Obama presionará para que se promulgue una ley de inmigración
Por Laura Meckler
WASHINGTON—El presidente Barack Obama viajará a Texas el martes para argumentar que su gobierno ha trabajado duro para proteger la frontera y que ha llegado la hora de que el Congreso lidie con los 10,8 millones de personas que ya se encuentran ilegalmente en Estados Unidos.
También sostendrá que quienes se preocupan por el asunto necesitan intensificar la presión sobre el Congreso para que actúe, algo en lo que ha insistido en privado en una serie de reuniones con ejecutivos empresariales, líderes evangélicos y celebridades hispanas.
Muchos activistas acusan a la Casa Blanca de no tener el asunto entre sus prioridades y el discurso del martes es un intento, en parte, por desviar la atención a los republicanos que están bloqueando la acción.
Muchos republicanos y algunos demócratas se oponen a las medidas que Obama favorece, por las cuales se abriría una vía para la ciudadanía de algunas personas que entraron a EE.UU. ilegalmente, diciendo que ello recompensaría la violación de la ley. Los oponentes también sostienen que no se ha hecho lo suficiente para asegurar la frontera con México. La Casa Blanca afirma que ha desplegado más efectivos en la frontera sudoeste que nunca y que ha perseguido a los empleadores que contratan trabajadores indocumentados.
El gobierno también ha deportado una cantidad sin precedente de inmigrantes indocumentados, lo cual ha airado a activistas hispanos. Los funcionarios federales dicen que las deportaciones de inmigrantes indocumentados alcanzaron un récord de 392.000 en el ejercicio fiscal 2010.
Con la esperanza de superar el estancamiento político, Obama ha realizado reuniones privadas con figuras políticas como el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg; líderes empresariales como John Engler, presidente del Business Roundtable; y líderes religiosos como Leith Anderson, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos.
Aunque las perspectivas legislativas de un proyecto de inmigración son exiguas, los imperativos políticos para Obama y su partido son enormes. Obama y los demócratas necesitan el fuerte apoyo de la comunidad hispana en 2012, pero el presidente tiene poco para mostrar en aval de su promesa de aprobar leyes que den a algunos inmigrantes indocumentados la oportunidad de obtener la ciudadanía. Los partidarios de ello nunca estuvieron cerca de aprobar un paquete integral de inmigración cuando los demócratas controlaban la Cámara de Representantes y el Senado por márgenes holgados. También fracasaron en su intento de promulgar el llamado Dream Act, una iniciativa que daría estatus legal a algunas personas traídas a EE.UU. de manera ilegal en su infancia.
En la cámara baja, el representante Lamar Smith (republicano de Texas y presidente del Comité Judicial), quien se opone a la postura de Obama en materia de una ley, planea presentar una iniciativa sobre aplicación de la normativa migratoria. Algunos funcionarios de la Casa Blanca creen que podría convertirse en un vehículo para que los senadores aprueben leyes de mayor agrado para los demócratas.
Pero funcionarios de la Casa Blanca dicen que sus probabilidades para alguna clase de proyecto de ley son pocas sin presión externa. "Si hacemos bien esto, uno oirá un mayor sentido de urgencia de la gente a la que (el presidente) ha estado hablando", dijo un funcionario del gobierno.
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