Saturday, September 17, 2011

"La realidad superó a la imaginación del cine"

Cine "narco"

Valeria Perasso, BBC Mundo
Valeria Perasso
BBC Mundo

Hubo un tiempo en que los hombres del narco fueron los héroes de la pantalla grande.

Vestidos con botas rancheras y sombreros de ala, relataban sus hazañas al margen de la ley, acompañados por alguna novia del jefe del cartel que cumplía su capricho de actriz, aunque nomás fuera en un papel secundario.

Afiche de "Operación marihuana", narcofilme de 1985
Según el actor Mario Almada, "Operación marihuana" se inspiró en la detención de un jefe narco.

El "narcofilme" mexicano se convirtió en un género por derecho propio ya en los años 70. Muchas de las historias llevadas al cine se inspiraron en los corridos que se repetían a toda hora en las radios, y fueron protagonizadas incluso por los mismos narcocorridistas -caras reconocibles y objeto de adoración de las audiencias populares.

Fue la "época de oro" en la que brillaron Antonio Aguilar y los hermanos Almada en cintas como "Operación marihuana" o "La banda del carro rojo".

Estos relatos visuales, llenos de escenas de ruta, violencia y romance en clave trágica, se encargaron de difundir la simbología del narco entre el público, y de llevarla más allá de las fronteras.

Se apagan los proyectores

Cuando la violencia de la realidad se impuso ante la del cine, el narcofilme cayó en desuso.

La pérdida de popularidad del género lo relegó a las bateas de los videoclubes, al circuito de consumo hogareño y a las salas de exhibición "clase B".

Algunas anécdotas sirven para ilustrar esta caída. En 2007, el actor Rumaldo Bucio -conocido en la industria bajo el seudónimo de Agustín Bernal- se retiró de sus protagónicos en películas ultra-violentas para postularse como alcalde de su pueblo natal, en Michoacán. Para él, el narcocine se había vuelto moralmente cuestionable.

Y aunque no todos los filmes glorifican las correrías de los carteles, y muchos se encargan de encarcelar a los maleantes antes de que aparezca el título de "Fin", la violencia parece ser excesiva para el espectador promedio de hoy.

Cuando la calle está en jaque, las narcopelículas parecen imitaciones burdas -como si resultara de dudoso gusto ver la realidad de cada día magnificada y en technicolor.

Arte narco. Ilustración: Watchavato

Dupla exitosa

Mario Hernández fue uno de los directores taquilleros de hace dos décadas y, trabajando en dupla con el cantante Antonio Aguilar, forjó su nombre gracias a narcocorridos ilustrados para el cine.

"Yo hacía esos corridos en un 'formato visual'. Eran películas muy elementales, pero muy exitosas", recuerda con voz pausada, a sus 72 años.

Con él dialogó BBC Mundo para conocer la gloria y debacle del narcocine mexicano.


¿Cómo fueron sus primeros pasos en el narcocine?

Con Antonio Aguilar hice como diez películas sobre corridos que ya habían sido compuestos. Él como cantante popularizaba los corridos, y cuando éstos adquirían fama y tenían atractivo, se convertían en películas.

En ese momento, el cine mexicano contaba con producción, distribución y exhibición manejadas por el Estado, entonces esas películas se mostraban en los cines y tenían mucha difusión.

A través de la Compañía Operadora de Teatros o Películas Nacionales, por ejemplo, había unas 2.000 salas disponibles en todo el país.

Entre las cintas que llegan hoy a los circuitos comerciales es difícil encontrar una "narcohistoria" de producción mexicana, mientras que Hollywood produce películas como "Traffic" u "Hombre en llamas". ¿El tema está vedado en el cine mexicano?

No es que esté vedado, pero Hollywood aborda el tema con mucha frecuencia. "Traffic", precisamente, fue una producción muy grande inspirada en nuestra realidad mexicana.

Mario Hernández, director (Foto: cortesía Sección de Directores del S.T.P.C.)
El público mexicano se hartó de que se le esté contando lo mismo en el cine que en los periódicos. La realidad actual superó al cine
Mario Hernández, cineasta

Pero actualmente ya no se producen tantas, aunque los corridos están muy vigentes y se siguen componiendo con buena respuesta del público.

Hasta hace unos años, los héroes del narco eran vistos como eso, como héroes, porque ayudaban a su comunidad. Pero eso cambió.

¿Por qué cree usted que es eso?

Pues creo que se saturó el tema, que estas historias ya no funcionan temáticamente porque la situación ha ido más allá de la imaginación que pudo tener el cine...

Como si hubiera decrecido el interés del público porque aumentó el problema en la realidad...

Ciertamente, el público se hartó de que se le esté contando lo mismo en el cine que en los periódicos. La realidad actual superó al cine.

Ante el crecimiento de la narcoviolencia, ¿usted siente, como cineasta, algún dilema moral al mostrar con cierto tono de hazaña un fenómeno que está afectando a la sociedad en su conjunto?

Bueno, existe un dilema, pero la responsabilidad del artista es mostrar la realidad desde todos los puntos de vista. Lo que sucede es que los cineastas hoy no tienen la información completa de lo que realmente sucede en ese mundo del narcotráfico, excepto lo que trasciende a la prensa. Eso obliga a incursionar en la ficción para el relato.

Afortunadamente, hubo una apertura temática. Cuando yo comencé, había aspectos que no se podían tocar, o sólo se abordaban muy superficialmente, como la vida diaria de los supuestos traficantes

Lo que podía decirse, ya se dijo. Y lo que queda por decir -la corrupción, la filtración a otros ámbitos- no puede decirse, porque no creo que nadie conozca la verdad de primera mano. Y quien la conoce, no está interesado en difundirla.

¿Por temor a lo que pueda pasarle?

Sí, probablemente....

¿Y cómo pone el límite? ¿Cuándo dice "esta historia, no"?

Bueno, si la historia es interesante, vale la pena hacerla. Todo depende del enfoque.

Yo recuerdo, por ejemplo, mi película "El hijo de Lamberto Quintero" (1990), que era una historia que abordaba la amistad... hablaba de eso, y por eso me gustó. Que fueran narcotraficantes era por añadidura, podrían haber repartido leche o qué se yo... el tema era otro.

Usted que lleva 20 años tras la cámara, ¿cómo ha visto cambiar el género del narcocine, más allá de una disminución en la cantidad de títulos que se producen?

Afortunadamente, hubo una apertura temática. Cuando yo comencé, había aspectos que no se podían tocar, o sólo se hacía muy superficialmente, como la vida diaria de los supuestos traficantes.

Al haber esa apertura, entonces se abundó en esos temas y, por fortuna, se está haciendo un cine más real, más auténtico... más honesto, pues.

¿Y cómo se hace para sortear esa dificultad del acceso a la información del mundo del narco?

Si el cineasta es honesto y está preocupado por lo que sucede a su alrededor, encuentra maneras de llegar a esa verdad y difundirla, como lo hace el periodismo o la novela. Pero no es fácil.

"Cementerio de papel", film de Mario Hernández
Hernández abandonó el narcocine. Su última película es "Cementerio de papel", filmada en 2007.

¿Cree que estas películas tienen una "mexicanidad" propia, un tono distintivo que las hace reconocibles como producto cultural de México para todas las audiencias?

Creo que el hecho de abordar el tema musicalmente ayuda... Llega por ahí, la cultura nace de ese punto de vista.

Los traficantes son muy aficionados a la música, e incluso se encargan corridos para ensalzar a determinadas personas que, según ellos, trascendieron su medio.

Esos corridos que trascienden son punto de partida para el cine. Eso siempre fue así, porque los corridos eran la única fuente de información para el género. De información, y de inspiración.

Se habla del financiamiento de la música por parte de los narcos, con pagos a algunos narcocorridistas y composiciones a pedido. ¿Esto también ocurre en el cine?

También ocurre, sí... Se dice -claro que no me consta- que muchos productores lavaban dinero del narco produciendo películas. O los mismos narcos producían películas.

¿Y usted ha tenido alguna experiencia de primera mano?

No, para nada...

Ni amenazas...

No, de ninguna manera. Es que cuando yo hice esas películas, las hice al lado de una persona muy querida por el público, y cuando digo público, incluyo a los narcos. Aguilar era muy querido, entonces había un respeto.

Y si hubo algún intento, ellos [los narcos] entendieron que no había nada que hacer por allí, que no iba a prosperar. Sabían que iban a ser rechazados, porque lo que a Antonio le sobraba era financiamiento. No tuvo nunca necesidad de recurrir a ellos.

El negocio de este género tuvo un auge en los años 80 y fue, en parte, por el videohome, por el consumo hogareño. ¿Cómo afectó esto el proceso de pensar y producir películas?

Mario Hernández, director de cine mexicano
Deberían hacerse películas sobre el narco, pero reflejando la realidad, expuesta con honestidad y objetividad, para de esa manera ayudar a erradicar el problema. Ese es el sueño de cualquier cineasta que se respete

Cuando el cine mexicano perdió su distribución masiva en las salas, porque el cine estadounidense acaparó los mercados y se hizo imposible recuperar la inversión de una producción nacional, quedó un público ávido por consumir esa clase de cine.

Y querían aquello a lo que estaban acostumbrados, sin grandes cambios.

Pero los productores, que ya no tenían los medios económicos de antes, empezaron a hacer películas con presupuestos ínfimos, lo que generó una especie de sub-cine.

Ello permitió, de todos modos, seguir haciendo películas del género.

¿Qué impacto tiene la comunidad hispana en Estados Unidos en el consumo del narcocine?

Precisamente, esas películas que proliferaron en video hasta hace pocos años eran, en parte, para satisfacer la demanda de ese público, de aquéllos que seguían añorando el cine popular mexicano desde fuera.

¿Cómo elegía usted a sus actores, a aquéllos que iban a encarnar a las figuras del narco?

Casi siempre tenían que ponerse en la piel de los héroes de los corridos, y convocábamos a personajes muy populares, como el mismo Antonio Aguilar, Vicente Fernández y otros corridistas.

Entonces, eran películas hechas como trajes a la medida para figuras como ellos.

Más recientemente, algunos actores decidieron retirarse del género porque tenían dilemas ante la necesidad de representar a figuras que cometen delitos y están al margen de la ley. ¿Qué opina usted de eso?

Bueno, es lógico... en este entorno, de pronto, muchos son asesinados o perseguidos, o desaparecen así, sin más... No sabemos qué sucede, aunque lo sospechamos. Esto pasa con los vocalistas de las bandas de corridos, entonces es lógico el miedo.

Y alguien responsable no puede hacer películas que fomenten la admiración por los narcos, dada la situación actual.

Un dilema que no afecta a Hollywood...

No, claro, ellos sólo lo hacen por cuestiones comerciales. Y lo ven desde el costado de una sociedad de consumidores, no de quienes sufren las consecuencias del tráfico.

¿Volvería hoy a hacer un "narcofilme"?

Nooooo... ahora es terrible.

Deberían hacerse películas con este tema, pero reflejando la realidad, expuesta con honestidad y objetividad, para de esa manera ayudar a erradicar el problema. Ése es el sueño de cualquier cineasta que se respete.

Redes mexicanas de corrupción y violencia

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Jorge Chabat
Jorge Chabat
Especial para BBC Mundo

La guerra contra las drogas está a punto de cumplir un siglo y el problema a nivel mundial, lejos de resolverse, ha crecido en términos del consumo de drogas ilegales y ha generado costos muy altos para varios países que participan en la cadena de la producción, transporte y venta de drogas.

Dos cuerpos sin vida, entre ellos el del jefe de la droga Ramón Arellano Félix
El fortalecimiento de los carteles provocó un incremento en la corrupción y la violencia.
Estos costos son particularmente altos en algunos países latinoamericanos que, coincidentemente, cuentan con instituciones de seguridad y de justicia débiles, lo cual hace que los efectos de este fenómeno lleguen incluso a amenazar seriamente la gobernabilidad.

Éste ha sido el caso de México, por lo menos durante las últimas dos o tres décadas.

Si bien la producción y el tráfico de marihuana y heroína existen en México desde principios del siglo XX, el problema adquirió dimensiones preocupantes a partir de mediados de la década de los 80, cuando la cocaína proveniente de Colombia empezó a inundar el mercado estadounidense y para llegar a su destino utilizó las rutas y los servicios de los "marihuaneros" mexicanos.

Ello alimentó de manera feroz el crecimiento de las bandas del narcotráfico mexicanas que, a mediados de los años 90, llegaron a ocupar el vacío dejado por los carteles colombianos desmantelados.

El fortalecimiento de los carteles mexicanos trajo un incremento en los dos efectos colaterales del narco: corrupción y violencia.

Violencia funcional

Los traficantes comenzaron a ejercer la violencia que necesitaban para operar como negocio ilegal: ajustes de cuentas, mantenimiento de la disciplina dentro de la organización criminal, y ejecuciones contra aquellos narcos que invadían los territorios o rutas ajenos.

Narcocorrupción. Ilustración: Watchavato.
Sería un error decir que la corrupción llegó a México con el narcotráfico, pero sí se puede afirmar que la potenció y le dio una dimensión que no había tenido en el pasado

Dos factores fueron clave en el mantenimiento de esta violencia funcional: la existencia de un mediador dentro del mundo del narco - papel que muchos atribuyen a Amado Carrillo, el jefe del cártel de Juárez- y una política de tolerancia del gobierno mexicano el cual, a fin de evitar que la violencia amenazara la estabilidad, permitió operar a los narcos con algunas reglas implícitas.

Estos dos elementos, a su vez, abrieron el camino para el desarrollo de una amplia corrupción que afectó a todas las fuerzas encargadas de su combate, incluido el ejército.

Esta "narcocorrupción" encajaba muy bien con un sistema político autoritario, para el cual el Estado de derecho no era una prioridad y cuyo funcionamiento dependía en buena medida de una corrupción instalada también en otros aspectos de la vida social.

En este sentido, sería un error decir que la corrupción llegó a México con el narcotráfico, pero sí se puede afirmar que la potenció y le dio una dimensión que no había tenido en el pasado.

Esta corrupción se insertó en una cultura de la ilegalidad prevaleciente en la población que persiste hasta la actualidad.

Batalla a la narcocorrupción

Con la llegada del gobierno de Vicente Fox, la política de tolerancia hacia el narco cambió, y se dieron arrestos de varios "capos" de la droga.

Estos procedimientos provocaron una disminución relativa de la corrupción a nivel del gobierno federal, pero también incrementaron los niveles de violencia, al generar desequilibrios entre las bandas del narco.

Policías muertos en México (Foto: Notimex)
La ofensiva contra los carteles ha aumentado los ataques contra los cuerpos de seguridad.
A su vez, ello dio pie a una guerra entre carteles, como la que libró el de Sinaloa contra el cartel del Golfo, desde 2005.

La disminución de la narcocorrupción fue también un efecto de la llegada a la presidencia de un candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), que rompió un monopolio de 71 años en el poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El cambio de mando afectó a algunas redes de corrupción establecidas por el narcotráfico. Paradójicamente, la alternancia política tuvo también el efecto de mover la corrupción del narco a los niveles municipales y estatales.

El gobierno del presidente Felipe Calderón decidió no sólo mantener la política de combate contra las organizaciones traficantes, sino incrementarla de manera sustantiva, mediante una serie de operativos policíaco-militares.

Esta política constituyó, en sí misma, un mensaje abierto a las bandas del narco de que debían parar la guerra que habían iniciado en 2005.

Esta guerra tuvo al parecer una tregua a mediados de 2007, cuando los niveles de la narcoviolencia disminuyeron, según registran algunas fuentes, presuntamente como resultado de un pacto entre los carteles del Golfo y de Sinaloa.

Nueva ofensiva

Sin embargo, a principios de 2008 Calderón lanzó una nueva ofensiva contra la estructura de los carteles - ya no sólo contra su dirigencia, como había ocurrido en el gobierno de Fox.

Vicente Fox
Durante la presidencia de Vicente Fox, la lucha había apuntado a la dirigencia de los carteles.
Ello ha generado una fragmentación de los grandes carteles y un consecuente incremento de la violencia intra-narco, así como un aumento en los ataques contra los cuerpos policiales y el ejército mexicanos.

El escenario actual muestra, en efecto, una disminución importante de la corrupción a nivel federal, aunque no así en los niveles estatales y municipales.

Al mismo tiempo, la narcoviolencia se ha incrementado de manera alarmante, lo cual pone al gobierno de Calderón en el dilema de proseguir con esta "guerra", con el costo en términos de ejecuciones que conlleva, o regresar a una política de tolerancia ya adoptada por los anteriores gobiernos priístas, con el consiguiente incremento de la corrupción.

Sin duda, un dilema de difícil solución.

La violencia policial en la frontera enfrenta a México con EE.UU.

En Ciudad Juárez mueren diariamente seis personas de forma violenta sin que el tema ocupe en los periódicos más espacio del que se dedica a la cartelera o el horóscopo. Lleva siendo así desde hace más de tres años. Pero la muerte de un joven en el cauce del mugroso río Bravo, que separa la peligrosísima Ciudad Juárez, México, de la segurísima El Paso, Estados Unidos, ha provocado la indignación del gobierno de Felipe Calderón, el enfrentamiento bilateral entre México y Estados Unidos, el boicot de los gobernadores a la Cumbre binacional que cada año se celebra entre los dos países y la ira de toda una ciudad.

Aunque la muerte es algo tan cotidiano en Ciudad Juárez como lo son el polvo, el calor o los cactus, el asesinato de Sergio Adrián Hernández de un disparo en la cara ha unido en la rabia al gobierno, la oposición, la Iglesia y las asociaciones de derechos humanos que han puesto el grito en el cielo. Y es que a Sergio Adrián lo asesinaron dos veces . La primera con tres balazos salidos de la Smith & Wesson de un agente fronterizo y la segunda cuando estos mismos policías acusaron de drogadicto y contrabandista a un muchacho de tan sólo 14 años que cometió la imprudencia de lanzar una piedra en el peor lugar del mundo para desafiar a nadie.

“Border Patrol, licencia para matar”, “patrulla fronteriza, asesinos de niños” o “pistolas contra piedras” son frases leídas estos días en la prensa mexicana tras su asesinato a quemarropa. Aunque las versiones sobre lo ocurrido la tarde del pasado martes siguen siendo contradictorias, un video grabado con un teléfono móvil por un testigo dejó clara la brutalidad de los agentes estadounidenses.

Paralelamente ha despertado en la opinión pública mexicana el recelo nacionalistas hacia el vecino del norte, siempre a flor del piel, al descubrirse que el agente pudo introducirse algunos metros en suelo azteca.

En las imágenes en blanco y negro se aprecia como cuatro mexicanos se acercan a una reja para intentar cruzar “al otro lado”. En ese momento, un agente estadounidense intenta interceptar al grupo y logra detener sobre el cauce seco del río a uno de los jóvenes, mientras el resto huye hacia lado mexicano.

Al ver a su compañero capturado, los adolescentes, desde suelo mexicano, lanzan un par de piedras contra el agente quien no duda, a menos de dos metros de distancia, en sacar su pistola y disparar tres veces contra Sergio Adrián.

“El primer disparo le dio en la cintura, el segundo en el brazo y el tercero, cuando iba cayendo, en el ojo izquierdo”, relató después su hermano.

El entierro fue tan humilde como lo era Adrián Hernández. En un ataúd blanco, acompañado de viejas guitarras y decenas de vecinos, el cortejo fúnebre recorrió la ciudad hasta la iglesia de la Medalla Milagrosa.

“Queremos que se haga justicia, ¡era un niño!”, gritaba entre lágrimas su hermana Rosario tocando el ataúd antes de ser sepultado.

“Que pague el asesino”, gritaba otra hermana. Su madre María Guadalupe Güereca se aferraba a la caja y se preguntaba una y otra vez por qué lo mataron. En el panteón sus familiares exigieron lo mismo que EE.UU. demanda cada vez que un gran narcotraficante es detenido: “Que se entregue el asesino a México para que lo juzguen, porque es un asesino, mató a un niño”, exigía su primo.

La versión ofrecida por el sindicato de la Patrulla Fronteriza terminó de caldear aún más los ánimos al señalar que el agente actuó en legítima defensa “porque las piedras son armas”.

El presidente mexicano Felipe Calderón exigió al gobierno de Estados Unidos una investigación “profunda, imparcial y objetiva” que aclare los hechos y termine castigando al culpable del asesinato del joven.

“Nos preocupa este surgimiento de violencia contra mexicanos que, además, se asocia con el surgimiento de otras expresiones antiinmigrantes y antimexicanas en EE.UU.”, dijo Calderón en la semana que tuvo el día más violento de los últimos tres años y medio. El jueves hubo 77 asesinatos en sólo tres puntos de México.

Incluso su mano derecha en el gobierno, Fernando Gómez Mont, habló por teléfono con la Secretaria de Seguridad Interna de EE.UU., Janet Napolitano, para criticar el uso abusivo de la fuerza en contra de los mexicanos y los emigrantes. Los mismos que aportan un tercio (junto al petróleo y el turismo) de los ingresos de ese país.

Y es que llueve sobre mojado. Lo que hasta hace poco era una relación modélica entre dos vecinos con una larga trayectoria de enfrentamientos, ha ido enturbiándose con la misma velocidad que son expulsados o asesinados sus emigrantes.

Primero fue la ley del estado de Arizona que declara delincuentes a los “sin papeles” y después, el 28 de mayo, el asesinato de Anastasio Hernández Rojas, golpeado hasta la muerte en la ciudad de San Diego, Estados Unidos, por un grupo de agentes que lo expulsaban del país después de tener ahí cinco hijos y dos décadas residiendo de forma ilegal en California. Un video, otra vez un video, reveló que hasta 20 agentes golpearon durante más de un cuarto de hora hasta provocarle la muerte cuando se resistía a ser expulsado.

Aunque Ciudad Juárez es uno de los lugares del mundo más fáciles para ser asesinado, hay muertes que unen un país entero . El resto, los más de 25.000 cadáveres que ha dejado hasta el momento la “guerra” contra el ‘narco’ emprendida por Calderón, seguirá ocupando en los periódicos tanto espacio como la cartelera o el horóscopo.

Indocumentados que deseen cruzar la frontera, tienen seis segundos

EEUU califica la violencia en la frontera con México como una amenaza terrorista

La lucha antidrogas en México ha dejado más de 35.000 muertos desde 2006, cuando el presidente Felipe Calderón ordenó la militarización del combate a los narcotraficantes.

El director de Inteligencia estadounidense, el general James Clapper, aseguró hoy ante el Senado que la narcoviolencia en la frontera con México supone una potencial amenaza terrorista para EE.UU., porque el sistema de vigilancia no es “perfecto”.

Durante una audiencia del Comité de Servicios Armados del Senado, Clapper reiteró la postura del Gobierno de EE.UU. de que el narcotráfico y la “prevalencia” de los carteles de la droga en México “son un asunto de interés nacional para ambos países”.

“Claramente toda la situación (en México) es seria”, afirmó.

El senador republicano por Texas, John Cornyn, que respalda un fortalecimiento de la vigilancia fronteriza, preguntó a Clapper sobre si el ingreso de un individuo “con suficiente dinero y suficiente determinación” representa una potencial amenaza terrorista para Estados Unidos.

“Sí señor”, contestó Clapper.

“No creo que la secretaria (de Seguridad Nacional Janet) Napolitano pretende que tenemos un sistema firme y perfecto”, aunque la Patrulla Fronteriza y la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) hacen “una tremenda labor”, subrayó el funcionario.

Asimismo, Clapper consideró que la situación en México es comparable a la que vivió Colombia, en el sentido de que “las tácticas, técnicas y procedimientos utilizados y desarrollados durante un período de 10 ó 15 años” han ofrecido lecciones importantes para la lucha actual.

“Estamos aplicando esa misma respuesta en la medida que el Gobierno mexicano, que es una nación soberana, nos permita que les ayudemos. Y pienso que estamos viendo algún éxito (…) pero es un proyecto en marcha”, aseguró el director de Inteligencia.

Clapper anunció que pronto realizará una visita al Centro de Inteligencia de El Paso (Texas), la Patrulla Fronteriza y otras entidades de la zona para ver de cerca el progreso en la lucha antinarcóticos en la frontera común.

En la audiencia, el mayor general Ronald L. Burgess, director de la Agencia Militar de Espionaje, secundó a Clapper al afirmar que la narcoviolencia “es un asunto de seguridad nacional porque si puedes trasladar drogas, si puedes trasladar gente, puedes trasladar otras cosas que nos pueden preocupar como nación”.

La lucha antidrogas en México ha dejado más de 35.000 muertos desde 2006, cuando el presidente Felipe Calderón ordenó la militarización del combate a los narcotraficantes.

Es difícil vivir en un país tan inseguro como corrupto

LA RESISTENCIA GOLPENDO A UN CAMARÓGRAFO
Tegucigalpa.- Es duro vivir en Honduras, una nación polarizada a punta de mentiras, el que dice la verdad suele ser asesinado sin mucho miramiento, o en el mejor de los casos, sale huyendo del país, tal es el caso de un sacerdote de San Pedro Sula.

Las cosas se complican cuando él que ha hablado es un auténtico patriota, de esos que no existen en la resistencia, por ser estas personas unas enajenadas mentales, les han lavado el cerebro de manera tal, que siguen a un tarado que lo ha demostrado ser en múltiples ocasiones.

Hoy quiero hacer un paréntesis, y hablarles un poco de lo que pasa en estos momentos con mi persona, muchos saben que desde el año 2009 escribo lo que en esté pobre país está pasando, pero esto me ha traído consecuencias últimamente, una de ellas es la intercepción e invasión de mi computadora, lo sé, porque he trabajado en el campo de la computación por más de diez años, tiempo más que suficiente para darme cuenta que algo anda mal, especialmente cuando colocas rastreadores y ellos te indican que están accediendo a tu máquina, en una clara intromisión a mi privacidad.

Sobre esto solo diré que si se vuelve a producir, menudo susto se llevarán los "interesados", quienes sospecho que han de ser sicarios, ya que muchas de las cosas que se han dicho aquí últimamente han sido ciertas, y eso es lo que tratan de evitar toda la bola de corruptos que rodean a Zelaya.

Por años Honduras ha sido cuna de grandes ladrones y corruptos, han demostrado que sólo desean llegar al poder para comenzar a saquear las arcas del estado, jamás para sacar del atraso a nuestro país, que por cierto es como de 200 años.

Todo político que se presente en un estrado sin un plan a ejecutar durante su período presidencial, estará mintiéndole al pueblo, todo tiene metas en la vida, sin ellas es imposible avanzar hacía un mejor mañana.

Los que dicen que crearán empleos y se encuentran en el poder mienten, bien podrían comenzar desde ahora, no se pongan metas estratosféricas de crear fuentes de trabajo de 50,000 plazas o de 100,000 si no que podrían comenzar por crear unos 1000 empleos en este instante que pueden, por el simple hecho de pertenecer al actual gobierno, así le darían la oportunidad de ganarse la vida honradamente a unas 1000 familias.

Ahora les diré que es lo que he notado en estos días, en mi facebook aparecen solicitudes de "amistad" de miembros de la "resistencia" que por cierto no aparecen con su fotografía sino que la foto de su perfil es la del mártir creado, me refiero a Emmo Sadloo.

Si es algo que hacen para que les tema, les puedo garantizar que no me intimidan, siempre he sabido que sus "trabajos" nunca son ejecutados por una persona sino que por un "contingente" melista, ¡que sucio juegan señores!,

He aprendido a perder el miedo, les puedo dar la seguridad que ni al diablo le he de temer mucho menos a simples mortales traidores, esto porque matan a traición ya sea usando esas famosas "motocicletas" de la muerte o secuestrando a las personas.

Les repetiré que si hay algún problema, yo llego todos los martes por la tarde al paseo el Picacho, me gusta meditar sintiendo la presencia de Dios, así que ya saben en donde encontrarme, y por favor no sigan jugando sucio, no sigan enviando invitaciones de amistad, porque de amistad no quieren nada, al contrario, van buscando otra cosa, ya que su odio es muy grande para quien se atreve a decirles las verdades.

Y por esté medio dejo constancia que si algo llegará a pasar, los culpables son los seguidores de Manuel Zelaya y su manda más.

Entre Candela, Schoklender Y El Narcotráfico

Hace unas horas, el parri­cida Ser­gio Scho­klen­der dio varios pasos más para sepa­rarse de Hebe de Bona­fini, del gobierno y en favor de su pro­pia ima­gen y encua­dre polí­tico. Con una frial­dad incom­pa­ra­ble, des­granó poco a poco nue­vas acu­sa­cio­nes para des­nu­dar la gran estafa de las Madres de la Plaza de Mayo y del extra­or­di­na­rio nego­cio en que este gobierno con­vir­tió a los dere­chos huma­nos. Estos sir­vie­ron a Raúl Alfon­sín y a Nés­tor Kir­ch­ner – sobre todo a este último – para mon­tar una de las ope­ra­cio­nes polí­ti­cas más auda­ces de nues­tra his­to­ria moderna, ope­ra­ción que no dudó en encar­ce­lar a cen­te­na­res de per­so­nas, des­guar­ne­cer al País y tra­tar de modi­fi­car a la his­to­ria como método para mane­jar mul­ti­tu­des y argu­men­tar fal­sos valores.

Lo que hoy vivi­mos los argen­ti­nos tiene varias face­tas y con­te­ni­dos. Uno de ellos, digno de estu­dio, es la escasa inci­den­cia elec­to­ral que tiene esta his­to­ria acu­mu­lada con otras que pasan por la corrup­ción – pala­bra que de tan uti­li­zada en estos tiem­pos ha enfla­que­cido sus alcan­ces en vez de acre­cen­tar­los – y el sur­gi­miento de hechos de nota­ble con­te­nido, asom­broso desa­rro­llo y escasa reac­ción popu­lar. Esto último es otro fac­tor digno de ser tomado en cuenta para que algún día poda­mos expli­car la deca­den­cia que nos ago­bia. La misma que ayer impi­dió que a un exi­toso gober­na­dor de Bue­nos Aires y bri­llante gene­ral de la Nación, fuera intro­du­cido, enfermo y mani­fies­ta­mente impe­dido, a los Tri­bu­na­les de Como­doro Py sen­tado en una silla de rue­das y espo­sado. Era Ibé­rico Saint Jean, hoy con­ver­tido en preso político.

Mien­tras el escan­da­loso y com­plejo caso del ase­si­nato de la niña Can­dela Rodri­guez per­mite que la opi­nión pública ingrese en las pro­fun­di­da­des de la cri­sis moral que vivi­mos los argen­ti­nos, en deter­mi­na­dos nive­les del poder se uti­liza esta muerte con ase­si­nos que per­ma­ne­cen en la nebu­losa para medir el deve­nir polí­tico de los pró­xi­mos días con miras a las elec­cio­nes. El kir­ch­ne­rismo busca con­tro­lar las noti­cias y su desen­lace dudoso para limi­tar las posi­bi­li­da­des elec­to­ra­les del hoy gober­na­dor y can­di­dato a la reelec­ción, Daniel Scioli en cuyo terri­to­rio ocu­rrió este hecho, con el objeto de que sus votos no sobre­pa­sen los que Cris­tina Fer­nán­dez de Kir­ch­ner espera obte­ner en octu­bre con o sin fraude. Con­cu­rren­te­mente, Cris­tina y su pequeño grupo de ase­so­res pri­vi­le­gia­dos no desea un pode­roso gober­na­dor de Bue­nos Aires, en tanto éste oscila entre sus fide­li­da­des y la con­cien­cia de que llegó al límite tole­ra­ble de su aca­ta­miento al poder cen­tral. El 2015 se levanta peli­groso en el hori­zonte y alter­na­ti­va­mente se acerca y se aleja de todos los pro­ta­go­nis­tas de este difí­cil esce­na­rio. Toda­vía, su cen­tro está ocu­pado por el cadá­ver de la niña y todas las alter­na­ti­vas – todas repe­ti­mos – están rodea­das del moderno fla­gelo de la droga y su comer­cia­li­za­ción, de malos poli­cías com­pra­dos con parte de sus divi­den­dos, otros deli­tos clá­si­cos del con­ur­bano bonae­rense cada vez más inha­bi­ta­ble y una cre­ciente vio­len­cia que hace que la pala­bra anar­quía aflore cada vez más seguido en los aná­li­sis. Scioli lo sabe y tam­bién Cris­tina y ambos no tole­ran que día a día ellos dos son más competidores.

En otra punta de este mapa prin­goso se ubica el caso Scho­klen­der. Este per­so­naje, que no ha dudado en man­te­ner en pri­vado un pesado diá­logo con el juez Oyar­bide a quien ame­nazó de muerte en caso de que su escaso entu­siasmo se tra­duzca en deci­sio­nes des­fa­vo­ra­bles para su per­sona, no deja de tras­lu­cir en las pan­ta­llas de tele­vi­sión que es su pro­pio abo­gado y que no dudará en arras­tra a la misma Cris­tina si fuere nece­sa­rio para sal­varse o salir lo mejor parado del escán­dalo que pro­ta­go­niza. Incluso dejó a su her­mano al garete aun­que en la tele­vi­sión intenta mos­trar algo pare­cido a un sen­ti­miento fra­terno. Nada más que parecido.

Hay muchas más cosas que se mez­clan en este marasmo como en un cali­dos­co­pio malo­liente. López, el Secre­ta­rio de Obras Públi­cas, emerge de los argu­men­tos de Scho­klen­der como un fun­cio­na­rio com­pro­me­tido en coimas y fal­tas a los debe­res de fun­cio­na­rio público. Hasta ahora nada dijo en su des­cargo y tam­poco el Dr. Bar­ce­sat acu­sado de ganar un millón de pesos por año “sólo por no hacer nada”. El pro­fe­sio­nal, des­ta­cada figura de la izquierda, tran­sita como muchos otros de sus mis­mas ideas por la cuerda floja de las ape­ten­cias cre­ma­tís­ti­cas opues­tas a los prin­ci­pios que dicen defender.

Incon­mo­vi­ble, el parri­cida avanza todos los día un pequeño paso que lo coloca cada vez más en el terreno polí­tico. Ya se llevó puesta la ban­dera de los dere­chos huma­nos que Cris­tina se empeña en defen­der, en tanto Hebe debió cederle a Estela Car­lotto el puesto de las pre­fe­ren­cias kir­ch­ne­ris­tas lo que podrá durar hasta que se des­cu­bran las andan­zas de sus hijos y otros parien­tes bene­fi­cia­dos eco­nó­mi­ca­mente por el ofi­cia­lismo al que sirve. Según parece, en el lejano pasado de la Gue­rra Revo­lu­cio­na­ria hay una muerte que podría gene­rarle complicaciones.

Mien­tras tanto, el cali­dos­co­pio se mueve sin pausa. El nar­co­trá­fico pasa de Can­dela a los vue­los de los cos­to­sos avio­nes com­pra­dos por Ser­gio quien como si fuera un anti­guo “mecano” o un eterno rom­pe­ca­be­zas, debe ejer­cer su memo­ria para no “pisarse”, no con­tra­de­cirse y no caer en la trampa de algún perio­dista inte­li­gente o de cual­quier otra per­sona que inter­venga en esta madeja. El parri­cida se per­cata de la com­ple­ji­dad de todo esto y quie­nes saben de estas cosas, ase­gu­ran que una carta fuerte que ya fue anti­ci­pada a medias, será la de los hijos de Hebe de Bona­fini, la diri­gente que montó su poder polí­tico sobre el dolor de madres que no supie­ron con­te­ner a sus hijos revo­lu­cio­na­rios. Hebe gritó a los cua­tro vien­tos que los suyos habían muerto pero nunca aclaró ni como ni cuando. Esto pro­vocó ver­sio­nes que incluso se pusie­ron en boca del ex marido de la matrona iras­ci­ble. Ahora sería Ser­gio se encar­ga­ría de acla­rar este asunto y así, no son pocos los que espe­ran que relate que ambos ex gue­rri­lle­ros están vivos en Europa, más pre­ci­sa­mente en París de donde via­ja­rían con bas­tante perio­di­ci­dad a Madrid, España, para aten­der, nada más y nada menos, que las cuen­tas secre­tas que con millo­nes de euros su mamá habría acu­mu­lado con lógico secreto. Incluso que­da­ría para la pes­quisa algún viaje por Ita­lia – Ale­jan­dra, su her­mana, sería la encar­gada de admi­nis­trar el millón de euros guar­dado en La Habana – pero el caso es que Ser­gio tiene que cui­darse muy mucho pues podría que­dar incurso en deli­tos conexos.

De todos modos, la ame­naza de abrir su boca ya flota en el aire peca­mi­noso del escán­dalo. En algún lugar, dicen, exis­ti­ría amplia y jugosa docu­men­ta­ción que sería algo así como un rease­guro ante cual­quier even­tua­li­dad, sobre todo una vez que se agote o dis­mi­nuya la expec­ta­tiva que inau­gu­ra­ron sus rela­tos que con toda lógica – y esto es lo que quiere la Casa Rosada – se des­gas­ta­rán pau­la­ti­na­mente a medida que gene­ren can­san­cio en la volu­ble opi­nión publica de los argen­ti­nos. Mien­tras Hebe guarda silen­cio y no se defiende, Ser­gio ase­guró que lo quie­ren lle­var a pri­sión para evi­tar que hable, pero obvia­mente, esto último sólo sería posi­ble si muere.

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