ha llegado la hora de seriamente revisar nuestra triste historia…….para cambiarla.
Uno de los hombres que yo más he admirado, fue mi tío Gilberto Valenzuela, el número dos en la lista de 16 hermanos sahuaripeños en la cual mi padre era el 15. Siendo unos 20 años mayor que mi padre quien perdiera al suyo poco después de nacer, durante toda su vida fungió como el símbolo que forjara sus valores, su personalidad y su conducta, la función más importante de un verdadero padre. Ello me afectaría directamente pues la responsabilidad de ser su hijo, en muchas ocasiones se convirtió en una carga demasiado pesada la cual, con humildad acepto, a veces no pude sostener.
Recién graduado del Tec de Monterrey, decidí iniciar mi vida profesional en la ciudad de México lo cual me daría la oportunidad de vivir una experiencia que hasta hoy, ya en el camino hacia esa etapa vital de profunda reflexión, realmente la he llegado a entender y apreciar. En los años que estuve en la capital del país, tuve la fortuna de establecer una relación especial con mi tío que me llevó a reunirme con él cada vez que había oportunidad y siendo un hombre generoso, lo fue también con su tiempo para conmigo.
Las reuniones se iniciaron como un especie de obligación impuesta por mi padre de visitar al tío, cuando también me aconsejaba algo que el principio me parecía tedioso—el tomar nota de todos los temas tratados en esos encuentros. Sin embargo, después del primero y a medida que avanzaban, más increíble me parecía la aventura al escuchar a este hombre tan sabio. Nos reuníamos en de su casa casi cada semana, y los encuentros se extenderían por un periodo de tres años. Los temas que se exponían iban desde la propia vida del tío, que se asemejaba a una película, pasando por la historia, sociología, filosofía, politica y, un tema que mi tío dominaba como el mejor y a mi me apasionaba; economía.
Dejé la ciudad de México a mediados de los años 70 cargado con decenas de hojas manuscritas producto de nuestras reuniones. Pero luego me sumergía en un mundo diferente, el de logros materiales, los títulos, los aplausos y las hojas con el material del tío Gilberto, quedaban archivadas en algún mueble del rincón de los olvidos. Pero como dijo el poeta; avive el alma y despierte, hace un par de años, inquieto me di a la búsqueda de las preciadas minutas y al encontrarme con la frustración de no dar con ellas, llegué a pensar que las había extraviado, al igual que muchos otros tesoros perdidos durante mi azarosa vida.
Hace unos meses, creo haberme sentido igual que Colón cuando descubriera el nuevo mundo. En el almacén de una casa deshabitada y luego de absorber el polvo de tantos años, encontraba tan preciado tesoro. Después de casi 30 años, de nuevo estaban ante mí las notas emanadas del pensamiento de Gilberto Valenzuela. Luego de extraer los documentos e iniciar su lectura, me parecía imposible aceptar que fuera algo producido por mí. A medida que avanzaba mi rencuentro con Don Gilberto, su contenido producía algo semejante a bellas notas musicales que me arrullaban, pero también avivaban mi conciencia y sentía se corría un nebuloso velo de mi vista.
Me ha tomado tiempo de nuevo leer y asimilar los viejos apuntes, pero hoy puedo entender infinidad de cosas que me han obsesionado durante toda mi vida, han provocado grandes frustraciones y, sobre todo, me han impedido el hacer aportaciones cuando me inmovilizaban. Entiendo mejor la historia de México y cómo hemos llegado al destino que hoy día nos zarandea. Entiendo en qué parte del camino se desrieló la cultura libertaria que invadía nuestro país en el siglo XIX. Cultura que promovía Hidalgo fuera lector de Locke, Rousseau, Montesquieu, Jefferson y demás liberales del pasado. Por ello, la ejecución de Miguel Hidalgo no solo cegaba su vida, cegaba también la verdadera independencia de Mexico tanto que, se paría la caricatura de un imperio y se gestaba nuestro calvario de los últimos casi 200 años.
Entiendo mejor la lucha de conservadores contra liberales; entiendo cómo se modificó el liberalismo de Porfirio Diaz a su imagen y semejanza y, sobre todo, por qué. Entiendo donde quedaron tirados los principios liberales de Madero y Obregón. Entiendo que, aun cuando Zapata despreciara el ejido, se instalara como el símbolo más insultante de su fallida y deforme revolución. Pero, sobre todo, ahora con gran claridad veo la infame telaraña que tejieron los revolucionarios para mantener al país secuestrado, y más entiendo que mi tío Gilberto, habiendo sido el autor del Plan de Agua Prieta, nunca hubiera aceptado ser miembro del PRI en su colapso con Calles.
Ahora entiendo el que un hombre de la mente, de los logros y de la limpieza de Gilberto Valenzuela, se le ignore no sólo en la historia de Mexico, sino en la de su propio estado, que en fin, fue el gran “enemigo de la revolución” al rebelarse contra Calles en su Plan Hermosillo y, aun cuando fracasara en su intento de rescatar la patria de la ruta que nos llevó a ésta encrucijada, con esa visión profética que lo caracterizaba, muy claramente dibujó el futuro de Mexico….que hoy se ha convertido en nuestro devorador presente, y lo mas triste, no se mira algún mecánico que destrabe la oxidada maquinaria.
Intento compartir estos viejos apuntes con mis amigos en una serie de escritos que, debelarán el pensamiento de uno de los grandes liberales sonorenses; Gilberto Valenzuela. Hoy sólo les entrego un anticipo con la entrada del Plan Hermosillo que, en mis notas aparece como una de las frases favoritas de Don Gilberto:
“Tengo que exhibir las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista en las filas de quienes propugnamos por una era mejor. Una era sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado la industria, sin una política económica que consista únicamente en reducción de sueldos de míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas en Anzures y en el fraccionamiento Hipódromo.”
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé con voz alta a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución.”
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, libre para obrar de acuerdo con nuestras leyes conquistadas a costa de tantos sacrificios!
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Por un nuevo año de logros y, finalmente, en la libertad
Ricardo Valenzuela
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO
Ricardo Valenzuela
Cuando iniciaba mi carrera profesional, en la década de los años 70, tuve la fortuna de que a las escasas dos semanas de haber arribado a la ciudad de Mexico, mi padre hiciera un viaje de negocios a la misma y, muy a su estilo, desde nuestro encuentro en el aeropuerto me giraba instrucciones del plan que había ya confeccionado el cual obviamente me incluía, pero con la flexibilidad de permitirme algún tiempo libre pues me encontraba en esos momentos dedicado a las entrevistas de mi primer trabajo.
El motivo de la excursión de mi padre, era el llevar a cabo el pago de la extorsión anual al entonces Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, para de esa forma evitar las invasiones de nuestros ranchos ganaderos que, como la mafia siciliana, eran promovidas por batallones de líderes campesinos en su nómina si alguien no cumplía con el ritual. Ya en años anteriores, siguiendo uno de los principios revolucionarios de la reforma agraria, habíamos sido despojados de más de 20,000 hectáreas.
El plan incluía visitar su hermano, el tío Gilberto, quien siendo más de 20 años mayor había ocupado el lugar de su padre cuando mi abuelo prematuramente falleciera. Siendo un fiestero joven que iniciaba la tercera década de su vida, no me entusiasmó la idea, pero luego de recordar los impactantes encuentros con ese hombre en años anteriores, me pareció que algo realmente interesante me aguardaba. Mexico despedía la década de los años 60 y aun cuando su economía era un ejemplo de estabilidad bajo el comando del tiránico Diaz Ordaz, en el recipiente se iniciaba ya el hervido de un potaje que marcaría para siempre al país.
Después del episodio de la matanza de Tlatelolco, los mexicanos ahora miraban con esperanza hacia el candidato recién revelado por el partido de gobierno; Luis Echeverría; Un oscuro burócrata de profesión quien ocupaba la Secretaria de Gobernación, habiéndola escalado en medio de una nube de misterio y grises desempeños. Echeverría era un político joven quien, desde al momento de su “destape,” había sufrido una transformación de ser un hombre seco y desagradable, al de una persona cuyo perfil se develaba como alguien que tenia urgencia por hablar, lo cual hacia como un gran torrente desorganizado y sin dirección.
Al dia siguiente, mi padre y yo esperábamos al tío Gilberto. Nunca pensé sería el inicio de algo que marcaría mi vida. El tío llegaba al hotel con una puntualidad inglesa y, luego de que el chofer estacionara el auto, para mi fue sorpresa ver como aquel hombre, ya rayando los 80 años de edad, sale del mismo con gran agilidad para luego abrazar a mi padre con gran cariño. Voltea hacia mí sonriendo para afirmar; a este muchacho parece que lo fertilizaron, cuando también cariñosamente me abraza. Minutos después transitábamos las calles de la ciudad hacia su casa de Sierra Candela en las lomas de Chapultepec.
El hijo mayor del tío, también del mismo nombre, en esos momentos ocupaba la Secretaria de Obras Públicas en la administración de Diaz Ordaz, y él lo expresaba con orgullo. Media hora después, hacíamos la entrada a su casa donde su esposa de toda la vida, la tía Sofía, nos recibe con muestras de gran afecto, sobre todo para mi padre, a quien ella también consideraba como otro mas de sus hijos. Nos pasan a una pequeña salita y nos ofrecen un aperitivo para antes de la comida.
Luego de que mi padre y su hermano se pusieran al dia con todas las noticias de la familia, recordar algunas de sus historias en Europa y mi tío hacer añoranzas de Sahuaripa, me pregunta; y tu hijo, ¿Qué andas haciendo por estos rumbos? Me vine a buscar nuevos horizontes aquí en la ciudad de Mexico, le respondo. Ante sus genuinos interrogatorios, le explico que mi intención era ser banquero y pensaba que la mejor forma de iniciar era en esa ciudad. Le explico también, cómo ya me entrevistaba con algunos bancos en la ciudad. Al final del informe el tío me dice, “pues espero que te contraten en el Banco de Comercio, es el mejor banco del país.”
De inmediato pasa a tu tema favorito; la política y afirma. No me gusta lo que estoy escuchando de ese muchacho que destaparon para la presidencia. ¿Que es lo que no te gusta? Le inquiere mi padre. Nada, responde tajante el tío. Me da la impresión de ser un hombre superficial, pero lo que más me preocupa, es que sus mensajes revelan lo que me parece gran amargura contra algo o alguien, que no puedo entender. Me parece un hombre desbocado que no está siguiendo la disciplina que los priistas han manejado siempre como su evangelio. Y no lo hace porque sea un nuevo reformista, me parece que es torpe y su mensaje lo interpreto como una capirotada de Cárdenas y Toledano, pero con la autocracia Callista y Porfirista.
Continúa; Vivimos en un mundo peligroso hoy dia. Tenemos en puerta un grave enfrentamiento entre dos corrientes muy diferentes; el comunismo que cada dia avanza a mas velocidad, y lo que ahora representa los EU, que es algo que yo ya no entiendo. Las ideas liberales que le dieron vida a ese país, se han estado abandonando y emerge un estado cada vez más poderoso desplazando a la sociedad civil. México, después de 40 años de era post revolucionaria, no ha logrado identificación y mucho menos lo que tanto se buscaba, progreso, en primer lugar, y la famosa democracia. Y este hombre me da la impresión de que no entiende su alrededor y habla y actúa como si fuera un Mesías con soluciones que, ante sus mensajes, asoman una grave luz de alarma.
Con una visión casi profética procede ahora el tío: Creo que este hombre como presidente va a ser algo incontrolable y con un sistema que de por si, les entrega un peligroso poder, Echeverría lo va a llevar a extremos que ni nos imaginamos. Pienso que es un hombre a quien la autocracia lo seduce y atrae más que a Calles. Luego de disfrutar una exquisita comida, de nuevo nos estacionábamos en la bella salita. El tío continuaba expresando sus preocupaciones por el futuro del país.
Llega el momento de retirarnos y estos hombres al despedirse se funden en un abrazo, como presagiando que ya no se volverían a ver. El tío entonces me dirige la mirada y me dice: Quiero que vengas a visitarme seguido, no te me pierdas. Claro le digo, se lo prometo. El chofer ahora nos regresaba al hotel y es cuando mi padre me pide: Ve seguido a ver a Gilberto y otra cosa, en las conversaciones que tengas con él, toma notas, pues algún dia te van a servir. Pero ¿para qué? Le pregunto confundido. Me responde; Gilberto fue una de las mentes más brillantes de la revolución, uno de sus grandes ideólogos y una de sus grandes frustraciones, es que los postulados con los que se peleó y por los cuales tanta gente dio la vida, no se han cumplido.
Siguiendo el consejo de mi padre, durante los tres años que viví en la ciudad de México, tuve una serie de reuniones con mi tío casi con frecuencia semanal, de las cuales siempre tomaba nota. Al abandonar la ciudad en mi regreso a Hermosillo, fui a despedirme. Como siempre, me recibía con gran gusto y luego de explicarle mis planes, iniciamos la despedida cuando me pregunta; ¿Qué piensas hacer con las notas que tomabas? No lo tengo claro, le respondo, pero se que las voy a dar a conocer a los mexicanos del futuro.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO II
Ricardo Valenzuela
Inicié las visitas a casa de mi tío, aunque durante las primeras, con el nerviosismo de todavía no haber asegurado un trabajo que me interesara, me resultaba difícil el concentrarme y aprovechar de esa forma los torrentes de sabiduría de ese gran hombre. Sin embrago, como el mismo Don Gilberto lo develara, finalmente Banco de Comercio me daba la oportunidad, no solo de un trabajo, sino de pasar a formar parte de las filas de su grupo elite conocido como; Desarrollo de Ejecutivos. Con esa noticia me presenté a la siguiente reunión la cual mi tío recibía con alegría pero como el mismo lo manifestaba con su; lo sabía—sin sorpresa.
Cuéntame de tu vida en Sahuaripa tío, le pido esa tarde. Me mira con algo de sorpresa e inicia. Mira hijo, me dice, yo nací a finales del siglo pasado en un Mexico totalmente controlado por el Porfirismo después de largas guerras que azotaron al país durante todo el siglo XIX. Nuestra guerra de independencia fue muy diferente a la de de los EU y, queramos o no, somos vecinos y siempre existirán las comparaciones de ambos bandos, los que admiran y los que odian a ese país. Porfirio Diaz llegaba al poder luego de años de caos y desorden, de invasiones de parte de Francia, los mismos EU, de una bacanal politica que llevó a Santana a ocupar la presidencia durante 11 veces y, ya sabemos, a perder la mitad del territorio.
La revolución de independencia de los EU, la iniciaron hombres totalmente convencidos de las ideas liberales que se expandían en Inglaterra desde el siglo XVII, pero con gran resistencia de parte de las monarquías del mundo y, en especial, de parte de la iglesia católica. Inglaterra había permitido que sus colonias se desarrollaran con gran autonomía en un experimento que el mundo entero observaba con gran curiosidad. Inglaterra, a diferencia de España, no había transplantado la monarquía a sus colonias sentando un campo fértil para esas ideas liberales. Cuando Miguel Hidalgo iniciaba los movimientos rebeldes de independencia, era ya un gran admirador de Jefferson y con voracidad leía a Rosseau, Locke, Montesquieu e inclusive, Adam Smith.
Para entender mejor la exposición de mi tío expreso lo siguiente: Es importante definir el entorno ideológico político de México tan diferente al de los EU y, sobre todo, el por qué. Uno de los primeros antecedentes de lo que luego se convirtiera en el populismo revuelto con proteccionismo, fueron las famosas Treinta Proposiciones Jurídicas de Fray Bartolomé de las Casas en 1552. Siendo el gran protector de los indios, nos daba un atisbo de la Teología de la Liberación de la Nueva España pues de ello nace la leyenda negra de la conquista. Ello seria el inicio del luego nacionalismo revolucionario que, en opinión de muchos, le ha cerrado las puertas al progreso del país.
Es decir, en lugar de cómo rezara la Constitución de los EU; Dios creo a todos lo hombres iguales, nosotros lo negábamos pidiendo protección y tratamiento especial para algunos lo cual, tal vez en esos momentos era algo válido, pero al haberse extendido a un esquema de un tipo de desigualdad aun mas cruel cuando, un pequeño grupo se adueñaba de la riqueza y después, con gran espíritu cristiano, decidían tirar migajas a esos desprotegidos en lugar de incluirlos en las oportunidades, sentaba las bases para el “nacionalismo revolucionario.”
Continúa don Gilberto; Hidalgo, prácticamente victorioso y a punto de tomar la ciudad de México con un ejército de campesinos hirviendo en odio contra las clases privilegiadas, cometía su gran error. Temiendo el saqueo y destrucción que eso provocaría, vacilaba cambiando su estrategia. Inició así una retirada que luego le costara no solo la derrota de su movimiento, sino el juicio de la sagrada inquisición y, finalmente, el ser ejecutado por el gobierno virreinal. Con la muerte de Hidalgo, morían también esas ideas liberales que ya le daban vida a los EU y, al continuar la lucha con Iturbide al frente hasta la victoria final, se iniciaba el cuento de nunca acabar: Esa enfermiza lucha de poder. Iturbide decide coronarse Emperador renegando de los principios liberales de la independencia.
A ese punto lo interrumpo. Oye tío; me describes un liberalismo muy diferente al que yo conocí en las clases de historia. ¿Estudiaste en colegio católico? Me pregunta. Si claro, le respondo. Bueno ahí tenemos el primer problema, me revira. La iglesia le declaró la guerra el liberalismo y no el liberalismo a la iglesia. En España y todas sus colonias, la iglesia y el estado vivían en una íntima sociedad para controlar sus pueblos en los cuales, la religión católica era única y obligatoria, y uno de los principios liberales es precisamente la libertad de culto. El otro, la separación de iglesia y estado. El liberalismo no es antirreligioso, pero en Mexico lo convirtieron anticatólico. El principio que le daba vida y expresado muy claramente, eran los derechos naturales del hombre heredados de Dios y, por lo mismo, superiores y anteriores al estado. Ello creaba la oposición al mandato divino de los monarcas.
Iturbide al ser coronado Emperador, surge esa figura mítica de Antonio Lopez de Santana para de inmediato derrumbar el novel imperio. A partir de esos momentos, se inicia una etapa vergonzosa en la cual, conservadores y liberales se disputan el poder en sangrientas guerras. Los conservadores luego en un acto de desafió, deciden importar a Maximiliano y establecer un nuevo imperio. Cuando Juarez los derrota, con ayuda de Don Porfirio, era ya tanto el odio entre los dos grupos que, de forma sádica, arremete contra la iglesia violando principios liberales básicos como; el de respeto a la propiedad al expropiar sus bienes; el de libertad de culto, cuando les establece una serie de límites a sus actividades y expulsa a cantidad de sus religiosos. Ahora, es importante tener en mente que la iglesia católica, en esos momentos, prácticamente controlaba la economía del país y era propietaria de bancos, negocios, el 60% de la tierra etc.
En esos años, fue cuando el liberalismo en Mexico se confundió con ese fervor antirreligioso que no es parte de su filosofía. El siglo XIX corría con velocidad, y la revolución industrial se expandía por todos los países que abrazaban el verdadero liberalismo creando enorme riqueza, mientras en Mexico nos hundíamos en luchas intestinas por el poder. Aun con el regreso de Juarez a la presidencia, luego de la ejecución de Maximiliano, el país seguía en un estado de zozobra y guerra, hasta que finalmente llega Porfirio Diaz y lo pacifica. Díaz era liberal, no hay duda. De lo que hay duda, es cómo es que su estilo tan personal de liberalismo se desarrolló.
En los EU ya se desarrollaban los mercados, instituciones, un sistema judicial autónomo, su sociedad civil, un sistema bancario y, desde su nacimiento; la declaración de independencia, su llamado “Bill of Rights” y su Constitución. Desarrollaban una cultura de trabajo y recompensa con oportunidad para todos que Jefferson bautizara como Meritocracia. México, en esos momentos, era cincelado por ideas como: El fatalismo; la vida es moldeada por fuerzas fuera de nuestro control. La herencia; la escalera social se estructura siendo parte del grupo privilegiado por nacimiento. La dignidad; la persona tiene valor independientemente de derechos, iniciativa, esfuerzo, o igualdad de oportunidades. La superioridad del hombre sobre la mujer con sus derivados del machismo y paternalismo.
Ante ese panorama, Porfirio Díaz desde el famoso grito de Gabino Barrera y con base al positivismo de Compte, dibujaba un liberalismo especial con un estado fuerte e interventor, que luego lo harían igualitario. Es decir, Diaz pensaba que los mexicanos no estábamos listos, preparados, ni queríamos decidir nuestro propio destino. Carecíamos de los ingredientes básicos como; capital, educación, instituciones, mercados, un sistema judicial, la sociedad civil. Luego, él mismo se identificaba como el único que podía llevar al país de la mano hasta su vida adulta y, por ello, se apolillaba en el poder a pesar ya inclusive de su edad.
El mismo Díaz declaraba con sorna: “En los EU la democracia funciona porque, una vez que el presidente es electo, todos se suman y lo apoyan. En México todos se suman de inmediato, para quitarlo.”
Ese era el entorno que rodeaba mi vida en Sahuaripa, un pueblo alejado de la civilización en lo alto de la sierra. Mi padre era un hombre que, a pesar de haber admirado a Díaz, se había convertido en miembro de organizaciones antireleccionistas que pensaban muy diferente. El que México estaba listo para la democracia y para asumir al timón de su nave. Desde muy chamaco absorbí esas ideas y me fui formando, no tanto antireelecionista, sino como un demócrata muy influido por el Prof. Vieyra, un gran liberal que arribara al pueblo para hacerse cargo de la secundaria. Con ese cargamento fue que partí a continuar mis estudios en Guadalajara en 1908.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO III
Ricardo Valenzuela
Pasó la primera semana, después de mi reunión con el tío Gilberto, y se me hacia eterna para que, transcurriendo los días, llegara la fecha de la siguiente puesto que se había iniciado mi fascinación con ese hombre que se develaba ante mi. Así me presento a la siguiente y luego que la tía Sofía nos acomodara en su salita preferida, nos surtiera de café y galletas, inicia Don Gilberto:
En 1908, me encontraba ya en Guadalajara cursando la preparatoria que en esos años constaba de cinco. Para 1911, iniciaba ya la carrera de leyes cuando Madero tomaba posesión de la presidencia, después de la renuncia de Porfirio Diaz expresando no querer derramar la sangre de los mexicanos. Pero don Porfirio nunca imaginó el baño que esperaba al país. En un viaje que hice a la capital del país, me movió a inscribirme en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y así continuar allá mi carrera. Tuve la fortuna de ser alumno de Antonio Caso, a quien le debo en gran parte mi amor por el estado de derecho.
Sin embargo, aun después de la toma de posesión de Madero como Presidente, la efervescencia politica del país continuaba y los estudiantes tomábamos parte, lo cual desembocó en una huelga que preparamos en la facultad. El Director de la escuela de Jurisprudencia era don Luis Cabrera, quien luego jugara importante papel al estructurar la nueva Constitución de 1917. El haber participado en la huelga, me valió la expulsión de parte de Cabrera, por lo que tuve que regresar a Guadalajara en 1912 y poder así continuar mis estudios.
Se iniciaba la sangrienta lucha que Porfirio Diaz había tratado de evitar, cuando el traidor, Victoriano Huerta, asesinara al presidente Madero usurpando la presidencia. En ese momento lo interrumpo. Entonces tío; ¿Qué fue realmente la revolución Mexicana? Buena pregunta me revira. Fue un movimiento con un sólo propósito claro; sacar a Porfirio Diaz de la presidencia. Ahora, Madero era liberal y estaba de acuerdo con muchas de las acciones y postulados de Don Porfirio, pero el mundo en esos momentos sufría una congestión ideológica que convirtió al movimiento en un ente sin pies ni cabeza.
Madero ya en la presidencia, con su sueño de llevar todo por los causes legales pero, sobre todo, porque no había material, era incapaz de dar soluciones a los problemas que gente impaciente exigía. México, al no participar en la revolución industrial, era un país todavía en la etapa de la agricultura y por ello, la tierra era la gran demanda de la población. Los grandes latifundios que existían, como el de las 2,000,000 de hectáreas de Luis Terrazas en Chihuahua, no se habían formado precisamente bajo los dictados del mercado. Era todavía rasgos de la economía feudal herencia de la colonia. Pero tampoco existía un marco legal, instituciones, mercados, talento empresarial, infraestructura para llevar a cabo una verdadera reforma agraria de forma veloz.
Cuando el país se le empieza a desmoronar a Madero, llegó el momento que mucha gente, y te confieso que yo entre ellos, pensamos que en algo Díaz tenia razón. El liberalismo tiene dos ángulos fundamentales que son; los mercados y la democracia. Pero para que la democracia pueda operar con eficiencia, los mercados lo deben de estar haciendo ya con todo lo que los debe respaldar: estado de derecho, prensa libre, libertad de expresión, de credo, respeto a los derechos de propiedad, balance de poderes, partidos políticos que provoquen competencia en ese campo. Nada de eso teníamos en México cuando quisimos que la democracia hiciera el milagro.
Cuando el cuartelazo de Huerta, el gobernador de Sonora, Maytorena, tuvo sus dudas de hacia donde apuntar, y fue cuando la figura de Obregón, quien entonces era Coronel, arremetió contra los huertistas en el estado y empezó a brillar su estrella que no se apagaría hasta su muerte.
Cuando el General Obregón llegaba a Guadalajara en 1914, yo presentaba los exámenes correspondientes a las materias del quinto año. Fue ahí cuando tuve la oportunidad de conocer a ese extraordinario paisano y conversar con él. Después de la primera reunión, el General me invitó a incorporarme a su Estado Mayor. Con gran pena tuve que declinar la invitación, pues debía presentar mi examen profesional, previas prácticas profesionales durante seis meses. El General lo entendió y siempre voy a recordar sus palabras: “Entiendo su sentido de responsabilidad joven Valenzuela, pero le aseguro que nuestras vidas se volverán a cruzar.”
¿Cómo era Obregón? Le pregunto ahora. Se le llena la cara de júbilo y luego de un silencio de segundos responde: era un hombre impresionante. Extremadamente inteligente y exitoso en todo lo que había emprendido. Era de familias acomodadas del estado e inclusive, inventor de algunos implementos agrícolas. Era un hombre visionario y de un valor indomable. Es uno de los muy pocos hombres que yo conocí en esa difícil época, que tenia una visión muy clara de hacia donde debería dirigirse el país. Las ideas que estaban moldeando el mundo occidental, realmente eran nuevas y el laboratorio más visible era los EU y, con ellas, ya se habían convertido en el país más rico y poderoso del mundo en menos de cien años. El lo entendía pues más que revolucionario o político…era un estadista.
Continúa: Luego de cumplir con todos los trámites, se fijó fecha para mi examen profesional Diciembre de 1914; pero días antes las tropas de Villa tomaban la ciudad de Guadalajara. Hay que recordar que, en su momento Villa y Zapata se rebelaron contra Carranza y, en un acto de locura, en su convención de Aguas Calientes lo desconocían y nombraban su propio presidente en la figura de Eulalio González. Es decir, en ese momento, México supuestamente tenía dos presidentes. Fue cuando se iniciara la etapa más sangrienta del llamado movimiento revolucionario.
Ante el ataque de Villa, tanto el gobernador como el jefe militar de la plaza, tuvieron que evacuarla. Yo había establecido buena amistad con el gobernador, Aguirre Berlanga, quien había sido mi Profesor en la clase de derecho Constitucional, por lo que tuve que esconderme mientras Villa permanecía en la ciudad. Finalmente la abandonaba con rumbo a Celaya y se me fijaba nueva fecha para mi examen para Enero de 1915. Pero para mi sorpresa, Villa regresaba a Guadalajara por lo cual, el propio gobernador me propuso presentar mi examen en ciudad Guzmán, que, ante ese caos, había sido declarada capital provisional.
Pero Villa nos seguía en la retirada hacia ciudad Guzmán, por lo que el Gral. Diégues tuvo que organizar la defensa fortificándose en la Cuesta de Sayula. Finalmente, el 17 de Febrero, en el Palacio Municipal de ciudad Guzmán, presentaba mi examen profesional ante diez sinodales, quienes eran presididos por el propio gobernador figurando entre ellos el Procurador del Estado, el Secretario de Gobierno, los magistrados del supremo tribunal de justicia. El examen duraría casi tres horas, mientras se escuchaban las detonaciones de los cañones de la batalla entre Diéguez y Villa. “Yo si recibí mi titulo profesional al sonoro rugir del cañón.”
El sistema judicial, como todo el país, era un edificio en ruinas y el presidente Carranza iniciaba un plan de rehabilitación general del mismo. Luego de ocupar algunos puestos en el nuevo sistema, estando en Tampico como organizador los tribunales militares, recibí la invitación de parte del Procurador General de Justicia de la Nación, el Lic. Ignacio Noris, para ocupar una Subprocuraduria. Pero solo unos meses después, el presidente activaba un plan para reorganizar los tribunales superiores de los estados. Entonces se me comisionó para tal labor en mi estado de Sonora, a donde me trasladé acompañado de Emilio Portes Gil, quien luego sería presidente.
El presidente Carranza, haciendo un gran esfuerzo para establecer orden en ese caos post revolucionario, nombraba Gobernador interino a don Adolfo de la Huerta para que luego convocara a elecciones. Pero con un poder concentrado durante tantos años en la figura de don Porfirio, y al tomar Madero la presidencia sin recogerlo en su totalidad, surgían los caciques estatales que lo arrebataban. En esos momentos, en Sonora, ya Plutarco Elías Calles era el hombre fuerte del estado, y lanza su candidatura a la gubernatura y como contrincante tendría a José Obregón, hermano del General.
El presidente Carranza, invita entonces a don Adolfo de la Huerta a su gabinete y, levantando gran polvadera, me nombra a mi gobernador interino cuando apenas contaba con 25 años de edad.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO IV
Ricardo Valenzuela
Hacía solo unos meses había iniciado esta aventura y la historia de mi país, como yo la conocía, se retorcía en una variedad de contorciones que me causaban una multitud de emociones irreconocibles. Mi formación se había dado alrededor de un colegio católico, cantidades de curas, una prensa amordazada, una Universidad elite, como se consideraba el Tecnológico de Monterrey, pero totalmente marchando al ritmo del establecimiento, empresarios pegados a la ubre del gobierno mercantilista y ello, me formaba un paradigma que ahora, en unas cuantas reuniones con mi tío, se derrumbaba con estruendo. La historia la deberían de escribir los filósofos, escucharía muchos años después, y mi tío sin duda era un gran filósofo.
Sin embargo, antes que filósofo, era un gran abogado y como el mismo librillo de Juan Gonzalez Alpuche que tan bien lo definiera; era un hombre que había dedicado su vida a la defensa del principio de la legalidad. Por ello, siendo abogado sufría atestiguando cómo el sistema judicial, la ley en nuestro país producto de esa revolución en busca de justicia, se utilizaba para agredir lo que supuestamente debía de proteger. Pero don Gilberto era un abogado quien, no solamente defendía la ley, luchaba por que la confección de esa ley fuera traducida en justicia, y sobre todo, en algo que los revolucionarios del mundo nunca entenderían, promoviera la tan tarareada y confusa igualdad, pero igualdad ante la ley.
Mi tío había escapado la contaminación cultural e ideológica del resto de los mexicanos, por ese gran amor a la ley y siendo la Constitución liberal de 1857 la que todavía regia los destinos de Mexico, él no sólo la respetaba, la admiraba intensamente y procuraba apasionadamente su cumplimiento, totalmente convencido de su hermoso contenido. Era el primer hombre, que yo conociera, sobreviviente de esa época de caos revolucionario, que así lo reconocía, como un verdadero caos y afirmaba con fuerza cómo era que los principios que le dieran vida el movimiento, aun cuando no bien expresados, si con claridad exhibía su estruendoso fracaso.
¿Cómo te fue en la gubernatura tan joven? Le pregunto en esta reunión. Reinicia Don Gilberto; Al minuto que don Adolfo de la Huerta partiera a Mexico, me propuse establecer un marco jurídico para que las elecciones se desarrollaran y, a través de un escrito, definía con claridad las garantías a los candidatos de orden en las elecciones, y sobre todo, imparcialidad absoluta de parte de las autoridades. Era pues mi gran oportunidad de ver en acción ese proceso democrático que le daba vida al nuevo país, después de la feroz revolución que tanta sangre derramara. Pero al General Calles no le pareció lo que yo, como gobernador, preparaba y siendo como te lo comentaba, el cacique del estado, inició una serie de hostigamientos como forma de presión para intimidarme, lo cual, como el mismo se daba cuenta con ya gran molestia, no lo lograba. La situación llegaba a ser tan tensa que el presidente Carranza, tratando de evitar problemas, restituyó a don Adolfo a la gubernatura.
Sin embargo, se había dado mi primer enfrentamiento con el Gral. Calles y así como Obregón, con visión profética, me afirmara el que nuestros caminos se volverían a encontrar, me podía haber dicho lo mismo de Calles, puesto que nuestros caminos no sólo se encontrarían de nuevo, pero nuestras conciencias, principios, valores y humanidades chocarían en momentos históricos y de una gran trascendencia para el país. Fue entonces que decidí abrir un despacho de abogado en Hermosillo, pero de inmediato y para mi sorpresa, el mismo Calles proponía se me permitiera ser candidato para la Procuraduría General de Justicia del estado, para la cual fui electo. Pero como yo no había sido ni siquiera notificado, cuando me informaban de mi triunfo, de inmediato lo decliné, pidiendo se anulara la elección, puesto que no reunía los requisitos de ley; tenía solo 25 años y la ley fijaba edad mínima de 30. El General Calles se molestó mucho y sus gentes me calificaron de reaccionario.
Continuaba yo ejerciendo la profesión en mi despacho, cuando me llegó un asunto el cual involucraba una acusación de asesinato en contra de un Capitán Contreras, quien era jefe de la escolta personal del Gral. Calles. Se le hacia responsable de la muerte de un Sr. Castillo, originario de Ures, hombre muy estimado en la comunidad. Con la ley en la mano, logré se aprehendiera a este sujeto, pero al enterarse el Gral. Calles, montando en cólera ordenó de inmediato se le liberara y me envió un mensaje en el cual, me advertía que si no abandonaba el estado, sufriría graves consecuencias. En esos momentos, con más claridad veía el que el estado de derecho, más que nunca, se ausentaba en la convivencia de la sociedad y en lugar de un tirano, ahora teníamos muchos regados por todos los diferentes estados.
El Gral. Eduardo García, hombre limpio y decente y jefe del estado mayor del Gral. Calles, personalmente me visitaba para aconsejarme el que hablara con Calles para aclarar la situación. Era una elegante forma de pedir el que me presentara ante el nuevo monarca del estado, pidiendo clemencia por el pecado de tratar hacer cumplir la ley. Le comuniqué al Gral. Garcia que no tenía ningún asunto que tratar con Calles puesto que, en el estado había tres poderes y el solo representaba uno y, con esa acción, era el propio Calles quien actuaba fuera de la ley. Le repetí al Gral. Garcia, con toda claridad, era ya era tiempo de implementar un estado de derecho independiente del ejecutivo, yo no tenía asunto que tratar con Calles y por ningún motivo abandonaría la entidad. La situación llegó a tal grado que mi madre, quien se encontraba en Ures, tuvo que hacer viaje especial para convencerme de salir del estado.
Ante los ruegos de mi madre, tuve que iniciar mi retirada pero ya con una gran preocupación: En Mexico se gestaba un nuevo caciquismo, aun más peligroso que el que hubiera ejercido Porfirio Diaz con mano de hierro durante más de 30 años. Me daba cuenta que el presidente Carranza, no podía tampoco controlar el famoso tigre que don Porfirio le había advertido a Madero lo devoraría. Supuestamente, con la salida de don Porfirio, la etapa violenta de la revolución estaba terminada y era la hora de la reconstrucción, pero ahora veía con claridad la multitud de fuerzas que se preparaban para un enfrentamiento por el ahora huérfano poder, por todo mundo demandado con ferocidad. Me trasladé entonces a la ciudad de Mexico con la idea de denunciar los actos de Calles en Sonora, pero me encontré con la sorpresa de que nadie me recibía, incluyendo el mismo presidente Carranza a quien conocía bien.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO V
Ricardo Valenzuela
Luego que interviniera don Adolfo de la Huerta, el presidente Carranza me envió a entrevistarme con el sub secretario de Relaciones Exteriores quien ya tenía la encomienda de ofrecerme la posición de cónsul en Valparaíso. Ello me pareció un insulto puesto que, para mí, era simplemente un destierro simulado por lo cual rechacé la oferta ante la gran preocupación de don Adolfo. En esos momentos, como algo similar a una conspiración, se me cerraban todas las puertas del servicio público. Sin embargo, a través de un viejo amigo de mi era en la justicia militar, conseguí entrevistarme con el Procurador General Lic. Pablo de la Garza. Me recibió con gran cordialidad y luego me informaba el que, el Gral. Calles había notificado a todas las autoridades federales, que se había visto precisado a expulsarme del estado puesto que me había convertido en defensor de reaccionarios.
El procurador me pedía ahora conocer mi versión de los hechos. Inicié mi explicación al Lic. De la Garza afirmando en primer lugar el que, aun cuando mis defendidos fueran reaccionarios—que no era el caso—, en un estado de derecho, todo mundo debe tener eso, derecho a representación legal por mas horrendo que pudiera ser su crimen. Procedí luego a darle una reseña de lo sucedido y el porqué mi actuación había sido en acorde con todos los principios de la legalidad, pues era el principio con el que siempre había actuado en la vida. El procurador entonces, en un acto de valor cívico, me ofreció el nombramiento de agente del ministerio público en la ciudad de Saltillo, y lo mas dramático, ordenó se me adelantara un mes de sueldo pues ya no tenía ni para la siguiente comida.
Estando yo en Saltillo, la gente de Sahuaripa lanzó mi candidatura para la diputación local por el distrito, pero como no podía regresar el estado, pedí mi cambio a Mazatlán y estar un poco más cerca de mi tierra. Tuve que contender contra el coronel Gabriel Jimenez, quien era el candidato de Calles, pero gané la elección con amplio margen por lo cual, se aprobaban mis credenciales y se enviaba el decreto correspondiente al gobernador Calles, el cual lo regresó con una serie de observaciones. Pero ante la decisión del Congreso local, Calles tuvo que aceptar y de esa forma pude regresar al estado después de dos años desterrado. Obviamente que mi regreso causaba gran tensión, sobre todo, cuando con mayoría en el congreso, pugnaba por el desarrollo de un régimen estrictamente legal.
Ante el fenecimiento de la administración de Carranza y el país aun sin instituciones, Alvaro Obregón decide lanzar su candidatura a la presidencia mediante un novedoso sistema de clubes locales, cuya red politica proveería la base para el “Gran Partido Liberal.” Obregón, al lanzar su candidatura, lo hacía expresando ideas puramente liberales, dando facilidades al capital y asumiendo una actitud de arbitro entre capital, trabajadores y el erario. Pero Carranza, quien no dejaba de expresar su temor a lo que llamaba la hegemonía sonorense, pretendía imponer a su candidato Ignacio Bonillas quien, curiosamente era también paisano, y ante los pronunciamientos de Obregón enviaba al General Dieguez amenazando al gobernador afirmando el que, si no secundaban la politica del centro, enviaría 20,000 hombres armados para alinearnos por la derecha.
En ese momento lo interrumpo. ¿Me estás diciendo que Obregón era liberal? Por supuesto, me responde, pero su liberalismo era original y puro, sin la contaminación del odio enfermizo hacia la iglesia que se profesaba desde los tiempos de Juarez. Obregón era un hombre que con lupa observaba lo que sucedía en los EU y Europa. Eso le permitía darse cuenta cómo, en un ambiente de libertad, la sociedad florece con sus instituciones y prospera. Pero también era muy conciente de que, precisamente por esa persecución enfermiza a la iglesia, en Mexico la palabra liberal, ante un concepto totalmente deformado, era ya de un contenido casi repugnante. Entonces, se cuidaba mucho al utilizarla, pero su mensaje liberal era muy claro.
En abril Dieguez avanzaba a Sonora y don Adolfo de la Huerta, siendo gobernador, convalecía de una seria enfermedad por lo que yo, como presidente de la cámara, tuve que redactar un mensaje para el presidente Carranza en el cual le hacía ver que no había justificación para enviar el ejército a una entidad que se encontraba en paz, y dentro del régimen legalmente constituido. Luego de prepararlo, se le presentó al gobernador a quien le pareció agresivo y ordenó se detuviera hasta discutirlo con sus jefes militares, entre los que se encontraba el Gral. Calles. Se discutió, y habiéndome permitido participar en tal evento, logré convencerlos de no cambiar una sola palabra. Parte del texto del mensaje era:
“Tenemos confirmación que el ejecutivo a su cargo ordenó la movilización de tropas a esta Entidad Federativa. Usted afirma que obedece a necesidades de la campaña o a circunstancias que así lo ameritan.”
“De su comunicado al gobernador se desprende de manera incontrovertible, que las circunstancias que menciona no pueden ser otras que el propósito deliberado imperante en las esferas oficiales de la Federación, de realizar impunemente una burla sangrienta al voto popular con motivo de las próximas elecciones para presidente de la Republica.”
“En virtud y dadas las circunstancias especiales del caso, el Congreso del estado, en sesión de hoy ha tenido a bien acordar por unanimidad de votos, se manifieste a usted, de una manera atenta, pero categórica, que el pueblo de Sonora encuentra en la referida movilización un ataque inmediato y directo a su soberanía, y que, si el Ejecutivo a su cargo insiste en dicha movilización, será usted el único responsable de todas las consecuencias, puesto que los sonorenses nos concretamos a cumplir nuestro deber con dignidad.”
En lugar de Carranza, respondió don Luís Cabrera, quien era uno de sus colaboradores más cercanos, manifestando que la Constitución autorizaba al presidente para mover el ejército sin restricciones de ningún género. Me tocó entonces responder lo anticonstitucional de sus posiciones. Luego de enviar la respuesta, ahora si muy enérgica, preparé lo que yo bautizaba como el Plan Hermosillo del cual uno de los diputados le informó al Gral. Calles y, para mi sorpresa, recibí una invitación para visitarlo en su casa. Luego de leerlo, Calles hizo una convocatoria para un traslado masivo a la ciudad de Agua Prieta, y establecidos ya en esa localidad, se me pidió afinar el plan para luego publicarlo como “El Plan de Agua Prieta.”
El documento marcaba la rebelión de los generales sonorenses en contra del régimen de Venustiano Carranza. El plan fue secundado por la gran mayoría del pueblo, el ejército y quedó reconocido por el propio Congreso de la Unión. Ello determinaba la caída del régimen de Carranza y don Adolfo de la Huerta, quien había sido nombrado jefe supremo del “Ejército Liberal Constitucionalista,” era designado presidente provisional de la República para convocar a elecciones.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VI
Ricardo Valenzuela
Desde Agua Prieta parte el ejército del norte hacia la toma de la capital del país y Carranza, al ver que su gobierno se desintegraba, abandona la capital el 7 de Mayo para que en su huida, fuera asesinado en la sierra de Puebla. Don Adolfo, ya como Presidente interino, me distinguió invitándome a ocupar la Secretaria de Gobernación, pero por contar con solo 29 años de edad siendo 35 la requerida, pasaba a ocupar la cartera con nombramiento de Sub secretario. Después de 10 años del inicio de la lucha armada, la situación de Mexico era dramática; la economía estaba en ruinas, se habían perdido un millón de vidas y la reputación del país, a nivel internacional, era el de una zona de barbarie.
Como responsable de la politica interna del país, me tocaba enfrentar una situación también caótica en la cual, todos los revolucionarios querían parte del poder tantos años concentrado en la figura de don Porfirio, pero ahora desparramado y sin instituciones para darle cauce. El país estaba ahora bajo el control de hombres del norte y nuestra cultura, estructura de valores políticos y objetivos revolucionarios, eran muy diferentes a los del resto de los mexicanos. Yo como abogado y amante del estado de derecho, basaba mi actuación en ello, la aplicación de la ley. Pero en un país en el cual el estado de derecho era producto desconocido, mi estilo desde luego causaba descontento.
En 1917 se había elaborado la nueva Constitución que, de forma radical, anulaba el sentido liberal individualista de la de 1857 creando un entorno para el desarrollo del corporativismo. Lo interrumpo en ese momento. No entiendo, si todos los líderes de la revolución eran liberales; ¿Por qué es que se elaboró una Constitución que nada tenía de liberal? Buena pregunta, me revira. Como ya te había explicado, a principios del siglo se inició algo que vino a generar una capirotada de ideologías, es decir, una revoltura en la cual ya nada era claro. Los hermanos Flores Magón, que fueran los más fieros opositores del régimen de Diaz, supuestamente eran liberales e inclusive, formaron organizaciones liberales por todo el país. Sin embargo, cuando estaban en el destierro en los EU, su tónica y mensaje cambió de forma radical con ciertos matices comunistas, pero se seguían identificando como liberales cuando ya no lo eran.
Jefferson tenía una frase genial que mas o menos decía: “El camino de la historia siempre transitado, es aquel donde la libertad del hombre se encoge mientras el poder del estado crece.” Desde el inicio del siglo XX, el liberalismo era ya atacado por todos los frentes y en todo el mundo. El origen de la primera guerra mundial fue eso, y cuando los cañones callaban, las sociedades eran menos libres que al inicio del conflicto. El comunismo avanzaba apoderándose de Rusia, gran parte de Europa y como tal, era música para la infinidad de gente miserable que habitaba todos los países del mundo. Marx había elaborado una nueva teoría del valor que confundía a todos los economistas tradicionales, y la basaba en el trabajo del explotado obrero, como él lo describía, no en la oferta y demanda del mercado. Por otra parte, el capitalismo era un concepto nuevo que había aparecido, ya en forma, a principios del siglo XIX por lo que no estaba consolidado.
En México, y debo insistir, el empaquetado que se le daba al liberalismo era muy desagradable aunque no fuera el verdadero. Para iniciar, desde la era de Juarez lo habían identificado como anticatólico, luego pro negociante que, en mi opinión, era la etiqueta más dañina. El verdadero liberalismo era pro consumidor, es decir, el consumidor, en un mercado libre, debería tener las diferentes opciones para adquirir los mejores productos, a los precios mas bajos—eso es competencia. En México, el liberalismo de don Porfirio aun que toleraba a la iglesia católica, no había logrado una reconciliación y los esfuerzos de su gobierno eran mas para proteger a los inversionistas, a los empresarios, al capital, y si para ello debía ir en contra de algunos principios liberales como la libre competencia, lo hacía protegiéndolos a costillas del consumidor.
En la reunión del Constituyente de 1917, cuando menos de parte de Carranza, no había la intención de darle vida a una carta magna de esa naturaleza. Sin embargo, en esa confusión general reinante, sin que nadie lo anticipara, surgió un grupo legislativo con el pincel y la brocha para darle esa avenida estatista. Ahora el estado era el rector de la economía; surgía el ejido a través del cual, el estado se reservaba la propiedad de la tierra y no los campesinos de Zapata. Prácticamente, de forma velada, se abolía el concepto de propiedad al establecer que solamente se respetaba si no era sujeta del bien común, pues entonces podía ser expropiada por el estado. Era tal esa nueva influencia que en el texto se incluía el que la educación pública debería de ser socialista, lo que luego se modificaría.
Una de las semillas que fecundara en la rebelión de quienes luego seriamos conocidos como los “hegemonía sonorense,” era precisamente el que, en especial el Gral. Obregón, no estaba de acuerdo en el contenido de la nueva Constitución puesto que él permanecía como liberal puro. Pero ese era el entorno en el que ahora yo me desarrollaba como encargado del despacho en la Secretaria de Gobernación. Lo interrumpo de nuevo. Pero tío, ¿como alguien de sólo 29 años de edad, se le daba esa grave responsabilidad en una época tan difícil? Pues mira hijo, me revira, en aquellos años difíciles, los hombres debíamos madurar a gran velocidad pues los tiempos lo exigían. El propio Obregón, al ocupar la presidencia, solo tenía 40 años de edad y ya cargaba un expediente que pesaba toneladas.
Unos meses después, el Presidente de los EU, Wilson, convoca a la primera asamblea para constituir la Liga de las Naciones, lo que luego se convertiría en las Naciones Unidas. Aun cuando no se invitó a Mexico argumentando lo caótico de su situación, yo fui comisionado para asistir como observador en la ciudad de Ginebra en Suiza. Para tal cometido se me dio el titulo de Enviado Extraordinario y Plenipotenciario en misión especial. Fue para mi una gran experiencia y el inicio de mi gran romance con la diplomacia y las relaciones internacionales.
El Presidente de la Huerta, me permitió después trasladarme a la ciudad de Paris en la cual permanecí casi un año. Ahí me inscribí en el Instituto de Derecho Internacional y en la Escuela de Ciencias Económicas y Políticas, lo cual fue para mí un gran despertar. Europa no había sido contaminada con las ideas de Keynes quien, en esos momentos, era sólo un economista totalmente desconocido y el viejo continente, a pesar de los estragos de la primera guerra mundial, mantenía una vigorosa corriente liberal. La Escuela de Ciencias Económicas y Políticas en Paris, era el gran centro intelectual de Europa junto con el London School of Economics and Political Science. Ello cambiaría mi vida de forma radical puesto que, me daba la oportunidad de explorar un campo que en Mexico no se le daba importancia; economía.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VII
Ricardo Valenzuela
Es importante entender que México, vivía toda esta vorágine ya como vecino del país más rico y poderoso del mundo; los EU. Pero más importante es entender el que, los EU eran ahora liderados por un hombre muy especial como lo fue Woodrow Wilson. Su administración fue uno de los grandes parte aguas de la historia mundial. Los EU, hasta entonces, se había concentrado en desarrollar sus inmensos recursos naturales utilizando una interesante estrategia, la de crear o importar la elite de la meritocracia. Disfrutaban todavía una economía basada en el original laissez—faire y las únicas limitaciones a su economía libre, eran aquellas impuestas por la creencia de su operación basada en un orden moral y natural creación de Dios, en lugar de uno estructurado y manipulado por los gobiernos creados por el hombre.
Pero por otro lado, las semillas del populismo, el surgimiento de las ciudades habitadas por una clase media progresista, y sobre todo, el romántico reformismo y altruismo nacionalista de Theodore Roosevelt, eran todos signos premonitorios de un cambio radical que ya se perfilaba en el horizonte. Bajo la administración de Wilson, esos cambios se iniciarían para luego acelerarse con su participación en la catastrófica guerra mundial que destruyó la vieja Europa para siempre. Thomas Jefferson, sabiamente había advertido de esa posibilidad y, con visión de profeta, pedía a las futuras generaciones permanecer ajenos a los conflictos europeos del futuro puesto que, según él, las guerras siempre terminan coartando la libertad.
Durante todo el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, las fuerzas democráticas de la sociedad americana limitaban el papel del gobierno siguiendo los designios de Jefferson y Jackson cuando afirmaban que, los gobiernos obesos siempre estaban asociados a las fuerzas reaccionarias de los reyes, emperadores, los federalistas y finalmente Wall Street. Los sistemas impositivos opresores, era sólo una conspiración para robar dinero de la clase trabajadora y luego distribuirlo entre la elite de la clase política. Cualquiera que hubiera escuchado las advertencias de estos sabios hombres, los hubiera también etiquetado de reaccionarios. La lucha por ese poder, a principios del siglo XX, estaba en su apogeo y, como dormido y humeante volcán, gestaba ya las guerras mundiales.
EU, el laboratorio de ese nuevo fenómeno que Adam Smith describía en su libro, La Riqueza de las Naciones, paria un desconocido fenómeno; la emergencia de las grandes corporaciones con su poder para la acumulación de los torrentes de capital, que se creaba en ese novedoso ambiente de libertad. Ante ese desconocido campo, la perpleja “inteligencia” se daba a buscar soluciones para neutralizar esa fuerza arrolladora de creación de riqueza, formación de poderoso capital y, volteaban hacia la posibilidad de crear un gobierno federal lo igualmente poderoso, con todas las vías de intervención abiertas como el defensor del hombre ordinario frente a los excesos del poder corporativo. De esa forma, se iniciaba la lucha que definiera el siglo XX y sus dos guerras mundiales.
La idea de un sector público (el bien se requiere expandirlo) en oposición al sector privado (males potenciales; deben ser vigilados y regulados) daba vida a las posiciones de los actores. Los primeros, pensaban era necesario la expansión del estado y sus ingresos. Ante ese romántico panorama, al inicio del siglo XX, el estado era comparado con los galantes caballeros de la edad media, en sus cargas para defender al pobre y débil, ejecutando acciones con gran benevolencia que, de otra forma, era dejar un campo libre para el egoísta sector privado. Si Nostradamus hubiera vivido en esa era, podría haber parido una interesante predicción, de la clase de aparato opresor en lo que se convertiría ese generoso estado de principios del siglo.
En este entorno don Gilberto, a sus 29 años asumía la Secretaria más importante de la administración de don Adolfo de la Huerta, tal vez por ello aprovechaba para extender su estancia en Europa, o tal vez fuera un reflejo inconciente al ver las agresiones al estado de derecho que tanto amaba. A su regreso a México, con una nueva visión global, era tal el entusiasmo que mostraba por la diplomacia y los asuntos internacionales, que se le extendía un nombramiento en el servicio exterior como Cónsul en Japón.
Continua el tío: Corría el año de 1922, y retracé mi viaje a Japón para contraer matrimonio y tuve el honor de que el Gral. Obregón aceptara ser padrino de mi boda. Obregón, que desde 1920 ocupaba la presidencia, cancelaba mi nombramiento en el servicio exterior para ofrecerme de nuevo la Secretaria de Gobernación con una frase muy especial: ¿Se acuerda Licenciado cuando en Jalisco le afirmé que nuestras vidas de nuevo se cruzarían? Pues ha llegado el momento. De esa forma me sumaba ahora a su histórica administración.
Mi participación en la política al lado del Gral. Obregón, fue la experiencia mas interesante y enriquecedora de mi vida profesional. El presidente, con gran decisión y, sobre todo, con su visión de estadista, se daba a la solución de esa grave problemática acumulada y multiplicada ante un pueblo desesperado e impaciente. El Gral. Obregón es el hombre que más he admirado: hombre de gran inteligencia, ecuanimidad, decisión, y sobre todo, de un valor indomable. Pero el panorama mundial ya apuntaba hacia una dirección diferente de sus visiones. Mi relación con él, aun admirándolo y respetándolo, era difícil puesto que yo también soy un hombre de férreas ideas y de un apego irrestricto a la ley. Ello, tal vez en ocasiones me hacía inflexible y, ante los ojos de otros, poco práctico. Pero la ley no debe buscar el pragmatismo, sino la justicia y en ello, si fui inflexible.
La situación política continuaba siendo un caos y operaban cientos de partidos en todo el territorio nacional. Los caciques regionales y estatales continuaban ejerciendo presiones y acumulando poder, haciendo la función del gobierno federal muy difícil. Era la época de los militares y yo era de los pocos civiles en el gabinete y, por ello, en repetidas ocasiones no me parecían las soluciones que se daban a ciertos problemas políticos. Eso me enfrentaba al presidente, pero siempre nuestra relación fue respetuosa y de mucha altura. Sin embargo, en ocasión de unas elecciones en San Luis Potosí, a mi juicio, se cometieron infinidad de irregularidades de parte de los dos candidatos a la gubernatura. Con toda la información me presenté con el presidente, recomendando se anularan.
El presidente, luego de escucharme, le pasó el asunto a uno de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia para que dictaminara el caso. En el Inter y a mi juicio, por no haber actuado en ese caso con la firmeza y claridad que la ley requería, los actos de violencia política se proliferaban en todo el país, por lo que decidí que, en esos momentos, no tenía cabida en el gabinete y renuncié. Tuve largas discusiones con el Gral. Obregón de lo mas fructíferas, amigables y positivas, pero al ver mi decisión era firme, finalmente me la aceptó. El Gral. Inclusive, después de eso, conociendo mi gran interés por los asuntos económicos, me ofreció la Secretaria de Industria y Comercio para sustituir a Miguel Alesio.
Volvimos a platicar largamente y entre los dos decidimos que, en esos momentos, mi camino debería ser la diplomacia por lo que me extendía el nombramiento de Ministro en Bélgica. En las siguientes semanas, partiría a Europa llevándome mi familia y a tu padre que ya tenía un par de años viviendo con nosotros asistiendo a la escuela en la ciudad de Mexico.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO VIII
Ricardo Valenzuela
Semanas después, estábamos instalados en la bella ciudad de Bruselas y tu padre asistía ya al Real Ateneo de Bruselas, un exclusivo colegio fundado por Napoleón a principios del siglo XIX, en donde batallaba en su admirable esfuerzo para aprender el francés. Mi estancia en el viejo Continente, me abriría los ojos como nunca. Europa todavía no se reponía de la primera guerra mundial y el ambiente que se respiraba, era de mucha tensión ante resentimiento de alemanes descontentos con las condiciones impuestas en los tratados de paz que le daban fin a la guerra.
Rusia había ya abrazado el comunismo y surgía como una potencia militar con clara intención de expandir sus tentáculos. El liberalismo que navegara por todo el continente durante todo el siglo XIX y la primera década del presente, poco a poco se extinguía para darle paso a una variedad de nuevos arreglos económico, políticos y sociales entre los cuales, ya en Italia, Benito Mussolini enseñaba sus primeras cartas, en España una rara efervescencia emergía de todos los rincones, en Inglaterra el partido laboral cada tomaba mas fuerza. Pero lo más preocupante, una Alemania en vías de una recuperación mezclada con una sed de venganza, nacionalismo y un pueblo que perdía la confianza en su Kaiser.
No había duda de que Europa, durante el siglo XIX, había creado enorme riqueza y países como Inglaterra establecían colonias por todo el mundo desde África, el medio Oriente, hasta China. Los conflictos religiosos que la habían azotado en siglos anteriores, quedaban en el pasado pero ahora emergían otros de naturaleza más grave. El mundo se encontraba, en esos momentos, todavía en la etapa de expansion territorial que había sido la característica mundial de toda la historia. En la edad media, existía la grave creencia de que la riqueza era algo estático y para adquirirla, si no se heredaba, había que arrebatarla invadiendo otros países como ya lo habíamos atestiguado en México.
Si en alguna época de la historia había una confusión ideológica mundial, era en los momentos en que yo arribaba a Europa. La etapa de la agricultura y de la economía feudal, había tenido una vida de más de mil años. Pero durante el siglo XIX, la revolución industrial, en menos de cien, provocaba cambios y contorciones globales difíciles de asimilar y para muchos entender. El mapa geopolítico del mundo, se modificaba de forma radical creando la región occidental de gran riqueza, mientras que el resto del planeta permanecía prácticamente en un estado de inmovilidad en medio de su pobreza ancestral. En los últimos cien años, la humanidad atestiguaba cambios que modificaban el entorno mundial de los mil anteriores y ello, provocaba angustia.
EU, desde su nacimiento, establecía una nueva pauta como el primer país del mundo moderno que abrazaba la democracia y los mercados libres. El único país naciendo sin antecedentes monárquicos, mercantilistas ni aristócratas, desconectando el poder político de la religión tanto que, Jefferson lo identificara como una república comercial. La vieja “inteligenza” que había dominado el escenario mundial durante siglos, miraban el experimento con gran preocupación esperando fracasara. Pero las profecías de Tocqueville se hacían realidad cuando surgiera el nuevo país como el ejemplo global. Europa continuaba siendo el continente de la realeza y los EU, era ahora el de los negocios y la meritocracia. La gran sabiduría exhibida por los padres de esa patria con su creativa fórmula para desconcentrar el poder, creaba un país de oportunidades en el cual, cualquier hombre podía aspirar a llegar a la cúspide de la pirámide social, antes reservada para la realeza.
Pero por la misma novedad del proceso, como los nacientes ríos con su primera avenida causan destrozos hasta encontrar su cauce permanente, el nuevo arreglo economico servido por el liberalismo requería de un marco general que le permitiera desarrollarse de forma ágil, efectiva y sobre todo, justa. El liberalismo, en su primera etapa, me parecía como las piñatas de mi niñez en Sahuaripa cuando eran quebradas y, como magia, caían aquella infinidad de dulces y golosinas para todos los asistentes. Pero luego surgían los chamacos más grandes y fuertes para apoderarse de todo, dejando para los demás las puras cáscaras de los cacahuates. Yo no tenía duda alguna de que el liberalismo era la formula mágica para producir riqueza, pero ante lo novedoso, me daba cuenta también de que había los chamacos grandotes que se apoderaban de todos los dulces de la piñata.
Esta problemática, era aprovechada por una serie de fuerzas con agendas muy prolíficas pero que coincidían en un objetivo: Desprestigiar esa nueva forma de arreglo económico para recuperar poder en unos casos, y en otros, una autentica preocupación de proteger a los desvalidos, ante lo que ahora operaba y no se había conocido durante los siglos mercantilistas; la libre competencia. Esto también abría un nuevo campo de batalla en el cual, se enfrentarían una serie de instituciones que desfilaban, desde la iglesia católica, las viejas monarquías, los tradicionales negociantes mercantilistas, estados constituidos con antecedentes de muchos siglos y, ya en esos momentos, infinidad de los llamados intelectuales con diferentes posiciones.
Este novedoso panorama ante mi vista, me daba las armas y me permitía llevar a cabo comparaciones con el proceso mexicano. La gran diferencia y mi gran preocupación, era en el sentido que Europa, durante el siglo XIX, a pesar de lo desorganizado del proceso, había creado torrentes de riqueza y ello le daba margen para llevar a cabo experimentos con el riesgo que, en un momento dado podían fallar. En México, después de un siglo XIX perdido en guerras por ese afrodisíaco poder, luego una revolución que destrozaba lo poco logrado, no teníamos margen de maniobra para fallar puesto que, en mas de cien años de independencia, lo único que habíamos creado era una gran pobreza y graves resentimientos sociales.
Yo había sido testigo de cómo el Gral. Obregón, con esa gran sabiduría, trataba de apuntar el timón del averiado buque hacia puerto tranquilo, pero navegando todavía en un mar de rugientes tempestades. Un solo hombre no podría estabilizar el buque, especialmente cuando cargaba una tripulación cuyos compases apuntaban a puntos y destinos diferentes. El proceso de rehabilitación de México, debería de tomar muchos años pues así era su estado comatoso y sin las debidas instituciones, que no existían ni se creaban, yo no podía apostar a la conformación del proceso requerido.
Pero también identificaba una gran oportunidad. En los EU, luego de la administración de Wilson, quien se convirtiera en el pionero del nuevo gobierno hercúleo que se avizoraba en el horizonte, tomaba el timón el nuevo presidente, Harding, y el país vecino iniciaba una era de prosperidad sin precedente, que luego se conocería como los rugientes años 20. México tenía la oportunidad de colgarse a ese tren. Los cuatro años del gobierno del Gral. Obregón terminaban, y no habían sido suficientes para asentar y consolidar el país. Harding, luego de heredar una seria recesión, con un hombre como Andrew Mellon en la Tesorería, de inmediato la vencía con una simple receta; el recorte de los gastos del gobierno en un 40%..Se iniciaba el boom y era lo que yo veía como la gran oportunidad para México.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO IX
Ricardo Valenzuela
Plutarco Elías Calles, era elegido para ocupar la presidencia en el periodo de 1924-1928 sustituyendo a Obregón. El Presidente Obregón, entonces me envía un comunicado informándome que Calles, como presidente electo, llevaría a cabo una gira por Europa y me pedía que lo acompañara. Días después recibo otro de Calles, pidiéndome lo esperara en Hamburgo para iniciar la jornada. Me llevé a tu padre quien contaba con solo 13 años de edad, y nunca se le olvidaría su encuentro con Calles. Al presentárselo, explicándole era mi hermanito y estudiaba en Bruselas, Calles en un gesto inusual, le toca la cabeza y le dice con voz fuerte casi ordenando; estudia mucho muchachito, Mexico necesita talento.
Al siguiente día que la gira arribaba a Paris, le fue ofrecida una cena de gala al General por el Burgomaestre de Paris y el Prefecto del Sena. El discurso del Burgomaestre fue vacío, superficial, general y protocolario; pero la pieza oratoria preparada por el Prefecto del Sena, cuya copia había recibido el General solo una hora antes del evento, tocaba problemas delicados como los sociales, económicos, filosóficos, históricos, de politica internacional, y un tema tan audaz y sensitivo en esos momentos, como la intervención francesa en Mexico en 1862.
Con el antecedente que Porfirio Díaz, años antes había enfrentado una situación similar, al momento de recibir el documento, el General muy molesto me llama para que lo auxilie en la respuesta ante tan delicada situación y, preparamos esto. Me da en esos momentos un viejo documento que hoy debe ser histórico:
El discurso del Prefecto que, en cierto momento, de forma velada daba una justificación del acto de Francia, e inclusive, también de forma velada hacía alusión al caos mexicano de los últimos años, se podía resumir con la frase positiva del largo mensaje cuando afirma: “Si la historia ha querido que en alguna ocasión se enfrentaran en los campos de batalla los ejércitos de Francia y Mexico, esto solo ha sido una oportunidad que el destino quiso dar al gobierno y al pueblo de Francia, para que se formara conciencia plena de la hidalguía, de la nobleza y el valor del pueblo mexicano.”
El General Calles se pone de pie e inicia:
“Con frase galana habéis hecho alusión a nuestras luchas pasadas. La nobleza de vuestro gesto obliga el reconocimiento de mi patria. Mexico, por su parte, se halla plenamente convencido de que no fue el pueblo de Francia, sino la plutocracia imperialista de la época, quien le hizo la guerra. En ese concepto como recuerdo de la lucha se levanta en Puebla, sobre las cenizas de ambos combatientes, un sencillo monumento donde se ve un soldado de Francia y un guerrero de la republica dándose la mano, en gesto solemne y magnifico bajo la protección del Angel de la Paz.
“Ojalá que en todos los campos de batalla, y en la conciencia de todos los pueblos que han luchado entre si, se levante, solemne, majestuoso y eterno, un momento igual.”
Pienso que con este encuentro, finalmente la herida que había sangrado por tantos años, quedaba cicatrizada. En eso lo interrumpo para preguntarle: ¿Cómo era Calles? Se queda pensativo buen rato e inicia. Era un hombre de su época, rudo, muy inteligente, líder natural, era un hombre que con facilidad podía ser brutal. Calles era el gran maestro de la nueva politica mexicana del maquiavelismo, del control absoluto y total. La historia lo define como el gran estadista, pero acuérdate que la historia la escriben los ganadores. Era un hombre totalmente diferente a Obregón que, inclusive, practicaba el espiritismo.
Calles era la negación total de la democracia y la representación más pura de la autocracia. Su extracción no era como la de Obregón, el era producto de una clase media baja y forjado en el sistema educativo de aquella época, pues durante años había sido maestro de primaria. La ideología de Calles era el poder en toda su representación y a cualquier precio. Creo que Calles, al igual que muchos de nosotros y el mismo Porfirio Díaz, se daba cuenta de que la democracia le había hecho mas daño que bien al país, y por ello, como la honorable dictadura de don Porfirio, preparaba la suya propia que tejería con gran habilidad y pocos escrúpulos, para luego controlarla con mano de hierro.
El General regresaba a Mexico y en Enero de 1924, me manda llamar para ofrecerme de nuevo la Secretaria de Gobernación. En ese momento lo interrumpo; no entiendo tío, si tantos problemas habías tenido con Calles ¿como es que te invita a ocupar la Secretaria más importante?, pero sobre todo, ¿como es que tú la aceptas? Sonríe cuando se prepara a responder. Mi relación con el General Calles fue siempre dramática. Creo que él, de alguna forma, me admiraba no tanto por mis dotes políticas, mi mente jurídica o mi ya basta experiencia diplomática e internacional, sino porque era uno de los pocos hombres que me le había enfrentado y al darse cuenta de que yo, a diferencia del resto de Mexico, no le temía, eso en cierta forma le atraía.
Yo por mi parte, conociéndolo, como ya te lo he descrito, había ángulos de su personalidad y de su conducta que admiraba. En primer lugar admiraba su desempeño como uno de los líderes de la revolución, y sobre todo, pieza clave en el triunfo del Plan de Agua Prieta. Pensaba, también, que en esos momentos México necesitaba un hombre de ese perfil, rudo, terco, a veces intransigente, mas que nada para, de forma agresiva y de una vez por todas, implantar finalmente el estado de derecho tan urgente para la convivencia de la sociedad, y ese era el papel que yo me visualizaba desempeñando.
La hegemonía sonorense no era un mito, era una realidad pero luego yo me daría cuenta de que, mi lectura y la del General Obregón, eran muy diferentes a la de Calles. Obregón pensaba que el país requería de cierta “rienda,” como él lo definía, pues don Porfirio no había logrado llevarlo a su edad madura. El país requería de un periodo de por lo menos diez años, para construir los puentes y cruzar el pantano que nos aprisionaba. En ese periodo se debían construir las instituciones, los mercados, avenidas para que la política dejara de ser enfrentamientos armados, y algo que no alcanzamos a comentar con claridad pero yo lo adivinaba en la mente del General Obregón; el afinado de la nueva Constitución y un sistema judicial que la hiciera realidad.
Obregón había iniciado el proceso y ahora Calles debía darle continuidad y, por ello, no solo aceptaba de nuevo la Secretaria de Gobernación, lo hacia con un sentido de misión y de propósito para darle vida al proceso que permitiera la emergencia del México moderno. El de las instituciones, no los caudillos, el plural, el democrático, el México con una sociedad civil ya lista para esa responsabilidad. Un México que ya hubiera abandonado la época del feudalismo y el vasallaje, para crear una economía que ofreciera a todos las mismas posibilidades de progreso, sin más diferencias que las surgidas de forma natural de la virtud, el trabajo y el talento.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO X
Ricardo Valenzuela
Habla don Gilberto: Al inicio de su administración el Presidente Harding de los EU pronunció estas sabias palabras: “En estos momentos las necesidades de los EU no son de acciones heroicas, sino de conciliación; no requiere panaceas, sino normalidad; ni revolución, sino restauración; no requiere agitación, sino ajuste; no necesita cirugía, sino serenidad. El mundo necesita se le recuerde que no todos los problemas y enfermedades humanas pueden ser curadas con legislación y, que la cantidad de burocracia y exceso de gobierno, nunca será substituto para la calidad ciudadana.”
Sin embargo, esta afirmación definía totalmente lo contrario que el nuevo presidente Calles se proponía llevar a cabo en Mexico. Desde el inicio de su administración flotaba en el ambiente su ya clara intención de implementar su propia agenda, pero fuera del scrip que la hegemonía desde los orígenes que el Plan de Agua Prieta había dibujado. Se hablaba ya del Pacto de Calles y la figura de Obregón se desvanecía cuando el nuevo presidente presionaba para formar una sociedad de corporativismo. El ambiente se enrarecía aun mas cuando en los EU ante la súbita muerte del presidente Harding, asumiera el poder su Vicepresidente Calvin Coolige, quien se distinguiría en su lucha por dar reversa a la agenda progresista de sus antecesores.
El General Obregón se había refugiado en su rancho de Sonora pero como siempre lo hacia, con microscopio miraba no solo lo que acontecía en nuestro país, sin en los EU especialmente, y obviamente en Europa y el mundo entero. La hegemonía sonorense mostraba sus grietas aun mas graves que la rebelión de don Adolfo, y mi responsabilidad al frente de la Secretaria de Gobernación, cada dia se hacia una tarea mas difícil y complicada. El presidente Calles como yo lo había anticipado, establecía un control draconiano del país, pero no con los objetivos que yo con idealismo pensaba: el respeto del estado de derecho y el desarrollo de la ansiada democracia.
Esto hacia mi relación con el Presidente muy tensa puesto que el conocía perfectamente mis intenciones al ocupar la Secretaria. Sin embargo, la gota que derramara el vaso fueron las elecciones para gobernador en el Estado de Mexico en las cuales, el presidente apoyaba a un Sr. Carlos Riva Palacio. Después de celebrada una fraudulenta elección, con toda la documentación comprobando que a pesar de sus anormalidades el Sr. Riva Palacio había sido el perdedor, me entrevisté con el presidente para informarle el resultado. Calles entonces me manifestó que su información era diferente y pensaba el ganador había sido su candidato. Ante esa actitud ahí mismo le presenté mi renuncia. El presidente entonces me respondió diciéndome que no la aceptaba, puesto que no me había perdido la confianza. “Pero yo se la he perdido a usted Sr. Presidente,” le respondo.
A pesar de mi respuesta y al ver mi determinación, Calles me ofrecía de inmediato la Embajada en Inglaterra por lo que en unas semanas viajaba a Londres. Regresaba a Europa para encontrar el ambiente aun mas tenso. El nuevo presidente Coolige en los EU trataba agresivamente de revivir las ideas liberales que le dieran vida al país y, ya estábamos enterados que no veía con simpatía lo que acontecía en Mexico. Luego de presentar mis credenciales en Londres, se me ofreció un banquete de bienvenida al cual asistían industriales, empresarios, financieros, politicos quienes mostraban un genuino interés ante la reputación de nuestro país, en realmente saber si en Mexico todavía privaba la fuerza sobre el imperio de la ley. El regresar a Inglaterra me daba también la oportunidad de ver de nuevo a tu padre quien todavía continuaba sus estudios en Bélgica.
Me llegaban las noticias de Mexico en el sentido de que Calles de forma ya muy agresiva, iniciaba la construcción de lo que después seria conocido como el maximato mediante el cual, se convertiría en el poder absoluto durante los siguientes diez años. Calles estrenando la politica que luego prevalecería en Mexico, la del maquiavelismo, poco a poco le agregaba ladrillos al edificio corporativo que construía para la consolidación de su poder. El diseño de este Mexico post revolucionario, se construía de forma totalmente opuesta al modelo americano; se iniciaba de la punta de la pirámide hacia abajo mediante lo que después se conocería como la ingeniería social. Las nuevas organizaciones campesinas, obreras, y de forma especial los negociantes estatistas, girarían alrededor del gobierno para controlarlas.
“El negocio del gobierno son los negocios,” exclamaba Coolige en los EU mientras que en Mexico Calles parecía exclamar; “el negocio del gobierno es mas gobierno.” Los años 20 serian un periodo de grandes definiciones a nivel mundial y como te lo he comentado, nuestra vecindad con los EU era un ingrediente muy importante en ese Mexico que ahora emergía. No podía ser más contrastante las figuras de Calles y Coolige. Mientras que Calles ciego de poder aprisionaba cada dia más el país, Coolige definía su estilo expresando cómo él creía ciegamente en honestidad, trabajo fecundo, ahorro, sacrificio y espíritu de servicio. Defendía el sistema economico que siempre se había basado en las ganancias privadas en mercados libres, de forma viceral repudiaba el socialismo y pensaba el que, el gobierno no debía intervenir en la economía ni en la vida de los ciudadanos.
Mis actividades como embajador en Inglaterra, quedarían sembradas en mi memoria como una de las etapas más autorealizante de mi vida. Siempre con mi inquietud intelectual me daría a establecer contactos con pensadores quienes en las siguientes décadas a través de sus ideas, sentarían las bases para importantes transformaciones mundiales. No había duda de que a pesar de que los EU portaban un presidente como Coolige, el mundo ya de forma clara abandonaba el liberalismo ante la avanzada de esa capirotada de ideas que, en diferentes grados, todas convergían en el crecimiento del estado con más poder para intervenir en las vidas de los ciudadanos.
Tu padre en esa época durante los veranos en los que gozaba de vacaciones ahora ya en la Universidad de Bruselas, los pasaba con nosotros en Londres. El también siendo intelectualmente muy inquieto, se daba a tomar clases en el London School of Economics y fue ahí en donde primer él, y luego yo, conoceríamos a ese hombre extraordinario que fue Hayek. El todavía no se mudaba a Inglaterra que lo haría poco antes de que estallara la guerra, pero ya era Profesor visitante precisamente durante los veranos. El encuentro con ese hombre marcaría mi vida y también la de tu padre para siempre.
Sin tener la menor idea de quien era Hayek después de infinidad de clases de economía en el Tec. de Monterrey, nervioso miraba mi reloj puesto que era viernes y había quedado de reunirme con mis amigos en el bar del Hotel Presidente. Mi tío se da cuenta y me dice; ya vete, es viernes de pachanga para la juventud. Luego seguimos con Hayek.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XI
Ricardo Valenzuela
La semana siguiente me presentaba a la cita semanal pero habiendo hecho mi tarea y, de esa forma enterado ya de quien realmente era ese hombre que con tanta vehemencia mencionara mi tío: Hayek. Frederic Von Hayek era uno de los más conocidos representantes de una corriente económica de la cual aun con mis títulos del Tec jamás me había enterado; La Economia Austriaca. Era también alguien que en unos cuantos años se le distinguiría con el premio Nobel de economía, pero me enteraba también el que, entre las obras mas controversiales de ese hombre, durante la década de los años 40 publicaba su libro: El Camino Hacia la Servidumbre, en el cual de forma profética anunciara el fracaso del comunismo.
Preparado con mí material inicio la reunión con mi tío preguntando: ¿Por qué te impactó tanto el haber conocido a Hayek? Como siempre que le hacia una pregunta que le agradaba, sonríe para iniciar: Cuando tu padre y yo conocimos a este hombre, era tal vez el único defensor del liberalismo puro que lo hacia con una gran pasión y sobre todo, con una dinamita intelectual que dejaba a sus audiencias petrificadas. Siendo ya alguien que como es natural al estar en contacto permanente con ideas diferentes, mi liberalismo se empolvaba, al conocer a Hayek tuve la oportunidad de traerlo de nuevo al foro de mis debates. Hayek no solo era economista, era un gran filósofo y sobre todo, un gran sociólogo.
Continua: Estando todavía en Londres recibo una comunicación del General Obregón en la cual me notificaba su intención de lanzar de nuevo su candidatura a la presidencia y requería mi colaboración. Ya inclusive se había logrado una reforma constitucional para permitir la reelección. Ello me situaba ante una encrucijada pues el Gral. era mi padrino y alguien que yo realmente admiraba y estimaba, pero el aceptar representaba para mi sumarme a una agresión a una de las conquistas de la revolución que tantas vidas había costado. Pero por otro lado, sabía perfectamente que Obregón lo hacía porque se daba cuenta de lo que Calles tejía para perpetuarse en el poder. En esos momentos se iniciaba una lucha en mi interior realmente dolorosa cuando por un lado me daba cuenta del avance del plan de Calles, y por el otro, sufría pensando el que la forma de neutralizarlo era rompiendo el orden constitucional.
Lo detengo para comentar. Bueno, si el país con el Pacto de Calles ya se dirigía hacia las cadenas revolucionarias; ¿no valía la pena olvidar un poco ese legalismo para ponerle un freno? En esos momentos me mira con lo que yo identificaba como un gran disgusto algo inusual en él. Escucha bien lo que te voy a decir hijo, me afirma casi gritando. Un país civilizado no puede andar olvidándose de esos legalismos porque es cuando cae en la ley de la selva. Un país que cambia y retuerce su orden constitucional cada vez que a determinado grupo le conviene, es un país sin ley. Para que una sociedad pueda funcionar de forma civilizada, debe siempre imperar el estado de derecho, esto se traduce en que debemos ser gobernados por leyes y no caprichos de nuestros líderes.
Procede entonces a darme una cátedra de derecho: El sistema de leyes de una sociedad libre debe ser general y abstracto. No orientado a promover acciones específicas de los ciudadanos; mucho menos a favorecer a un sector determinado sobre los demás, debe ser un sistema conocido por todos para que así los ciudadanos estén enterados de que sus acciones se conjugan con la ley. Las leyes deben ser aplicables a todos incluyendo nuestros líderes, porque nadie, nadie, debe de estar por encima de la ley. Por eso las leyes deben de ser elaboradas por uno de los poderes y administradas por otro. Esa ha sido mi lucha desde que me gradué de abogado; el cumplimiento y el respeto de la ley.
El haber modificado la constitución para permitir que el General Obregón de nuevo pudiera contender por la presidencia, por mas urgente que me pareciera para de esa forma frenar el avance de Calles, para mi no dejaba de ser un rompimiento del orden constitucional y sobre todo, veía el peligro de que en el futuro, la nueva constitución se convirtiera en un instrumento de una flexibilidad acorde al cacique en turno, o simplemente se ignorara. Pero por otro lado, también pensaba que tal vez no debería ser tan inflexible en mi posición, puesto que las constituciones en otros países siempre habían tenido las famosas enmiendas. En medio de mi angustiado análisis me venia a la mente las palabras de Emerson: “Los hombres buenos no deberían de obedecer la ley de forma tan inflexible.”
Habíamos luchado tanto por lograr la ansiada democracia en Mexico sin entender el que, para que esta pueda operar con justicia y eficiencia como ya lo demostraban los EU, debe siempre basarse en un estado de derecho y en algo que el mundo no entendía: La igualdad tan peleada en la revolución francesa era eso, igualdad ante la ley. El General Obregón me insistía con esa delicada forma de seducir a la gente para que regresara y sumarme a su campaña. Para mi las señales eran claras en el sentido que me ofrecería de nuevo la Secretaria de Gobernación lo cual, ante ya un claro distanciamiento con Calles, me parecía una aventura peligrosa.
Conforme pasaban los días yo agonizaba en medio de mis pensamientos para tomar una decisión acorde con mis valores, mi conciencia y sobre todo, en beneficio del país. Sin embargo, no tuve oportunidad de llegar a ese pasillo en el cual se apartaban los diferentes caminos y de los cuales debía yo decidir el mío. Lo recuerdo como si fuera hoy, creo era un domingo y había pasado el día en una playa cerca de Londres con mi familia. Tu padre nos acompañaba. Regresábamos a la embajada cuando en el camino me invade algo que nunca he podido explicar y al narrarlo se que suena fantasioso, pero es lo que me sucedió; un sobresalto, un presagio de algo que inclusive me hace físicamente sentirme muy mal. Mi esposa Sofía al verme preocupada me pregunta: ¿Qué te pasa Gilberto? Me repongo un poco y le afirmo: “Tengo el presentimiento de que algo grave pasa con Obregón.”
Unos veinte minutos mas tarde arribábamos a la embajada y ya me esperaba un cable en el que me informaban del asesinato del General. Al leerlo no lo podía creer y no me da vergüenza confesarlo, irrumpí en llanto pues había perdido a mi padrino, mi mentor, mi gran amigo, pero lo mas grave; Mexico había perdido a uno de sus grandes hombres. En esos momentos me invadió también el presagio de que la revolución se desrielaba para perder totalmente su dirección. El asesinato del General se convierte en un escándalo mundial promoviendo aun más, esa imagen de que Mexico era un país de salvajes pistoleros.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XII
Ricardo Valenzuela
En medio de la tragedia que abrazaba a Mexico recibo un comunicado del Lic. Francisco Escudero en el cual, el Presidente Calles me pedía regresar a mi país para serias conversaciones. Era ya finales del año de 1928, cuando decido regresar aceptando la invitación del Presidente para esa intrigante conversación a la cual me invitaba.
Me reuní con Calles y él de inmediato me notificaba de sus planes para la formación del Partido Nacional Revolucionario, dejándome ver muy a su estilo, que yo era el candidato más idóneo para la presidencia. En esos momentos lo interrumpí pidiéndole recordara el Plan de Agua Prieta y, los principios que lo habían originado. Le pedía también recordar nuestras reuniones en esa ciudad con Obregón y de la Huerta antes de iniciar la marcha a la ciudad de Mexico, nuestros postulados y por lo mismo; le notificaba que de ninguna forma yo aceptaría la candidatura. Ese era el rompimiento final con Calles que me llevara a enfrentarlo.
Nota periodística de la época:
“El ministro plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al expresidente de México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como el licenciado Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un grupo de políticos para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial, licenciado Valenzuela, inicia su jira política por el Noroeste del país, pronunciando fogosos discursos, como el siguiente, que dijo en el Estado de Sonora:
"Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más artera y más insidiosa el poder de la República, tengo que exhibir los procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las filas de quienes propugnamos por una era mejor.
Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria, sin una política económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros empleados, que permitan amasar fortunas que se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos tramposos . Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados patriotas y conscientes y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando que dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución, engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la nada políticamente hablando y justificar su odiosa, su impopular campaña de persecución religiosa.
"Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón, para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
"Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su dignidad y de sus virtudes y otra azarosa de luchador del bien contra el mal, no ha vacilado, Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y por él marchará digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida sin dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías Calles.
"Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares , contra quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración y pretende aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
"Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, que nada teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela, el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no tardará en llegar.
"Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando: "El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas de la Castañeda..."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo.”
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIII
Ricardo Valenzuela
Ese fin de semana armado con el material que mi tío me entregara, el cual incluía una copia del Plan Hermosillo, me di a su profunda lectura pero confieso que no entendía la famosa rebelión. A mis escasos años y sin haberme nunca interesado en la politica pero ya portando una aversión al sistema mexicano, era obvio que no tenía las armas para entenderlo. Es mas, en un momento dado llegué a casi estar de acuerdo con aquellos que en la época afirmaban don Gilberto terminaría sus días en la Castañeda, es decir, me parecía una temeridad sin posibilidad alguna. Sin embargo, fue algo que se clavó en el fondo de mí ser y, provocara una llama que permanecería encendida para siempre.
Yo nunca había asistido a escuelas oficiales y por lo mismo, no me habían definido a Calles como el gran padre de la patria moderna, imagen cincelada cortesía de los revolucionarios que se pegaron a la ubre. Pero aun en colegios católicos privados, tampoco me lo habían definido como el gran villano, tal vez por miedo a la represión que se ejercía en esa época.
En la siguiente reunión a boca de jarro le digo: tío, no entiendo el por qué de la rebelión del Plan Hermosillo. ¿Cuál fue la causa que motivara ese movimiento? Don Gilberto sonríe y me revira; la causa es el México que has vivido en tus escasos años. Me confundo. Si continúa; En sus cuatro años de gobierno, Calles había tejido las cadenas con las cuales se aprisionaba al país. La formación del partido era el corolario de su tenaza y así perpetuarse en el poder.
El nuevo Partido Nacional Revolucionario, estaba diseñado con el mismo esquema del partido comunista de la Unión Soviética, es decir, como un partido único incluyendo a todos los revolucionarios sedientos de poder, y sobre todo, de riqueza. El maximato de Calles fue consecuencia de lo que nosotros combatíamos; darle a Calles las llaves para el control perpetuo del país. Combatimos la tiranía y la dictadura de Porfirio Diaz, pero ahora el país se entregaba a la de Calles. Así como hace semanas te decía que el objetivo mas claro de la revolución era sacar a Diaz del poder, este era para evitar la perpetuación de Calles y darle vías a la democracia.
La matanza de Tlatelolco que ejecutaron estos herederos de Calles hace solo unos años, son manifestaciones de lo que nosotros pretendimos evitar con la rebelión mediante el Plan Hermosillo: la ausencia de la democracia, la opresión del gobierno, la concentración de poder, de riqueza, el país en manos de unos cuantos que lo manejan como si fuera de su propiedad, el estado en control de todas las actividades, y lo mas increíble, el sistema que tenemos en la sucesión presidencial. Si el Sr. Madero pudiera ver en lo que se convirtió su sueño, lloraría lagrimas de arrepentimiento y decepción. Pero la fiereza con la que se apagó ese movimiento estudiantil, te dibuja las bases sobre las cuales se sustenta nuestro sistema político.
Bueno le digo ahora, explícame como fue que nació el Plan Hermosillo y que fue lo que le sucedió. Bien dice don Gilberto acomodándose en su silla como presagiando una larga jornada. Cuando me entrevisté con Calles a mi regreso de Londres y me informara del nuevo partido, con su estilo de hombre maquiavelesco me trataría de reclutar sugiriendo que yo podía ser el candidato. Al rechazar su oferta las cartas estaban sobre la mesa y él, desde esos momentos me consideraba su enemigo. Después de esa entrevista me mandó llamar el presidente Portes Gil a quien conocía desde la época que anduvimos juntos en Sonora, y me ofreció el puesto de Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, ya se me habían acercado grupos de gentes que veían las intenciones de Calles con claridad, y pensaban formar un grupo de oposición en contra de quien Calles tratara de imponer.
Con la muerte de Obregón el país estaba en efervescencia pero aun así, Calles entonces inventando el dedazo y el destape, decide que el candidato a la presidencia fuera Ortiz Rubio, en contra de todos los deseos del grupo de Obregonistas que ya estaban en pie de lucha. Ante esa situación le agradecí a Portes Gil la invitación, pero no la acepté, pues ya el grupo anti Calles me ofrecían ser el candidato a la presidencia. Luego de dialogar intensamente con los líderes del nuevo grupo de oposición a Calles, decidí aceptar la candidatura y en secreto abandonaba la ciudad de Mexico, pues ya Calles estaba enterado de lo que cocinábamos. De inmediato se sumaron grupos numerosos en los estados de Coahuila, Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Sonora, y el movimiento tomaba fuerza.
Inicié una gira por todo el norte del país, cuando me llega la noticia de que Calles consideraba nuestro movimiento completamente fuera de la ley, y se disponía a detenerlo. Mi relación con Calles que siempre había sido muy difícil, se tornaba en algo ya listo para explotar. No voy hablar del tema pero te pudo sólo indicar que yo siempre lo consideré responsable de la muerte de Obregón y ello, lo convertía automáticamente en mi enemigo. Ante los acosos cada dia más agresivos de Calles, fue que arribé a Hermosillo en Julio de 1929, ya en medio de una campaña por la presidencia muy agresiva en contra de Calles.
Calles el igual que Venustiano Carranza al ver que nuestro grupo no acataba sus deseos de imponer a Ortiz Rubio, inicia una agresiva campaña en contra nuestra con la estrategia y objetivo de no permitir un candidato de oposición al suyo. Habíamos envuelto al país en una sangrienta revolución que costó más de un millón de vidas para eso; sufragio efectivo y no reelección, pero los cabecillas de los diferentes movimientos a su triunfo, renegaban de ese objetivo revolucionario y, ahora era el turno de Calles. Ante esa actitud del presidente, amargamente me daba cuenta de que el país seguía siendo el mismo, es decir, desde la famosa “Oración Cívica” de Gabino Barrera en 1867, en la cual anunciaba la inserción del positivismo en las ideas liberales mexicanas preparando las dictaduras, el país era el mismo.
Había llegado en campaña a mi tierra de Sonora en donde la oposición a Calles era feroz, encabezada por el en esos momentos gobernador Fausto Topete, quien era un hombre de grandes principios y valores. Estando en Sonora empezamos a sentir como la guadaña de Calles se afilaba para de un golpe eliminarnos de la contienda política. Después de largas reflexiones y sobre todo, ya viendo muy claramente el que Calles estaba listo para perpetuarse en el poder a costa de lo que fuera, decidimos iniciar un movimiento armado para evitarlo. El General Topete me pidió elaborar el documento similar al Plan de Agua Prieta y así, nacía el Plan Hermosillo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIV
Ricardo Valenzuela
Don Gilberto: Yo no había participado en la revolución y me refiero a los combates, puesto que no era un hombre de armas, era un abogado e ideólogo que siempre luché por que se estableciera en el país un estado de derecho. Pero ante la muy clara actitud de Calles de no solamente perpetuarse en el poder, pero hacerlo violentando ese frágil estado de derecho, fue que decidí que al igual que Madero quien era un hombre de paz y de leyes, no teníamos otra alternativa que las armas y, fue así que naciera al Plan Hermosillo.
Acto seguido el tío me entrega una copia de Plan Hermosillo y me dice; léelo con calma y sobre todo, transpórtate a esa época en que lo vivimos.
P L A N D E H E R M O S I L L O:
Artículo Primero.- Se desconoce al C. Emilio Portes Gil la investidura de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.
Artículo Segundo.- Cesarán en el desempeño del cargo de diputados y senadores los miembros del Congreso de la Unión que en forma directa e indirecta combatan u hostilicen el presente movimiento.
Artículo Tercero.- Cesarán de sus puestos actuales de la Nación, los miembros del Gobierno que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el presente movimiento.
Artículo Cuarto.- Los gobernadores, diputados y magistrados de las distintas Entidades Federativas que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el movimiento, cesarán en el desempeño de sus investiduras respectivas.
Artículo Quinto.- Si al triunfo de este Plan hubiere en las Cámaras mayoría de sus miembros que hayan reconocido este movimiento, se procederá oportunamente a la designación de nuevo Presidente Provisional, en la forma y términos prescritos en la Constitución de la República.
Artículo Sexto.- En el caso de que al triunfo de este movimiento no fuera posible integrar legalmente el Congreso General, el jefe del Movimiento convocará a elecciones extraordinarias de diputados y senadores a la mayor brevedad posible y dictará todas las medidas pertinentes al completo y pronto restablecimiento del régimen constitucional del país.
Artículo Séptimo.- En el caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quedare desintegrada, el Presidente Provisional que designe el Congreso proveerá oportuna y legalmente a la reintegración de dicho Tribunal.
Artículo Octavo.- Si al triunfo de este movimiento llegaren a desaparecer los Poderes de algunas entidades por haber combatido u hostilizado el presente Plan, los Congresos Locales, o en su caso el Senado de la República, dictarán oportunamente los acuerdos pertinentes a la reintegración de os mismos.
Artículo Noveno.- En el caso de que el Congreso Federal no llegara a reinstalarse legalmente al triunfo de este Plan, se hará cargo del Ejecutivo de la Unión el Jefe Nato de este movimiento.
Artículo Décimo.- Durante el período de lucha y en tanto no quede restablecido en el país el Régimen Constitucional, quedará a cargo del C. Jefe de este movimiento integrar por designación propia un Gobierno provisional, para el despacho y administración de los asuntos públicos del país.
Artículo Once.- El propio jefe del Movimiento queda autorizado para hacer las designaciones de gobernadores provisionales y jefes de Operaciones que considere conveniente para el control de la administración de las distintas Entidades y Territorios Federales, en tanto que no se restablezca en el país el régimen constitucional.
Artículo Doce.- El jefe de este Movimiento quedará autorizado, asimismo, para dictar todas las medidas que considere necesarias para salvaguardar los intereses nacionales.
Artículo Trece.- Las fuerzas organizadas que reconozcan y sostengan el presente movimiento, y las que durante el período de lucha se adhieran expresamente a este Plan y se subordinen al jefe del mismo, integrarán el Ejército Renovador de la Revolución.
Artículo Catorce.- Se reconoce como jefe Supremo de este Movimiento del Ejército Renovador al C. General de División José Gonzalo Escobar.
Artículo Quince.- El jefe del Movimiento, general en jefe del Ejército Renovador de la Revolución, tendrá todas las facultades necesarias para dirigir la campaña militar en el país y para dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclame el triunfo del movimiento y de los intereses de la Nación.
Al invitar al pueblo mexicano para que secunde esta protesta armada, como única forma de amputar los fatídicos males que agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conocimiento de que se ha agotado toda esperanza de mejoría nacional, mientras Plutarco Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la nación, con esos fines aviesos que siempre han constituido su norma de conducta, prefiriendo derramar nuestra sangre antes que permitir que este hombre claudicante ultraje en forma tan ostensible las libertades cívicas que la gran Revolución ha conquistado para mengua de retardatarios y traidores , después del infame asesinato del general Alvaro Obregón, en el negro oleaje de un porvenir incierto, acto en el que se ha considerado a Plutarco Elías Calles como responsable verdadero y directo, después de las declaraciones premeditadas y antes del crimen nefasto, en las que aseguraba que se dejaría al país en libertad para entrar de lleno al "Régimen Constitucional" libre de todo caudillaje, declaraciones burladas con el más ejemplar de los cinismos después de la descarada actuación de este hombre funesto, dirigiendo a mansalva el tinglado de la política imposicionista, después de la matanza de hermanos en los Estados de Jalisco, Colima y Michoacán, tan solo porque reclaman el sagrado derecho en que se basa la libertad de conciencia, después de la insuficiencia del licenciado Emilio Portes Gil para sacudir el lastre oprobioso del hombre que sigue siendo el responsable de que el suelo de la patria se manche de nuevo, con la ruptura de todas las libertades después de que el Estado de Sonora se ha hostilizado pisoteando brutalmente su autonomía, después de traer la convicción plena de que el índice de Plutarco Elías Calles ha señalado el camino a los puñales que hirieron a su protector vilmente traicionado, Alvaro Obregón, a Flores Gil, Villa, Gómez, Serrano y últimamente al general Samaniego, no queda otro camino dignificante más que decir a nuestro pueblo "A las armas", la defensa de las libertades nacionales exige de nosotros un nuevo esfuerzo.
Ya exterminamos del poder a los retrógradas, hay que exterminar ahora a los traidores de la Revolución y de la libertad.
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, para obrar de acuerdo con nuestras leyes a costa de tantos sacrificios conquistadas.
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Al darle la primera pasada y sintiendo el fuerte contenido del documento le reviro; tío, dame hasta la semana que entra para poder digerir el contenido y de esa forma, poderlo discutir contigo con bases mas sólidas. De acuerdo me revira. Todo esto era algo que yo jamás había escuchado en las clases de historia y por lo mismo, me sorprendía profundamente y, así se lo comunico a mi tío. El sonríe cuando me responde: Acuérdate que la historia siempre la escriben los ganadores y esta batalla, desafortunadamente nosotros la perderíamos.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XV
Ricardo Valenzuela
Durante toda esa semana leía y releía el Plan Hermosillo e inclusive, lo comentaba con mis compañeros del departamento en el que vivíamos en la zona rosa de la ciudad, todos ellos sonorenses y mi primera sorpresa era en el sentido que ninguno de nosotros estábamos enterados de ese pasaje de nuestra historia. Como don Gilberto me había pedido, me transportaba en mis pensamientos a la época en la cual ellos habían vivido esa experiencia, y realmente no entendía cómo era que se atrevían a retar a Calles. No podía visualizar a don Gilberto Valenzuela, ese hombre que mi padre idolatraba y describía como la representación de la serenidad, de la legalidad iniciando un movimiento armado.
Esa semana me presentaba a mi reunión con el tío sediento de aclarar mis dudas. Ya instalados en la bella salita y sin perder tiempo le solicito; tío, no te había pedido esto, pero quiero que me describas a Madero. Sonríe y con cierta malicia me pregunta: ¿Por qué ahora el tema de Madero? Porque veo en el Plan Hermosillo mucha similitud con las circunstancias que le dieron vida al Plan de San Luis de Madero. Sonríe de nuevo y me dice; veo que hiciste tu tarea no solamente analizando el Plan Hermosillo. Claro le reviro, porque pienso que en todo esto hay grandes conexiones.
Veo entonces a don Gilberto el dirigirse a un viejo escritorio y buscar entre la gran cantidad de documentos, hasta que finalmente emerge con uno en la mano y me dice: Esto es algo que expresé hace muchos años de Madero, pero tiene todavía alguna vigencia y repito, alguna. Inicia el documento con fecha de Febrero de 1936:
“El amor a la patria y el culto a los héroes; el amor a la verdad, a la justicia y a la libertad tienen, en las almas puras, las características de religión.
Devotos fieles de esta religión, venimos hoy humildes y reverentes, ante el altar de la Republica, a rendir un tributo de gratitud y de cariño al mártir más excelso de la Republica Mexicana, al hombre—faro de esa gran tragedia nacional.
Porque precisa decirlo claro y alto: de todos los precursores de la revolución, de todos los hombres que han tenido en ella función orientadora, mando o ejecución alguno tan grande, ninguno tan noble, ninguno tan justo y ninguno tan puro como Francisco I. Madero.
Madero es grande, ante todo y fundamentalmente, porque, no obstante haber nacido en hogar privilegiado, no obstante haber sido educado en los mejores colegios nacionales y extranjeros, no obstante haber gozado siempre de tranquilidad y bienestar, de riquezas y de honores, comprendió como pocos y sintió como ninguno las ansias de redención y mejoramiento que palpitan en la conciencia del pueblo.
Madero es noble, porque concibió los problemas de Mexico y planteó las resoluciones de los mismos con un espíritu de amor, de fraternidad y de concordia, fortaleciendo siempre la unión y la armonía de la familia mexicana y condenando, sin reserva, a todos los sembradores de odios y a todos los sacerdotes de Huitzilopochtli.
Madero es justo, porque sintió de corazón el vergonzoso estado de la miseria y vasallaje en que Vivian las clases humildes y luchó, con entereza, para despertar en ellas conciencia plena de su condición humana, con todos sus atributos, naturaleza e inalienables, de desarrollo y perfeccionamiento, tanto físico, como intelectual y moral; sin desconocer por ello el derecho, también fundamental e imprescindible, de todas las clases sociales, a una vida mejor, de paz y progreso.
Madero es puro, porque, como el simbólico plumaje del poeta, cruzó, sin mancharse, por todos los pantanos y entró majestuoso, al templo de la historia, limpio de claudicaciones, de concupiscencias y crímenes. Madero es grande, noble, justo y puro porque, en una época de materialismo, sacrificó la tranquilidad, riqueza, hogar y vida por un ideal de justicia, de patriotismo y de libertad.
Críticos miopes, siguiendo la inspiración de politicos interesados, afirman inconscientes o calculadores, que Madero no se dio cuenta del problema social de Mexico, concretando, por esa razón, todos sus esfuerzos y todos sus sacrificios, en la redención politica del pueblo.
Pero ellos olvidan, a sabiendas que los problemas sociales de un pueblo constituyen un proceso complejo, en continua evolución, cuyas características van cambiando con las circunstancias y hasta con los caprichos o fanatismos de los hombres; de tal manera, que los problemas sociales de Mexico en 1910 no fueron ni un esbozo de los que la lucha armada planteó al país en 1917, y la situación politico—social abordada y resuelta con acierto, no puede compararse siquiera con las incógnitas de ardua y trascendental resolución que la situación actual presenta a la patria.
En esa virtud, la posición mas sabia y mas prudente para afrontar los problemas politico—sociales es, precisamente la que tomó Madero, la que tomó Juarez, la que han tomado en los tiempos que corren todos los grandes estadistas del mundo: hacer en la democracia una realidad viviente, no solo en el terreno politico, sino también y fundamentalmente, en el orden economico—social.
Si todos los intereses, todas las aspiraciones, si todas las creencias y todos los anhelos de un pueblo pudiesen hacerse oír en las cámaras representativas, las leyes de ahí emanadas tendrían que cristalizar el justo y debido equilibrio en el pensar, en el sentir y en el querer de todas las clases sociales, y de esta suerte, los problemas públicos de la nación serian planteados y resueltos con oportunidad y con acierto, sin imposiciones, sin violencias, sin odios, sin fanatismos, sin motines y sin rebeliones.
Este fue señores el ideal político social de Madero y es esta la norma que trató de imprimir al gobierno de la Republica; que tomen nota de ello los críticos interesados que pretenden deturpar o empequeñecer la majestad augusta de su nombre. Dicen también los enemigos de la democracia y de la libertad, que Madero no se dio cuenta de la realidad mexicana, y por ello fracasó en sus anhelos, fracasó en sus ideales y cayó victima de esa realidad.
Para los “libertadores” que así discurren, la realidad mexicana ha sido el atropello, la ley fuga, el asesinato politico, la traición, la burla sistemática de la voluntad popular, el monopolio, el coyotaje y el robo; todo elevado a la categoría de institución pública y practicado, con patente de impunidad, por los llamados mandatarios del pueblo.
Madero encontró, por su parte, que la “realidad mexicana” era un pueblo sencillo y noble, sano de cuerpo y alma, amante de la libertad y del orden, respetuoso de la justicia y de la ley, y enamorado, sobre todo, de su tierra y de su patria; un pueblo que, en el fondo de su conciencia, ha condenado siempre a todos los embaucadores, a todos los judas y a todos los delincuentes; un pueblo justo, siempre dispuesto a seguir el camino del bien, el camino de la equidad y de la ley; un pueblo heroico, resuelto a todos los sacrificios para hacer de Mexico una patria mejor, grande, fuerte y respetada.
Madero conoció estos dos aspectos de la “realidad mexicana”: la realidad de los caudillos, de los embaucadores, de los mercaderes de la democracia, de la libertad, y de la verdadera “realidad” de un pueblo sano, noble, capaz de todos los heroísmos; y precisamente porque comprendió la magnitud del peligro que entrañaba para la patria el que se perpetuase en el poder una dictadura de bandoleros; porque tuvo fe en el pueblo, en sus anhelos y en sus esperanzas, porque quiso hacer de Mexico un país digno, culto y grande, que figurase con orgullo en el concierto de los pueblos libres, no vaciló en arrojar el guante, al mismo tiempo a los tiranos, a los explotadores, a los mixtificadores de profesión y a los corruptos de oficio.
Y entró, así, Madero, a esta cruzada de redención y purificación nacional teniendo conciencia plena de la magnitud de la lucha y de los peligros que entrañaba; sabia bien quienes eran sus enemigos y cuales eran sus armas; presentía como Jesucristo el fin que le esperaba y, conciente de todo, consciente de su misión y su destino, enarboló, sereno y tranquilo, el lábaro de la redención nacional, cumplió heroicamente su deber, y santificó con su sangre la causa libertadora, fijando senderos de luz, de honor y de progreso a todos los mexicanos.
Nos ha dejado, la pureza de sus anhelos, el fulgor de sus ideales y la grandeza de sus heroísmos. Su inspiración fue de amor, de fraternidad y de concordia. Pugnó por basar nuestras instituciones y la solución de los problemas públicos, en la soberanía del pueblo, en una democracia efectiva y sana, que funcionase, no solo en el terreno politico sino también y fundamentalmente, en los ordenes economico y social.
Su criterio filosófico fue de un socialismo puro, patriota y democrático, que no reconocía ni toleraba mas dictaduras que la dictadura del orden, de la ley, y la dictadura de la justicia.” Termina y me mira descubriendo en mi rostro una gran confusión ante el uso del término socialista.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVI
Ricardo Valenzuela
Al terminar la lectura del documento me siento profundamente conmovido, pero al mismo tiempo totalmente confundido. Don Gilberto con esa gran sensibilidad que portaba se da cuenta y me pregunta: ¿Qué causa esa confusión que veo en tu cara? Pues no entiendo, le respondo, hemos estado hablando de la gran conciencia liberal de todos los líderes de la revolución y su lucha por la libertad, pero en este documento, al final describes a Madero como socialista y luego, afirmas que su socialismo era tal que no aceptaba mas dictaduras que la de la ley, siendo que en los países socialistas como los de la Unión Soviética, la ley es el instrumento que utilizan para proteger sus dictaduras….no entiendo.
Buena observación me revira. Primero, tienes que darte cuenta de que, nos saltamos la historia de 1929 cuando el Plan Hermosillo, hasta 1946 que es cuando produje este documento. Si le respondo, pero, ¿eso que tiene que ver? Todo, me revira don Gilberto. Han transcurrido más de 40 años desde el Plan Hermosillo y el mundo ha cambiado de forma drástica. En el mismo año de 1929, es cuando se inicia la gran depresión de los EU que luego se convirtiera en un fenómeno mundial. Los enemigos del liberalismo, de inmediato le colgaron la culpa de esa devastación y en algo tenían razón puesto que, Hoover ya como presidente de los EU, si no la provocaba, sí la fomentaba con una serie de medidas anti liberales.
El concepto de socialismo manejado en los años 40, no es igual al que se maneja hoy dia. Aquel era un liberalismo social a través del cual se buscaba armonizar los derechos individuales con los derechos sociales, es decir, un liberalismo pero con reglas para que los grandotes no se llevaran todos los dulces de la piñata. Era un concepto tratando de divorciarse del liberalismo que se había desprestigiado con la gran depresión. Pero mira, me dice ahora, te lo dejo de tarea para la semana entrante y lo discutimos. Investiga que fue lo que ocurrió en la Gran Depresión de 1929 y sus consecuencias, luego lo ligamos con nuestra rebelión en Sonora y mis conceptos expresados acerca del pensamiento y la filosofía de Francisco I. Madero.
Mis conversaciones con don Gilberto entraban en una etapa sumamente interesante y, ahora me preparaba para investigar que era realmente lo que había provocado la famosa Gran Depresión de 1929. Como en el TEC me habían quedado pendientes dos clases para recibir también mi título de Licenciado en Economia, me había inscrito en la facultad de la UNAM para que se me acreditaran y luego el TEC revalidándomelas, me permitiera ya recibirme de economista. Sin embargo, eran los años 70 y la facultad de economía de la UNAM era un capullo de marxismo y desde el primer dia de mi asistencia, me daba cuenta de que nada bueno extraería de ello, por lo cual, preferí inscribirme en la maestría de administración, en donde el Profesor encargado de las clases de economía—un despistado argentino liberal—me sería de gran ayuda en mi búsqueda e inclusive sería él quien me convenciera de regresar el TEC para recibir mi título de economista.
El desplome de Wall Street de Octubre de 1929, y la gran depresión que le siguiera, permanecen como uno de los grandes misterios de la historia económica del mundo. Los EU durante los años 20 permanecía siendo una economía laissez—faire en la cual, los hombres de negocios tenían total libertad para llevar a cabo sus propios arreglos y los trabajadores eran libres para negociar sus salarios de acuerdo con los dictados del mercado. Pero esta economía autorregulada cargaba ya una peligrosa amenaza. Las industrias americanas estaban protegidas de la competencia extranjera a base de altas tarifas. El presidente Wilson había iniciado un encomiable esfuerzo para eliminarlas pero los republicanos que le siguieron: Harding, Coolige y Hoover no le dieron seguimiento a sus gestiones.
Los actos legislativos Fordney—McCumber de 1922, y el mas grave, Smoot—Hawley de 1930, el cual Hoover se negó a vetar, fueron golpes devastadores al comercio mundial y por lo mismo, golpes igual de graves y devastadores para la economía de los EU. Es un hecho el que los presidentes de la época—todos republicanos—y el liderazgo del congreso, fallaron miserablemente al no atreverse para enfrentar a la Federación Nacional de Manufactureros, a la Federación Americana del Trabajo, a las presiones de poderosos grupos con intereses muy particulares, y sobre todo, las presiones de los estados industriales y ante ese panorama, la filosofía de libertad de mercados que supuestamente ellos promovían, fue estacionada e inmovilizada.
Los EU acompañados por Inglaterra la otra gran potencia financiera e industrial, durante los años 20 se dedicaban a tratar de mantener un mundo “próspero” inflando el inventario internacional de dinero ya contaminados por las ideas de quien luego fijaría la estrategia económica del planeta entero durante la segunda parte del siglo; Keynes. Esto era posible debido a la creación en los EU de algo que nacía en secreto, sin un acuerdo legislativo y sin control. Inclusive, sin el conocimiento del público o de la comunidad de negocios: El Fondo de la Reserva Federal. De esta forma el crédito que en Junio de 1921 era de 45 billones de dólares, para Julio de 1929 era ya de 75 billones de dólares, un 70% de expansión en 8 años.
Este manejo deliberado para inflar el crédito se aplicaba no solo de forma domestica en los EU sino a nivel internacional. Los EU demandaban ahora de sus aliados el repago de los prestamos de guerra, pero al mismo tiempo promovían a gobiernos y negocios internacionales a “levantar” capital en Nueva York con el gancho de su politica de dinero barato y su interferencia en el mercado mundial de bonos. Los líderes americanos en esos momentos, abandonaban formalmente su filosofía Laissez—faire de libre comercio y monedas fuertes para tomar la ruta suave de altas tarifas e inflación. Las industrias protegidas por esas altas tarifas, los exportadores subsidiados, y los banqueros flotando los bonos fueron los grandes beneficiados. Pero los grandes perdedores sería el pueblo americano como un todo cuando les negaban los competitivos precios de productos importados, luego sufrirían de una incontrolable inflación, y finalmente se convertían en las victimas de la devastación total.
La inspiración que provocaba esta masacre era el libro de Keynes; Trac on Monetary Reform publicado en 1923. El gran mito emergente en los años entre las dos guerras, era el que Laissez—faire había provocado la tragedia y el salvador era precisamente Keynes quien se convertía en el mas entusiasta promotor de la interferencia gubernamental, para salvar el mundo ante la anarquía del capitalismo. Los implementadotes de esta nueva politica serían Benjamín Strong, gobernador del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, y Montague Norman, gobernador del Banco de Inglaterra, ambos adoradores de Keynes. Como era clásico las políticas de Keynes en el corto plazo daban la apariencia de funcionar, tal vez por ello cuando alguien lo cuestionaba, el afirmaba; en el largo plazo todos estaremos muertos.
Cuando Hoover asume la presidencia en 1929, el mecanismo de la debacle de Wall Street estaba ya listo. Cuando la magnitud de la crisis hirviendo se identificaba con claridad, Mellon Secretario del Tesoro recomendó abandonar las políticas intrusivas y regresar al laissez—faire para que el mercado se depurara estilo Shumpeter. Pero Hoover no seguiría el consejo y ordenaba continuar con la inflación del crédito. El FED agregaba más de 300 millones en Octubre de 1929. La Gran Depresión se iniciaba.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVII
Ricardo Valenzuela
Era la primera vez que exploraba ese fenómeno que arropara al mundo entero, y sobre todo, le diera un rumbo diferente a la historia y me encontraba en un estado de casi histeria al darme cuenta de su importancia y la poca información disponible para realmente entenderlo. En las escasas referencias que yo había tenido en mis años en el TEC de Monterrey, nos la describían como una plaga provocada por la anarquía surgida en los mercados por la falta de control de los mismos. Luego pensaba en la parábola de la piñata de mi tío Gilberto en la cual, al romperla, los chamacos grandotes se adueñaban de todas las golosinas. Pero ahora me daba cuenta de que ese no era el caso.
En estos momentos y 30 años después de las reuniones con don Gilberto, aun con más claridad puedo entender las frustraciones que en algunas ocasiones expresaba. Durante sus primeros mil años el mundo posterior a la avenida de Cristo, había vivido una verdadera anarquía en lo que se conoce como The Dark ages, en donde privaba la ley del mas fuerte. A partir del siglo XI aproximadamente, la iglesia tuvo que intervenir para terminar con esa ley de la selva y, se iniciaba así la edad media en la cual el ser humano se organizaba ahora en los reinos que establecían una economía feudal, la cual prevalecería durante casi otros mil años.
Arribaría luego el Renacimiento para iniciar el gran cambio. El hombre pasaba del misticismo a un mundo más práctico y de orientación a la satisfacción de sus necesidades materiales, a creer más en la ciencia, a darle importancia al mundo terrenal. Para el siglo XVII la economía feudal dominaba lo que hoy conocemos como el mundo occidental en la cual, el estado—los monarcas—tenían control absoluto de su operación a través de otorgar concesiones para el suministro de los productos necesarios para la sociedad, lo cual formaba monopolios con la bendición real, y por supuesto, se formaban las clases sociales que básicamente se constituían de los monarcas, los nobles y los plebeyos.
Sin embargo, a partir de ese siglo XVII en Inglaterra el reinado de James I elevaría el mercantilismo a su máxima expresión cuando tratando de concentrar toda la actividad económica en su reino, cancelaba permisos de los fabricantes de telas quienes enviaban sus productos a Holanda para su coloración y acabado. Holanda de inmediato cerraba sus mercados a las importaciones inglesas y se producía una grave recesión, cuyo desenlace se traduciría en la ejecución de su sucesor Charles I y, en la primera rebelión en contra de esa economía feudal. Sin embargo, España permanecería sólida en el manejo de sus economías mercantilistas, en especial en las colonias.
Fue precisamente durante el siglo XVII en Inglaterra cuando los primeros brotes de ideas liberales emergieran a la superficie de la conciencia social que, luego madurarían para darle vida a ese poderoso movimiento intelectual con la suficiente audacia para retar algo que durante siglos había permanecido como dogma: el mandato divino de los monarcas. John Locke publicaba su: “Dos tratados de Gobierno” argumentando que antes del estado, existían los derechos naturales del hombre como la verdadera herencia divina, el derecho a la vida, la libertad y la propiedad.
Esta corriente intelectual lograría su epicentro y base en la magna obra de Adam Smith; “La Riqueza de las Naciones,” que vendría a provocar la ya en capullo Revolución Industrial. El ingreso de los ciudadanos de Inglaterra había permanecido estático durante el último milenio situándose en menos de 1000 dólares anuales a valores presentes, a partir de la publicación de la obra de Smith y durante los siguientes cien años, se dispararía a casi 9,000 dólares, creando esa nueva burguesía. Hombres que antes no tenían ninguna posibilidad de escalar la pirámide social en el esquema feudal, ahora lo hacían a base de esfuerzo, competencia y trabajo, se abría un nuevo capitulo de la historia mundial.
A diferencia de la Nueva España, en las colonias inglesas del nuevo mundo, los escritos de los nuevos ideólogos liberales se convertían en la lectura popular y en especial, la Biblia de un grupo de hombres quines luego se les conocería como “los padres fundadores” de lo que ya se asomaba como una nueva nación. Al inicio del siglo XVIII emerge un proceso que para su final había madurado considerablemente; el traspaso de poder de las clases reinantes a la sociedad civil. La revolución de independencia de los EU, inicia un enfrentamiento que perdura hasta el presente: el viejo establishment contra la sociedad civil disputándose ese poderoso afrodisíaco; el poder.
Los EU luego de lograr su independencia, le darían una lección al mundo la que expresara apasionadamente en sus escritos Alexis de Tocquevile cuando visitara la nueva nación para producir su obra: “Democracia en América.” Tocqueville describía con asombro cómo la sociedad civil era la propietaria del poder portando un pequeño gobierno totalmente controlado y limitado, y con una visión profética, aseguraba que en unos cuantos años, esta nación dominaría el mundo. España y Portugal con gran nerviosismo atestiguaban el fenómeno de los EU y, la Santa Inquisición incluía en su lista de libros herejes todas las obras liberales.
Lo que no podrían ocultar era la forma en la cual las colonias inglesas lograban su libertad lo cual, de inmediato provocaría movimientos similares en las suyas. Mexico sería prácticamente el primero de ellos al iniciar el vuelo hacia esa ansiada libertad, pero sin mapa, compás ni ruta de vuelo, el resultado era muy diferente. Nos deshacíamos de la tutela de España, mas no de su sistema político de autocracia lo cual nos envolvería en un siglo de competencia entre cantidad de aspirantes para escalar el altar de la tiranía, que perduraría durante los siguientes cien años.
El siglo XIX sería el de la expansión del liberalismo y la revolución industrial pero en una parte muy concentrada del mundo; el norte de Europa y los EU, lo cual provocaría una asombrosa creación y concentración de riqueza. Mexico a diferencia de los EU, se envolvía en sangrientas luchas intestinas que provocarían la formación de dos Imperios, la invasión de Francia, la de EU, la pérdida de la mitad de nuestro territorio y lo mas grave, la pérdida de todo el siglo XIX en el cual se definían las naciones del futuro.
Pero desde el nacimiento del liberalismo, nacía también la contra ofensiva de parte del establecimiento que siempre había controlado al mundo y, a la cabeza de tal movimiento, marchaba la iglesia católica. Ello se combinaba con el florecimiento del comunismo que a principios del siglo cobrara su primera víctima en Rusia. A finales del siglo XIX, la encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum, marcaba una nueva ruta. La primera guerra mundial era el inicio de manifestaciones de las viejas fuerzas para contrarrestar esa nueva libertad adquirida por la sociedad lo cual, en México se conjugaba con una revolución iniciada como liberal, pero su desenlace pariría la dictadura estatista que lo dominaría durante casi todo el siglo XX.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XVIII
Ricardo Valenzuela
En mi siguiente reunión con Don Gilberto, llevaba yo ya una clara idea de los sucesos que agredían al liberalismo al inicio del Siglo XX. Un parte aguas en esta contra ofensiva, sería la creación del Fondo de la Reserva Federal en los EU, luego que el cartel de banqueros encabezados por J. P. Morgan, se reunieran en una isla en la costa de Georgia en 1913 para establecer la estrategia y convencer al Congreso de la necesidad de un banco central, cuando la realidad era crear un arma para eliminar la competencia. En esa reunión nacería el FED se conocería por muy pocos como; La Criatura de Jekyll Island.
Ahora entendía con más claridad la famosa parábola de la piñata del tío Gilberto en la cual, al romperse, los niños mas grandotes eran los que se hacían de la mayoría de las golosinas. El liberalismo era, como inclusive Marx lo había definido, una gran maquina de creación de riqueza, pero siendo algo novedoso, no existían los marcos para que el juego fuera justo y parejo, por lo cual, manipulando sus esquemas, esa riqueza se concentraba en muy pocas manos creando los grandes capitales de la era: Morgan, Rockefeller, Rothschild, Warburg, Kuhn—Loeb en al área de la banca mundial, y en otras como la del petróleo, el mismo Rockefeller llegó prácticamente a tener el monopolio mundial, puesto que, las reservas de Arabia todavía no eran descubiertas.
Entre el compulsivo deseo del viejo establishment de recuperar control que perdían con el liberalismo, y esa concentración de riqueza provocada por la ausencia de reglas, creaban un campo muy fértil para las agresiones que se preparaban en contra de esas nuevas libertades civiles. Se creaban, como consecuencia, dos bandos; los redentores de los abandonados por ese liberalismo que ahora calificaban de cruel y, los que identificaban la oportunidad de una vez más apropiarse del poder. Los segundos utilizarían diferentes estrategias, pero una de ellas, era el identificarse como los del bando contrario, redentores de los desvalidos y de esa forma, su mensaje cobraría una fuerza descomunal. Los nuevos capitalistas, ya fueran parte del cartel amafiado o realmente auténticos empresarios, se convertían en los culpables de todos los males de la humanidad.
Así me presento a la siguiente reunión con el tío quien sonriendo me recibe preguntando; ¿Descubriste algo? Creo que si, le respondo, aunque también se me presentan infinidad de dudas. A ver, me dice don Gilberto, exponlas. En primer lugar, no entiendo por qué al arribar el liberalismo, se formó esa concentración de riqueza en muy pocas manos. Piensa por unos segundos e inicia: “Ya hemos hablado de que el liberalismo era algo novedoso y por lo mismo, aun en pañales. La base de esta filosofía, el mercado, realmente no existía como tal después de siglos de feudalismo, mercantilismo y economías totalmente controladas y manipuladas por los diferentes estilos de gobierno. Pero es importante aclarar el que, a pesar de esa concentración, la población en general prosperaba, pues algo le salpicaba de esa nueva riqueza.
En una economía moderna, siempre ese tipo de hombres emprendedores son necesarios, y siempre, óyelo bien, siempre, habrá cierta concentración de riqueza, puesto que, son ellos los que la están creando. Ahora, la función de un buen gobierno debe ser el crear las avenidas para esa formación, y nunca, óyelo bien igual, vestirse de redentor invadiendo ese campo que tanto ha perjudicado a la humanidad; la redistribución de la riqueza, porque es cuando los gobiernos se convierten en esos entes de la demagogia, con el poder para destruir decidiendo quien es merecedor de esa riqueza, y sobre todo, quienes deben ser los ganadores o los perdedores. Pero además, en ese proceso de transferencia, se forman las inmensas burocracias dedicadas a ello, y en el tránsito, lo que les llega a los necesitados es tal vez el 10% de lo expropiado.
Ante la nueva avenida del liberalismo, se reunieron dos de las pasiones mas poderosas del hombre, por un lado la ambición que en si, es el motor que impulsa las economías libres, pero llevada a ciertos extremos y sin las avenidas legales para darle curso, es cuando se pierde la proporción de las realidades. En la otra cara de la moneda y ante esos nuevos millonarios, nacía la envidia de los que no tenían lo mas elemental, e inclusive, de los que si lo tenían pero compulsivamente deseaban mucho más. El poder de esos nuevos capitalistas, llegaba a tales niveles que rivalizaba con el de los gobiernos, y ello, se convertía en el gran dolor de cabeza para la clase política que no quería compartirlo.
Los representantes clásicos de esa nueva fuerza, eran primero, John D. Rockefeller, quien prácticamente llegaba a tener el monopolio del petróleo a nivel mundial, y segundo, J.P. Morgan, quien llegaba a controlar los mercados financieros de tal forma que, se convertía en el perpetuo salvador del gobierno de los EU en sus crisis financieras, cuando él mismo orquestaba sus rescates. Se convertían también en los hombres más odiados, no solo de los EU, sino del mundo. Sin embargo, a 60 años de distancia de esos acontecimientos, yo ahora los observo como un proceso natural de algo que iniciaba y debía construir sus avenidas. Pero al inicio del siglo, el potaje estaba listo para la gran ofensiva en su contra.
En México, la situación era muy diferente, puesto que, al no haber participado en la Revolución Industrial, no se creaba la riqueza de la forma que lo hacían los EU, y por ello, el problema era más grave. La economía feudal, que existía desde la época de la colonia, creaba la concentración de la poca riqueza existente, y sobre todo, la concentración de la tierra. Sin embargo, de ello se culpaba al “liberalismo” de la dictadura Porfirista que nada tenía de liberal.
Ahora, si nos trasladamos a 1929, cuando Calles iniciaba la estructura política para el control total del país, nos daríamos cuenta de que coincidía con el estallido de la Gran Depresión iniciada en EU que tomara proporciones mundiales. La idea de Calles era aglutinar a todos los segmentos de la población en el partido, para de esa forma, evitar la emergencia de una verdadera sociedad civil, y así, identificar el Estado como el padre amoroso a cargo de todas las necesidades de sus hijos. Ya el estado controlaba la tierra a través del ejido, ahora con esta nueva tenaza, se proponía controlar el resto de la actividad económica, y por supuesto, concentrar todo el poder político en su persona.
Por ello fue que nos rebelamos contra lo que Calles cocinaba; la dictadura de un partido, pero controlado por él, y eso era la dictadura de Calles que le diera vida al sistema político de la autocracia que actualmente tenemos. Pero nuestro movimiento fue ferozmente aniquilado por las fuerzas del ejército regular muy superiores, cuando el mismo Calles asumiera la Secretaría de Guerra. De esa forma nacía el Maximato y la dictadura de Calles, para luego convertirse en la dictadura del PRI. Ante el fracaso de nuestra campaña, yo tuve que abandonar el país puesto que Calles ya fusilaba a los Generales y líderes militares que habían logrado apresar.
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XIX
Ricardo Valenzuela
Continuaba don Gilberto: Ante las agresiones al liberalismo de parte de todos los segmentos de la sociedad y, en especial la iglesia, los otrora liberales nos empezamos a etiquetar como socialistas, pero con un sentido diferente. Ya a finales del siglo XIX el papa León XIII publicaba su encíclica Rerum Novarum, en la cual, lo criticaba con gran fuerza y sembraba la semilla para lo que luego se conocería como economía mixta nacida del positivismo de Comte. Por ello, el liberalismo individualista era definitivamente enterrado para darle avenida a uno con esa conciencia social, un liberalismo expropiado de la frialdad que le habían construido esos hombres que en Sahuaripa conocíamos como “pela vivos.”
Al abandonar el país, luego de que Calles aplastara nuestro movimiento, me tuve que refugiar en los EU, primero en El Paso, Texas, y después en Arizona, y el exilio, me daría la oportunidad de algo muy valioso. El ser espectador en primera fila de primero, la forma en que explotaba la Gran Depresión, y segundo, de cómo la administración de Rossevelt iniciaba el verdadero derrumbe de la estructura liberal de los EU mediante su New Deal. El año de 1929 coincidían el inicio de esa Gran Depresión, cuando en octubre el mercado de Wall Street explotara y, la formación del Partido Nacional Revolucionario de parte de Calles. En cierta forma, el PNR era el New Deal a la mexicana, con el cual Calles aprisionaba el futuro de los mexicanos.
FDR era un hombre emanado de la realeza de los EU y educado en Harvard. En su corta carrera política, ya se identificaba como un gran despilfarrador del dinero público. En su paso por el Departamento de la Armada, emergía también como el primero de los politicos de esa era, de entregarse a los novedosos “lobby men” y congresistas aspirando grandes contratos. Fue en esa época en la cual estableciera una muy fuerte relación con el patriarca de los Kennedy, Joe. Rossevelt se creaba reputación de un habilidoso hombre para la mentira. Pero era también un hombre de una gran tenacidad y capacidad para enfrentar la desgracia y, lo demostraba exhibiendo un gran espíritu de lucha cuando era atacado por la fatal polio. En su toma de posesión en 1933 acuñaría su famosa frase: “A lo único que hay que temer, es al mismo temor.”
Durante los últimos seis meses de la administración de Hoover, una pálida recuperación asomaba la cual, de inmediato se identificaba como; “El mercado de Rossevelt. FDR inicia su famoso plan de los 100 días el cual, daba la apariencia de un furioso movimiento pero que, el hombre clave que lo ayudaba a seleccionar su gabinete; Raymond Moley, describía de esta forma: “Tal vez los historiadores del futuro puedan encontrar algunos principios en todos estos movimientos, puesto que yo no he podido.” Con la formación de la Corporación Financiara para la Reconstrucción, FDR iniciaba la toma por asalto de la economía del país, e iniciaba una larga intromisión del gobierno en las actividades bancarias, antes campo exclusivo de la iniciativa privada.
A la formación de dicha corporación le seguirían una serie de piezas legislativas como: The Loans to Industry Act, the Home Owners Act, the Sales of Securities Act, the National Labor Relations Act, the Wagner Act dándole gran poder a los sindicatos. Luego atacaba a la agricultura con su Soil Conservation Services, the Soil Conservation Act y otros cuya estrategia era el conservar los votos de los agricultores, inflando artificialmente el precio de sus productos con el nacimiento de los subsidios, pero lo mas grave, inflaba también el precio de los productos el consumidor. Pero tal vez la pieza más brillante de este nuevo estatismo, lo sería The National Industrial Recovery Act, para establecer una nueva economía planeada por el gobierno y de esa forma, archivar los mercados libres del siglo XIX.
Entre tanto en México, Calles, pienso yo en mucho inspirado por este asalto, iniciaba también el tejido de su red para aprisionar el pueblo en un nuevo estatismo. Se formaba el Banco de Mexico que hasta la fecha, permanece siendo un instrumento de control para el Presidente en turno. Con la formación del PNR, Calles aglutinaba a “todas las agrupaciones revolucionarias,” es decir, todas aquellas que apoyaran la doctrina de la revolución, doctrina que nunca fue explicada. El nuevo partido luego afirmaba reconocer en los obreros y campesinos, el factor más importante de la colectividad mexicana, y de esa forma sentaba las bases de un populismo doctrinario que fraguaría mas tarde. Afirmaba también, el que se respetaría la autonomía de los partidos locales, pero los centenares de partidos existentes, desaparecían para afiliarse el PNR naciendo ese monopolio político que permanece hasta la fecha.
Calles se convertía así en el poder absoluto ya sin la sombra de hombres como Obregón. La situación económica de Mexico era realmente grave, pero Calles, tal vez en una de sus actos de astucia y sentido común, daba el visto bueno para que Luis Montes de Oca ocupara la Secretaria de Hacienda y convertirse en el cirujano financiero del país. Luis Montes de Oca era uno de los grandes liberales puros que todavía existían en el país y, jugaría un papel muy importante en un acontecimiento histórico que muy poca gente en Mexico conoce. Pero nos ocuparemos de ello mas adelante. En 1930 Luis Montes de Oca logra una inteligente reestructuración de la deuda mexicana, en algo que luego se convertiría en un perpetuo ritual.
La Gran Depresión, los efectos destructivos de la revolución, y ahora los problemas politicos, provocaban una muy grave crisis económica en el país que alcanzara su punto mas álgido en 1932, cuando el PIB disminuyera en un 16% respecto a 1929. La producción minera había disminuido en un 50% y para contribuir aun mas al problema, casi medio millón de mexicanos que trabajaban en los EU, se repatriaban. Todo esto era aprovechado y el nuevo partido de Calles establecía como plataforma el que, había una gran necesidad de seguir una politica de diversificación mas nacionalista en la cual, “el Estado jugara un papel más activo.” Se sentaban así las bases para esa economía mixta, sin pies ni cabeza, que hasta al dia de hoy nos arropa y ha mantenido al país en la pobreza.
Para el grupo gobernante el meollo del problema, era el que el centro real del poder no estaba en la presidencia, sino en una persona que no ocupaba cargo formal; Plutarco Elías Calles. Asistía a las reuniones de gabinete y en muchas ocasiones tenía la última palabra. El gobierno compartido, toma su antecedente en la influencia que el mismo Obregón había ejercido en la administración de Calles, pero ahora era mucho mas abierta y provocaba serios problemas cuando las órdenes emanadas de la presidencia, solo eran obedecidas por el gabinete, gobernadores, lideres de partidos, los militares, si estos consideraban que estaban avaladas por el jefe máximo.
Pascual Ortiz Rubio, tuvo que renunciar a la presidencia en septiembre de 1932, cuando ya no contaba con la confianza del Gral. Calles, y por lo tanto, no ser obedecido por sus supuestos colaboradores. Ortiz Rubio era sustituido por un incondicional de Calles y paisano sonorense, el Gral. Abelardo Rodríguez, quien se dedicaba a administrar, hacer negocios amasando su gran fortuna, y dejaba el manejo político en manos de Calles.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XX
Ricardo Valenzuela
Con una frase de gran profundidad y significado, don Gilberto ahora me había obsequiado una copia de un interesante discurso que pronunciaba en la conmemoración del V aniversario de la fundación del Instituto de Estudios Económicos y Sociales, y al mismo tiempo, el VI de vida de su órgano oficial “El Economista.” El tema del discurso era “La Reconstrucción del mundo en el periodo de la postguerra.”
Léelo con profundidad, estúdialo y analízalo para luego comentarlo pues en ese documento, va mucho de mi pensamiento economico que veo te interesa. Claro le respondo, te prometo hacerlo. Esa semana me dedicaba en cuerpo y alma a la tarea y al hacerlo, cada página que abría me develaba un ángulo diferente de este hombre, pero todos con el mismo sello de patriotismo, humanismo, honestidad y una gran integridad intelectual.
“Quiso el destino que esta conmemoración se realizara cuando la humanidad toda se conmueve a los embates de una guerra titánica que cambiará radicalmente las normas de vida de los pueblos.”
“Porque independientemente de la destrucción catastrófica de vidas y riquezas que esa lucha gigantesca ha ocasionado a beligerantes y neutrales; independientemente de las transformaciones básicas que ha determinado en la organización social, económica y politica de las naciones; independientemente de la miseria y hambre que va sembrando por doquiera, precisa reconocer que la guerra misma constituye en si, una etapa dolorosa de la revolución social, económica, politica y moral que se registra en todos los continentes.”
“Ningún pueblo civilizado justifica ya la explotación del hombre por el hombre; el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; el mantenimiento de desigualdades y privilegios basados en la posesión de la tierra y las riquezas; el acaparamiento de artículos de primera necesidad en perjuicio del consumidor; los monopolios; la explotación inicua de pueblos débiles y la supervivencia de la esclavitud y el vasallaje, tanto entre los individuos como entre las naciones.”
“La guerra acabará seguramente con los abusos del liberalismo individualista del siglo XIX y se iniciará el nuevo ciclo: el ciclo que yo llamaría del liberalismo social con una nueva responsabilidad.”
“Habrá que reconstruirlo todo: casas, fabricas, ciudades, carreteras, ferrocarriles, puertos, barcos mercantes etc., habrá que revisar las bases mismas de la vida social y será preciso establecer también nuevas normas y nuevos derroteros en la vida internacional.”
“Esta es, en síntesis, la tarea gigantesca que el destino ha deparado a todos los pueblos de la tierra. Toca a los gobiernos, a los parlamentos, a las instituciones científicas y a los hombres de buena voluntad, enfrentar estos problemas con espíritu sereno, con pleno conocimiento de causa y con el propósito decidido de servir al mismo tiempo a la patria y a la humanidad.”
“El Instituto de Estudios Económicos y Sociales y sus miembros en lo particular, tenemos conciencia plena de la misión que nos corresponde en esta hora trágica de la humanidad, y estamos dispuestos a cumplir nuestro deber sin presunciones ni jactancias, prestando nuestra humilde colaboración al Gobierno de la Republica, a los países de América y a todos los pueblos que nos quieran oír, planteando y encausando la resolución de los problemas indicados, sin odios ni fanatismos, a base de justicia y buena fe.”
“Será preciso reformar sustancialmente las leyes fundamentales de los pueblos:”
“No para aniquilar al individuo y a la sociedad, dejándolos a merced y el capricho de gobiernos dictatoriales, sino para reconocer y garantizar prácticamente y en perfecta armonía, los atributos esenciales del hombre y los derechos básicos de la sociedad:”
“No para sancionar desigualdades, ni reconocer privilegios a los poseedores de la tierra y la riqueza, sino para ofrecer a todos los hombres las mismas posibilidades de mejoramiento y progreso, sin más diferencias que las que surjan naturalmente de la virtud, el trabajo y el talento.”
“No para reconocer la explotación del hombre por el hombre, ni el aniquilamiento de los débiles por los fuertes; sino para sancionar las garantías esenciales del trabajador como ser humano y garantizar también una competencia justa, equitativa y moral en la lucha por la vida:”
“No para fomentar el odio y la lucha de clases, sino para realizar la concordia y la unión entre todos los asociados, en un medio jurídico en donde cada quien ejercite sus derechos y cumpla sus obligaciones según las reglas de la equidad y la buena fe;”
“Y no para consagrar por último, la dictadura de un hombre o una clase social; no para crear un poder público autoritario y despótico, que lleve su osadía hasta profanar la misma santidad del hogar, pretendiendo controlar el espíritu y la conciencia de los hombres; sino un gobierno honesto, con facultades expresas, cuya misión fundamental sea equilibrar debidamente el ejercicio de la libertad individual con los derechos básicos de la sociedad, siempre dentro del orden y la sujeción de la ley.”
“Y se impondrá también la necesidad de que, en tratados internacionales:”
“Se reconozca la igualdad de todos los pueblos, grandes y pequeños, ricos y pobres, como sujetos de derecho internacional. Se consagren y garanticen, también expresamente, los derechos esenciales de las naciones para su organización, su desarrollo y progreso. Se condene en forma categórica, la explotación, la esclavitud y el vasallaje de los pueblos débiles por estados poderosos. Se restrinja cuidadosa y justificadamente, la independencia y soberanía de las naciones, en beneficio de la paz y tranquilidad internacionales.”
“Y se cree, por último, un organismo mundial, debidamente jerarquerizado, con jurisdicción plena para resolver en definitiva las controversias políticas y jurídicas que se susciten entre dos o mas estados y que no haya sido posible resolver por la vía diplomática, en el concepto de que dicho organismo deberá tener potestad pública universal para hacer cumplir sus resoluciones.”
“Estableciendo de esa suerte, un medio social interno que garantice a todo ser humano las mismas “oportunidades de bienestar y progreso,” y creando por otra parte, un medio jurídico internacional, con derechos y obligaciones precisos para los estados y con la facultad de ejercitar esos derechos ante organismos competentes, que tengan potestad pública para hacer cumplir sus resoluciones, quedarán así pacíficamente eliminadas casi todas las posibilidades de guerra…y nacerá entonces el verdadero Derecho Internacional.”
“Las fuerzas conservadoras, las que con la tradición, defienden sus intereses y privilegios, atacarán seguramente las reformas esbozadas, tildándooslas de anárquicas, de irrealizables y de líricas. Los sectores radicales, los abanderados de la violencia, los que pregonan a clarinadas, la revolución universal, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, dirán, por el contrario, que estas proposiciones son reaccionarias, capitalistas y retrogradas.”
“Precisa estar en guardia contra ambos fanatismos; precisa distinguir con claridad la voz cascada de los intereses creados y el alarido cavernario de la anarquía. Nada noble, nada trascendental puede edificarse sobre las bases del odio; sólo el amor, la concordia y el bien son imperecederos y fecundos.”
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXI
Ricardo Valenzuela
Hace unos meses, cuando leí de nuevo el documento proporcionado por mi tío, recordé la gran confusión que me provocó hace más de 30 años, cuando lo hice por primera vez. A mis escasos 23 años, no entendía el que Don Gilberto de forma agresiva criticara las dos corrientes de pensamiento de esa era; el capitalismo y al comunismo y luego me preguntaba; entonces ¿en que es en lo que mi tío cree? Pero ahora ya con el kilometraje de la vida lo puedo interpretar de otra forma, sin embargo, quise iniciar comunicación con un hombre que conoció profundamente a mi tío, y lo más increíble, aun vive, pero además, siendo otro de los admiradores y expertos en la vida del tío, porta intactas sus facultades mentales, las que a mi padre a sus 93 años lo han abandonado.
Mi padre me había hablado mucho de él y lo pude localizar. Se trata de un hombre de otra época, un viejo por demás sabio y sobre todo, un sonorense clásico de aquella sepa que aparentemente hace años se extinguió. Antonio Miranda, es un hombre nacido a principios del Siglo pasado en un pequeño pueblo de la sierra de Sonora, pero que a base de esfuerzo, tesón y trabajo, pudo trasladarse a la ciudad de México para iniciar una etapa de desarrollo intelectual que lo convirtieron en un gran pensador, filósofo, economista y gran sociólogo. Toño, como le dicen los amigos que le quedan, fue testigo de los principales acontecimientos históricos que moldearon nuestro país y nuestro Estado durante el siglo que recientemente ha terminado.
Pero además, Antonio no solo es un gran admirador de mi tío Gilberto, es un hombre que siempre ha predicado y reconocido el que, gran parte de las oportunidades que la vida le presentó, aun cuando emergiera de cuna humilde, se las debe a Don Gilberto Valenzuela quien fue el que primero lo motivó y luego, según sus palabras, con gran generosidad lo ayudó a trasladarse a la ciudad de Mexico y entregarle ese gran regalo al abrirle las puertas de la máxima casa de estudios de la era para educarse. Luego inclusive, tuvo la oportunidad de trabajar para él en las diferentes etapas de su vida profesional.
Después de hacer contacto con él, logramos acordar para recibirnos en su pequeño rancho de la sierra cercana a la frontera con Chihuahua a donde nos trasladamos mi buen amigo gringo, Tim Jackson y yo, para iniciar una de las aventuras más interesantes de nuestras vidas. Esta sería la primera visita de una serie que me ha permitido algo realmente excitante; prácticamente trasladarme al pasado para a través de esta mente tan brillante, hacer aclaraciones, recabar aun más información, y sobre todo, casi de nuevo volver a escuchar la voz de la sabiduría de don Gilberto Valenzuela.
Después de manejar durante mas de 5 horas, al arribar a su cabaña nos recibe un hombre alto, delgado, erguido y fuerte que definitivamente no representa los más de 90 años de edad y, con una gran sonrisa me tiende la mano cuando me dice; tu no te acuerdas, pero nos conocimos en uno de los últimos viajes de don Gilberto en casa de tu tía Aurelia—una de las hermanas de mi padre. Pero eso no es importante, tú eras prácticamente un niño, que gusto verte muchacho.
Después de nuestra primera ronda de conversaciones con el viejo Toño el día de nuestro arribo, veo mi reloj y sin darnos cuenta nos ha llegado la noche. Bien dice don Antonio, hoy hablamos de asuntos muy particulares, mañana me gustaría que tocáramos temas conceptuales e históricos. El frío empieza a arreciar y al asomarme veo algunas plumas de escarcha flotando en el viento. Me despido de ambos argumentando mi cansancio por el viaje y me retiro a mi pequeño cuarto para después de tirarme a lo largo de una tarima, quedarme dormido con gran profundidad. Durante la fría noche solo escucho el lejano aullido de un coyote y los chillidos del yorihuín.
Me despierta un fuerte aroma de café, pero ese de talega como el que hacían en el rancho de mi abuelo. Me levanto de inmediato y salgo a la rústica estancia para darme cuenta de que Tim ya se encuentra a un lado de la hornilla saboreando su primera taza. Me llama la atención una serie de libros de historia de México y de Sonora desplazados sobre la mesa del comedor de Toño, entre ellos una pequeña biografía titulada; “Gilberto Valenzuela; una vida consagrada al principio de la legalidad.” Me asomo por la única ventana de la cocina, y lo veo cargando un tercio de leña de mezquite para alimentar la hornilla, combatir nuestro frío e iniciar la preparación del desayuno.
Después de haber devorado unos huevos con machaca acompañados de la clásica tortilla de harina, frijoles maniados y una reconfortante taza de café, le pido a Toño; háblame de Sonora. Se queda pensando para luego afirmar; Sonora, un tema apasionante. Miren, nos responde, tengo muchos años, he visto tantas cosas, pero jamás había visto al Estado tan oprimido, tan vejado y la gente tan sumisa. En las noches me vienen a la mente hombres del calibre de Yucupicio, Benjamin Hill, Maytorena, Obregón, Calles etc, y la forma en que escribieron la historia del estado. Pienso también en los que les antecedieron, los que tuvieron que pelear primero contra los apaches a finales del Siglo XIX, y después contra los yaquis a principios del Siglo XX. Luego me traslado a mediados del siglo pasado para visualizar a los que realmente impulsaron el desarrollo de Sonora; Carlos Maldonado, Federico Valenzuela, Manuel P. Torres, Jesús Elías, Ignacio Soto, Constantino Laborín etc.
Veo luego un estado agachado, un estado que desde la época de Don Nacho Soto no había tenido un gobernador popular y querido por todos los sonorenses. Pero la grandeza de Don Nacho era su valentía. Recuerdo cuando en los años 50, tuvo el enfrentamiento con el congreso del estado manipulado desde el DF por los jerarcas del Partido. Don Nacho desapareció los poderes y los trasladó a Las Calaveras, el rancho de tu abuelo materno, ahí estuvo despachando por algún tiempo. A Yucupicio cuando era gobernador, también le quisieron establecer una gubernatura paralela a través de un comandante de la zona militar que le mandaron del DF. Yucupicio llamó a Cárdenas, que era presidente, y le advirtió; tengo 20,000 yaquis listos para defender la soberanía del estado, se lleva a este comandancito, o lo saco yo. Al día siguiente salió de regreso al DF.
Esos eran los sonorenses de entonces. Ahora veo una generación de agachados y sumisos. Otros pegados a la ubre del gobierno amasando dinero mal habido a cambio de su dignidad, de su integridad. Veo un estado que durante más de 20 años estuvo subyugado y los sonorenses callados. Los últimos 15 en particular han sido una vejación, una vergüenza y un insulto para todos. Pero miren, en Sonora hemos vivido el síndrome del elefante en la sala, todo mundo lo ve, todo mundo sabe que ahí está, todos le sacan la vuelta, pero nadie dice nada, y ahí sigue. Claro, hay también los muchos lambiscones que van y soban al elefante. La generación de ustedes está perdida, solamente las generaciones de jóvenes pueden rescatar al estado de esta situación vergonzosa.
Yo pienso que es muy importante el analizar cómo es que se fue tejiendo ese fenómeno en nuestro Estado. Insisto en que a mi me tocó conocer grandes sonorenses, y sobre todo, muy valientes. Yo era un niño cuando me tocó atestiguar la convención de generales en Agua Prieta, de donde surgió eso; el Plan de Agua Prieta, que fue solamente la rebelión de los Generales sonorenses en contra de Venuestiano Carranza. Pero es interesante el analizar cómo es que nació este famoso plan.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXII
Ricardo Valenzuela
En una de sus pausas le pregunto: Toño; ¿que piensas de los partidos? Yo pienso que la política la hacen las personas y no los partidos. En Sonora y en general en Mexico ha habido una enfermedad de partiditis y se ha olvidado que los partidos son configurados por los ciudadanos. Yo no creo en los partidos y nunca he creído. Sobre todo ante la situación que vivimos en estos momentos. Después de 70 años de monopolio del PRI, en el que yo sólo me acuerdo de los Pepinos en los 50s disputando la gubernatura a Don Nacho, durante todo este tiempo el PRI había sido el Dios de los mexicanos. Ahora ha ganado el PAN y quieren hacerlo el nuevo Dios de la política del estado. Yo creo en los hombres no en los partidos.
Hay una anécdota que vivió Don Gilberto Valenzuela tío de Ricardo. En los años 50s siendo él ya un hombre grande y ministro de la Suprema Corte de Justicia; lo mandó llamar el presidente Ruiz Cortinez para notificarle que “el partido había decidido hacerlo senador.” Cuando el presidente le pregunta; ¿que le parece Licenciado? Don Gilberto le responde; “lo siento mucho pero no puedo aceptar. Y no puedo aceptar porque no soy miembro del partido, nunca lo he sido y nunca lo seré, yo no creo en los partidos, creo en los hombres. Además el único que tiene el poder para hacerme Senador, es el pueblo con su voto. Déjenme jugar como independiente y que el pueblo decida. Para eso peleamos la revolución.”
Lo inquiero. Toño; tu conociste a mi tío, platícame de él. Buena sugerencia revira. Don Gilberto Valenzuela es uno de los sonorenses más grandes que ha producido el estado y tristemente casi nadie lo sabe. El debería de ser una historia inspiradora para todos. Fue gobernador del estado a sus 25 años de edad, fue Secretario de Gobernación 3 veces—con de la Huerta, Obregón, y Calles—pero, sobre todo, fue un hombre incorruptible, visionario, idealista e ideólogo, íntegro hasta no poder y un apóstol del estado de derecho. Cuando Don Gilberto regresó a México después de la muerte de Obregón, Calles lo llamó para notificarle de la formación del Partido Nacional Revolucionario, y le ofreció la candidatura a la presidencia. Don Gilberto no la aceptó y le pidió a Calles recordar el origen del Plan de Agua Prieta. Hasta ahí llegó su relación con el General.
Esa fue la manifestación más poderosa en contra de la formación del partido que tendría el monopolio del poder durante los siguientes 71 años. Don Gilberto nunca estuvo de acuerdo, tan no lo estuvo, que aceptó ser el candidato independiente de la oposición—sin partido—a las elecciones presidenciales de ese año de 1929. Inició su campaña y Calles al darse cuenta de las grandes simpatías que levantaba, tejió lo que sería la firma de presentación priista de los siguientes años; le inventan todos los delitos listados en nuestros códigos, envía el ejército a perseguirlo. Don Gilberto entonces tuvo que abandonar el país. ¿Suena familiar? Estuvo exiliado en El Paso y en Phoenix, y no regresó al país hasta que Lázaro Cárdenas echó a Calles fuera de México, y terminar con eso su dictadura personal para que siguiera la del partido.
En esos momentos le digo; mira Toño, tu sabes que mi tío Gilberto era además mi padrino, claro asiente. Pues después de 30 años, he dado con una serie de documentos producto de infinidad de entrevistas que tuve con él cuando viví en la ciudad de México, y he decidido escribir un libro de su vida para de alguna forma darle el lugar que yo pienso, merece en la historia no solo de Sonora, sino de México. Veo como el rostro de Toño se transforma en un rictus de alegría y entusiasmo. Muchacho, me dice casi gritando, es una de las mejores noticias que he recibido en mi larga vida. ¿Qué necesitas? Me inquiere ahora realmente excitado. Necesito de gran parte de tu tiempo para establecer lo que yo considero la conexión de don Gilberto con el presente. Yo pienso que de las personas vivientes incluyendo a mi padre y a los hijos de mi tío, tú eres quien más me pude ayudar.
Todavía sin poder ocultar su entusiasmo me revira; mira Ricardo, tratándose de don Gilberto, cuenta conmigo para lo que sea. Nada mas que hay que apresurarnos en lo que debamos hacer, pues yo ya estoy en el desfiladero del final de mi vida. De inmediato se pone de pie con una agilidad impresionante y se dirige a un viejo mueble, del cual extrae una cantidad impresionante de documentos. Luego sonriendo me dice; aquí tengo un compendio de esa gran vida que fue la de Gilberto Valenzuela. Bien le digo; primera pregunta. ¿Cómo conociste a mi tío? Cierra los ojos y luego de exhalar el aire que acababa de ingerir, inicia. Yo soy también de la zona de Tacupeto, pero de familia muy humilde y mi padre fue contemporáneo y muy amigo de tus tíos mayores; Federico, Gilberto y Arturo, pero tenía una gran admiración por don Gilberto.
Continua; tal vez tu padre no lo recuerde pero estuvimos juntos en la primaria en Sahuaripa, y yo si recuerdo muy bien cuando tu tío Gilberto iba a visitar a tu abuela, doña Eustaquia. En uno de esos viajes, fue cuando se llevó a tu padre a seguir sus estudios en la ciudad de México, y cuando menos yo, no lo volví a tratar hasta que regresó de Europa casi 20 años después. Desde entonces conozco a don Gilberto, pero tengo algo en mi memoria que lo he llevado durante toda mi vida. Hubo una época en la que mi padre nos llevó a vivir a Douglas, Arizona, pues había conseguido un trabajo en la mina de esa ciudad. Cuando el contingente del ejército del Noroeste llegó a la ciudad de Agua Prieta, en abril de 1920, en donde se firmaría el famoso Plan, mi padre me llevó a saludar a don Gilberto. No tienes idea de lo impresionante que fue para mí el ver aquella cantidad infinita de hombres armados, los cuales en grandes números eran yaquis del Gral. Obregón.
Recuerdo la gran seguridad que había para proteger a los líderes del movimiento: Obregón, Calles, de la Huerta y tantos otros. No se ni como, pero mi padre se las agenció para notificar a don Gilberto de su presencia con la intención de saludarlo. Minutos después nos conducían a un gran salón, y cuando entramos, ahí estaban ellos; esos gloriosos sonorenses que ahora se rebelaban en contra de Carranza: Obregón, Calles, de la Huerta, don Gilberto quien de inmediato viene a encontrar a mi padre y le da un abrazo, cuando le pregunta ¿Qué haces por estos rumbos Antonio? Pues buscando el pan para mis hijos Gilberto, le responde mi padre. Luego me mira a mi y tocándome la cabeza le pregunta ¿Me imagino que este muchacho es Toño, no? Así es le responde mi padre. Lo toma luego del brazo para conducirlo hacia una gran mesa en la que se sentaban los Generales y les dice: “Señores, quiero que conozcan un paisano de la zona de Tacupeto” Nunca voy a olvidar como los míticos Generales se levantan para estrechar la mano de mi padre.
Ese sería el inicio de mi romance con la vida de Gilberto Valenzuela puesto que, al despedirnos le dice a mi padre; Antonio, cuando tu hijo termine sus estudios aquí, mándamelo a México para que continúe y se prepare para el país que estaremos formando puesto que, sin duda va a requerir del talento y patriotismo de su juventud. De acuerdo Gilberto le revira mi padre, y no sabes como te agradezco tu oferta. Luego me mira y me dice; a seguir estudiando Toño y te voy a esperar por allá.
Nunca imaginé que presenciaba historia, pues en ese recinto estaba por firmarse el Plan de Agua Prieta y unos días después, marchaba el contingente del ejército liberal del Noroeste hacia la ciudad de México en contra de Carranza, e iniciar la hegemonía sonorense. Pero en medio de mi confusión de niño, algo me quedaba muy claro, el verdadero líder de aquel enorme contingente, era Álvaro Obregón quien además, no ocultaba su confianza y afecto para don Gilberto.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIII
Ricardo Valenzuela
Prosigue Toño y me dice. Ya en tus escritos has narrado infinidad de acontecimientos de la vida de don Gilberto, y no voy a repetirlos. Al terminar mis estudios precisamente en Douglas, lo cual ya me daba la ventaja de hablar inglés, animado por la oferta de Don Gilberto me trasladé a la ciudad de Mexico en el verano de 1928, con la idea de inscribirme en la Universidad Nacional Autónoma para estudiar derecho. Mi padre le había enviado una carta a tu tío quien se encontraba en Londres como embajador, en la cual le notificaba mi traslado a la capital y le pedía instrucciones para mi aterrizaje en ese mundo nuevo y desconocido para mí. Don Gilberto, de inmediato le respondió y ya para septiembre estaba yo inscrito no en la UNAM, tu tío me había conseguido una beca para asistir a la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
En Diciembre de ese año, don Gilberto regresaba de Europa luego de que el Lic. Francisco Escudero le llamara de parte de Calles. Como mi precaria situación no me permitía ir a visitar a mi familia en vacaciones de Navidad, aproveché para pedir una entrevista con don Gilberto y pasar a saludarlo en su casa. Recuerdo perfectamente, era ya finales de diciembre y se acercaba el año nuevo, cuando me encontraba en la pequeña sala de su casa lleno de excitación esperando verlo después de casi 10 años. Hace su entrada tu tío con ese físico impactante que tenía y me saludo con gran afecto; que tal Toño, que gusto verte ¿Cómo están por tu casa? Me impresionaba la gran sencillez de un hombre tan grande. Muy bien don Gilberto le respondo, mi padre le envía muchos saludos.
Platicamos algunos minutos sobre mi nueva vida en la capital y mis experiencias en la escuela de derecho, me narraba algo de su estancia en Londres, cuando me atrevo a preguntarle; Don Gilberto, ¿como ve la situación del país ahora que han asesinado al Gral. Obregón? Guarda silencio unos segundos pero sin poder ocultar una gran tristeza, se compone e inicia: Veo un horizonte muy negro para Mexico me responde, Calles está completamente adueñado del país y el único contrapeso que tenía era la figura del Gral. Obregón, y ahora sin él, siento que se cierra una pinza que ya Calles porta en sus manos para llevar a Mexico hacia una dictadura de grupo que, según me informan, pretende disfrazarla de partido pero con un concepto de cierto monopolio político, y eso me parece fatal.
Ahora Antonio me mira con profundidad. Piensa en una cosa Ricardo, te estoy hablando de acontecimientos sucedidos hace más de 70 años, y don Gilberto, con una visión impresionante ya tenía la imagen de lo que aparecería en la fotografía que todavía no se tomaba. Lo interrumpo. ¿Cuál era la verdadera ideología de mi tío Gilberto? Te pregunto porque en mis apuntes a veces pienso hay algunas contradicciones. Me dirige una mirada de asombro y responde: No muchacho, si algo no tenía don Gilberto Valenzuela, eran contradicciones, era un hombre muy claro y nítido en sus ideas, pero también tienes que entender que era un hombre de su época, y ella, era una de graves luchas intestinas del país entre hombres punto menos que salvajes, de conflictos internacionales precisamente provocados como un movimiento telúrico en busca de ello; una ideología que fuera el mapa para la construcción de sociedades mas justas.
Don Gilberto Valenzuela era antes que nada, un enamorado de la ley y del estado de derecho. Pero sin lugar a dudas, era un gran liberal lo cual en esa época, representaba conceptos diferentes a la que vivimos en estos momentos, como tal vez dentro de cien años los actuales ya no se apliquen. El mundo constantemente se transforma Ricardo, y así debemos también irnos acoplando a esas transformaciones, sin perder nuestra identidad ni nuestras ideas cuando ya estamos convencidos y tanto hemos luchado por ellas. Don Gilberto era lector de las obras de Locke, Rosseau, Montesquieu, Jefferson, Paine, en aspectos filosóficos consumía todas las lecturas de los pensadores griegos, pero en especial de Aristóteles, pero uno de sus libros favoritos, era esa fabulosa obra de Bastiat; La Ley.
El también pensaba el que, los conceptos del liberalismo de los colonos que formaron los EU, no eran aplicables en Mexico puesto que nuestros antecedentes eran completamente diferentes. Ellos habían vivido en un ambiente de verdadera libertad durante siglos y la conocían, la exigían y luego pelearían por ella, mientras que nosotros en Mexico éramos producto de una colonia autócrata, opresora, de ausencia de libertad y en la cual, la gran inquisición había dejado profunda huella. Recuerda que en España desde el siglo XVII se había formado un índice de libros prohibidos en el cual se listaban todas las obras de los grandes liberales. Es decir, en España como en Mexico, no se conocería a Locke, Adam Smith, Jefferson probablemente hasta mediados del siglo XVIII y aun así, con infinidad de restricciones.
Continuaba don Antonio; yo me convertí al liberalismo en esa difícil época en la cual en todo el mundo era atacado, por un solo motivo, y ese motivo se llamaba Gilberto Valenzuela. Cuando yo arribé a la ciudad de Mexico para iniciar mis estudios profesionales, el país ya era gobernado por la constitución de 1917 la cual abolía la verdaderamente liberal de 1857 y, un gran manto de estatismo se extendía sobre el país entero. Calles, cuya ideología era la de mantener el poder, lo hacia de una forma muy astuta, aniquilando la sociedad civil que es el elemento fundamental sobre la cual se construye el liberalismo. Es decir, la sociedad civil es la que debe de mantener el poder, no el gobierno, ni el partido, ni la iglesia, es la sociedad civil de la cual todos formamos parte.
Cuando yo tuve esa entrevista con don Gilberto en diciembre de 1928, unos días después el se reunía con Calles en Cuernavaca, y fue ahí cuando el mismo Calles lo enteraba de la formación del PNR que luego se convertiría en el PRI. Pero esa historia tú ya la conoces, tu tío se rehusó y ello provocó su ruptura total con Calles. Sin embargo, hay muy poca gente que realmente sabe como se manejó esa entrevista, y yo soy uno de ellos. Sí, cuando Calles le hizo el planteamiento, don Gilberto lo rechazó de inmediato y palabras textuales, le dice: General, acuérdese del Plan de Agua Prieta, pero hasta ahí llegan las versiones de los desinformados. Lo que muy pocos saben, es la clase de politica, economía, sociología y relaciones internacionales que acompañó a la negativa de don Gilberto.
A mi don Gilberto Valenzuela me distinguió con eso. Unos días antes de abandonar la ciudad de Mexico para iniciar el proceso de lanzar su candidatura a la presidencia, me platicó con lujo de detalles la forma en la cual se desarrolló esa histórica entrevista que pocos conocen a fondo, y los que la conocen, simplemente la han callado.
REFLEXIONES LIBERRTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIV (y)
Ricardo Valenzuela
Don Gilberto se entrevistó con el Gral. Calles en Cuernavaca, en donde lo recibió en su casa. Luego de los saludos protocolarios, puesto que la tensión entre esos dos hombres llegaba a niveles prácticamente difíciles de ocultar. El Gral. notifica entonces a don Gilberto, que el motivo de su interés para promover tal reunión, era informarle el nacimiento de un partido político que aglutinara todas las fuerzas que en esos momentos configuraban la “sociedad revolucionaria.” “Es hora de abandonar las armas Licenciado, y pasar a la politica para construir el país que todos queremos,” le afirmaba Calles.
El Gral. procede entonces dando los detalles de la estrategia que se proponía seguir a través de la cual, las columnas del partido serían los sectores obrero, campesino, popular, y algo muy importante, el sector militar que, hasta esos momentos, era en donde residía el poder que había imperado en aquel Mexico bronco y salvaje. Don Gilberto, con curiosidad, cierta cortesía y prudencia, de vez en cuando lo interrumpía para hacerle algunas preguntas y de esa forma, tener claro el panorama que se le dibujaba. Al final de la explicación, el Gral. le dice a don Gilberto: “Los sectores ya en las filas del partido en formación, han pensado que usted sería un buen candidato a la presidencia y ya surge una gran corriente de simpatía para ello, ¿Qué le parece?”
Don Gilberto guarda silencio un par de segundos, y ante un sorprendido jefe de la Revolución afirma: “General, acuérdese del Plan de Agua Prieta.” En esos momentos el rostro de Calles se descompone, pero don Gilberto no lo deja que se reponga de la sorpresa y continúa. “Lo que usted me está dibujando, es una dictadura similar a la de Porfirio Diaz pero en lugar de que el propietario sea un hombre, ahora lo será un grupo cobijados en algo que se le quiere dar la fisonomía de partido. Los dos postulados básicos de la revolución; sufragio efectivo y no reelección, con la formación de este partido, los está usted enterrando. Este país carece de algo muy importante General, una vibrante sociedad civil, y de esta forma, yo veo que nunca se va a desarrollar, y sin ella, el futuro es muy nebuloso.”
Yo ahora escuchaba a Toño con incredibilidad y le pregunto. ¿Pero como se atrevió mi tío a retar a un hombre como Calles? “Pues mira Ricardo, esa era parte de la grandeza de don Gilberto. Además de todas las cualidades que le hemos identificado, era un hombre de un valor indomable pero, su valor no era respaldado con armas como lo hacían toda la manada de barbajanes que se disputaban el poder. El valor de don Gilberto era respaldado con sus ideas y sus ideales pero, sobre todo, con esa gran mente de jurista siempre con la ley en la mano en la procuración de justicia para todos, que casi era su lema y forma de vida. Si alguien conocí en mi larga vida, con el más claro concepto de justicia armado con la ley, fue Gilberto Valenzuela.”
“Me platicaba don Gilberto que después de pronunciar sus primeras frases, estaba listo para que el General lo echara de su casa, pero, para su gran sorpresa, Calles, con lo que parecía cierta flexibilidad de mente, le abría la puerta para desarrollar un diálogo y debate.” Calles le responde, “mire Licenciado, ya se ha derramado demasiada sangre y repito, es hora de darle oportunidad a la política formando las instituciones que le abran una brecha civilizada a este país tan agraviado.” Le responde don Gilberto, “si General, pero la forma que pretende utilizar para cimentar esas instituciones, es estilo militar, de la punta de la pirámide hacia abajo, y eso no funciona pues los cimientos son arenosos. El gran problema de Mexico es ese, siempre se han manejado todas las cuestiones nacionales de forma autócrata, sin dar oportunidad que sea la sociedad civil quien las construya de la base hacia arriba.”
Calles, bastante controlado, le responde. “Mire Licenciado, yo siempre he admirado su integridad, su gran apego a la ley, a la verdad y a la justicia, pero me parece que no entiende el que todas esas ideas tan bellas que usted expone, son ropajes para otro tipo de país, no para el Mexico en el que vivimos en estos momentos, un Mexico de barbarie y desorden en el que si no metemos orden, fácilmente caerá en la anarquía. Ya conocemos como terminaron los sueños de Madero cuando, con ese gran idealismo, enfrentó a las fieras con lluvia de flores.”
“Precisamente ese es mi punto General,” le revira don Gilberto. “Lo primero que el país requiere es un sistema judicial independiente y muy limpio. Lo que al país le urge es se implante el estado de derecho—pero primero dando libertad a la sociedad y luego respetando esas libertades para que florezca y cada quien, dentro de ese marco legal, desarrolle sus aspiraciones, intereses y habilidades para construir las instituciones, pero debo de insistir, de la base hacia arriba. En un país sin esa libertad, la sociedad civil se marchita y nunca florece. Una sociedad reprimida, tal vez pueda operar por algún tiempo, pero es solamente retardar lo inevitable porque, tarde o temprano, esa sociedad despertará exigiendo su libertad.”
Continuaba don Gilberto; “mire General, en cualquier sociedad que perpetúa la fortaleza del estado dándole control de su economía, como usted lo plantea, se consuma ese fatal matrimonio de economía y política provocando una regresión. En este escenario, no hay futuro alguno para una sociedad sana ni para los valores por los que tanto peleamos, y es cuando esa regresión toma el rostro del viejo feudalismo que el país ha padecido, primero en la colonia y luego, desde nuestra independencia hasta estos momentos. Democracia, General, no es solamente el sufragio o la decisión de las mayorías, es un concepto mucho más amplio: Es estado de derecho, instituciones, balance de poderes, federalismo, mercados sin maniatar, sociedad libre bajo la ley, límites al poder. El gobierno que siempre hemos tenido, ha sido un arnés para la sociedad civil que no le ha permitido “sacar su energía” y desarrollar su potencial, y perdóneme Señor, pero lo que usted me plantea es el mismo arnés, tal vez confeccionado con baqueta nueva, pero el mismo.”
“En ese momento, me decía don Gilberto, sintió que Calles ya no quería escuchar más y le interrumpe.” “Mire Licenciado, esto es asunto ya decidido y mi deseo de reunirme con usted, era invitarlo a caminar juntos esta nueva etapa tan importante para el país. Entiendo que usted observe con ojos críticos este plan, pero repito, es algo decidido.” Fue entonces cuando don Gilberto interrumpe a Calles y le dice: “Pues lo siento mucho General, pero no veo esto sólo con ojos críticos, lo veo con ojos de uno de los millones de mexicanos que queremos algo diferente y por lo cual, como usted mismo lo dice, peleamos y se derramó tanta sangre ¿para qué? ¿Para llegar al mismo sitio de donde partimos? No debemos seguir tratando a los mexicanos como si fueran buquis (niños) indefensos e irresponsables. Es hora de entregarles la responsabilidad de sus vidas, y sobre todo, del país. Que cometan errores, pero que aprendan algo importante para el futuro; responsabilidad.”
Cierra don Gilberto. “Lo siento mucho General, pero yo no puedo formar parte de algo en lo que no creo. Yo he hecho de mi vida una lucha tenaz y sostenida por la creación de un Mexico con un estado de derecho que promueva autoridades que cumplan sus atribuciones de acuerdo a las facultades que les otorga la ley, un medio jurídico en el cual se pueda armonizar el orden con la libertad individual. Lo que usted me ha planteado, con todo respeto General, no va de acuerdo con mi visión del Mexico post revolucionario, ni con los acuerdos que tomamos juntos hace años en la ciudad de Agua Prieta. Pero de todas formas, le agradezco la invitación.”
En ese momento, esos dos hombres que tantas batallas habían librado juntos, se despiden sabiendo que nunca se volverían a ver pero sabiendo también, era muy probable que sus visiones tan diferentes, muy pronto los enfrentaran.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXV
Ricardo Valenzuela
“El plan de Calles ya despertaba un descontento nacional de forma que, infinidad de distinguidos mexicanos y muchos participantes en el conflicto armado, sobre todo, impulsados por el asesinato de Obregón, se preparaban para de alguna forma enfrentar ese movimiento que consideraban peligroso y amenazante. Don Gilberto, regresó de su larga reunión con el General Calles totalmente convencido de que lo que asechaba al país no era nada halagüeño y luego de permanecer unos días en la capital, decidía no podía ni debía permanecer al margen, aceptando así la invitación para convertirse en el candidato de la oposición. Pero todo esto tú ya lo conoces puesto que, en la lectura de los apuntes que me prestaste hace algunas semanas, tuve oportunidad de leerlo y me parece que lo captaste muy bien.”
Si Toño, le respondo, pero me interesa ahora conocer tu versión cómo uno de los actores de hechos históricos, y tal vez el único vivo. “Pues si, revira Toño, todavía vivo, aunque a veces me pregunto por cuanto tiempo, pero en fin. Mira Ricardo, yo tuve la oportunidad de ver a don Gilberto después de su reunión con Calles, y fue para mi algo triste y dramático. Me encontré con un hombre que, en esos momentos, ya sufría lo que con esa visión profética que él tenía, miraba en el horizonte del país. Siendo un hombre de estricto apego al estado de derecho, y sobre todo, un hombre de paz, se daba cuenta de que ninguna de esas dos cosas había logrado Mexico luego de tantos años de guerra y muerte. La democracia había sido de nuevo, como decían en Sahuaripa, alzada en alguna galera para que se empolvara con el tiempo, naciendo la nueva tiranía.”
“Don Gilberto, con todos los años que había estado en Europa, tenía una visión global que, me atrevo a decir, en esa época en Mexico, tal vez fuera uno de un pequeño puñado de hombres visionarios que la portaban, y ello, al mezclarlo con los acontecimientos nacionales, mas lo preocupaba. Se daba cuenta de que en la esfera internacional se cocinaba un extraño potaje que, lo primero que produciría ese mismo año, sería el inicio de la Gran Depresión, evento que cambiaría al mundo para siempre. El identificaba la actitud de Calles, como parte de una tendencia mundial hacía una grave expansión de los tentáculos de los gobiernos, cada vez con más intervención en la vida cotidiana de los ciudadanos y la gran consolidación de un poder central casi omnipotente. Mussolini ya en 1922 lo había expresado de forma muy clara: “Todo dentro del estado, nada fuera del estado y nada en contra del estado.”
“Un aspecto de la vida y personalidad de don Gilberto que muy poca gente conoció, es que siendo abogado, por un interés muy particular, llegó a manejar la ciencia económica como el mejor de los expertos de ese era. Ya en Francia había tenido la oportunidad de asistir al prestigiado Ecole en donde la mayoría de las asignaturas que tomó, eran en el área económica y, después, en su estancia en Londres y eso lo vivió también tu padre, asistía al London School of Economics en donde, al igual que tu padre, tuvo la oportunidad de conocer a quien luego sería un economista de fama mundial y abanderado del viejo liberalismo; Von Hayek. Esa relación con Hayek, fue lo que cimentaría las convicciones liberales de tu tío, pues el maestro, como ellos se referían a Hayek, ya entonces navegando en contra de la corriente mundial del estatismo, el nazismo y el fascismo, los criticaba ferozmente y los condenaba a una muerte violenta.”
“Por ello, es todavía más admirable la decisión que tomaba de no aceptar la invitación de Calles, para muy seguramente convertirse en el candidato a la presidencia de esa oposición. El ya se daba cuenta de cómo el entorno economico mundial se descomponía y, de alguna forma, se daba cuenta también de que algo inusual y grave sucedería. Don Gilberto no era un iluso, él sabía que ya Calles mantenía todas las cuerdas del poder y de ninguna forma las soltaría. Sabía perfectamente también que, el enfrentarse al jefe máximo era una sentencia de muerte tanto politica como física, y aun así, como lo expresara en uno de sus famosos discursos, prefirió ese sacrificio que la vida de opulencia que se le ofrecía en bandeja de plata. ¿Qué más te puedo decir para dibujar a ese hombre idealista?”
“La historia del nacimiento del Plan Hermosillo, ya la conoces y no tiene caso que la repita. Sólo te digo que luego de su última reunión con Calles en Cuernavaca, era rumor general y nacional el que esos dos hombres habían chocado, y por ello, un sin número de simpatizantes se acercaron a don Gilberto pidiéndole aceptara una candidatura de oposición. Salió pues de la capital del país, para iniciar reuniones con esos grupos simpatizantes en los diferentes estados.”
“Yo llegué a conocer tan bien a tu tío que, antes de que abandonara la ciudad de Mexico para iniciar su campaña, me fui a despedir de él y a ofrecerle mis servicios a su causa. Don Gilberto me lo agradeció de forma muy sincera, y luego me dice algo que siempre voy a recordar:” “Mira Toño, el país supuestamente ha terminado una lucha armada que se propició para liberarlo del estado feudal y de vasallaje en que se encontraba. Sin embargo, veo que el General Calles no sólo tiene intenciones de revivirlo, sino adecuarlo a sus intereses muy particulares y los de su grupo de amigos, y eso, no se debe permitir permaneciendo como espectadores. Y todo esto, Calles lo sabe perfectamente bien y está preparado. Yo por mi parte, estoy muy conciente de que cualquier movimiento que iniciemos, tal vez no tenga éxito, pero el hombre no está obligado a triunfar siempre, pero si a seguir los dictados de su conciencia. Yo no puedo permanecer inmóvil”
“Con ello, don Gilberto me decía que había decidido sacrificarse por la causa en la cual él creía. Me decía que no era un iluso y que, ante el poder de Calles, estaba conciente no tenia posibilidad alguna de triunfo militar o politico, pero su triunfo era el respetar los dictados de esa conciencia tan pura que portó durante toda su vida. Cómo no admirar a un hombre que rechazaba el ofrecimiento de Calles para convertirse en Presidente de México en esta nueva trama en la cual, era imposible que la perdiera, y en cambio, acepta la candidatura de los grupos independientes sabiendo que sus posibilidades de ser oprimidos, e inclusive, de perder la vida, eran si no muy seguras, muy altas y probables.”
No entiendo Toño, le reviro; si mi tío sabía que el movimiento que se preparaba no tenía posibilidad alguna de triunfo ¿Para que entonces lo hacía? Se queda pensativo unos segundos y me responde: “Yo pienso que, más que nada, por lo que tanto repetiría durante toda su vida; seguir los dictados de su conciencia. Y esa conciencia le decía que Calles iniciaba el secuestro del país y él, don Gilberto, no podía ni debía ser simplemente un espectador puesto que, su conciencia no se lo permitía.”
“Ahora, yo estoy seguro que algo más transcendente sucedió entre don Gilberto y Calles que provocó, no sólo una ruptura, sino una actitud no usual en un hombre tan ecuánime como lo era tu tío. Fue entonces que su discurso pasó a ser realmente agresivo en contra del General, a quien, entre otras cosas, acusó de la muerte de Obregón. Creo que nadie sabe lo que realmente sucedió, pero yo tengo mis teorías. Una, es que tal vez don Gilberto tuvo acceso a pruebas que señalaban a Calles como el cerebro atrás del asesinato. La otra, es que pienso que Calles, al ver a tu tío tan decidido, tal vez lo amenazó haciéndole recordar el episodio que Sonora viviera cuando Carranza, tratando de impedir la candidatura de Obregón, primero amenazara para luego agredir militarmente al estado y así, naciera El Plan De Agua Prieta. Pero la realidad es que nadie sabe pero, don Gilberto, de un momento a otro se transformó. Mira, me dice luego, y en esos momentos me entrega un viejo recorte de un diario de esa época:
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVI
Ricardo Valenzuela
Con la prisa de un chamaco queriendo hacer uso de un nuevo juguete, casi le arrebato a Toño el documento que desenfundaba el que, con el paso de los años, lucia como aquellos que mantuviera mi abuelo materno, Manuel P. Torres, en su viejo baúl allá en Las Calaveras en donde, con mi curiosidad de niño, tanto me gustaba hurgar. El pedazo de papel casi se desbarata cuando lo tomo entre mis manos, e inicio su lectura:
EL LICENCIADO GILBERTO VALENZUELA, CANDIDATO A LA PRESIDENCA DE LA REPUBLICA. (Nota periodística de la época).
El ministro plenipotenciario de México en la Gran Bretaña, licenciado Gilberto Valenzuela, llega a la ciudad de México a mediados del mes de diciembre de 1928.
Después de celebrar una entrevista con el presidente de la República, licenciado Emilio Portes Gil, para informarle de su labor diplomática, se traslada a la ciudad de Cuernavaca saludar al expresidente de México, general Plutarco Elías Calles.
Días después el licenciado Valenzuela vuelve a entrevistarse con el presidente Portes Gil, quien le ofrece designarlo magistrado de la Suprema Corte, en atención a su reconocida capacidad como jurisconsulto y por su honorabilidad. Sin embargo, como al licenciado Valenzuela, desde que pisó tierra mexicana, se le acercó un numeroso grupo de políticos para ofrecerle su postulación como candidato presidencial, agradeció al licenciado Portes Gil la deferencia de que lo hacía objeto, declinando dicho puesto para aceptar su candidatura a la Primera Magistratura del país que sus amigos y partidarios le habían ofrecido.
El licenciado Valenzuela se inclinó al lado de los apasionados y temibles opositores del régimen que vieron defraudadas sus ambiciones futuristas, y que llegaran a celebrar juntas con intenciones de provocar un movimiento armado.
Al iniciarse el año de 1929, el candidato presidencial, licenciado Gilberto Valenzuela, inicia su jira política por el Noroeste del país, pronunciando fogosos discursos, como el siguiente que dijo en el Estado de Sonora:
"Nuevamente al levantar mi voz en defensa de los verdaderos anhelos populares y por los fueros de las libertades públicas amordazadas o destruidas por el nefasto hombre que ha ejercido de la manera más artera y más insidiosa el poder de la República, tengo y debo que exhibir los procedimientos, los manejos, las ruindades, los crímenes que han regido el programa del gobierno, para que estas verdades pasen lista de presentes en las filas de quienes propugnamos por una era mejor.
“Una era mejor sin un agrarismo a lo Calles que ha matado la agricultura, un laborismo que sólo es holgazanería y afán insaciable de enriquecimiento, un laborismo que ha asesinado a industria y el aparato productivo del país, sin una política económica que consista únicamente en economías reduciendo sueldos de míseros empleados, que permita amasar fortunas que luego se convierten a la postre en posesiones como Soledad de la Mota, Santa Bárbara, La Hormiga y residencias palaciegas para cortesanas impúdicas como las de Anzures y el fraccionamiento Hipódromo: una era en que no tenga cabida la introducción de cuantiosos contrabandos por parientes y paniaguados, sin dejar de contar entre ellos aventureros yanquis como algunos yernos hoy millonarios y hace poco verdaderos tramposos. Una era que se apoye en un ejército de verdaderos soldados patriotas y conscientes, y no en matarifes sin escrúpulos y asesinos por inclinación, enriquecidos en el cumplimiento de este odioso cometido.”
"Seguiremos en esta cruzada por la salvación de la Patria que nos hemos impuesto y terminaré anunciando dentro de pocos días, allí en Huatabampo, junto a las cenizas aún calientes de Alvaro Obregón, traicionado por quienes le dieron el fatídico beso de Judas, jurándole ser el mejor y más leal de sus discípulos, declararé a la faz de la nación, cómo el cobarde, el asesino, el Borgia de la época actual, Plutarco Elías Calles, fraguó y llevó a cabo el proditorio asesinato del jefe de la Revolución, engañando torpemente a cándidas religiosas y católicos de cortos alcances para dar dos golpes en uno: hacer desaparecer al hombre que lo iba a reducir a la nada políticamente hablando y justificar su odiosa e impopular campaña de persecución religiosa.”
"Entre Plutarco Elías Calles y Gilberto Valenzuela no puede haber ligas de ninguna clase, como no podrán existir nunca entre un José Vasconcelos que renunciara a toda una cartera en el gabinete de Obregón, para no ser considerado cómplice tácito del cobarde asesinato del senador Field Jurado, como nunca podrán marchar unidos Antonio Villarreal y Calles.
"Gilberto Valenzuela escogió su camino, y entre una vergonzosa vida llena de comodidades, pródiga en riquezas y favores públicos a costa de su dignidad y de sus virtudes, y otra azarosa de luchador del bien contra el mal, no ha vacilado, y Gilberto Valenzuela, sépalo bien la Nación, escogió su camino y por él marchará limpio, digno, enérgico, recio y patriota, aunque tenga que llegar al martirio y a la muerte, que vale más una muerte gloriosa que una vida manchada y sin dignidad, militando en las filas de los criminales que rodean a Plutarco Elías Calles.
"Y fijaré, de una vez por todas, que para Gilberto Valenzuela una cosa es el Gobierno de la República, los Poderes de la República y otra muy distinta Plutarco Elías Calles, y para no seguir manchando ni contaminando el Gobierno y los Poderes de la Nación por la influencia maléfica de Calles, he abrazado la causa de las reivindicaciones populares contra quien las conculcó groseramente durante su desastrosa administración, y pretende aún seguir conculcándolas valiéndose de incondicionales enriquecidos y de pusilánimes que no se atreven a enfrentársele.
"Gilberto Valenzuela, para terminar, desprecia que Calles, por boca de sus instrumentos, lo declare fuera de la ley, puesto que nada teme, que si Calles ha decretado la sentencia de muerte de Gilberto Valenzuela, el pueblo ha mucho que dictó su sentencia sobre Calles y su cumplimiento no tardará en llegar. "Febrero 18 de 1929".
Los políticos de distintas ideologías comentaron los discursos del licenciado Valenzuela, expresándose unos en los siguientes términos: "Es un líder de verdad, la valentía de sus expresiones enarbola la bandera del pueblo..."
Otros, se expresaban de distinto modo, manifestando: "El discurso de Valenzuela, pronunciado en Sonora, hace pensar que su autor terminará sus días paseándose del brazo de Manrique por las callejuelas de la Castañeda."
En la Cámara de Diputados se pronuncian enérgicos discursos en contra de las declaraciones del licenciado Valenzuela, terminando los legisladores por solidarizarse con la política del licenciado Portes Gil. Para fines del mes de febrero, el licenciado Gilberto Valenzuela terminaba el "Plan de Hermosillo".
Termino su lectura y dirijo la mirada hacia Toño quien, como esperando mi reacción, aplastado en su silla dibujaba una sonrisa de oreja a oreja, cuando me pregunta ¿Que te ha parecido? Esas son palabras y cojones no chingaderas, le respondo de forma casi automática.
Sin darme tiempo para responder, continúa don Antonio; “te quiero decir que para cuando don Gilberto pronunciara ese famoso discurso, el rompimiento con Calles era total y a muerte. No es como el de Colosio que durante todos estos años unos lo interpretan como un rompimiento con Salinas, otros no, que Salinas lo había aprobado etc. No, en este, como lo puedes ver, no dejaba ninguna duda y al estilo de don Gilberto Valenzuela, no lo telegrafiaba, lo enviaba con toda la claridad de que podía haber echado mano y, además con, entrega inmediata a las puertas de la residencia de Calles y del pueblo de México.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVII
Ricardo Valenzuela
Cambio entonces de canal, para iniciar la lectura de lo que fuera el Plan Hermosillo mismo que, al igual que el Plan de Agua Prieta, marcaba la rebelión en contra del nuevo dictador.
P L A N D E H E R M O S I L L O:
La rebelión de Valenzuela.
Artículo Primero.- Se desconoce al C. Emilio Portes Gil la investidura de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.
Artículo Segundo.- Cesarán en el desempeño del cargo de diputados y senadores los miembros del Congreso de la Unión que en forma directa e indirecta combatan u hostilicen el presente movimiento.
Artículo Tercero.- Cesarán de sus puestos actuales de la Nación, los miembros del Gobierno que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el presente movimiento.
Artículo Cuarto.- Los gobernadores, diputados y magistrados de las distintas Entidades Federativas que en forma directa o indirecta combatan y hostilicen el movimiento, cesarán en el desempeño de sus investiduras respectivas.
Artículo Quinto.- Si al triunfo de este Plan hubiere en las Cámaras mayoría de sus miembros que hayan reconocido este movimiento, se procederá oportunamente a la designación de nuevo Presidente Provisional, en la forma y términos prescritos en la Constitución de la República.
Artículo Sexto.- En el caso de que al triunfo de este movimiento no fuera posible integrar legalmente el Congreso General, el jefe del Movimiento convocará a elecciones extraordinarias de diputados y senadores a la mayor brevedad posible y dictará todas las medidas pertinentes al completo y pronto restablecimiento del régimen constitucional del país.
Artículo Séptimo.- En el caso de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quedare desintegrada, el Presidente Provisional que designe el Congreso proveerá oportuna y legalmente a la reintegración de dicho Tribunal.
Artículo Octavo.- Si al triunfo de este movimiento llegaren a desaparecer los Poderes de algunas entidades por haber combatido u hostilizado el presente Plan, los Congresos Locales, o en su caso el Senado de la República, dictarán oportunamente los acuerdos pertinentes a la reintegración de os mismos.
Artículo Noveno.- En el caso de que el Congreso Federal no llegara a reinstalarse legalmente al triunfo de este Plan, se hará cargo del Ejecutivo de la Unión el Jefe Nato de este movimiento.
Artículo Décimo.- Durante el período de lucha y en tanto no quede restablecido en el país el Régimen Constitucional, quedará a cargo del C. Jefe de este movimiento integrar por designación propia un Gobierno provisional, para el despacho y administración de los asuntos públicos del país.
Artículo Once.- El propio jefe del Movimiento queda autorizado para hacer las designaciones de gobernadores provisionales y jefes de Operaciones que considere conveniente para el control de la administración de las distintas Entidades y Territorios Federales, en tanto que no se restablezca en el país el régimen constitucional.
Artículo Doce.- El jefe de este Movimiento quedará autorizado, asimismo, para dictar todas las medidas que considere necesarias para salvaguardar los intereses nacionales.
Artículo Trece.- Las fuerzas organizadas que reconozcan y sostengan el presente movimiento, y las que durante el período de lucha se adhieran expresamente a este Plan y se subordinen al jefe del mismo, integrarán el Ejército Renovador de la Revolución.
Artículo Catorce.- Se reconoce como jefe Supremo de este Movimiento del Ejército Renovador al C. General de División José Gonzalo Escobar.
Artículo Quince.- El jefe del Movimiento, general en jefe del Ejército Renovador de la Revolución, tendrá todas las facultades necesarias para dirigir la campaña militar en el país y para dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclame el triunfo del movimiento y de los intereses de la Nación.
Al invitar al pueblo mexicano para que secunde esta protesta armada, como única forma de amputar los fatídicos males que agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conocimiento de que se ha agotado toda esperanza de mejoría nacional, mientras Plutarco Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la nación, con esos fines aviesos que siempre han constituido su norma de conducta, prefiriendo derramar nuestra sangre antes que permitir que este hombre claudicante ultraje en forma tan ostensible las libertades cívicas que la gran Revolución ha conquistado para mengua de retardatarios y traidores , después del infame asesinato del general Alvaro Obregón, en el negro oleaje de un porvenir incierto, acto en el que se ha considerado a Plutarco Elías Calles como responsable verdadero y directo, después de las declaraciones premeditadas y antes del crimen nefasto, en las que aseguraba que se dejaría al país en libertad para entrar de lleno al "Régimen Constitucional" libre de todo caudillaje, declaraciones burladas con el más ejemplar de los cinismos después de la descarada actuación de este hombre funesto, dirigiendo a mansalva el tinglado de la política imposicionista, después de la matanza de hermanos en los Estados de Jalisco, Colima y Michoacán, tan solo porque reclaman el sagrado derecho en que se basa la libertad de conciencia, después de la insuficiencia del licenciado Emilio Portes Gil para sacudir el lastre oprobioso del hombre que sigue siendo el responsable de que el suelo de la patria se manche de nuevo, con la ruptura de todas las libertades después de que el Estado de Sonora se ha hostilizado pisoteando brutalmente su autonomía, después de traer la convicción plena de que el índice de Plutarco Elías Calles ha señalado el camino a los puñales que hirieron a su protector vilmente traicionado, Alvaro Obregón, a Flores Gil, Villa, Gómez, Serrano y últimamente al general Samaniego, no queda otro camino dignificante más que decir a nuestro pueblo "A las armas", la defensa de las libertades nacionales exige de nosotros un nuevo esfuerzo.
Ya exterminamos del poder a los retrógradas, hay que exterminar ahora a los traidores de la Revolución y de la libertad.
¡Abajo el dominio de Plutarco Elías Calles! ¡Abajo la imposición! Queremos construir un pueblo libre para pensar, libre para soñar, libre para obrar haciendo uso de esa libertad, de acuerdo con nuestras leyes conquistadas a costa de tantos sacrificios.
Hermosillo, Son., febrero de 1929.
Termino de leerlo, me quedo un rato pensativo y dirijo una mirada a mi anfitrión, y Toño entonces me pregunta de nuevo; ¿Qué piensas? Te noto descontrolado. Mira Toño, le respondo, yo había ya leído este documento puesto que mi tío me dio una copia hace muchos años, pero nuca me había impactado como en estos momentos. No puedo imaginar el nivel de integridad, de moralidad, de valor y coraje de un hombre como don Gilberto para, primero rechazar la oferta de convertirse en el candidato del partido de Calles. Y segundo, lanzarse contra él de esta forma tan valiente casi suicida y, sobre todo, sabiendo que las posibilidades de triunfo eran muy pocas o prácticamente nulas. No me parece lógico ni pragmático.
Me revira Toño, ese era don Gilberto Valenzuela, y si lo quieres ver con mas claridad, recurre a su famoso discurso pronunciado a su retiro como Ministro de la Suprema Corte de Justicia en su frase: “El hombre no está siempre obligado a triunfar, pero si a ser fiel y leal con sus valores y su conciencia.” Esa era la filosofía de vida de ese hombre. Don Gilberto sabía perfectamente que Calles, habiendo sido parte de la primera rebelión de sonorenses que paría el Plan de Agua Prieta, guardaba el antídoto contra un movimiento similar que, con su gran astucia sabía ocurriría, y estaba bien preparado para usarlo.
Continua el sabio Toño; hubo en esa era mucha gente que tuvo una visión muy especial de estos acontecimientos. Así como muchos pensaron que don Gilberto era un iluso que había perdido la vertical, hubo otros, entre los que me cuento, que comparaban el sacrificio de este hombre limpio y puro, a la misma crucifixión de Jesucristo quien, daba su vida para la salvación de los hombres. Gilberto Valenzuela aceptaba su sacrificio con un propósito claro; activar la conciencia de los mexicanos en contra de las cadenas que les tendían.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXVIII
Ricardo Valenzuela
Toño, le inquiero ahora; ¿que sucedió con mi tío luego de la publicación del Plan Hermosillo? Bien, me revira el viejo abogado. Te quiero decir que don Gilberto se había opuesto a cualquier revolución violenta pero, al ver que el mismo Calles operaba las palancas de la represión para destruir cualquier tipo de oposición a su proyecto, fue convencido, en especial por un hombre que el estimaba mucho; el General Topete, de que no había mas forma de responder ante la actitud del que ahora ellos llamaban El Turco. Es decir, responder de la misma forma que cuando años antes, frente a la misma actitud de Carranza, se rebelaran con El Plan de Agua Prieta.
Es importante señalar el que la historia la escriben los victoriosos y por ello, la historia siempre ha dictado que el grupo de Sonora de nuevo se rebelaba violentamente. La realidad oculta en las páginas de esos libros, es que era la repetición de los acontecimientos que enfrentaran a Carranza y Obregón cuando el primero, teniendo ya su candidato a la presidencia en Ignacio Bonillas, le ordenara a Obregón retirar su candidatura ya muy encarrilada. Pero fue cuando el Manco de Celaya responde a la agresión. Era lo mismo, con la diferencia que Calles no advierte ni amenaza, solo manda el ejercito a desactivar las candidaturas de don Gilberto y la de Vasconcelos
Este grupo, totalmente opuesto a Calles al mando del General Gonzalo Escobar, responden e inician una revuelta la cual de inmediato fue derrotada por el ejercito federal y en el caso de Sonora, tendría una participación muy activa un joven General quien luego seria bien recompensado por el mismo Calles: Lázaro Cardenas. El gobernador de Sonora era el Gral. Topete quien, junto con los Generales Francisco Manso y Román Yucupicio, eran los militares más obregonistas del estado y habían combatido al lado de Obregón durante todas sus exitosas campañas. Todos ellos se rebelaban ante lo que muy claramente era el plan Callista para seguir controlando el país y, para Calles, era imperativo abortar esas dos candidaturas.
Grupos importantes de la politica nacional expresaban ya su descontento con las maniobras de Calles, e inclusive, hombres como Vasconcelos, lanzaban ataques agresivos contra a quienes llamaba los pretorianos y continuistas del poder. Calles, por su parte, había ya echado a funcionar su maquinaria la cual, sería el sello de la politica mexicana durante los siguientes 50 años. En Sonora, los diarios, controlados por el estado, ejecutaban una campaña en contra de don Gilberto en la cual, entre otras cosas, lo calificaban de obregonista, iluso y, sobre todo, alguien que no estaba realmente enterado de los problemas del país por haber permanecido tantos años en el extranjero. Una de las grandes críticas de don Gilberto al gobierno de Calles, era la injusta persecución religiosa.
El Gral. Topete abandonaba la gubernatura de Sonora para ocupar la subjefatura del movimiento, y era sustituido por el Secretario de Gobierno don Jesus Lizárraga. Paralelamente en Veracruz, Coahuila, Durango y Chihuahua los jefes de las fuerzas armadas se adherían al Plan de Hermosillo que desconocía a Portes Gil como presidente provisional, y acusaba a Calles de no respetar la voluntad del pueblo. El plan reconocía el Gral. Escobar como jefe del movimiento a quien se facultaba para dirigir la campaña militar, y dictar todas aquellas medidas que en orden militar reclamara el triunfo del movimiento y los intereses de la nación.
Pero la rebelión sería sofocada de forma rápida cuando el mismo Calles, al mando de las tropas, cercaba su propio estado con la ayuda de Cardenas desde Sinaloa, y la de otro joven Gral. desde Baja California; Abelardo Rodriguez. Curiosamente, tu padre, luego ya que Rodriguez había sido presidente y ocupaba la gubernatura de Sonora, establecería una buena amistad con él, porque en el fondo Rodriguez siempre admiró a don Gilberto y esa fue la avenida que la facilitaría. Al fracasar la rebelión en contra de Calles, don Gilberto tuvo que abandonar el país y fijaba su residencia en El Paso, Texas. El obregonismo quedaba, así, definitivamente extirpado de la politica nacional y con ello, las esperanzas del México libre que ese gran hombre había soñado.
Así, durante los meses de mayo a junio de 1929, tuvo lugar la última asonada militar con fines de evitar el que Calles consolidara la toma total del país. Fue por ello que se inició el Plan de Hermosillo lanzado por algunos generales que apoyaban la candidatura de don Gilberto, cuando se dieran cuenta de las verdaderas intenciones de Calles; el Maximato. El comandante en jefe del movimiento fue el jefe militar del Estado de Coahuila, Gonzalo Escobar, y abarcó las entidades de Veracruz, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila y Durango.Escribe uno de los paleros del gobierno de la época. “Esta asonada constituyó el esfuerzo final de la oposición oligárquica por impedir la puesta en práctica de la nueva política basada, no en caudillos militares, sino en instituciones.” Esa frase es una de las burlas más crueles en contra del pueblo, me afirma Antonio ahora casi gritando. Era una rebelión en contra de las cadenas que le cernían al país para mantenerlo prisionero durante casi un siglo, precisamente por los nuevos caudillos post revolucionarios suprimiendo el nacimiento de las instituciones.Escribe otro, me dice ahora mostrándome el recorte. “En esta insurrección tomaron parte 17,000 soldados y oficiales que representaban el 28% del ejército nacional. En la derrota del alzamiento, jugaron un papel destacado las fuerzas irregulares de campesinos. J. Guadalupe Rodríguez , dirigente de la Liga Nacional Campesina y del Partido Comunista Mexicano, organizó un contingente de campesinos armados que debilitó a los grupos escobaristas en Durango, Zacatecas y La Laguna.” Es decir, partido comunista era la columna vertebral del movimiento en contra de esa rebelión pro libertad y que para desgracia de México, fueron los victoriosos. Contra esta asonada se organizaron tres divisiones al mando de los generales Cedillo, Almazán y Cárdenas. A mediados de abril, el general Escobar, junto con otros dirigentes, se refugió en Estados Unidos y se extinguió completamente la lucha.En mayo de 1929, Calles –Secretario sustituto de Guerra y Marina, desde donde continuaba su control nacional—comunicó que la rebelión había sido dominada. La derrota de la revuelta escobarista, facilitó el camino para que las futuras pugnas en el seno de la clase dominante se resolvieran sin recurrir a la lucha bélica, sino a través del reparto de los dulces de la piñata. Nacía así y se consolidaba la dictadura perfecta propiedad de Calles, luego el presidencialismo celestial cuyo grito de batalla sería; “todos con el presidente,” enterrando a la sociedad civil.
Sin embargo, hubo otro movimiento interesante de oposición a la tenaza que Calles le aplicaba a Mexico y el cual, nunca se le ha dado la importancia histórica que tuvo. José Vasconcelos, levantaba también su bandera democrática en contra de la formación del PNR, buscando la candidatura a la presidencia apoyado por intelectuales, universitarios, politicos en desacuerdo con los planes de Calles y, lo mas interesante, grupos de profesionistas liberales que veían cómo se diseminaba el germen de la nueva dictadura revolucionaria. Es curioso observar cómo Vasconcelos, quien se encontraba en Los Angeles, iniciara su campaña en Nogales ratificando la gran importancia política que Sonora había adquirido luego del triunfo del Plan de Agua Prieta.
Vasconcelos, con lo que algunos calificaban de inocencia, pensó que podía realmente contender en una lucha democrática limpia y no acudía a las armas. Pero su participación sería el primer ejemplo de las nuevas estrategias de fraude electoral, de represión, e inclusive, llegando hasta el asesinato, que se identificaban ahora como la nueva firma revolucionaria para mantener el poder. Vasconcelos permanecería en Sonora hasta el día de la elección, y para el 17 de noviembre el tinglado de la imposición estaba ya bien montado. En la víspera, fueron encarcelados todos los dirigentes vasconcelistas. En estas elecciones, el partido inauguraba las prácticas de fraude, acarreo y a los partidarios de este hombre, no les quedó mas que permanecer vigilantes pero cegados por la impotencia.
Con esos preparativos a nadie sorprendería el resultado de la elección la cual, daba el 94% de los votos para el candidato del PNR, poco más de un 5% para Vasconcelos, y tan solo el 1% para el candidato comunista. Si meses antes había sido necesario el ejército para acabar con el Valenzuelismo, ahora con todo el aparato y la fuerza del estado, el PNR aniquilaba a los antirreelecionistas y su candidato. Consumado el fraude electoral, el gobierno no descansaría hasta sacar a Vasconcelos del país. Sus seguidores fueron perseguidos, encarcelados e inclusive asesinados. Un día después de la elección, hubo un conato de rebelión que de inmediato fue, igual, sofocado y Vasconcelos encadenado fue llevado hasta Nogales por una escolta militar para deportarlo.
De esa forma, Calles remachaba el último clavo al ataúd del México libre, se consolidaba totalmente como el hombre fuerte del país, y el Maximato se fortalecía como nunca. El movimiento en contra de Calles y, luego su fracaso, había servido para purgar al país de los pocos liberales puros con los que contaba. Don Gilberto, así como Vasconcelos, eran, sin lugar a dudas, liberales de cepa pero con una gran conciencia social que, en esos momentos, era algo fundamental para una patria destrozada por los años de lucha. Por designios del destino o por lo que tú quieras, Obregón estaba muerto, don Gilberto exiliado al igual que Vasconcelos y ello, le dejaba vía libre a Calles para construir, sin estorbos, el sistema político que dominaría a México durante los siguientes 50 años.
A principios de 1929, pocos hubieran creído que la bonanza de los países industriales pronto habría de transformarse en una profunda crisis de proporciones inimaginables. Sin embargo, sorpresivamente, esa crisis hizo erupción la última semana del mes de Octubre. El desplome del mercado de valores de Nueva York, aquel martes negro, daba una avenida a la historia que marcaría profundamente el futuro de la humanidad, especialmente durante los siguientes cincuenta años. Ello, era el tiro de gracia para el liberalismo clásico puesto que, de forma maquiavelica, se le culparía de esa tremenda depresión y así, el mundo entero, en diferentes grados y niveles, abrazaría el nuevo socialismo que en México, como todo, tuviera una fisonomía especial la cual años después, Von Mises bautizaría como el intervensionismo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXIX
Ricardo Valenzuela
Tenía ya varios días en el pequeño rancho de Toño y me resistía a dejarlo. El hombre, era una fuente de historia, información y sabiduría de la que yo nunca hubiera bebido. Esa mañana al levantarme poco después de las 5.00 AM, al salir de mi habitación veo que Toño ya sorbía su arenoso café al frente de una gran pila de viejos documentos. Buenos días muchacho, me saluda. Muchacho, pienso yo, bueno, para él sin duda lo era. Buenos días Toño le reviro. Yo ya le había anunciado mi partida para ese dia y me doy cuenta de que algo había preparado.
Ya armado con mi pastoso café de talega, me siento en la mesa con Toño cuando me dice; “me imagino que sigues con tus planes de partir hoy hacia la civilización.” Así es le respondo. “Mira Ricardo,” me dice ahora, “no hay un hombre que yo más haya admirado que don Gilberto Valenzuela y la cruzada que tú has iniciado, me parece algo muy justo y, sobre todo, muy loable y merecida. Yo ya estoy en la antesala de esta vida a la cual, como el poema de Amado Nervo, bendigo por todo lo que me dio. No se si volveremos a vernos y por eso, quiero regalarte todos estos documentos que para mi han sido un tesoro y en ellos, encontrarás todos los rincones de la personalidad de Gilberto Valenzuela los cuales, todos, a diferencia de muchos de los considerados grandes hombres, están llenos de luz. La luz de la verdad, de la integridad, de la sabiduría y sobre todo, de amor a México.”
En esos momentos empuja la pila de documentos hacia mí y me dice; “son tuyos.” No me deja responder cuando me dice ahora: “Si por algún motivo tú y yo no volvemos a vernos, quiero que contactes a mi hijo Rosendo quien es otro de los grandes admiradores de don Gilberto. El debe de ser mas o menos de tu edad y vive en San Francisco. Rosendo estudió leyes en la Escuela Libre de Derecho, creo que también como yo, inspirado por tu tío y su gran amor al principio de la legalidad. Pero él luego estudió una maestría en derecho internacional en Georgetown, le gustó la vida intelectual y ha ya acumulado no se cuantos títulos mas. Finalmente aterrizó en San Francisco y tiene un exitoso despacho en sociedad con uno de sus compañeros americanos, en donde manejan cantidad de asuntos internacionales. Rosendo es un experto en la vida de don Gilberto pues te repito, es uno de sus héroes.”
“Le voy a escribir una carta hablándole de ti y tu cruzada y así, quede ya el terreno abonado para que en su momento, establezcan comunicación. Te quiero aclarar que eres siempre bienvenido a este lugar y de ninguna manera te estoy endosando a mi hijo, pero te repito, yo al igual que tu padre, a quien no solo estimo, lo quiero como hermano, estamos con una pata en el estribo, como dirían en Sahuaripa, y sería una pena que existiendo información como la que tenemos nosotros, no sea utilizada en una causa tan noble como esta.” A que Toño le reviro, se nota que eres gran amigo de mi padre pues al igual que él, todos los días amenaza con el famoso petateo y creo que nos van a enterrar a todos.
Al filo de la media mañana, me fundía en un fuerte abrazo de despedida con este hombre que ahora sentía conocer de toda la vida. Gracias por todo Toño le digo, y un encargo, no te me vayas a petatear antes de que yo termine este homenaje a mi tío Gilberto. Sonríe de una forma muy especial y revira: “te prometo hacer todo lo posible, pues ahora tengo otro incentivo para pelear con la pelona. Cuídate mucho Ricardo, que Dios te bendiga y te ilumine en este tan importante evento de tu vida,” me dice a forma de la despedida final. Minutos después manejaba mi camioneta tahoo en medio de la increíble belleza de la sierra, por un estrecho camino que me hacia recordar mis aventuras de niño con mi abuelo recorriendo sus ranchos.
Había resuelto una de las grandes incógnitas que me frustraban en mi trabajo; la conexión con el pensamiento de mi tío Gilberto ante el México actual. Es decir, a través de Toño, ahora podía prácticamente invocar a mi tío para que expresara sus puntos de vista ante la grave descomposición del país desde su fallecimiento, hacia ya 25 años. Pero no nada mas eso, ahora podía acudir a Rosendo, el hijo de Toño que tan interesante se perfilaba. Antes de partir, me había dado una semblanza mas completa de su hijo y era impresionante. Rosendo, siendo estudiante de leyes, había inclusive trabajado para mi tío cuando este era Ministro de la Suprema Corte de Justicia y junto con otro de los miembros del clan Valenzuela, Roberto Encinas Valenzuela, se habían convertido en los asistentes de mi tío en tal responsabilidad.
Roberto Encinas Valenzuela (el Chipi), al igual que Rosendo era abogado pero egresado de la Universidad Iberoamericana, y alguien quien durante todos sus años de estudiante en la ciudad de Mexico, había frecuentado a mi tío con gran intensidad por lo cual, se convertía en otra de las fecundas fuentes de información para mi. Ambos, colaboraban con mi tío en la época dorada de la Suprema Corte de Justicia de México, cuando grandes juristas del calibre de Mario de la Cueva…..eran los representantes de ese sistema judicial por el cual don Gilberto, había sacrificado grandes cosas en su vida.
Sumido en mis pensamientos, continuaba el descenso desde el punto más alto de la hermosa sierra donde moraba ese hombre tan especial. Toño me había narrado una anécdota que me había dejado frió. En una de la ultimas conversaciones que mi tío había tenido con el Gral. Obregón, de alguna forma detectó, desde entonces, algo que lo hacia sospechar de las intenciones de Obregón de regresar al poder. Cuando mi tío, aun con todo el cariño, respeto y admiración que le profesaba, le expresa su desacuerdo, el General le revira: “Joven Valenzuela, usted trae todavía en la boca la leche materna.” Mi tío con toda la ceremonia y respeto que le tenía le responde: “General, el tiempo dirá si usted o yo sorbemos todavía esa leche.”
Me comentaba que eso era algo que había atormentado a mi tío durante el resto de su vida puesto que, prácticamente había sido una premonición de lo que luego sucediera. Sin embargo, don Gilberto nunca comentaba tal incidente y Toño lo conocía porque el día que sucedió, minutos después tuvo una entrevista con mi tío, quien se mostraba de alguna forma difícil de describir, preocupado tal vez, pero fue cuando le narró el episodio a Toño, tal vez en forma de desahogo.
Manejaba sin descanso por inclusive veredas entre el bello paisaje de la sierra sonorense, y de vez en cuando echaba una mirada al cerro de documentos entregados por Toño con esa prisa por iniciar su lectura. Sin darme cuenta, eran ya casi las 3 de la tarde y había llegado al cruce donde debería de tomar ya la carretera que corre paralela a la frontera de Agua Prieta a Chihuahua, y doblaba a mi izquierda para apuntar mi brújula hacia el este con destino, lo que ahora pensaba, que ironía; Agua Prieta, la ciudad que había sido la incubadora de la rebelión sonorense y en la cual, don Gilberto había producido su obra maestra: El Plan de Agua Prieta.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXX
Ricardo Valenzuela
Mayo del 2004-05-01
Estaba ya de regreso en casa, y todavía no me reponía de la excitación que me causaba el haber tenido la oportunidad de pasar esos días inolvidables en el rancho de don Antonio. Los documentos que ese hombre me había obsequiado eran un gran tesoro. Desfilaban ante mi vista, desde cartas escritas por el propio don Gilberto, artículos de periódicos de diferentes épocas de su vida y del país, e inclusive, algo que fue lo que más sorpresa me causaba, algunas cartas de correspondencia que don Antonio había mantenido con mi padre, develando no sólo rasgos de su personalidad que ni yo le conocía, develando tal vez a un hombre que no conocía.
Pero ahora debía regresar a los apuntes de mis reuniones con don Gilberto para cubrir una etapa de su vida que, me imagino, debe haber sido sumamente dolorosa: la de su destierro y los años fuera de su patria por la cual tanto había sacrificado, y ahora desde lejos atestiguaba lo que tanto había temido: La formación de una nueva dictadura aun peor que aquella contra la cual los mexicanos habían hecho la guerra, y tantas vidas se habían sacrificado. Sin embargo, mis notas me revelaban ahora el que de ese periodo de su vida, en nuestras conversaciones habíamos cubierto prácticamente nada, y eran cinco años históricos de este asombroso ser humano que no se debían ignorar.
En eso se me ocurre una idea que, tal vez pudiera clasificar como una de las mejores de mi vida. Debía acudir a mi padre. El fue quien me sembrara la semilla de admiración por el tío Gilberto, puesto que, para él, era más que su hermano, era su padre, su mentor, su amigo, era Gilberto Valenzuela y no existía en su mente nadie que se pudiera aproximar a la estatura intelectual, politica, moral, ética y claro, jurídica, a la de su admirado hermano. Sin embargo, mi padre estaba por cumplir los 94 años y, aunque su salud era excelente, su mente ya no trabajaba con la intensidad con la que me inculcara el amor a la sabiduría. Pero sabía también que cuando algún tema le interesaba, escapaba de ese mundo de tinieblas en el cual se refugiaba desde la muerte de mi madre, y regresaba al presente en donde permanecía poco tiempo pues, tal vez al asomarse a la tétrica realidad, lo hacía de nuevo refugiarse en ese su muy especial mundo.
Habla don Gilberto. “Calles con el camino despejado se da a su tarea, la edificación de una forma muy especial de gobierno y de país en el cual, como el Rey sol de Francia, todo debería de girar en su orbita. El maximato se consolida de forma descarada y es cuando nace la famosa frase de: “el Presidente vive aquí, pero el que manda vive enfrente.” Pero Calles con toda su maquiavélica sabiduría, se equivocaba en los tiempos para establecer el abrazo al país. La economía mexicana, después de casi 20 años de lucha y caos, se encontraba totalmente destrozada y se hacía a una mar embravecida, que muy pronto se convertiría en espantoso huracán. El capital extranjero había huido en avalancha ante la caótica situación, y en México, a diferencia de los EU y los países europeos, nunca se había dado esa creación de riqueza y capital para resistir una embestida como la que en esos momentos ya se percibía.”
“Al abandonar el país, decidí establecer mi residencia en El Paso Texas por dos motivos. El Paso era la ciudad fronteriza más grande e importante entre los dos países, y estaba muy cerca de mi estado, Sonora, en donde habían permanecido gran parte de mis amigos quienes me apoyaran en mi campaña. Pensé también que en esa ciudad podría yo, con mi experiencia no sólo de abogado, sino en la diplomacia mundial, desarrollar actividades que me permitieran sostener a mi familia que ya era numerosa.” En eso busca algo entre la multitud de documentos que guardaba, y extrae uno que me lo muestra. Era una carta expedida por el Presidente municipal de El Paso y transcribo:
El Paso, Texas
Mayo de 1932
A quien corresponda:
“Por medio de este documento me permito presentar al juez don Gilberto Valenzuela. El juez Valenzuela ha ocupado el Ministerio de Gobernación de Mexico en tres ocasiones con los presidentes de la Huerta, Obregón y Calles, fue Gobernador y Presidente del Supremo Tribunal de Justicia de su estado de Sonora, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en las embajadas de Mexico en Bélgica, Holanda e Inglaterra. Ha sido también miembro de la Suprema Corte de Justicia Internacional de la Haya, Holanda.
El Sr. Valenzuela es un abogado de gran reputación no solo en su país, sino en los EU, Europa y en otras partes del mundo. Se encuentra ahora en nuestra ciudad practicando su profesión de abogado y jurista internacional y sus credenciales son intachables.”
Firma del Presidente Municipal
Al terminar su lectura, le dirijo la mirada y lo veo con el rostro iluminado exhibiendo esa sonrisa tan peculiar que tanto se asemejaba a la de mi padre como diciendo; he cumplido viviendo una vida de trabajo, aportación, extrema honestidad, integridad y sobre todo, de gran propósito, y sí, hay gente que lo reconoce e inclusive lo reconocían en otros países. Era una corta misiva pero que, sin duda, describía de forma muy completa a ese hombre que ahora era perseguido por el gobierno del país que lo vio nacer, y al cual prácticamente había entregado su vida entera.
Le pregunto entonces: ¿Tio, como te sentías prácticamente expulsado y perseguido por el México que tanto le habías dado? Me dirige una mirada de una gran profundidad cuando me dice: “En primer lugar, no era algo que me sorprendiera de forma alguna. Así como el Gral. Obregón y yo, desde el primer momento en que nos conocimos en Guadalajara, de forma casi mágica se inició una relación extraordinaria y una gran amistad, con Calles me sucedió lo contrario. Desde que nuestros caminos se cruzaron por vez primera a mi regreso a Sonora, nuestras personalidades, nuestras ideas, ideales y sobre todo, nuestra visión por Mexico, se colapsaban de forma explosiva.
Cuando me entrevisté con él por última vez en Cuernavaca, y de forma sutil me deslizaba la idea de que yo podría ser el candidato a la presidencia del partido que formaba, el sabia perfectamente que yo no aceptaría y como buen jugador de póquer que era, ya tenia pensado y planeados todos los siguientes movimientos. Calles era un hombre de una inteligencia que, a diferencia de la de Obregón, era fuera de serie pero al mismo tiempo casi la podría calificar, definitivamente como diabólica. Yo por mi parte, cuando me enteraba de la muerte de Obregón estando en Londres, la película de todo lo que sucedería en México en los siguientes años, ya pasaba por mi mente con una nítida claridad.”
Calles me conocía perfectamente y tenía muy claro el que yo era un hombre enamorado del estado de derecho y, sobre todo, alguien quien siempre expresaba la necesidad de que la sociedad civil, no solo se fortaleciera, se le diera vida, puesto que los regimenes que habían oprimido al país desde su independencia, no habían permitido se desarrollara. Conocía de sobra mi conciencia demócrata y, todo ello, sabía en realidad yo era un gran estorbo para él. Yo por mi parte, estaba muy conciente de que al no aceptar sus coqueteos, firmaba mi sentencia puesto que, también estaba conciente de que una lucha contra él, era imposible ganar. Pero ya lo he dicho muchas veces y lo seguiré afirmando; el hombre no está obligado a triunfar siempre, pero si a ser fiel con sus valores, sus ideales y su conciencia.”
Te aclaro que nunca pensé jugar el papel del héroe que sacrifica su vida puesto que, como afirmara un gran pensador; un país necesitado de héroes, es país maldito. Yo debería aceptar la derrota, retroceder en una retirada digna, pero preservar la vida para eso, seguir luchando por mis ideales. Entonces, sí el castigo por ser fiel a mi conciencia era el destierro, lo aceptaba con dignidad, entereza y, sobre todo, recordando las palabras de Obregón: Experiencia, es solo la capitalización de fracasos. Aprendía.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXI
Ricardo Valenzuela
Luego de hacer algunas notas de mis largas reuniones con don Antonio, ahora me dirigía Hermosillo con el exclusivo propósito de explorar esa conciencia de mi padre ya extraviada. Jamás cruzó por mi mente lo que este encuentro me develaría. Aquel cerebro de explosiva potencia y de una gran intelectualidad, permanecía ahora, en cierta forma, apagado como huyendo de la realidad y ese, era ahora mi reto: Rescatarlo y exprimir las últimas gotas de historia y sabiduría que, sin lugar a dudas, todavía guardaba en su profundidad.
Si algo había siempre disfrutado mi padre, era el tomarse su café muy de madrugada y, por no sé que motivos, mis hermanas habían decidido que era algo que le hacia daño y se lo negaban. Pero llegaba yo armado con kilos del café combate que toda su vida había disfrutado, en ese su muy especial ritual madrugador. Al día siguiente de mi arribo, me levanto a las 5 AM y, de inmediato, me doy a la tarea de preparar el café estilo rancho, de aquellos arenosos que tanto gozaba cuando la Colacha se lo servía en Las Calaveras. Estaba por servirme la primera taza, cuando aparece en el comedor y sonriendo me dice; “que bonito huele a café.” Siéntate le digo, te voy a servir uno. Se le ilumina el rostro como a un niño que le han dado permiso para hacer algo que realmente le gusta.
Le pongo enfrente rebosante la enorme taza que le regalaran los hijos de Carlos Armando Biebrich años atrás, con la leyenda; TATA #1. Le da el primer sorbo y no oculta su gran placer al exclamar; ¡que buen café! ¿De donde lo trajiste?” pregunta ahora. Te lo manda la Colacha del rancho, sonríe y exclama; “que buen detalle de esa mujer.” Iba ya por su segunda taza cuando lo fusilo con mi solicitud; oye papá, háblame de mi tío Gilberto. Me dirige una mirada como de gran sorpresa, y calla unos segundos. Inicia; “ah, Gilberto mi hermano, ese fue un gran hombre en toda la extensión de la palabra, y sobre todo, el ser humano mas honesto, íntegro y valiente que yo haya conocido.”
“Fíjate continúa, yo era un niño huérfano de padre viviendo en un pueblo de la sierra como lo era Sahuaripa a principios del siglo. Mi madre era una generala que a pialerasos lidiaba con todos nosotros que habíamos sido 16 y, eso porque mi padre falleció a los 52 años de edad cuando yo tenia un año, si no, tal vez hubiéramos llegado a ser mas de veinte. El no haber conocido a mi padre, dejaba un gran vació y mis recuerdos de niñez, son realmente tristes. Sin embargo, de repente todo eso cambiaba cuando mi hermano Gilberto, me llevaba a vivir con él a la ciudad de México siendo ya Secretario de Gobernación en la presidencia de Obregón.”
A medida que avanzaba en su relato, más alerta lo veía y me sorprendía. Continúa; “de estar viviendo en el pueblo entre la multitud que éramos. Bajo el mando de una madre genérala e histérica, pues al enviudar debía tomar la carga de sostener ese ejercito, de repente me encuentro viviendo en una casa contigua al Castillo de Chapultepec, asistiendo las mejores escuelas de la ciudad y, lo mas importante, Gilberto y Sofía me trataban como si fuera un verdadero hijo. El Presidente Obregón vivía en el castillo, y recuerdo muy bien que todas las mañanas la guardia de yaquis que mantenía, nos llevaran a mí y a Alvaro Jr. a montar ponys por todo el bosque. Yo me reía mucho de Alvaro cuando le recordaba que siempre lo vestían de charro, y sonriendo me respondía: no se lo cuentes a nadie ¿bueno? Fueron años hermosos”
Como pude lo fui llevando al tema que en esos momentos me interesaba conocer y del cual, no tenía casi nada de información: El destierro. Cuando finalmente lo centro en esa etapa de su vida, me doy cuenta de que lo invade una gran tristeza y por primera vez, descubro esa gran cruz que había cargado durante toda su existencia. Me dirige esa mirada tan parecida a la del tío Gilberto que casi fusilaba, e inicia. “Gilberto debería de haber sido presidente cuando asesinaron a Obregón, era el mejor hombre que el país tenía pero, su problema fue el que nunca se dejaría mangonear por Calles. Mi vida, desde mi salida de Sahuaripa, se había convertido en un cuento de hadas. Las mejores escuelas en Mexico, luego a mis 13 años de edad, me voy a Europa con Gilberto y me inscribe en el Real Ateneo de Bruselas, un instituto fundado por Napoleón y de los mejores de Europa.”
Gilberto fue mi inspiración para estudiar leyes puesto que, me había inculcado ese gran amor al estado de derecho y así, se convertía en mi guía para combinar mis estudios con otras ciencias que el amaba; filosofía y letras. Yo había ya ingresado a la Universidad de Bruselas y el mundo me sonreía. Visualizaba mi futuro y me proyectaba en unos años, con mis títulos y diplomas de las mejores Universidades del mundo. Mi hermano era uno de los politicos mas prestigiados de México, y estaba seguro que la presidencia le aguardaba para construir un verdadero país. Luego soñaba con entrar al servicio diplomático. Lo que nunca consideré, es que el servicio público en México, luego de las tenebras revolucionarias, quedaría vedado para los hombres íntegros y honestos.”
“Cuando Calles debería de haber dado por terminado el control de los militares, para abrir paso a la civilidad con hombres como Gilberto, le daba la espalda al pueblo al iniciar esa dictadura de partido que tanto daño le ha hecho a México. Cuando el Gral. Obregón lanza de nuevo su candidatura, yo fui testigo de las luchas interiores de mi hermano ante las alternativas: romper el orden constitucional, o, permitir que Calles tejiera esa red para aprisionar a los mexicanos. El proceso que vivió Gilberto en esa época, fue muy doloroso puesto que, consideraba que Obregón, su padrino y su gran mentor, rompía el orden constitucional. Pero yo, siendo un inexperto estudiante de leyes, en el fondo me daba gusto pues sabía muy bien de la relación tan especial que Gilberto mantenía con Obregón. Pero conociendo a mi hermano, jamás se lo mencioné, pues conocía muy bien su posible reacción ante alguien simpatizando con la ruptura de la ley.”
“Yo estaba con Gilberto cuando se enteró de la muerte de Obregón y ese detalle, que él poco platicaba, de haber tenido cierta premonición, a mi me tocó vivirlo. Regresábamos a Londres luego de un dia en la playa cuando, de repente, Gilberto le dice a Sofía no sentirse bien y sudaba profusamente cuando, por increíble que parezca es cierto, le sale una frase: Tengo el presentimiento que algo le ha sucedido al Gral. Obregón. Al llegar a la embajada, ya lo esperaba el cable donde le notificaban del asesinato. Nunca había visto a mi hermano tan devastado. Obregón era, tal vez, el hombre que más hubiera admirado Gilberto, su padrino, su mentor, su gran amigo, y la noticia de su muerte, interiormente lo destrozaba.”
“Gilberto, luego de recibir la devastadora noticia, se dejaba caer en un sillón de su oficina en la embajada y ahí permanecería en silencio durante algo que a mi me pareció una eternidad. Yo sabía bien lo que en esos momentos cruzaba por su mente, pues con esa sabiduría premonitoria, ya dibujaba la visión de un México encadenado por otra dictadura. Después de varias horas de haber permanecido en su encierro, Sofía me pide; ve y habla con Gilberto pues sé que en estos momentos sufre.”
Sin anunciarme, entro a la oficina en oscuras y le pregunto; ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Levanta la mirada y me dice; tantas vidas perdidas, tanto destrozo para regresar a lo mismo. El Gral. Obregón no merecía esa muerte tan miserable. La revolución se ha perdido y ahora se inicia el gran extravió del México por el que tantas vidas se sacrificaron.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXII
Ricardo Valenzuela
En esos momentos veía a mi padre transformado de forma tal, que le podía mirar el coraje en los ojos que brillaban como cuando era aquel hombre de impresionante presencia, que tanto temíamos cuando se enojaba. Tratando de centrarlo en lo que a mí me interesaba en esos momentos, le digo: Bueno, pero eso ya me lo habías platicado. Pero ¿Qué fue lo que sucedió luego de que el famoso Plan Hermosillo fuera derrotado por Calles? Me dirige entonces una mirada que nunca le había visto. Una mirada de gran melancolía, de una gran tristeza y casi podría afirmar de mucho dolor.
¿Qué te puedo decir? Me revira con otra pregunta. A Gilberto se le vino el mundo encima y por lo mismo, a mí también. Al fallar el movimiento armado era tal la furia de Calles contra Gilberto que, con saña, haciendo uso de toda la maquinaria del estado, se dedicó no solo a perseguirlo sino a tratar de desprestigiarlo y destruirlo utilizando los trucos y las trampas que ya todos le conocemos a los gobiernos mexicanos. Gilberto, siendo el hombre honrado y de esa integridad y dignidad intachables, no tenía dinero pues no se había dedicado al robo como muchos otros revolucionarios, y por ello, se le venían situaciones no solo difíciles, sino dramáticas puesto que tenia una familia numerosa que sostener y además, él era el que también me sostenía a mi en Bruselas.
Yo ya cursaba el tercer año de la carrera de leyes en la Universidad libre de Bruselas, cuando recibo una carta de mi hermano explicándome la grave situación en la que se encontraba, por lo que ya no le seria posible el seguir enviándome dinero. Gilberto se encontraba tratando de ganarse la vida en El Paso, Texas pero, el acoso de Calles continuaba y por ello, decidió el cambiar su residencia a Mesa, Arizona. Gilberto fue un hombre de mucho carácter y nunca hablaba de esa época pero yo se, que fueron tiempos muy difíciles para el y su familia. Pero Sofía, que para mi era una santa, le daba ese soporte tan necesario en esas situaciones penosas y aquel hombre de un intelecto fuera de serie, tuvo inclusive que establecer una pequeña neveria para sobrevivir.
Pero mi hermano no sufría por esas privaciones materiales, tenia demasiado carácter para que algo así lo doblara. Sufría al ver la forma en que Calles seguía tejiendo su madeja y controlando el país a su antojo, a través de las marionetas que seleccionaba para ocupar la presidencia. La vida a veces le sirve al hombre situaciones que, inclusive al abandonar este mundo, aun no se han llegado a entender ni asimilar, y algo así le sucedía a Gilberto en esos momentos. A fínales de ese año de 1929, explota lo que se llegaría a conocer como la gran depresión mundial y cimbrara al mundo entero. Pero la consecuencia más grave de ese evento, es que fuera el pretexto, a nivel mundial, para expandir los tentáculos de los gobiernos y en ese sentido, a Calles le facilitaba el consolidar su nuevo estado controlador y opresivo.
Me sorprendía la claridad de las narraciones de mi padre puesto que, desde la muerte de mi madre, dos años antes, como que se desconectaba del mundo en algo que pensábamos era solamente un cerebro que, con tantos años, simplemente poco a poco se apagaba. Continúa mi padre: Esos años de tantas privaciones, serían para Gilberto de gran desarrollo intelectual puesto que, siendo un hombre de grandes inquietudes intelectuales, sociales y políticas, a pesar de no tener los recursos para hacerlo su principal actividad, con esa gran dedicación, profundidad de pensamiento y análisis que él tenía, se dio a estudiar todos los acontecimientos que provocaran la gran recesión y sobre todo, a criticar de forma agresiva la tenaza que Calles aplicaba a México.
Mi situación en Europa cada dia se hacia mas critica puesto que, ya no contaba con la ayuda de mi hermano. Yo era un chamaco de solo 19 años en un país extraño sin más medios a mi alcance. Mi mundo se había transformado de forma radical de ser el hermano de uno de los politicos mas prestigiados de Mexico y con grandes posibilidades de llegar a ser presidente, por lo cual, el futuro me sonreía. A ser el hermano de un hombre perseguido por el gobierno de mi país, sin el dinero para poder continuar mis estudios e inclusive, llegaba el momento que no podía satisfacer mis necesidades esenciales. Fue entonces que empecé a caer en una grave depresión y, cuando Gilberto se enterara, me arropaba con sus cartas que eran en esos momentos mi salvavidas.
Las cartas de Gilberto, eran una combinación de humanismo, amor fraternal del hermano mayor, tal vez de padre, de sabios consejos ante la adversidad, y sobre todo, eran profundos análisis de los acontecimientos económicos, politicos, sociales no solo de México, por supuesto de los EU en donde en ahora vivía, pero del mundo entero. En esos momentos, llegaba el recuerdo a mi mente de mis excursiones siendo niño que tanto molestaban a mi madre, cuando me dedicaba a esculcar todo lo que había a mi alcance en todos los rincones de la casa. Recuerdo entonces la vieja maleta de piel color marrón guardado en un closet, y que me encantaba revisar porque la encontraba fascinante llena de tantos viejos papeles y documentos, e inclusive, cartas de novias de mi padre de esa época. Especialmente me venía a la memoria las de su novia hija del embajador cubano en Bélgica.
Y en esos momentos, recuerdo también el contenido en la maleta de la infinidad de cartas del tío Gilberto dirigidas a mi padre, y me pregunto ¿Dónde quedarían? Siendo yo un niño de tal vez 8 a 10 años cuando mis excursiones, era natural que me interesaran más las cartas de amor de la cubana que los tratados de filosofía y política del tío Gilberto. Mi padre había regresado de Europa en 1934 y ahí estaba la clave, eran cinco años de la vida de este hombre ejemplar que, quedaban plasmados en esas cartas que yo tenía la seguridad no se habían destruido.
Le sirvo a mi padre otra aromeante taza de café, y le doy tiempo para que sorba el primer trago. ¡Que buen café afirma de nuevo! Aprovecho y lo cuestiono: Oye papá ¿en donde quedaron esas cartas de mi tío Gilberto? Me quedo esperando la respuesta del no se, cuando, luego de su segundo sorbo, me dice; “creo que están en una caja grande en el almacén de allá al fondo de la casa.” Se me ilumina el rostro ante la posibilidad y le digo al Alejandro—el muchacho encargado de cuidarlo de noche—Ahí te lo encargo, pues con gran prisa me voy en busca de esa caja y salgo corriendo hacia el pequeño almacén.
Minutos después, y luego de batallar para dar con la llave del almacén en aquel gran mazo, finalmente abro la puerta para encontrarme lo que podría describir como un museo. Muebles viejos, fotos de no se que época, maletas deshaciéndose y si, cantidad de cajas conteniendo toneladas de papeles. Luego de dar un largo respiro, inicio la búsqueda en medio de lo que ya me provocaba un ataque de asma en el empolvado recinto. Luego de revisar varias de las cajas, abro una que me recibe con un viejo pasaporte de mi padre y voalá; las cartas del tío Gilberto empiezan a emerger. No se cuantas serían, pero iniciaban a mediados de 1929 y la ultima se remontaba al año de graduación de mi padre, dándole instrucciones para su regreso.
Tenia ante mi, la narración, de parte de una de las mentes liberales mas brillantes que México hubiera producido, de la forma en que la revolución mexicana de sufragio efectivo no reelección, tierra y libertad, se había manipulado en algo que relegara al país a simplemente otro estado feudal, si bien no igual al porfiriano, con ciertos matices diferentes era la misma gata nada mas que revolcada. Pero el iniciar el rescate de los documentos, descubro algo que me deja paralizado: todas las cartas que mi padre le respondía a su hermano, y me pregunto ¿Cómo es que terminaran aquí?
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIII
Ricardo Valenzuela
Me regreso a continuar las conversaciones con mi padre, pero el café se había terminado y él de nuevo se encerraba en ese misterioso mutismo en el cual, parecía desconectarse a la realidad del presente para viajar a otras épocas o a otros mundos. Sin embargo, había descubierto algo muy interesante, y sobre todo, muy valioso para mi esfuerzo. Con el estímulo debido, la mente de mi papá, con el café y la debida estimulación, era rescatable cuando menos por algunas horas y así, podía acudir a esa fuente para beber la gran cantidad de información que guardaba en ese precioso archivo casi inexplorado.
Esa tarde leía casi con incredibilidad la correspondencia entre mi padre y su hermano que, abarcaba un periodo de casi cinco años. Eran, por una parte, las palabras prácticamente de un padre a un hijo no solo dándole consejos ante la adversidad que vivían, era también la narración e interpretación de una época de graves acontecimientos, no solo en Mexico, a nivel mundial que cambiara la faz del planeta de forma radical y para siempre. Era la primera vez, en casi toda una vida, que podía entender muchas actitudes, conductas, estados de ánimo de mi padre. Me remitía luego a los apuntes de mis reuniones con el tío Gilberto, pero nunca pude encontrar referencia a esa comunicación tan especial que ellos habían mantenido estos dos hombres que mantuvieran esa impresionante unión de mente y espíritu.
Luego me preguntaba ¿Cómo es que las cartas de ambos terminaron en poder de mi padre? Pero no esperaría mucho por la respuesta. La siguiente mañana, muy temprano preparaba el café que tanto disfrutaba mi papá y como magia, de inmediato aparecía con su clásico; que bonito huele a café. Siéntate, le digo, al tiempo que le pongo enfrente su gran taza con el letrero de TATA y de inmediato le da el primer sorbo y su tez tan blanca, le empiezan a dibujar los chapetes cuando exclama; que buen café. Era, sin duda, uno de sus placeres predilectos y que yo le había regresado aun en contra de las instrucciones de los médicos.
Ya que lo veo reconfortado le digo: ayer encontré las cartas de mi tío Gilberto y las tuyas en el almacén de atrás. Me mira algo extrañado pero continuo y le pregunto ¿por qué tienes en tu poder también las tuyas, es decir, las que le respondías desde Bruselas a mi tío? Sorbe otro largo trago de café, e inicia. “Hace muchos años, Gilberto me las regresó pensando que, tal vez, yo algún día escribiera sobre ese intercambio que tuvimos durante tantos años. Pero la realidad es que estaba tan decepcionado de todo lo que había acontecido en este país, que no tuve el ánimo de hacerlo ni le vi el beneficio, y ahí quedaron olvidadas durante años. Ya ni me acordaba que las tenía.
Vuelve a empinar la taza y ya con energía continúa. “Esos años del exilio, para Gilberto fueron de mucho sacrificio, de sufrimiento, pero también de gran aprendizaje y madurez. El haber tenido la oportunidad de observar, como un simple espectador, y mas importante, desde otro país y lejos de la contaminación del Pacto de Calles, le daba una independencia mental, moral e intelectual para interpretar y calificar la forma en que se aprisionaba a toda la sociedad mexicana. Las descripciones de Gilberto de cómo se iba tejiendo esa madeja de un adefesio combinando lo peor de todas las ideologías, trampas, técnicas, sistemas, métodos, económicos, políticos y sociales, eran una premonición del Mexico de los siguientes 70 años. Esa mancha vergonzosa en nuestra historia que él había tratado de evitar.
Gilberto fue uno de los muy pocos, si no tal vez el único, de los hombres de esa época que tenía las herramientas para, de forma diferente, interpretar lo que sucedía en el país. En primer lugar, era un hombre bueno e integro por naturaleza, un hombre moral y de valores intachables. Luego, sus largas estancias en Europa, como diplomático y también como estudiante, le daban una visión muy completa y diferente de la panorámica internacional pero, sobre todo, como el gran abogado que era, todo lo miraba y analizaba con el microscopio de la ley y su justicia. Finalmente, el destierro lo fortalecería aun más y repito, como espectador, de forma mas clara y nítida se daba cuenta de la forma en que construía la prisión de los revolucionarios.
En esas cartas vas a encontrar la forma en que, con una premonición increíble, Gilberto veía cómo en medio de la Gran Depresión mundial, Calles le apretaba las cadenas cada vez con mas fuerza. Es mas, se aprovechaba del pánico de una población totalmente dependiente que, ante el espectro de ese fenómeno nunca visto, se entregaba al sacrificio ante ese nuevo estado que, a diferencia del porfiriato, ya no sería el benevolente dictador, como lo cincelara el mismo don Porfirio. Ahora sería una larga dictadura opresiva y sangrienta que, después de todo lo que se había destruido en la revolución, hundiría al país en la demagogia, el estatismo, la injusticia y la miseria. Y todo ello manejado por el pequeño grupo del club revolucionario.
En una de las cartas de Gilberto, vas a leer cómo, de forma profética, me comentaba el que Calles apretaba tanto los grilletes de la sociedad, que no tardaría en aparecer un redentor, de los que ya emergían especialmente en toda América Latina, para poner en marcha ese estúpido igualitarismo que por tantos años se practicó, destruyendo lo poco que había. Y hablaba así, con boca de profeta, pues luego aparecía Cardenas con su ola destructiva. Pero haría un gran servicio a Mexico: quitarle el grillete de Calles, aunque el grillete del partido ya estaba fundido al futuro de los mexicanos y con un metal más fuerte que el acero.
Continúa mi padre como alguien poseído por otra persona. ¿Tú crees que yo iba a escribir todo esto a mi regreso allá por los años 40? No estaba loco, me hubieran desaparecido al día siguiente. Cuando regresé de Europa en los años 30 y Gilberto estaba todavía en el destierro, se me cerraron las puertas en todos lados y por todo México. Con mis Doctorados en Derecho y Filosofía y Letras, mis cursos de ciencias políticas en el London School of Economics, hablando cuatro idiomas, en la ciudad de Mexico no pude conseguir trabajo ni de maestro de primaria, solo porque era hermano de Gilberto Valenzuela. Cada día me levantaba con una rabia y un coraje mayor; ¿Cómo era posible que le pagaran a mi hermano sus servicios a la patria de esa manera?
Pero era el México que se había construido por esa revolución de la que tanto hablan, esa revolución que el único logro fue hundir más al país y, a través de ese nuevo colador, eliminar a los hombres verdaderamente valiosos como mi hermano. Ahí está todo en esas cartas que yo no he vuelto a leer en muchos años, porque me da rabia y vergüenza. Ahí está dibujado el país que estos bandoleros construyeron, este país que no ha sido mas que una ridícula tragicomedia y todavía no hay quien exponga esa verdad que durante tanto tiempo se ha ocultado. Pero lo más triste, todo mundo lo sabe pero, como siempre, simplemente barren la basura debajo de la alfombra fingiendo no existe.
Yo no podía creer que el que hablaba era mi padre. Jamás lo había visto así, sí lo escuchaba siempre criticar al sistema, a los políticos y, sobre todo, la conducta de los mexicanos, pero nunca de esta forma. Me daba cuenta ahora, de la amargura con la que mi padre había vivido prácticamente durante toda su vida y, por primera vez, entendía la eterna melancolía que había cargado como consecuencia de apellidarse Valenzuela. El se había formado en una Europa que todavía era liberal, lejana al estatismo que hoy la condena. El liberalismo había nacido allá y por lo mismo, mi padre se había ilusionado pensando, a su regreso, encontrar un México igual, libre, democrático viajando hacia la prosperidad. Pero al descender el buque que lo retornara a su patria, se topaba con la dictadura perfecta.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIV
Ricardo Valenzuela
Las primeras cartas del tío eran tristes y melancólicas, especialmente cuando le notificaba el que, cuando menos por un tiempo, no podría seguir enviándole dinero puesto que el mismo no sabía como habría de sobrevivir y mantener a su familia en el destierro. Pero el tono era aun más triste, cuando le dibujaba el negro futuro del país ante lo que se gestaba. Portes Gil ocupaba ya la presidencia y, de esa forma, se iniciaba el maximato en el cual Calles se convertía en el Cesar mexicano puesto que con el PNR operando, todos los hilos del poder emergían de sus manos. El poder de Calles se consolidaba de tal forma que, para 1932 su hijo Rodolfo ocuparía la gubernatura del estado, la cual recibiría de manos de otro miembro de la familia; Francisco Elías.
Luego, en una de sus cartas el tío, como siempre de forma premonitoria, le advertía a mi padre del conflicto mundial que, en su opinión, se cocinaba y explotaría en cualquier momento. En Octubre de ese año de 1929, en aquel martes negro, se presenta ante el mundo lo que se conocería como La Gran Depresión. Este fenómeno probaría lo que mi tío en alguna de nuestras conversaciones me comentaba; el capitalismo era algo nuevo y no tenía las avenidas para que fluyera con la tranquilidad de los mansos ríos y así, se desbordaba en una destructiva corriente de especulaciones y abusos. Ello le serviría a los mercados libres un desprestigio, injusto tal vez, del cual hasta la fecha no se han podido recuperar.
En los años que precedían esa gran depresión, en los EU se presentaba algo que luego se conocería como las “expectativas racionales,” pero las que, en este caso, no serian tan racionales. En Nueva York, alguien en esa época comentaba: “La gente cuando está feliz es mucho mas crédula.” Y en medio de esa felicidad compraban y vendían acciones en medio de una total ignorancia. En 1927, esa euforia establecería un record de proporciones que se antojaban increíbles. De 500,000 acciones que cambiaban de manos cada año, el número se elevaría a más de 900,000 en medio de una burbuja que se preparaba para explotar.
En un tipo de análisis economico que cualquier experto envidiaría hoy dia, continuaba mi tío. “Dos fenómenos están acudiendo para que el mercado de valores de este país en cualquier momento explote: un incremento ya ridículo de los márgenes del intercambio, y una marcha acelerada hacia la formación de Fideicomisos de Inversión que nacen ya remendados. Las acciones tradicionalmente se cotizaban diez veces sus utilidades. Pero esa nueva forma de inversión, abusando de los préstamos bancarios, emergían como las primeras pirámides de inversión de la era moderna. Para mediados de ese año de 1929, algunas acciones se vendían hasta cincuenta veces sus utilidades, cuando el mercado ya presagiaba el futuro.
La Gran Depresión de 1929, en mucho se podría comparar con la situación que en Mexico emergiera después del error de Diciembre de 1994 en la cual, los banqueros participaran como los grandes especuladores en esa gran burbuja que se había confeccionado. Ello, como siempre sucede, requería de una corrección del mercado que, hasta cierto punto era normal y así lo indicaba la historia económica del país y del mundo. Entonces, algo que debería de haber sido solo una depuración del mercado si se le hubiera permitido automáticamente el ajustarse en su colado, las intervenciones ya desesperadas del gobierno la convirtieron en eso, la gran depresión. El presidente Hoover, era uno de los primeros ingenieros sociales que emergían en el mundo. Portando la idea de que acciones iniciadas de la punta de la pirámide hacia abajo, podían moldear la sociedad y los seres humanos podían ser manipulados como si fueran ladrillos y concreto, había arribado para ya quedarse.
De forma dramática, mi tío le explicaba a mi padre cómo este fenómeno de la Gran Depresión, sería la gran mentira y el pretexto usado por los gobiernos para agigantarse y Calles, hacia buen uso del argumento para iniciar la construcción de un estado hercúleo y una sociedad corporativista. Desde el final de la primera guerra mundial, se había iniciado una lucha entre los que todavía creían en la sociedad civil, y esos ingenieros sociales cuyo más visible líder era un famoso sociólogo de nombre Thorsten Veblen. Por increíble que parezca, lo que le daba mas fuerza a este movimiento fue la construcción de la presa Boulder la cual, impresionaba al mundo como un ejemplo de ingeniería mecánica capaz de organizar esa clase de poder sobre la naturaleza y, de esa forma, domando su otrora incontrolable fuerza.
Los dos hombres que mas habían sido impresionados por esta maravilla de poder hidroeléctrico, eran Lenin y Stalin, quienes ya hacían el intento de dominar la naturaleza en proyectos que luego fracasaran de forma estrepitosa. Pero Veblen presentaba al ingeniero como el nuevo súper hombre. Lo veía como una figura desinteresada y benevolente que emergía para remplazar al descorazonado hombre de negocios, eliminando ambos conceptos de economía libre y la motivación de las ganancias, para ser remplazado por una economía compasiva que frenara esa ambición que, según ellos, arruinaba a los países.
El presidente Hoover, no solo abrazaba los nuevos conceptos de ingeniería social, él mismo era un ingeniero civil de profesión. Años antes, se había incorporado a la fuerza del equipo de Wilson de la post guerra, en donde absorbía la filosofía de gobierno rector y planificador y, luego, como responsable de la “Comisión de Ayuda” después de la primera guerra, adquiría la reputación por su eficiente y benevolente intervencionismo lo cual, desde entonces le creaba las simpatías de hombres como el mismo Keynes y, más sorprendente, F.D. Rossevelt quien afirmaba: “Este hombre es una verdadera maravilla y espero que podamos hacerlo presidente. No podría haber uno mejor.”
Me impresionaba la forma en que el tío Gilberto le dedicaba tiempo el análisis de este hombre; Hoover. Después entendería que de alguna forma lo identificaba con Calles. Hoover había sido ya Secretario de Comercio en donde se había distinguido como corporativista, activista, intervencionista remando en contra de la corriente de las administraciones de Harding y Coolige. A su paso por la Secretaría, sería la única que incrementaba la burocracia de 13,000 a 18,000 empleados y su costo se dispararía de $24, 000,000 a $38, 000,000 millones de dólares. Hoover, al igual que Calles, aun antes de llegar a la presidencia, ya iniciaban esa franca marcha hacia el corporativismo actuando como caballo de Troya en las administraciones de Obregón en el caso de Mexico y, de Coolige en los EU.
Leía y releía las primeras cartas de don Gilberto, y realmente no entendía cómo era posible que este material no hubiera sido incluido en los libros de historia de nuestro país. Pero lo que menos entendía, es que en el presente que vive este México tan agraviado y confuso, nadie se hubiera preocupado de explorar otras avenidas de nuestro pasado para entender el presente. Los años del exilio de don Gilberto, serían los que cambiaran el rumbo de la historia de forma dramática, no solo en Mexico, sino en el mundo entero y en particular en los EU, con la avenida de Roosevelt y su New Deal con el cual se cerraba un importante capitulo para abrir otro que luego, como los pecados del pasado, regresaría para hostigar al pueblo americano cuando, el gobierno viajara de consumir el 20% de su PIB, a la increíble suma de casi el 50%.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXV
Ricardo Valenzuela
Cuando un gobierno trata de aliviar una depresión en lugar de agravarla, la mejor estrategia es no intervenir para dejar que los mercados fluyan de forma natural. Solamente de esa forma, sin intromisiones directas o amagadas, con precios, salarios y negocios liquidándose se deban dar los ajustes requeridos al ritmo necesario. El elevar los sueldos, lo único que provocará es más desempleo, el intervenir en los precios promueve acumulación de inventarios sin vender y luego la escasez. La mejor forma que un gobierno debe asumir en una depresión, es reduciendo y ajustando su presupuesto para dejar que la economía haga sus propios colados. Sin embargo, lo que se cocinaba era todo lo contrario.
Laissez Faire era algo totalmente archivado en los albores de la Gran Depresión de 1929. Sin embargo, su precedente se había establecido durante la primera gran depresión en 1819, cuando la única intervención del gobierno sería para facilitar el término de pagos de los deudores en la venta de su propia tierra. El presidente Van Buren, ya en el pánico de 1837 había activado una estrategia de no intervención con grandes resultados. Pero en el siguiente reparo de la economía en 1920—1921, anunciando lo que unos años después arribaría ferozmente, el gobierno intervenía de forma agresiva pero se permitía una caída libre de los salarios, los gastos del gobierno, y los impuestos eran reducidos agresivamente lo cual, permitía esa depresión se redujera a sólo un año de duración.
Sin embargo, en esta segunda, la más grave de la historia, el activismo del gobierno sería un elemento que aportara más elementos para agravarla. México recién había terminado una revolución que no solo le costara casi el 10% de su población, había destruido la poca riqueza creada en un sistema feudal. Al estallar la Gran Depresión, México era ya un país totalmente en ruinas y, sobre todo, desprestigiado a nivel mundial. Ante los ojos del mundo, se rebelaba algo que muy poca gente entendería entre ellos, sin duda, don Gilberto. La estrategia Hobbeliana de crear una grave situación para luego la emergencia de algún gran salvador. El Status Quo la utilizaba de forma genial para recuperar el poder perdido en aquel ya lejano periodo de libertad que fuera el XIX y ello, le daría vida a tiranos, demagogos, modernos dictadores de todos gustos y sabores.
En México la Gran Depresión, al igual que en los EU proporción guardada, se utilizaba para cerrar mas la pinza del control estatal de todas las actividades de la sociedad. El gobierno totalmente controlado por Calles, de forma cruel aniquilaba la sociedad civil creando una serie de organizaciones para que de esa forma fueran totalmente dependientes del estado. Para demostrar la manera en que Calles controlaba el país, en las elecciones para gobernador de Sonora en 1930, imponía a su hijo Rodolfo quien inclusive no contaba ni con la edad constitucionalmente requerida, puesto que solo tenía 30 años y el requisito era de 35. Hubo un intento de oposición democrática de un grupo que pretendía lanzar a Juan de Dios Bojorquez, pero de inmediato fue neutralizado por la nueva maquinaria autocrática.
El retoño del “jefe máximo de la revolución,” le daría el país una muestra de ese nuevo nacionalismo que de forma caricaturesca, definiría una de las políticas de los gobiernos revolucionarios en las siguientes décadas. Los chinos al igual que en los EU, habían arribado a Sonora para trabajar en la instalación de las redes ferroviarias y habían permanecido en el estado en donde, a base de trabajo, dominaban actividades como el comercio y algunas formas especiales de cultivos agrícolas. El cachorro de Calles, iniciaba de inmediato una campaña que culminara con la expulsión de todos los chinos residentes del estado los que, después de meses de hostigamiento, extorsión y vejaciones, lo abandonaban al igual que sus negocios en uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra historia.
Se puede afirmar que, Rodolfo Elías Calles, representaba una segunda generación de revolucionarios que no habían participado en la lucha armada, pero iniciaban la toma del país portando una capirotada ideológica e intereses muy personales que los llevarían a fundamentar el estatismo, el mercanitismo, el nacionalismo en un cuadro en el que surgían ahora esos nuevos empresarios estatistas. Estos herederos revolucionarios, de forma astuta aprovechaban “los cambios” estructurados para edificar grandes fortunas mediante la eliminación de competencia, el monopolio de todas las concesiones que ahora el gobierno federal concentraba prácticamente en todas las actividades económicas del país.
Calles, utilizando su marioneta en la presidencia, pasaría a implementar una segunda ronda de candados para lograr el control total del país, y tal vez la más importante. Iniciaba así lo que él mismo bautizó como el periodo “post revolucionario psicológico” mediante el cual, de forma agresiva se enfrentaba a la iglesia en esa lucha por la conciencia de los mexicanos y, en especial, las de jóvenes y niños puesto que según él, deberían de pertenecer a la revolución. Mediante una reforma del artículo tercero de la constitución, se hacía de las armas para iniciar un movimiento ideológico sin precedentes para consolidar la presencia del estado entre las clases y grupos de la sociedad mexicana.
De esa forma, Calles definía ya claramente el tono de la clase de país que él ambicionaba para los mexicanos. Violando uno de los principios liberales mas importantes; la libertad de culto, con furia inusitada arremetía contra la iglesia católica en una lucha que dividiría de forma sangrienta a los ya cansados ciudadanos. Su hijo Rodolfo, como gobernador de Sonora, era sin duda el ejemplo más claro de lo que sucedía a nivel nacional. Hacia finales de 1932, la mayoría de los templos habían sido clausurados y los sacerdotes operaban en la clandestinidad. Los estandartes religiosos y Guadalupanos fueron sustituidos por matas de sindicatos y de los “bloques juveniles revolucionarios,” en manifestaciones en las que entonaban La Marsellesa y el himno del trabajo.
El 20 de Noviembre, día de la revolución, fue recordado como el nacimiento de una nueva patria laica y atea. Con los templos clausurados y los sacerdotes huyendo, el gobierno estaba convencido de que el toque de las campanas no se escucharía más que para que niños y adultos, acudieran a escuchar las pláticas netamente socialistas de la nueva enseñanza. En esos momentos se dibujaba el futuro del país cuando, de acuerdo con los promotores de esa nueva enseñanza socialista, el estado debía proyectarse hasta la escuela para que los enemigos de la revolución no recuperaran los privilegios perdidos. De esa forma, el estado establecía el monopolio de la educación modificando al artículo 30 de la constitución, para que toda la educación fuera impartida “directamente por el estado o bajo su control y dirección,” rescatando la doctrina socialista.
Las cartas de mi tío a mi padre identificaban esta estrategia del gobierno, como la peor agresión en contra de la libertad y el futuro del pueblo de Mexico. Calles, afirmaba don Gilberto, inicia ahora la revolución silenciosa para controlar las mentes de los mexicanos del futuro. El capital más valioso de un país, el capital humano, se aprisionaba y se estacionaba para permanecer completamente improductivo durante las siguientes décadas. Pero mas grave, se iniciaba el moldeo de un mexicano sumiso, dependiente, sin una sana ambición creando la cultura de la mediocridad
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVI
Ricardo Valenzuela
Era sumamente interesante leer la respuesta de mi padre a las cartas de don Gilberto puesto que, al encontrarse en el centro del pensamiento liberal de una Europa que todavía no sucumbía a las diabólicas seducciones del nuevo socialismo ya transformado, se le hacia realmente imposible entender lo que sucedía en su país. La Universidad Libre de Bruselas y el London School of Economics, que eran sus refugios intelectuales, permanecían hasta entonces como los mas claros estandartes del liberalismo europeo. El liberalismo de Bastiat, de Burke, de Spencer, Tourgot, Hayek
Educación y economía, se tomaban de la mano en una nueva promoción del estado para declarar “la bancarrota del sistema individualista.” De esa forma, en su nueva declaratoria el estado se convertía en el coordinador de las actividades económicas y en ese nuevo sentido, según ellos, la politica y la economía se confunden. La nueva misión de la escuela socialista, era construir y difundir una nueva visión del mundo que, transformara en cooperación lo que ellos identificaban había sido solo un conflicto, introduciendo a los educandos al espíritu de solidaridad y responsabilidad social. En esos momentos, nacía ese México moderno de la borregada en el cual, el individuo se llegaba a perder en la confusión de la manada, para depender de ese ser nebuloso que ahora se identificaba como el gran padre de los mexicanos; el estado.
En esos momentos, en México emergía una organización política muy sui géneris que, de alguna forma tomaba material y ladrillos de todo tipo de edificaciones para construir la torre nacional. El Pacto de Calles, en sus estrategias, mucho se asemejaba a la autocracia de los partidos comunistas ya enraizados con profundidad en la emergente Unión Soviética, pero cada día mostraba más una semejanza a los movimientos fascistas de Italia, e inclusive, al nazismo naciente de Alemania. La famosa frase de Hitler años después: “Yo no quiero controlar los activos de la gente, sólo quiero controlar sus mentes,” dibujaba con nítida claridad la estrategia de Calles para mantener el poder.
En otras de las misivas, mi tío le explicaba a mi padre el que tal vez hubiera alguna esperanza para el país puesto que, los maderistas originales tajantemente rechazaban las nuevas políticas de Calles, y abiertamente se pronunciaban en contra de su radicalismo. Ellos todavía enarbolando la bandera del mártir de la revolución, hablaban de un humanismo liberal, pero luego se perdían en un extraño solidarismo cristiano que no rimaba con el sueño de Madero. Sin embargo, la represión ya descarada del Callismo, los neutralizaba con el estilo que adoptara la dictadura perfecta en el futuro. Ese movimiento de valientes opositores que aun conservaban algunos de los perfiles liberales, pero con un gran tinte humanista, encabezados luego por Manuel Gomez Morín, fundarían el partido que finalmente expulsara al Callismo del poder: el PAN.
Continuaba don Gilberto afirmándole a mi padre que, aun en medio de las penurias que ambos vivían en esos momentos, puesto que, el tío Gilberto desterrado y sin ingresos, estaba imposibilitado para enviarle dinero, por lo cual, los siguientes años debería de hacer malabarismos para poder permanecer en Bruselas y terminar sus estudios, el sabía era una muy buena decisión para apartarlo de la contaminación cerebral que produciría el sistema educativo mexicano que ya se establecía. Sin embargo, mi padre luego muchas veces se quejaba “¿para que me enviaron a Europa? Lo único que sucedió, es que me dieran las herramientas para hacer el putrefacto diagnostico del país, pero sin poder hacer nada.”
Leyendo específicamente esa carta, ahora me daba cuenta con gran claridad de las raíces tan profundas de nuestros problemas, y sobre todo, entendía las sabias palabras de Mark Twain: “Yo nunca permití que la escuela interfiera con mi educación.” Me daba cuenta de lo que, años después, llegara a identificar como el gran activo de los países, su capital intelectual, en México se le aplicaba como un freno que lo mantendría depreciado y aun a estas fechas, permanece igual. El nuevo Pacto de Calles, de forma maquiavélica construía los muros de la gran prisión de los mexicanos, mediante una fina red que ya tejía para emerger con un producto terminado que luego fuera conocido como “el asesino silencioso.” El sistema educativo del país se confeccionaba como monopolio del estado, para petrificando las mentes de la niñez y la juventud, confeccionar un vergonzoso potaje de gente dependiente, resentida con las clases “burguesas,” y sobre todo, el tipo de mexicano que luego pasara a culpar a la burguesía y al imperialismo de la pobreza y atraso producto de nuestra gloriosa revolución.
En una de sus misivas, el tío Gilberto le comentaba a mi padre cómo la Gran Depresión se agravaba entre los años 1930-32, cuando 25 de las acciones industriales representativas sufrieran una caída de 370 a poco mas de 90, y el mejor ejemplo del fenómeno eran las acciones de la United States Steel que, de cotizarse a 370, sufrió un derrumbe hasta llegar a 21. El comercio internacional se reducía drásticamente y la contracción del crédito, como consecuencia de la explosión en Wall Street, enviaba mortales olas a todos los países de Europa y ello provocaba que para 1931, las instituciones financieras europeas se encontraran en graves dificultades. En Inglaterra una nueva coalición laborista y socialista encabezada por Ramsay Mac Donald, tomaba control del gobierno para provocar el abandono del patrón oro por lo que, otros países de inmediato lo seguirían para hacer las conciliaciones en comercio internacional prácticamente imposibles. Durante el año de 1932, las exportaciones de los EU caían de 5 billones de dólares a 1.5 billones.
Ese año de 1932 los Demócratas seleccionaban a Franklin Delano Roosevelt como su candidato a la presidencia. Sin embargo, la plataforma del partido no revelaba en lo absoluto las drásticas medidas que se activarían en la primera etapa del New Deal, y por el contrario, hablaban de reducción de gastos y un presupuesto balanceado, la remoción de los tentáculos del gobierno en la empresa privada, el lograr un dólar estabilizado y fuerte, la aplicación del estado de derecho especialmente en lo referente a las leyes anti monopolio, respeto a la Constitución y una fuerte defensa nacional. Sin embargo, había en ello algunas pistas de lo que realmente se proponían cuando hablaban también de regulación para cierto tipo de empresas, de los mercados de valores, de los precios de servicios como electricidad, el divorcio de la banca comercial y la de inversión, una ley para establecer seguro de desempleo y de retiro, y sobre todo, algo que realmente alarmaba a los economistas liberales, el uso de todos los poderes constitucionales para que los agricultores recibieran precios de sus productos que superaran sus costos (subsidios).
Nadie imaginaba que el término acuñado por FDR, había sido inspirado en un libro recién publicado por Stuar Chase, gran critico de la empresa americana, precisamente titulado “New Deal.” Chase había visitado la Unión Soviética en 1920, y de su visita nacería una gran admiración de lo que observaba. Regresaba convencido que en los EU debería de llevarse a cabo una redistribución de la riqueza la cual, incrementaría el poder de compra de la gente. Pensaba que el problema de la producción estaba resuelto, y lo que ahora se requería, era la intervención del gobierno para resolver el de la distribución. Sus principales recomendaciones, eran mayores impuestos para altos ingresos, salarios más altos fijados por el gobierno no el mercado, viviendas públicas, y reducción de las horas de trabajo. Una ingeniería económica como la visualizada por Hoover en la cual, el estado sería el gran planificador.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVII
Ricardo Valenzuela
Las cartas de mi padre respondiendo a su hermano, revelaban una preocupación especial por lo que él, a pesar de su juventud e inexperiencia, ya detectaba en el ambiente de la vieja Europa. La Gran Depresión se había convertido en un fenómeno mundial el cual, era aprovechado por algunos carismáticos y demagogos líderes con gran habilidad para cimbrar a las masas. La primera guerra mundial había iniciado un movimiento interesante y peligroso. El presidente Wilson, a pesar de su promesa de no involucrar a los EU en el conflicto, finalmente lo hacía y con un objetivo: el destruir las monarquías en todo el continente y abrirle las puertas a la democracia.
El derrumbe de las monarquías en Austria, Alemania, Italia, Rusia le abría las puertas a los bolcheviques ya adueñados del viejo reino de los Zares, y emergían dos hombres que harían temblar a la humanidad entera: Adolfo Hitler en Alemania con su Nacionalismo Socialista y, Benito Mussolini en Italia con su fascismo. Ambos movimientos situaban al estado como el ente todopoderoso frente a un individuo, ahora parte de ese rompecabezas que lo amalgamaba en un nuevo aparato nacional al frente del cual emergía un tirano con ropajes diferentes, pero más letales que lo que se abandonaba.
Lo más impactante de estos diabólicos movimientos era que, inclusive hasta la fecha, mucha gente al referirse a ellos, de forma ignorante los etiquetan como explosiones de la derecha y así, agregan ingredientes adicionales a ese oscuro potaje de las deformaciones ideológicas que tanto confunden. Esa geometría política, había nacido durante la revolución francesa cuando los diputados que pretendían mantener el régimen existente, se ubicaban en el lado derecho del parlamento, y los nuevos revolucionarios que peleaban por los cambios en contra de las monarquías, se ubicaban en la izquierda. Sin embargo, cuando la “izquierda” confundiera el postulado revolucionario de igualdad que debería ser igualdad ante la ley no igualitarismo, su fuerza legitimadora perdiera uno de sus tres pilares que la sostenían.
Lo expresado por mi padre cobraba certidumbre cuando en 1933, Hitler se adueñara del liderazgo de una Alemania totalmente resentida por el resultado de la guerra, y sobre todo, por los arreglos establecidos en la firma de la paz al ser vencida y humillada. Años después, la debutante Liga de las Naciones—antecedente de la ONU—mostraría su debilidad cuando en 1935 permaneciera inmóvil ante la invasión de Abisinia por parte de Italia. Mi tío, en otra de sus cartas a mi padre, le expresaba su rechazo total a cualquier tipo de dictadura, inclusive, a la de Franco en España, como una fórmula de combatir el comunismo. El pensaba, y se lo expresaba a mi padre, que una sociedad libre con una saludable sociedad civil, era la mejor alternativa frente al comunismo, el fascismo o socialismo.
La era de Coolidge en la cual constantemente desenfundaba su filosofía Laissez—Faire cuando afirmaba: “Gobierno y empresa deben permanecer separados, uno dirigido desde Washington y el otro desde Nueva York. Los hombres sabios y prudentes deben siempre prevenir el mutuo usurpamiento que los estúpidos buscan en ambos bandos. Los negocios deben de buscar una ganancia, pero tienen también un propósito moral: el esfuerzo general y organizado de la sociedad de contribuir para lograr los requerimientos económicos de la civilización…y debe descansar en la ley de servir. Debe de apoyarse en pilares como la verdad, la fe y la justicia. Es su enorme significado y su gran contribución al progreso moral, espiritual y material de la humanidad. Es por ello que el gobierno debe garantizar y promover su éxito, estableciendo las condiciones de competencia en un marco de seguridad. La tarea del gobierno y la ley, es suprimir privilegios en donde quiera que los haya y proteger la propiedad aplicando remedios legales: El elemento mas importante del valor de cualquier propiedad, es la seguridad de que su pacifica utilización será públicamente defendida. Sin esa protección, el valor de sus activos caería en un abismo sin fondo. Mientras más capacidad tengan los negocios para autorregularse, habrá menos necesidad de intervención del gobierno para asegurar una competencia limpia. De esa forma, puede concentrar su tarea en mejorar la estructura nacional en la cual, los negocios incrementen sus ganancias, sus inversiones, los salarios, proveyendo al mercado de mejores productos y servicios a los mejores precios posibles.” ESTABA FALLECIENDO.
Era ya el capitulo de la historia perteneciente a Roosevelt y su New Deal. En una de sus cartas, don Gilberto le comentaba a mi padre como el proceso iniciado en los EU, en muchas aristas era similar a la toma del poder en México de parte de Porfirio Díaz en la cual, el positivismo de Comnte le abría las puertas al estado hercúleo. Las ideas de Comnte apuntaban hacia un proceso deliberado y racional, mediante el cual las autoridades centrales, haciendo una lectura de las leyes históricas, inexorables que gobiernan a las sociedades, aceleran el desarrollo a través de lo que hoy llamaríamos ingeniería social. El estado es la entidad moralmente responsable de provocar progreso, pero para ese propósito se recuesta firmemente en la empresa privada pero, una empresa privada que debería girar alrededor del astro rey, el estado, el cual además mantiene los números fiscales en orden. El positivismo se extendería como plaga en toda América Latina pero en los EU tendría solo un impacto menor, especialmente en los estados del sur.
Con la avenida de Roosevelt como presidente de los EU, emergería al plano internacional uno de los economistas más polémicos del siglo XX; John Mayner Keynes. Creo que con gran autoridad se puede afirmar el que, este hombre tomaría las ideas del positivismo de Comnte, para darle vida a las teorías económicas que conocidas como Keynesianismo, arroparan el quehacer de todos los países de Europa y a los EU. El manejo Laissez—Faire de manos del gobierno fuera de la economía, era ahora atacado de forma agresiva blandiendo las ideas de este hombre. Con un campo fértil y regado, las ideas de Keynes florecían como el hestafiate en los veranos lluviosos. A este punto del intercambio entre mi padre y su hermano, don Gilberto en mi opinión, establecía una postura muy especial. Por un lado y de forma no muy contundente, aceptaba que la gran avenida liberal se había desrielado. Al mismo tiempo, expresaba su preocupación por ese nuevo y renovado activismo del estado que según él, desplazaba al individuo.
En México, la situación política se complicaba cuando se aproximara el final del término del presidente en 1933. Los grupos opositores a Calles y su PNR, se agrupaban de nuevo en frentes antireeleccionistas que los unía un fuerte lazo, su descontento con los métodos del callismo. Sin embargo, la forma en que eran reprimidos mostraba claramente lo que sería el sello del gobierno durante las siguientes décadas, una intolerancia total a cualquier forma de expresión en desacuerdo o inconformidad. Esos grupos anti reeleccionistas, se pronunciaban en contra de lo que consideraban una nueva reelección del partido en el poder, al que acusaban de antidemocrático y dictatorial. Pero el gobierno controlado por Calles, ya de forma descarada declaraba seguiría una política de continuismo ideológico, redoblando esfuerzos para someter al “sector enemigo” de la obra renovadora.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXVIII
Ricardo Valenzuela
El tío Gilberto, se quejaba con cierta amargura de cómo el ideal democrático de Madero había fallecido a su nacimiento y, claramente veía la emergencia de otra dictadura, ya no de un hombre, la de un partido. Le comentaba luego a mi padre, cómo el destierro le daba ahora la oportunidad de estudiar profundamente la historia de los EU, la cual, en toda América Latina había permanecido ignorada cuando siempre buscando modelos, se dirigía la mirada hacia Europa, siendo que, en el viejo continente en esos momentos no existía una sola democracia y en países como Francia, su revolución había naufragado para darle campo a la dictadura de Napoleón. En sus primeras cartas señalaba el camino que había iniciado y que luego lo harían entender la forma inusual y única, lo que le daba vida a la estructura política de los EU.
Mi padre respondía esgrimiendo argumentos entendibles cuando en esos momentos Europa, aun antidemocrática, no caía todavía en las redes de Keynes y el liberalismo económico permaneciera con algunas señales de vida. Francia en especial y con ella Bélgica, habiendo ayudado en la causa revolucionaria e independencia de los EU ante su eterno enemigo; Inglaterra, atestiguaba el nacimiento de la nueva nación, y sobre todo, con las grandes controversias que el libro de Tocqueville: Democracia en América, había provocado a finales del siglo XIX, promovía que los chispazos de liberalismo económico aun se daban, pero cada vez mas débiles y tenues.
Pero don Gilberto en esos momentos, presenciaba en primera fila la forma en que Roosevelt poco a poco derribaba el edificio que habían construido hombres como Jefferson, Madison, Adams, Jackson para remplazarlo con el estado hercúleo que caracterizara a la mayoría de los países del mundo durante las siguientes décadas. Ello, de alguna forma, facilitaba el desarrollo del plan de Calles puesto que, en cierta forma, los EU con un giro del timón de 180 grados, apuntaban hacia la misma dirección, si no con la velocidad de México, si la suficiente para vibrar la estructura fundamental del país y cambiar la historia de forma dramática.
Los primeros años de la década de los 30, fueron utilizados por Calles para consolidar su plan a través de una serie de marionetas que instalaba en la presidencia de la Republica, pero todos seguían sus directrices y reportaban con él. Fue en esos años en los que surgiera la famosa frase: “El presidente vive aquí, pero el que manda vive enfrente.” Calles utilizando a sus marionetas, de forma sutil inicia lo que sería uno de los muchos cánceres de la economía mexicana en los años por venir, las expropiaciones agrarias de los supuestos latifundios, para de forma anárquica, iniciar la destrucción de la agricultura.
Comentaba luego don Gilberto, cómo muchos de los rasgos de la nueva constitución de 1917, con los cuales Obregón y los obregonistas no estaban de acuerdo, Calles los empieza a implementar agresivamente. La constitución había llegado a los extremos de proteger indebidamente al obrero a costa del patrono obligando a este, en ciertos casos, a trabajar operando con perdida concediendo a los trabajadores lo que deberían ser ganancias, y, en general, trastornando el equilibrio que debería de existir entre capital y trabajo. Como consecuencia de ello, ya el partido Laborista Mexicano había aprobado una resolución rezando: “El partido siempre ha estado de parte del proletariado, para conquistar su total emancipación, pues estima que debe, en su oportunidad, tomar posesión de las tierras, de las maquinas y de todos los medios de producción y transporte, así como el administrar esa producción y su consumo, con un sistema de organización social, que garantice la igualdad económica en todos los ramos.”
Obregón, si no había intentado construir un México diferente a la imagen y semejanza de los EU, si había hecho un gran esfuerzo para establecer las mejores relaciones, cuando el país del norte era el ejemplo mundial del verdadero liberalismo. En la administración de Obregón, habían existido inclusive ciertas presiones de parte de algunos segmentos de los EU para acelerar ese paso y, al igual que a Fox en estos momentos, se le acusaba de no ser lo suficientemente agresivo con las reformas que el país urgentemente requería. Pero Obregón, sabiamente entendía y sabía que este era un proceso a largo plazo y es lo que lo distinguía como estadista, su visión al largo plazo, no la cura de una cruda presente con más de lo mismo y así, calmar a las masas.
Pero muerto Obregón y los obregonistas en huida, el campo estaba libre para dibujar el mapa que describiera el país de los siguientes 60 años. Además las presiones reformadoras de parte de los EU, desaparecían cuando ellos mismos llenos de pánico se embarcaban en un proceso, si no igual, si con los mismos perfiles. Ese campo tan fértil y propicio, era descrito en esos años por un autor americano: “La clase baja del pueblo mexicano, no es sólo cándida y políticamente indiferente, sino que es, además, pobre, mal alimentada, impróvida, y en grandes extensiones del país, especialmente en el sur, físicamente degenerada. Sus chozas y su pobreza ofenden a la vista. Es por ello que acudieron en miles alrededor de condotieros como Villa y Zapata, que podían ponerles la tentación del botín y premiarlos con rápida promoción. Pero como los rusos del Zar, tienen una idea completamente torcida de lo que es la libertad que debe acompañarse de responsabilidad.”
El dominio de la política en esos años de rápida decadencia, estaba monopolizado por los semi—intelectuales, peligrosa clase en cualquier sociedad de no muy sólida base, hombres de estrecho criterio, de escasa cultura, insaciables ambiciones y de instintos egoístas. No Vivian en el futuro ni en el pasado, sino solamente en un presente casi animal. Ninguno de ellos, ni siquiera Carranza, tenia el don de la visión a largo plazo, ni el sentido de proporción, ni serenidad del espíritu necesarios para dirigir la mirada a lejanos horizontes. Muchos de los partidarios habían sido o iban a ser rebeldes, y hasta que Obregón, quien si era visionario, le dio un nuevo significado al vocablo revolución, casi todo rebelde era solo un bandido.
La necesidad de gobernar con el pueblo, si existía, nunca la comprendieron. Para casi todos, la masa del pueblo era solamente un medio, no un fin. Y en cuanto surgían individuos de talento que podían haber contribuido eficazmente a la causa del progreso, los situaban como la espuma sobre la ola de la revolución. Durante todo el periodo de guerra y luego de una paz frágil e indeleble, la mayoría de la gente anhelaba eso, la paz. Varios jefes estaban dispuestos a morir por ella; pero muy pocos querían vivir trabajando por ella. Ese era el México que asomaba a mediados de los años 30, cuando mi padre se disponía a regresar, después de casi 15 años en Europa.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO XXXIX
Ricardo Valenzuela
Entre tanto, en México durante la presidencia de Emilio Portes Gil tuvo efecto uno de los acontecimientos políticos con mayor trascendencia para el futuro del país: la fundación de un partido oficial, el Partido Nacional Revolucionario (P.N.R.) El 1 de septiembre de 1928, Calles leyó su último informe presidencial ante el congreso de la Unión en el que proclamaba, casi como burla, el fin del caudillismo para dar paso a la era de las instituciones. En el mismo mensaje declaró que no buscará la prolongación del mandato, pero que al mismo tiempo, según daba a entender, no quedaría como un simple espectador de los acontecimientos políticos de país (esbozando su maximato). El mensaje de Calles aceleró la formación del nuevo partido. Correspondió a Portes Gil, como uno de los primeros actos de su gobierno, constituir el Partido Nacional Revolucionario en calidad de partido oficial. La idea de fundar este partido obedecería a varias razones. Entre todas la de fusionar en un solo partido a la mayoría de los elementos revolucionarios y además, disciplinar las tendencias de los pequeños organismos regionales, ya que cada uno de ellos creía enarbolar la bandera de la revolución.
Pero la principal función del Partido, supuestamente consistiría en organizar y llevar a cabo las elecciones, tarea que antes estaba encomendada a la secretaría de Gobernación. Con anterioridad a la formación del partido oficial, los desórdenes motivados a consecuencia de las campañas electorales eran muchos. Portes Gil, señaló que la idea de formar un partido le parecía excelente, ya que "salvaría a México de la serie de trastornos" que ocurría ante cada elección presidencial. El P.N.R, instaló sus oficinas el 4 de diciembre de 1928. Su primer Comité Directivo estuvo integrado por Plutarco Elías Calles como presidente, Luis L. León como secretario, y Manuel Pérez Treviño en función de tesorero. El comité Directivo del Partido Nacional Revolucionario, convocó el 5 de enero de 1929 a la gran convención que se efectuaría en la ciudad de Querétaro, a fin de discutir el programa y estatutos de dicha organización y designar al candidato presidencial. La convención se inauguró el 1 de marzo. Por decreto presidencial se dispuso que se descontara a todos los empleados públicos siete días de sueldo al año, para mantenimiento del Partido y que estos empleados fueran considerados como miembros activos del mismo.
De todo ello le informaba don Gilberto a mi padre y con cierta rabia le comentaba ¿Cómo es posible le liberación del país si ahora se forma el partido político único y como monopolio? y mas grave, no nace como fruto de la sociedad civil, sino como hijo bastardo del gobierno. En una de sus misivas, don Gilberto afirma todo ello haber sido parte de su ultima conversación con Calles en la cual, le advirtió un partido que no emana de la sociedad civil, era lo mas parecido a otra dictadura lo cual, echaba por tierra los enunciados del Plan de Agua Prieta.
En una de sus cartas, mi padre exponía su preocupación por lo que definía como una extraña tendencia política en Europa, cuando en Italia, un hombre llamado Benito Musolinni tomaba las riendas de esa ancestral nación para de inmediato exponer lo que le parecía una dictadura, pero diferente y con un semblante que la teñían del color rojo de la sangre. Luego en Alemania, emergería otro hombre con el mismo perfil para cambiar el rumbo de la historia, Adolfo Hitler. Mi padre continuaba en contacto con el grupo de sus compañeros cuando tomaban sus clases con el gran Hayek en el London School of Economics y, todos ellos coincidían en que se preparaba un gran asalto a la libertad y a la humanidad.
Don Gilberto, con cierta tristeza respondía aceptando el que el mundo entero se dirigía hacia una nueva y moderna tiranía ante la desaparición de las monarquías, y pueblos que se entregaban a una democracia sin controles ni contrapesos, lo cual, había sido la gran preocupación de los fundadores de los EU y en especial, de John Adams. Una democracia mal entendida, afirmaba don Gilberto, puede ser el arma más eficaz para la emergencia de nuevos tiranos, y sobre todo, manipulando a las masas, mantenerse en el poder. Con una claridad impresionante, le explicaba a mi padre cómo el concepto democrático era algo nuevo y realmente estrenado en los EU al lograr su independencia, por lo cual, no estaba totalmente asimilado en la conciencia de los pueblos después de siglos de opresión, y sobre todo, de indoctrinación.
Las cartas de mi padre se tornaban cada vez más tristes y nostálgicas ante el nuevo panorama que lo asechaba. Solo un año antes, su visión era regresar a un México libre, democrático y en ruta hacia la modernidad y prosperidad, y claro, tal vez con su hermano en la presidencia de la Republica. Ahora, miraba un horizonte gris cuando México era atrapado por una nueva tiranía, y lo que nunca imaginó, una tiranía que lo oprimiera durante los siguientes 70 años. Me confesaba que su visión había sido la de primero, una presidencia más de Obregón para reafirmar y sentar las bases desactivando el callismo. Luego la presidencia de su hermano que se debía dar al inicio de la década de los años 30, precisamente cuando él regresaba ya con su cargamento de títulos, para sumarse a la construcción del México moderno, del México libre.
Mi padre definía la posible presidencia de su hermano como, en primer lugar, el final del control del país de parte de los militares, pero, sobre todo, el inicio de la construcción de un verdadero estado de derecho mediante la escultura de un sistema judicial limpio, honesto e independiente. La definía también, como una gran apertura a la participación política de todos los mexicanos a través de de múltiples partidos que representaran todas las corrientes de pensamiento. Pero la visión de su hermano iba aun más allá. Un México nuevo que permitiera emerger a un individuo verdaderamente liberado asumiendo sus responsabilidades, al mismo tiempo que se le afirmaran sus derechos. La visión de don Gilberto, aun cuando pudiera parecer audaz, no era novedosa, era lo que le había dado vida al vecino del norte para, en menos de 100 años, desplazar a Inglaterra y convertirse en el país más rico y poderoso de esta nueva era.
Pero todo eso era ya simplemente un sueño puesto que, Calles, con todos los hilos del poder en sus manos, cada día se afianzaba mas a su maximato eliminado a quien se interpusiera en su camino. Le comentaba don Gilberto a mi padre, cómo ahora la ira de Calles se concentraba contra la iglesia católica iniciando una feroz persecución, ante la cual, Juárez luciría como un angelito de bondad. “Libertad de religión,” escribía don Gilberto en una de sus misivas, no persecución es lo que el país necesita. La mejor forma de promover el que la iglesia católica se reforme, al igual que en los mercados libres, hay que ponerla a competir y no eliminarla como pretende Calles. En México necesitamos que otras religiones acudan a competir por ese gran mercado, el mercado de las almas.
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CONVERSACIONES CON EL TIO GILBERTO
Ricardo Valenzuela
Aun cuando don Gilberto mantenía una visión panorámica del país, como era obvio, estando en Arizona se le facilitaba mucho más el recibir información de lo que sucedía en Sonora. Sin ocultar su rabia, le comentaba a mi padre cómo Rodolfo, hijo de don Plutarco, con la investidura de gobernador del estado, agredía a la iglesia con una especial saña a la cual definía como: el enemigo invertebrado del progreso y de la revolución. Ello provocaba el nacimiento de una era, que mucha gente quisiera borrar de los libros de historia, conocida como la persecución religiosa la cual dejara profundas cicatrices no solo en Sonora, sino en todo ese México católico.
A pesar de que yo nunca toqué con don Gilberto el tema religioso, me sorprendía que con mi padre, lo hiciera extensamente y de forma profunda, develando un hombre de una gran vida interior que, mas que religiosidad, calificaría de espiritualidad en algo que sin tan siquiera mencionar la palabra Dios, lo dibujaba como un hombre muy por encima de las cosas terrenales lo cual, luego ligaba con ese gran idealismo e integridad que siempre moldearan su vida. En una de sus misivas, comentaba que siendo el pueblo de Sonora y de México en general, sumamente religioso y en un 95% católico, no podía entender el que ahora la revolución lo privara de esa libertad, la libertad de culto.
Como era natural el pueblo, ante tales agresiones, reaccionaba de forma vicerál como normalmente sucede en problemas religiosos. Ello, sumado a la obligación de todos los maestros del país de sumergir a sus alumnos en la nueva enseñanza socialista dictada por el estado, a base de pinceladas dibujaba la mente de los mexicanos del futuro que, con la sabiduría que portaba don Gilberto, le advertía a mi padre de las pesadas cadenas que le colgaban al cuello del pueblo, para no permitir caminara libremente hacía el encuentro de su ansiado futuro. A los maestros, a su vez, para tener aun más control, se les obligaba, so pena de perder sus empleos, a que se afiliaran a la Liga de Maestros Socialistas y claro, al nuevo PNR.
En Sonora, de nuevo se presentaban las manifestaciones de descontento más abiertas y surgían con gran fuerza, ante las campañas políticas para elegir presidente de la Republica en 1933. Los grupos de oposición al candidato del PNR, se agrupaban en frentes antirreeleccionistas que comulgaba en su rechazo total a los métodos utilizados por el callismo, y ante lo cual, don Gilberto comentaba: “tanto caminar para llegar al mismo punto. Derrumbamos una dictadura, hasta cierto punto en algunas áreas benevolente, para arribar a otra que cada día se asemeja, sobre todo en sus estrategias, a los regimenes comunistas que ya controlan de forma total todo el norte de Europa.”
Sin embargo, si alguien estaba conciente del espíritu rebelde y de lucha de los sonorenses, era Plutarco Elías Calles, por lo cual, con intolerancia y con furia inusitada, reprimía todo tipo de manifestaciones de disconformidad. El delegado propagandista de esa oposición aspirante, Carlos V. Mendoza, fue de inmediato aprehendido y secuestrado por las fuerzas del gobierno. Pero los antireeleccionistas se mantenían en sus pronunciamientos en contra de lo que denunciaban como una nueva reelección del partido en el poder, al cual acusaban de antidemocrático y dictatorial.
En Sonora también se presentaba otro fenómeno especial. Habían surgido de tiempo atrás, algunos grupos que se identificaban como enemigos de los gobiernos, tanto de Obregón como de Calles, y ahora con gran aversión al partido en el poder. Eran grupos que en las elecciones de 1929, habían simpatizado más con Vasconcelos que con el mismo don Gilberto, con el que compartían su famoso humanismo liberal, aunque muchos de sus miembros se acercaban más al solidarismo cristiano que a los principios democráticos del maderismo. En una de sus cartas, don Gilberto de forma brillante analizaba esta situación expresando su preocupación de que, una vez mas, se mezclaran religión y política con todas sus consecuencias.
Uno de los principios fundamentales del liberalismo, es la libertad religiosa, sin embargo, en México, como en toda América Latina, durante siglos la iglesia católica había mantenido el monopolio de las almas, y ello, era finalmente la mecha que incendiara el gran fuego de la represión en su contra, culminando primero con las leyes de Reforma de Benito Juárez, a través de las cuales, no solo le arrebataba ese monopolio, también la despojaba de la mayoría de sus bienes, violando otro de los principios fundamentales del liberalismo, el respeto a la propiedad Pero además, la perseguiría de una forma que pareciera ser su intención el aniquilarla totalmente. Esa era una herida que nunca había cicatrizado y por lo cual, todos los católicos, que eran la mayoría del pueblo, sentían tener cuentas pendientes con el estado.
Ello provocaba el que, una línea del sector anticallista que se identificaban como liberales, impregnaran su ideología con una serie de conceptos emanados de la iglesia católica, la cual, en general, en todo el mundo y especialmente en México, siempre había sido feroz enemiga del liberalismo. De esta tormenta emanaba un potaje raro e inusual: una corriente social, política e ideológica que podríamos decir, mezclaban el liberalismo, ya contaminado por el positivismo de Comnte, con la doctrina social de la iglesia muy claramente expresada en la encíclica del Papa León XIII, lo cual producía un híbrido que aportara más a la confusión de un país como México que, durante tanto tiempo, permaneciera protegido de las ideas que habían modificado al mundo durante el siglo XIX, y ahora, con un novedoso sistema educativo gubernamental, socialista y monopólico, el potaje hervía furiosamente.
La fuerza de Calles era tal que, en 1932, cuando Ortiz Rubio ya no le simpatizara, simplemente lo hacía renunciar a la presidencia para instalar a otro sonorense: Abelardo L. Rodríguez. Bajo la presidencia de este hombre, se aceleró el proceso de socialización del país que, inclusive, en su autobiografía presume con gran orgullo. Se estableció el Consejo Nacional de Economía; se creo la Comisión Federal de Electricidad que, hasta la fecha, es uno de los grandes candados al desarrollo del país. Se decretó un draconiano impuesto sobre terrenos “posiblemente petroleros.” Se creo la Compañía Petróleos de México, para “regular el mercado interno del petróleo y derivados, asegurar el abastecimiento interno, especialmente las necesidades del gobierno y de los ferrocarriles ya nacionalizados. A esta empresa se le adjudicaron todas las reservas petroleras, dando el primer paso para su nacionalización, otro de los clavos en la cruz de México.
En sus cartas, don Gilberto aun cuando critica fuertemente al Gral. Rodríguez por su entrega incondicional a Calles, le hace un reconocimiento: Impugnó el proyecto de reformas al articulo tercero de la constitución, que propuso la educación socialista obligatoria en todo el país, cuando afirmara: “Sostuve se pretendía sustituir el fanatismo religioso con otro; el socialismo.” Sin embargo, nunca se imaginó que aun así, la educación socialista se fortalecería con los años envenenando las mentes del futuro las que, luego no solo bloquearían el desarrollo de México, sino que, lo siguen bloqueando.
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